Breve síntesis del románico alavés
José Javier LÓPEZ DE OCÁRIZ, Dr. en Historia del Arte. Univ. de La Rioja
| “La main à plume vaut la main à
charrue. - Quel siècle à mains!” “La mano que maneja la pluma iguala a la mano que conduce el arado. ¡Qué siglo de manos!”. Del poema de Arthur Rimbaud: “Una temporada en el Infierno”. |
Mi mano se suma a muchas otras manos que rinden homenaje a Dª Micaela Portilla, una mujer que nos ha regalado casi un siglo dedicado a la pluma, la lectura, la docencia, la labor de campo y otra vez a la pluma. Con letra cuidadosa, con términos pensados, con fichas rigurosas, y con citas pacientes, su mano, su cabeza, su corazón, su pluma. La mejor fiel de fechos de la historia alavesa. Escrutando legajos, desempolvando crónicas, hilvanando genealogías, inventariando torres e iglesias, rubricando los datos, desgranando centurias, rastreando caminos. Firme y constante, con la mano en la esteva del arado.
Los surcos del Arte Románico alavés fueron roturados, sembrados, abonados y cosechados con especial cariño por Doña Micaela. Sus reseñas iniciales para algunas Guías (Everest, 1968) o artículos como el del diccionario enciclopédico vasco de Auñamendi (1970) resumiendo el arte en Alava, fueron preparando la tarea. La gran labor de campo desplegada en los sucesivos tomos del Catálogo Monumental (desde el II, de 1968 al IX, de reciente aparición), culminaba en sucesivos estudios de conjunto, plasmados en las importantes “Panorámicas artísticas”, que han ido marcando las características de cada comarca.
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| Virgen del Granado en Albaina. Foto: Angelico Surchamp |
La labor de síntesis, desgranada en múltiples conferencias, se apunta ya en el artículo: “El patrimonio artístico religioso en Alava”, para la I Semana de Estudios de Historia Eclesiástica del País Vasco (1980/1) y culminaba en el detallado estudio: “Arte Románico: Raíces y Evolución” (1984), de la colección “Alava en sus Manos”, o en el rico compendio del arte alavés que prologa el Catálogo de la exposicíón de Mirari (1989). Se redondea así el trabajo previo de variadas monografías sobre las iglesias de Estíbaliz, Armentia, San Martin del Güesal en Maestu, Tuesta, Bernedo, Quilchano, Santa María de Tobera, entre otras, y destacando en particular las múltiples conexiones del arte románico con el Camino Jacobeo en su documentado libro: “Por Alava a Compostela” (1991).
Siguiendo esa tarea, trataré de delinear brevemente el “estado de la cuestión” del arte románico en Alava, o, por mejor decir, de las manifestaciones artísticas enraizadas en las técnicas y en la estética características de los siglos XI al XIII, algunas de ellas mostrando ya atisbos de aires nuevos, y por ello abriendo paso al naturalismo gótico.
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| San Vicentejo. Foto: Angelico Surchamp |
Ya escribí en una ocasión que el arte románico en el País Vasco -y en el caso de Alava sola es lo mismo-, puede compararse a un libro abierto, una página dedicada al siglo XII y la otra al XIII. Si alguien arranca la segunda página y nos limitamos a lo anterior al año 1200, quedará poca cosa: una veintena de monumentos modestos y fragmentarios de arte rural, además de la casi totalidad del románico conservado en San Vicentejo, Armentia y Estíbaliz, que incluso pudieron ser acabados en el momento del paso de un siglo a otro, pues podemos reconocer allí restos del llamado “arte del 1200”.
Aquella segunda página, la del siglo XIII, se nos mostraría cargada de pequeñas iglesias rurales, en bastantes casos aún en un aceptable estado de conservación, pero habiendo sufrido frecuentemente cambios en sus bóvedas o en parte de su estructura. También son muchas las que han sido remodeladas por las nuevas necesidades o gustos artísticos, donde sólo se conserva la portada, un paño de muro con alguna ventana y los canecillos, o incluso tan sólo la antigua pila bautismal.
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| Argandoña. Foto: Miguel Quintas |
Hay un modelo simple de iglesia que se repite en todas partes. Salvo Armentia y Estíbaliz que tienen planta de cruz, el resto coincide en disponer de una nave única, lo que supone una planta rectangular uniformemente estrecha y alargada en dirección este-oeste. Esta planta simple determina un volumen semejante al de un cajón, más frecuentemente cerrado por una cabecera plana, y sólo a veces coronado por un ábside circular. Las naves se cubren con bóveda de cañón, generalmente apuntado.
