Lo que el visitante no veEscuchar artículo - Artikulua entzun

Maider SILLERO ALFARO
Fotografía: Maider SILLERO ALFARO

Cualquier visitante que se acerque hasta el Aquarium de San Sebastián tendrá la oportunidad de contemplar las más de 140 especies que están en exposición, entre las que hay peces, invertebrados y reptiles (dos tortugas). Cada especie en su acuario, bien alimentadas y cuidadas. Pero es difícil imaginar cómo se trabaja por detrás para que todo esté en perfecto estado. Es lo que el visitante no ve, pero realmente donde se hace gran parte del trabajo. Para saber más sobre esa zona desconocida hemos estado con la directora del Departamento de Biología de Aquarium, la doctora Amalia Martínez de Murguía y con Débora-Lee Herrero. Ellas han sido nuestras guías por los entresijos del Aquarium.

En estos momentos son 7 personas las que trabajan en el Departamento de Biología, que a su vez se divide en tres secciones: laboratorio y cultivos auxiliares, cuarentenas y exposiciones, es decir, lo que está cara al público. La labor del equipo de biólogos es mantener las especies del Aquarium en óptimas condiciones. Esto que a simple vista parece tan sencillo es una tarea laboriosa, pero sobre todo, minuciosa.

Nuestra visita comienza en la zona de cuarentenas, que es donde se inicia todo el proceso. Las cuarentenas se preparan para recibir a los peces que llegan hasta el Aquarium, ya que no hay ni un solo pez en exposición que antes no haya pasado por esta sala. La cuarentena es un proceso complicado, pero de vital importancia porque es donde se consigue que los peces se aclimaten, se acostumbren al alimento que se les va a dar, y también donde se les desparasita, se les cura las heridas... y solamente cuando el pez está en óptimas condiciones puede pasar a la exposición. Para ello previamente hay que haber preparado el acuario de la exposición, tarea complicada porque requiere equilibrar el agua de los acuarios con el de las cuarentenas para que tengan similitud de parámetros y condiciones.

La zona de cuarentena se divide en varias salas. La primera que nos muestran las biólogas del Aquarium es la sala donde están las especies más pequeñas y delicadas. Entran en esta zona las especies a las que les hace falta algún tratamiento y las especies que acaban de llegar. Pero lo curioso de esta zona es que también se utiliza para realizar la reproducción de medusas y el cultivo de la artemia, es decir, el alimento vivo que se les da a las medusas o las larvas de pez, como por ejemplo los caballito de mar recién nacidos.

Todos los días preparan una cantidad de cistes de artemia. Son una especie de gambas pequeñas que viven en lagos salados y cuando las condiciones son malas se crean los cistes de resistencia como supervivencia. La gente recolecta esos cistes y los acuarios los utilizan como alimento. Al día siguiente de que los biólogos del Aquarium los hayan eclosionado nacen con un tamaño pequeñísimo, apenas apreciable. Entonces se cambian a otro recipiente y en dos días ya están preparados para ser comidos por las medusas. Al lado, en otro recipiente se deja esta misma especie durante dos semanas para que alcancen un tamaño mayor. Y se utiliza para dar de comer a especies tropicales, a caballitos que acaban de llegar etc.

Artemia
Artemia.

El recorrido nos conduce hasta otra sala, la de los cultivos. A diferencia de la sala que acabamos de dejar, esta tiene una temperatura más baja. Aquí se produce otra especie de zooplancton que es todavía más pequeño, el rotífero, y sirve para alimentar a especies que necesitan un tamaño de comida menor. Los caballitos, por ejemplo, al nacer comen rotífero y más adelante se les alimenta con artemia.

Rotífero
Rotífero.

Pasamos a otra sala, la sala de fitoplancton. Aquí se cultivan las microalgas con las que se alimenta el zooplacton (animales muy pequeños de 150 a 500 micras) que a su vez va a servir para alimentar a las medusas y a los corales. Para alimentar a las medusas son necesarias especies vivas que se mantengas en suspensión y puedan atraparlas con facilidad. En definitiva, se realiza una especie de cadena alimenticia. Nos explican que para los proyectos de investigación que realizan (cultivo larvario del verdel, estudios sobre la anchoa...) también es necesario tener siempre alimento vivo debido a que a las larvas al nacer hay que alimentarlas con microalgas y zooplacton.

