Koldobika MESO, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
La aparición y posterior desarrollo de Internet ha supuesto el igualar las oportunidades y los procesos que antes distanciaban a la poderosa prensa de gran alcance de la modesta prensa de proximidad, y esto es así, tanto por posibilidades de acceso a fuentes de documentación importantes como por oportunidad de llegar a receptores de cualquier parte del mundo. Tal y como ejemplariza Juan Maciá Mercadé (2001), “un exportador de la vega murciana en Marruecos, un segoviano de turismo en Egipto, un ganadero en viaje de negocios en Australia, un manchego exportador de vinos en Londres o un agricultor de El Ejido en Alemania, igual pueden visualizar desde el lugar donde se encuentren, las versiones on line de El País, ABC o El Mundo que las del semanario La prensa de Cieza; el diario El Adelantado de Segovia, El Periódico Merindades de las localidades de Espinosa de los Monteros, Medina de Pomar, Trespaderne y Villarcayo; la publicación Noticias de Albacete o la versión digital de La Voz de Almería”. “La experiencia demuestra que los medios locales en la red más que reducir sus ventajas frente a otros, las aumentan, pues al superar las barreras de la distribución amplían su audiencia (...). Además, se añade una función a este medio, la de servir como ventana al mundo del espacio geográfico al que sirve, pudiendo atraer desde turistas hasta inversores”, apunta Alicia Martínez Juan (2003).
Se trata de dar respuesta a la paradoja de que la globalización ha traído consigo una revalorización de lo local como forma de protección de la identidad propia. Francisco Estupiñán Bethencourt (2001) afirma que “esta es una tendencia creciente frente a la desaparición del concepto espacial y la convergencia de las diversas concepciones superestructurales en un modelo dominante, fundamentado en la cultura audiovisual norteamericana”.
De este modo, tal y como recoge Xosé López (2000), “global y local constituyen las dos caras de una misma moneda, la que simboliza el hipersector de la comunicación. En esta era de lo global y de lo local, que algunos autores denominan de lo glocal -global y local a la vez-, los medios de comunicación viven un proceso de cambio constante”. Y ese proceso de cambio se dirige a satisfacer una demanda de conocimiento que sepa combinar la información y la comunicación sin fronteras con los contenidos de la realidad más próxima.
Ahora bien, ello entraña grandes responsabilidades, tal y como señala Fabiola Morales Castillo (2001). “Si la prensa regional puede llegar al mundo, es decir, formar parte de la comunidad global, significa que también puede llevar la región y la imagen de la región a cualquier rincón del planeta; gran responsabilidad, pero también grandes posibilidades para la prensa de provincias”.
Inicialmente, las pretensiones de los periódicos regionales son más pequeñas que las de los diarios nacionales. Los elevados costes del papel así como el reducido mercado publicitario regional unido al difícil acceso al mercado publicitario nacional, son algunos de los obstáculos a los que han de hacer frente y que en ocasiones les imposibilitan el poder ofrecer productos más atractivos para sus audiencias (aumento de paginación, inserción de cuadernillos, etc.). Internet no sólo les facilita la posibilidad de ofrecer una mayor documentación y contexto, sino productos atractivos dirigidos a audiencias claramente definidas.
El microchip, el gran aliado
La revolución digital en la que estamos inmersos desde hace tiempo supone un reto más no sólo para los grandes periódicos diarios sino también para la prensa cercana y local, que lejos de ser una desventaja, constituye una oportunidad para ponerse a la altura de los demás medios, de forma más rápida, atractiva, eficaz e interesante. Tal y como afirma Xosé López (2001), “los retos que plantea este nuevo escenario no sólo afectan a las iniciativas globales y a los profesionales del periodismo que trabajan en ellas, sino también a las locales, porque global y local constituyen una doble y simultánea tendencia de la comunicación. Las nuevas tecnologías, que se actualizan constantemente desde hace más de veinte años, no sólo multiplicaron los espacios globales, sino también los locales. Se trata de una nueva realidad que debe tenerla en cuenta cualquier medio que desee tener futuro en la nueva era”.
Como ya señaló hace bastantes años Juan Maciá Mercadé (1987), el microchip ha sido el gran aliado de la prensa cercana y local. Y no sólo para potenciar la información tradicional en una versión digital, sino para alumbrar nuevas formas de aplicar el principio de “piensa global, actúa local”.
La masiva presencia de diarios locales en la red evidencia un cambio en la estrategia de las empresas que actúan en los mercados locales. Tal y como apuntan López García y Neira Cruz (2000), “todo parece apuntar que la mundialización aconseja la intervención en los nuevos escenarios de la comunicación. Y, ante estos procesos, nadie parece querer quedarse atrás. En pocos años, los diarios en papel no sólo aprovecharán la red para la elaboración y planificación de sus contenidos, sino que prepararán productos interactivos para aprovechar todas las posibilidades que ofrecen las tecnologías actuales”.
El auge de Internet ha impulsado a muchas empresas editoras de periódicos locales ha desarrollar y mantener una página web. Tal y como recoge Xosé López, “es hacia 1995 cuando comienza un periodo que se caracteriza por el crecimiento considerable del número de publicaciones en la red, que cambia el mapa de medios, anuncia el interés de la mayoría de los diarios locales por incorporar ediciones digitales y confirma el interés de muchos actores (empresas de distintos sectores, organizaciones, asociaciones...) por colocar contenidos informativos en la red” (López, 2004).
La mayoría busca mejorar su imagen, aunque se plantea, en un futuro no lejano, hacer un uso más comercial de lo que, en un primer momento, no va más allá de ser una experiencia piloto. Muchas publicaciones pequeñas han llegado a Internet sin saber muy bien cuál es el cometido del nuevo producto. Tan sólo utilizan su presencia en Internet para proyectarse más allá de su lugar de origen. De ahí que sea habitual, si bien cada vez menos, la no renovación del diseño, una oferta que no actualiza constantemente los contenidos y consumir productos muy similares a los que difunden en papel.
Las nuevas tecnologías no sólo posibilitan la globalización; paralelamente, están permitiendo la multiplicación de los espacios locales de comunicación. Esta sobreposición entre lo global y lo local se está revelando como característica básica de la nueva escena resultante de la convergencia entre telecomunicaciones, informática y las industrias de contenidos. De esta forma, y frente a aquellos que auguran la desaparición de lo autóctono o peculiar frente a una mayor penetración de lo foráneo, “también se está dando el proceso por el cual cada vez son más las iniciativas de cultura y comunicación nacidas y para un ámbito local, las cuales, gracias a las posibilidades de mundialización e inmediatez de los nuevos medios, llegan al mismo tiempo a su destinatario natural -situados a escasos metros de distancia- y a su destinatario potencial -el cual también se encuentra a escasos metros por el tejido de la red pero a miles de kilómetros de lejanía física y cultural”, apuntan los anteriormente mencionados López García y Neira Cruz. Cada vez cobra más fuerza el neologismo “glocal”. De esa relación sale reforzado lo local, que cada vez despierta más interés y cuenta con mayor audiencia.
El gran desafío de los diarios en papel, en esta apuesta por lo local y lo global, reside en que la red, al mismo tiempo que ofrece a los medios la oportunidad de llegar a todas las partes de manera inmediata, no se convierta en un competidor potencial y altamente peligroso de las ediciones impresas del mismo medio. Por ello, se impone la necesidad de ofrecer productos claramente diferenciados y adecuados a cada soporte, sin dejar de lado que la calidad y la credibilidad son cuestiones importantes no sólo para cumplir con el rigor periodístico, sino también para ocupar un lugar preferencial en la red.
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