Da la impresión que el ábside semicircular, minoritario, corresponde a las zonas del sur o a las iglesias en relación más directa con el camino jacobeo. Las más antiguas estructuras, conservadas en ciertas ermitas que a veces no pasan de 40 m2, muestran cabecera plana, siguiendo la tradición de estructuras rústicas prerrománicas. El tipo más habitual de parroquia rural no suele sobrepasar los 100 m2, aunque hay ejemplos tardíos en la Llanada y algunos valles, que alcanzan los 130 m2.
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| San Juan de Marquínez. Foto: Angelico Surchamp |
La portada muestra el rostro expresivo de la iglesia; es el punto más significativo sobre los gustos ornamentales y constituye el mejor índice del nivel artístico, del valor simbólico y de la época de construcción de la iglesia. Las portadas románicas casi siempre abren hacia el costado sur de la iglesia, en el lado derecho de la nave. Vista de frente, la portada se organiza como una fachada tratando de magnificar el vano de entrada, donde se abre la puerta enmarcada en una serie de arcos concéntricos llamados arquivoltas. Hay una diferencia cronológica notable entre los arcos de medio punto (en semicírculo) y los apuntados, más tardíos, pero por cada cuatro apuntadas sólo hay una semicircular.
Hay tres tipos de ventanales: el tipo circular, el tipo estrecho y alargado de las saeteras, que sigue la tradición prerrománica, y por fin el tipo más señalado, que se abre como una bocina para permitir una mejor entrada de la luz, y en general se adorna con columnitas a imitación de las de la portada. A diferencia de las portadas, casi todos los arcos de los ventanales de este tipo son semicirculares y son raros los apuntados. Además debemos tener en cuanta los anexos: pórticos, campanarios, y las pilas bautismales.
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| Oreitia. Foto: Miguel Quintas |
Sin espacio para citar las múltiples funciones de las pequeñas iglesias románicas, recordaremos que ya existían hace mil años, pues el documento de la Reja de San Millán cita por su nombre más de 300, en la llamada "Alava nuclear", aunque deja otra media Alava sin precisar su poblamiento. El archipiélago de aldeas diminutas y próximas, celosas de su personalidad, alcanzaba así en Alava una altísima densidad de iglesias, de las más altas de Europa, y los ejemplos citados del Románico son sus vivos testimonios y siguen aún cumpliendo sus funciones.
Reseña bibliográfica:
PORTILLA VITORIA, M.J., Arte Románico. Raíces y evolución, col. “Alava en sus manos”, t.IV, fasc. 27, Vitoria, 1984, p.41-72.
PORTILLA VITORIA, M.J. (y colaboración de otros autores), Catálogo Monumental. Diócesis de Vitoria, tomos II-IX, C. Ahorros de Vitoria, Vitoria, 1968-2007.
PORTILLA VITORIA, M.J., Una ruta europea. Por Alava a Compostela. Del paso de San Adrián al Ebro, Dip.Foral de Alava, Vitoria, 1991.
LÓPEZ DE OCÁRIZ ALZOLA, J.J.; MARTÍNEZ DE SALINAS OCIO, F., Arte prerrománico y románico en Alava, en “Eusko Ikaskuntza” Cuadernos de la Sección: Artes Plásticas y Monumentales, “E.I.”, vol. 5, San Sebastián, 1988, p.17-79.
LÓPEZ DE OCÁRIZ ALZOLA, J.J., La tête sculptée: miroir d’une société. Etude de la figure humaine dans les églises du Pays Basque: Alava, Biscaye et Guipuzcoa aux XIIe et XIIIe siècles, 2 vol., Villeneuve d’Ascq, Presses Universitaires du Septentrion, 1997.
LÓPEZ DE OCÁRIZ ALZOLA, J.J., Pays Basque Roman, editado en la Colección “La Nuit des Temps” por la editorial “Zodiaque”, La Pierre-qui-Vire, Vauban, 1997.
A.A.V.V., Vitoria-Gasteiz en el Arte (dos volúmenes).El capítulo “Románico”, a cargo de LÓPEZ DE OCÁRIZ ALZOLA, J.J., Ed.: Eusko Jaurlaritza- Gobierno Vasco, Diputación foral de Alava, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, Vitoria-Gasteiz, I, 1997, p.158-209.
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