Precisamente, la siguiente sala a la que pasamos es la sala larvaria donde realizan los proyectos de investigación. Es una sala que alberga varios tanques, ahora vacíos. Normalmente los estudios los hacen en verano, después de que en primavera la mayoría de las especies empiecen a reproducirse; se activan con el calor y en verano dan huevos.

El año pasado estuvieron realizando un estudios de mortalidad y viabilidad del huevo macho y otro de los diferentes estadios de desarrollo en el huevo. En esta sala se tienen a diferentes temperaturas y se observa el diferente crecimiento.

Sala larvaria
Sala larvaria.

La importancia de la cuarentena es que tiene un valor especial ya que se puede probar con nuevas especies antes de pasarlas a exhibición. Dentro del trabajo del Departamento de Biología está el mantener los acuarios (tanto el continente como el contenido) en óptimas condiciones, pero también intentar mejorar las exposiciones. Por ejemplo, ahora trabajan en una nueva especie de medusa tropical que se podrá ver tras la inauguración, en la nueva fase del Aquarium. En la sala de cuarentena completan el ciclo para poder exhibirlas más adelante, pero también reproducen la especie de medusas que ya está en exposición. Para reproducir medusas se realiza el ciclo de la fase asexual. La medusa tiene una fase que es bentónica, en donde es un pólipo que vive pegado a la roca, se realiza una estrobilación y de aquí nacen las medusas. Una vez de que engordan, ya se pasan a la exposición.

Medusas
Medusas.

Pero a parte de controlar la zona de cuarentenas también hay que prestar especial atención a todas y cada unas de los especies que están en exhibición. Diariamente se toman parámetros de la temperatura del agua y de la salinidad y regularmente se hacen analíticas del agua. Se miden los niveles de amonio, nitritos, PH, oxígeno... Para todo ello se utiliza el laboratorio, donde además de preparar los tratamientos para los peces que requieran ser desparasitados o curados, se realizan las necropsias. No podemos olvidarnos de la cocina, lugar donde se prepara la comida de los peces.

Los acuarios también requieren mantenimiento diario: mantener en perfecto estados los filtros, luces, equipos de desinfección... hay que estar continuamente observando y controlando que todo el sistema funciona perfectamente. En este sentido las biólogas recalcan la importancia del departamento de mantenimiento con el que trabajan muy estrechamente.

Pero al margen del trabajo diario también realizan otros proyectos de investigación a largo plazo. Desde 1999 están trabajando con la anchoa: analizando diferentes aspectos como el crecimiento, la inducción a la puesta... Han trabajado también con especies amenazadas como puede ser el caballito de mar. Ahora mismo el Aquarium de San Sebastián apoya, es observador, de un proyecto de investigación del Ministerio de Educación y Ciencia donde participan diferentes centros como es el CSIC de Vigo, el Aquarium de la Coruña, la Universidad de Santiago de Compostela y el Instituto Canario de Ciencias Marinas. Este proyecto trata de conseguir la reproducción de las dos especies europeas de caballito de mar. Con una de ellas ha habido bastante éxito y les han mandado unos ejemplares para que, como promotores del proyecto, los expongan al público.

En principio van a seguir con esa línea de investigación, pero a mediano plazo hay otros proyectos con especies más grandes, con los túnidos, precisamente. Este va a ser un gran proyecto de investigación a nivel internacional para el cual cuentan con centros colaboradores de Japón y California. Pero esto será de cara al nuevo Aquarium que se inaugurará en octubre y con el que vendrán abundantes mejoras, entre ellas las de las instalaciones del laboratorio. La doctora Amalia Martínez de Murguía lleva 14 años trabajando en el Aquarium de San Sebastián, por lo que ya tiene experiencia del cambio del laboratorio en 1998, cuando se mejoró el Aquarium. Nos comenta que aunque en principio la manera de trabajar será la misma, sí van a trabajar con nuevas especies (la mayoría tropicales por lo que será muy colorido), y cada una tiene su complicación y su manera de tratarla. Pero Martínez de Murguía confía en el buen hacer de su equipo para hacer frente a este reto.

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