X. ORUE-ETXEBARRIA
I. YUSTA
J. ARTARAZ
P. P. GIL
E. MADINA
J. I. BACETA
J.M. MINTEGUI
Resumen
Se describen por primera vez en el País Vasco hornos de reducción de hierro del tipo de las ferrerías de monte (haizeolak), gracias a los hallazgos realizados a lo largo de más de tres años de investigación, en el término de Galdakao (Bizkaia). Se trata de estructuras o cubetas de gran tamaño, excavadas en zonas de ladera, de forma troncocónica-piriforme y que, por su parte inferior, comunican con el exterior a través de un canal.
Introducción
No se sabe en que época se establecieron las primeras haizeolak en el País Vasco, pero sí sabemos que la metalurgia del hierro se desarrolló en él, al menos, desde mediados del primer milenio a.C. Se han encontrado diferentes elementos de hierro utilizados en la agricultura, en la fabricación de armas o en la construcción, que proceden, principalmente, de yacimientos guipuzcoanos (Basagain, Intxur, Munoaundi, Buruntza, etc.) y que han sido datados en fechas anteriores al comienzo de nuestra era (San José, 2005). Los hornos de reducción de mineral de hierro más antiguos que se conocen en nuestro país, están relacionados, generalmente, con asentamientos de época romana y su datación está comprendida entre los siglos I a IV d.C. Se trata de hornos ovalados o circulares en planta, excavados en tierra, con una capacidad de carga mucho menor que los que aquí describimos y que se han encontrado en las excavaciones realizadas en Aloria, Forua, Ilso Betaio, Pantano de Oiola, Arbiun, etc.
Por lo que respecta a las ferrerías hidráulicas, una de las citas documentales más antiguas que se conoce en Europa, es la de Estiria (Austria), en 1135. De acuerdo con los trabajos consultados, parece que esta técnica se implantó en nuestra tierra en la segunda mitad del siglo XIII o a comienzos del XIV. A finales del siglo XV o comienzos del XVI, en Galdakao había, al menos, 5 ferrerías hidráulicas: en Gumuzio, Usúnsolo (Usánsolo), Urgoitia, Zuazo y Aperribai. Una vez establecidas estas ferrerías, no todas las haizeolak dejaron de funcionar, ya que según VILLAREAL de BERRIZ (1775), a finales del XVI aún se trabajaba el hierro a mano en varias localidades de Guipúzcoa.
Contexto geológico
Los materiales sedimentarios que afloran a lo largo del Anticlinal de Bilbao consisten, fundamentalmente, en rocas de edad Cretácico inferior (entre 100 y 125 millones de años), englobadas en lo que en la literatura geológica se conoce como Complejo Urgoniano. Este conjunto de rocas, que normalmente sobrepasa los 2000 m de espesor, se formó en una zona marina en distensión, que en profundidad registraba una importante actividad magmática e hidrotermal, y que en zonas superficiales produjo emisiones sulfurosas, pequeños volcanes fisurales y una circulación activa de aguas enriquecidas en metales.
Los principales yacimientos de hierro de este Anticlinal serían fruto de un remplazamiento de las calizas urgonianas, a partir de fluidos calientes ricos en metales (Fe y Mg), que dió lugar a una mineralización primaria en forma de grandes masas de siderita (FeCO3) y ankerita (Ca(Fe,Mg)(CO3)2). La removilización de la siderita produjo el relleno de fracturas, generalmente de dirección ONO-ESE, dando lugar a mineralizaciones filonianas. En una etapa posterior y por procesos supergénicos, las mineralizaciones primarias se alteraron dando lugar a las mineralizaciones secundarias de óxidos e hidróxidos de hierro (hematites, Fe2O3 y goethita, FeOOH).
Los yacimientos metálicos más ricos y mejor conocidos del Complejo Urgoniano se sitúan en los Montes de Triano, Galdames y Bilbao, aunque al sureste de esta villa existen infinidad de yacimientos de pequeño y medio volumen. Concretamente, en el término municipal de Galdakao se reconocen más de una veintena de tal tipo de yacimientos, de los cuales los más importantes se localizan entre Usánsolo y la zona de Torrezabal, y otros en el barranco de Lekubaso. En la vertiente norte del municipio, a lo largo de las laderas que descienden de la Sierra de Ganguren, y en la zona de Erletxeta, Kortederra, se reconocen asimismo diversos yacimientos de pequeñas dimensiones encajados entre sucesiones de areniscas y lutitas, en los que además de hierro se llegaron a explotar menas de plomo, zinc y cobre. Al igual que en los Montes de Triano, Galdames y Bilbao, la explotación intensiva de la mayoría de los yacimientos ubicados en los alrededores de Galdakao se produjo durante los siglos XIX y XX, principalmente en forma de grandes labores a cielo abierto (Mehatzeta) y galerías (Aperribai). No obstante, la presencia de numerosos vestigios de laboreo y procesamiento superficial de pequeña magnitud en zonas alejadas y/o de difícil accesibilidad, y más particularmente de haizeolak, atestiguan que el aprovechamiento de los minerales de hierro, probablemente hematites, se inició con varios siglos de anterioridad.
