Fernando R. BARTOLOMÉ GARCÍA
Fernando TABAR ANITUA
Fotografía: Fernando BARTOLOMÉ GARCÍA
La capilla de San Juan se abre al segundo tramo de la nave del Evangelio, fue reedificada durante las primeras décadas del siglo XVI en base a las disposiciones testamentarias que en 1503 establecía García Ortiz de Luyando. Es de pequeñas dimensiones y fue sede de las cofradías de San Juan de los Ciegos y San Lorenzo de las Tenerías. Consta de bóveda apuntada perpendicular a la dirección de las naves longitudinales, descubierta en la intervención de 1962 tras haber permanecido oculta por otra posterior construida a una altura más baja hacia el momento de la fundación. En concreto era una bóveda de crucería estrellada de terceletes, en la que los nervios diseñaban una estrella de seis puntas con las claves lisas donde poder insertar otras talladas en madera. Toda la plementería estaba pincelada con “despieces” que simulaban sillares alineados, y las nervaduras se apoyaban en ménsulas esquineras, decoradas con las armas de los Ortiz de Luyando, como se puede comprobar en una fotografía realizada poco antes de que esta bóveda fuera desmantelada y de la que hoy sólo quedan sus huellas en los muros. La capilla se abre al exterior del templo mediante un óculo gótico con tracería de cinco círculos menores, que quedó oculto hacia el interior cuando se levantó la bóveda de crucería. Al quedarse sin luz natural, se abrió más abajo una pequeña ventana rectangular cerrada con reja, que sólo se puede ver desde el exterior porque se tapió de sillería por dentro, tal vez en la reforma de 1962. La capilla se comunicaba con el templo a través de una portada rematada en arco carpanel decorado con ovas, flechas y conchas, repertorio decorativo del Primer Renacimiento al que se adscribe estilísticamente, y presenta el escudo de los Ortiz de Luyando en su clave. Esta portada perdió su sentido original al desmontarse la bóveda de crucería y fue trasladada a la portada de la capilla de los Reyes en 1962, en el curso de la restauración llevada a cabo por el arquitecto Manuel Lorente.
Vitoria-Gasteiz. Catedral de Santa María. Capilla de San Juan. |
Del ajuar de la capilla destaca la lauda sepulcral de bronce con las efigies de los fundadores, hoy en el Museo Diocesano de Vitoria-Gasteiz. Aparte de esta importante pieza, la capilla contó desde su fundación con un altar para sus celebraciones y su correspondiente retablo, que estaba dedicado a San Juan Bautista. Estaría situado en el costado oriental, con la misma orientación que el altar mayor y debía ser de pequeñas dimensiones. Nada se conoce del primer retablo, pero ha llegado hasta nosotros una clave de bóveda que por su iconografía, la heráldica que presenta y su estilo artístico, se puede relacionar con el momento fundacional de la capilla. Es de madera de nogal (33 x 51 x 5,5 cm) y conserva parte de su dorado y policromía originales, así como unos anclajes de hierro en su reverso para sujetarla a la bóveda. En un tondo central presenta en relieve la imagen de medio cuerpo de San Juan Bautista. El estilo que presenta la clave es el del segundo tercio del siglo XVI, en fechas próximas por lo tanto a la fundación de la capilla, y podría atribuirse al escultor local, Juan de Ayala II, cuyo taller era el más importante de la ciudad por entonces.
Clave de bóveda de la capilla de San Juan. |
San Juan Bautista procedente del desaparecido retablo de la capilla de San Juan. |
En efecto, entre las imágenes retiradas de la catedral, hay un San Juan Bautista que creemos se puede identificar con el último titular de la capilla, contratado en 1801. Es un bulto de madera policromada (140 x 60 x 30 cm.) que representa al Precursor de pie, en ligero “contrapposto”, con la cabeza baja mirando y a la vez señalando con la diestra a un cordero echado a sus pies. La imagen puede atribuirse a Mauricio de Valdivielso (1760-1822), que en 1801 tenía aún el taller familiar en Payueta, antes de trasladarlo a la capital alavesa. Además de esta imagen, se conserva el tondo que sirvió de remate al retablo (82,5 x 94 cm.). En su interior hay una pintura de la cabeza degollada del Bautista sobre una bandeja de plata, con la espada debajo. No hay duda de que es obra de José López de Torre, sus similitudes con los rostros del Cristo de Ozaeta y Heredia nos confirman la autoría de este pintor y su taller, ratificando los datos documentales ya comentados.
Tondo con la pintura de la cabeza del San Juan Bautista. |
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