Características de las haizeolak
Después de revisar los restos de las numerosas ferrerías de monte encontradas en Galdakao, podemos mencionar una serie de características que atañen a su localización. Siempre se encuentran encajadas en zonas de ladera, con una pendiente no demasiado fuerte y, en la mayor parte de las ocasiones, están orientadas en dirección a la procedencia de los vientos dominantes de la zona. Todas ellas se sitúan cerca de un riachuelo, arroyo o pequeña corriente que, en algunas ocasiones, no llevan agua en épocas de sequía.
A pesar del tiempo transcurrido, es relativamente fácil encontrar en las proximidades de las haizeolak pequeñas explotaciones superficiales de mineral de hierro, galerías o cavidades más o menos profundas y rudimentarias, pero también, en algunas ocasiones, grandes explotaciones a cielo abierto o galerías con una gran extensión, que se han explotado hasta épocas relativamente recientes. Hay otro detalle a tener en cuenta y es el de la toponimia. A pesar de todos los cambios y pérdidas que han afectado a los nombres, en la mayor parte de los casos, las haizeolak se encuentran en zonas cuyo topónimo incluye el afijo -ola. En Galdakao hemos encontrado ferrerías de monte en Artola, Jaurola, Padarrola (Padrola), Lupola (Lupaola), Lekondiola, Olaeta (Oleta), Gomensola, Antzuola, Olazarreta, Olagorta, Azuola, etc.
Fig. 1. Ferrería de monte de Isasi (Elexalde), con la pared anterior derruida. |
Fig. 2. Ferrería de monte de Gomensola en la que se aprecia la parte interna de la cubeta: A) canal, B) banda de 50 cms, C) crisol relleno de sedimentos. |
Otro detalle característico de estos hornos es la abertura “tipo parábola” (Fig. 3) que presenta encima del canal y que, a pesar de la distancia y diferentes condiciones climáticas y geomorfológicas, tiene mucha semejanza con un horno de reducción excavado en la llanura de Bandiagara, en Mali (PERRET et al. 2005).
Resultados
Después de más de tres años de investigación y alrededor de cien salidas de campo, hemos encontrado, en Galdakao y zonas limítrofes, más de treinta haizeolak, incluyendo escoriales, hornos de reducción y escorias sueltas. Si bien estas ferrerías de monte se localizan por todas las zonas de Galdakao, hay que decir que el mayor número de ellas se encuentra en los alrededores de los yacimientos más grandes que, a su vez, suelen estar relacionadas con los afloramientos de calizas urgonianas. En los trabajos existentes hasta ahora, cuando se hablaba de ferrerías de monte únicamente se referían a escoriales y además se solía indicar que desgraciadamente no se habían podido realizar hallazgos en relación a las instalaciones que los produjeron (ETXEZARRAGA, 2004). En este caso, se trata del primer hallazgo descrito en el País Vasco de los hornos de reducción de tales instalaciones.
Hay que señalar que, a pesar del gran número de hallazgos, es muy difícil encontrar juntos o próximos entre sí, hornos de reducción y escoriales o escorias, y ello se debe a diferentes motivos. Por un lado ha habido una tendencia natural a tapar estas cubetas por el peligro que representaba para personas y animales. Por otra parte, la abertura de pistas y la roturación salvaje de los montes en los últimos años está destruyendo todo tipo de restos arqueológicos. Además, las escorias de los escoriales han sido reutilizadas tanto para el arreglo o empedrado de caminos antiguos, así como en ferrerías hidráulicas o en altos hornos (BOUTHIER, 1982) debido a su alta riqueza en hierro. A pesar de todo, hay tres casos en los que hemos encontrado escorias delante de los hornos y otro, en el que ha aparecido una escoria en su interior. Lo que sí hemos encontrado en casi todos los hornos, son inclusiones y concentraciones locales de escorias de hierro (magnéticas) formando pequeños nódulos en la arcilla endurecida de la pared.
Fig, 3. Parte anterior de la ferrería de monte de Gomensola. A) abertura tipo parábola, B) canal, C) losas de arenisca. |
Mineralogía y composición química
La mineralogía y el quimismo de unas 50 muestras, se ha establecido mediante difracción y fluorescencia de rayos X respectivamente.
Este estudio ha permitido diferenciar dos grupos de muestras. Por un lado, los restos ricos en minerales de hierro que forman las escorias del proceso de producción del hierro y por otro, los materiales silíceos procedentes del calentamiento con fusión parcial y recristalización, de materiales utilizados en la construcción de los hornos.
a) Muestras de escorias: La mayoría de las muestras corresponden a escorias de fayalita (Fe2SiO4) - wustita (FeO), con cantidades menores de una espinela tipo hercinita (FeAl2O4) o magnetita (Fe3O4). Se observa que en algún caso no aparece la wustita, y aunque la magnetita y la hercinita son comunes, solamente en una muestra aparecen los dos minerales juntos. A pesar de que en tres de las muestras estudiadas se detecta a simple vista la presencia de hierro metálico (Fe), por difracción se ha determinado solamente en una de ellas. Como minerales minoritarios podemos encontrar, cantidades pequeñas de hematites (Fe2O3) y/o cuarzo (SiO2).
b) Materiales silíceos: En este grupo, además de componentes vítreos, los minerales del grupo de la sílice son los más representativos. En general el cuarzo (SiO2) es predominante, aunque en muchas de las muestras aparecen cantidades menores de sus polimorfos de alta temperatura, cristobalita (SiO2) y con menos frecuencia tridimita (SiO2), que puede ser localmente mineral mayoritario. Otras fases que podemos encontrar, en cantidades pequeñas, son la mullita (Al6Si2O13), hematites (Fe2O3) y excepcionalmente corindón (Al2O3).
En general, las escorias de fundición de hierro recogidas son de colores oscuros a negro, presentan morfologías fluidales en superficie y están integradas por diversas capas de coladas irregulares soldadas. Además, se han encontrado otro grupo de escorias más compactas, sin estructuras fluidales y, de forma minoritaria, un tercer grupo de aspecto irregular con texturas oquerosas en el interior y restos de carbón vegetal dispersos. Las escorias se caracterizan por su alto contenido en Fe (entre 58,6-80,0% de FeO), y cantidades inferiores de SiO2 (13,2-32,9%) y Al2O3 (0-6,05%). Esta composición es coherente con la mineralogía rica en fayalita, wustita y hercinita. También hemos detectado cantidades menores de Mg, Na, K y Ti, que pueden ser incorporados a la escoria a partir de minerales accesorios en la mena empleada, las cenizas del carbón vegetal utilizado o bien como contaminación del suelo arcilloso o materiales de construcción de las paredes del horno.
Por lo que respecta a los materiales de las paredes de los hornos, hemos encontrado fragmentos de roca arenisca y mortero arcilloso, que muestran aspecto inequívoco de calentamiento a altas temperaturas, y aparecen cubiertos por sucesivas capas de vidrio silíceo tanto en superficie como en grietas irregulares. Estas muestras son muy ricas en SiO2 (61,8-88,6%) y Al2O3 (5,4-19,1%) y aparecen coloreadas con tonos rojizos, verde oscuro o negro, probablemente dependiendo del contenido en Fe (por lo general inferior a 10% Fe2O3). Finalmente, delante de la haizeola de Isasi (Elexalde), junto con una escoria negra rica en hierro, se ha encontrado un fragmento de escoria vítrea, de color azulado, baja densidad y con 6,4% en CaO, que interpretamos como un resto de la posible reutilización de la instalación como calero.
Conclusiones
A partir de los datos de campo, así como de los resultados mineralógicos y químicos obtenidos en el laboratorio, parece evidente que las estructuras estudiadas se corresponden con hornos de reducción relacionados con ferrerías de monte (haizeolak).
Referencias:
Bouthier, A. (1982).- Donées nouvelles sur l’utilisation du minerai de fer dans le Nord-Ouest de la Nievre à l’époque Gallo-Romaine. Éditions du CNRS, 139-156.
Etxezarraga, I. (2004).- Paleometalurgia del hierro en el País Vasco Cantábrico: las haizeolak. Un estado de la cuestión. Munibe (Antropología-Arqueología), 56: 87-104.
Pelet, P.-L. (1973). Fer, charbon, acier dans le Pays de Vaud, vol.1. Les sources archéologiques, Lausanne.
Perret, S. et al. (2005).- La métallurgie de Fiko, Kéma et Kakoli: un premier bilan des interventions archéologiques et de l’approche en laboratoire. SLSA-Jahresbericht: 1-14.
San José, S. (2005).- Los inicios de la metalurgia del hierro en la protohistoria de Guipúzcoa. I Congreso Internacional de Paleosiderurgia y recuperación de patrimonio industrial. Hierro, Historia y Patrimonio. Inasmet: 65-76.
Villareal de Bérriz, P. B. (1775). Extractos de la juntas generales celebradas por la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País. 67-70.
Agradecimientos:
Los autores agradecen a los Dres. Humberto Astibia y Estibaliz Apellaniz la
revisión crítica del texto. Por otra parte, en una investigación
de este tipo es muy importante el trabajo de campo y en este apartado queremos
agradecer la inestimable ayuda prestada por Eugenio Urquiza, José Manuel
Lasa, Aitor Barrenetxea, Angel Bravo, Jon Zarandona, Gilen y Aitziber Bernaola,
Koldo Tellería, Nemesio Jáuregui (fallecido), Tomás Madina
y Simón Sautua, entre otros, así como las facilidades dispensadas
por los responsables de “MAXAM” (antigua “Dinamita”).
Del mismo modo no podemos olvidar la paciencia y eficacia mostrada por Arantza
Isasi, Saioa Etxebarria y Mari Fe Rivas, de la Biblioteca General de la UPV/EHU,
en la ayuda prestada para conseguir documentación relacionada con el
tema. Finalmente, las fotos que aparecen en las figuras se deben a Cirilo
Dávila y Humberto Astibia.
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