Construcción simbólica del paisaje vasco en cuatro autores: Sabino Arana Goiri, Miguel de Unamuno, Vicente Arana y Pío Baroja (1880-1905)
Mikel LORENZO ARZA
La
abolición foral del 21-VII-1876, se ha considerado una fecha determinante
en la evolución social y histórica del País Vasco. Tras
la abolición foral, se constituiría el “fuerismo intransigente”
en torno a la Sociedad Euskara (1878-1886) y la Sociedad Euskalerría
(1886-1898), como un conjunto de iniciativas culturales y políticas
encauzadas a la restauración del status quo del 25 de octubre
de 1839. Desde una perspectiva ideológica, el movimiento fuerista buscaba
preservar una identidad colectiva moral esbozada durante todo el periodo isabelino
(1844-1868), tal y como lo formula Aristides
de Artiñano: “La religión, la familia, y el trabajo,
he aquí el resumen de las costumbres públicas y privadas del
pueblo bizcaíno”1. Esta
identidad colectiva isabelina también tendría su correlato paisajístico
en una exótica, virginal y mítica construcción simbólica
del paisaje vasco elaborada durante toda la segunda mitad del s. XIX : “Las
risueñas vegas de Zaldibar y Berriz; los inmensos castañares
que se extienden al mediodía ; y más lejos,
el elevado monte de Udala, llamado en otros tiempos Babilonia; los blancos
y enormes peñascales de Amboto, Mañaria, Urquiola, Gorbea...”2.
La indisociabilidad del correlato paisajístico y el código moral
forzarían al escritor fuerista a sacralizar la violencia
como expresión autoafirmativa engarzadora del paisaje y la moral3.
Estas líneas de Juan
Venancio Araquistain sintetizan parte de esta indisociabilidad afectiva
que imponía el deseo de defender el espacio edénico:
“Allí viven sin siervos ni señores, con sus hijos arando
en la alta sierra; al oír la vasca tibia, en son de guerra trocaban
su chartés por la coraza”4.
A partir de figuras medievales idealizadas como Jaunzuria se recrearía
a lo largo de toda la literatura fuerista (1851-1890) ese
vínculo emocional aparentemente indisociable entre paisaje y violencia5.
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Arturo Campión. |
El desdibujamiento de la violencia como engaste del paisaje y la moral, tendría
sus primeras fisuras desde el propio fuerismo.
Vicente
Arana (1846-1890) sería ya un escritor atípico para los propios
escritores coetáneos.
Arturo
Campión advertiría sobre el historicismo fuerista de Arana:
“Es decir que sus personajes son a menudo vascongados como quisiéramos
que fuesen y pudieran serlo realmente, pero
a menudo dejan
de ser tipos vascongados para convertirse en tipos humanos”
6.
Entre 1880-1890, Vicente Arana deslegitimaría la sacralización
de la violencia como engarce entre paisaje y moral iniciando desde dentro del
propio fuerismo, una reconstrucción simbólica del paisaje foral.
En “Las ninfas del Zadorra”, la figura del patriarca de las libertadas
euskaras recibe un tratamiento poco acorde
a la solemnidad
que merece :“Con la agilidad de un muchacho de quince años, el
anciano Aitor corrió tras la blanca hija del Ebro pero sin lograr alcanzarla”
7.
Esta dimensión [lúdica] se habría manifestado también
en el tratamiento de otras materias relevantes para la tradición foral,
como la descripción de una reunión de la juntas forales bajo el
árbol santo: “El frac última moda se roza con la vetusta
aguamarina; el calzón
de pana o de otro tejido grosero,
con el pantalón de finísimo paño del Elbeuf...”
8.
En Vicente Arana apreciamos también los primeros conatos de un uso autobiográfico
e introspectivo del imaginario foral: “No me busques en el brezal de Hampstead,
en los jardines de Hampton Court, ni en el palacio de
Cristal
digno de los dioses; no fue la ninfa del Zadorra la que te acompañó
a tan deliciosos lugares; no fue la ninfa del Zadorra la que se pasea apoyada
en tu brazo”
9. La influencia de los
personajes femeninos sobre los héroes fueristas cuestionará la
identidad personal de los propios héroes fueristas y su percepción
del imaginario foral. El Jaunzuria de Vicente Arana dudará entre el apego
a la patria o el amor de su amada en una introspección inusitada para
un caudillo de las libertades vascas: “Mi corazón dice que debo
sacrificarlo todo en aras de mi amor pero como Señor y Caudillo del Vizcaya
no estoy obligado a servirla y sacrificarme por ella”.
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Miguel de Unamuno y Jugo. |
La progresiva deconstrucción introspectiva y emocional del “oasis
[foral]” a través de una implicación autobiográfica
reconstructiva determinará en parte el surgimiento de un nuevo escritor
vasco. Así lo anunciaría
Miguel
de Unamuno (1864-1936) estableciendo un aparente distanciamiento crítico
con la literatura fuerista desde una perspectiva literaria. “Por qué
gastaron los poetas su ingenio en leyendas
vascongadas,
en leyendas vasco-cantabras, en leyendas de vascos en el s.VII?...”
10.
Este aparente distanciamiento crítico también se producirá
en
Sabino
Arana Goiri (1865-1902) criticando el “oasis foral” a lo
largo
de su obra desde una perspectiva política, como “un virus españolista
que influye en la percepción de Bizkaya por parte de los autores oriundos
y extranjeros”
11.
Pío
Baroja (1872-1956) completará la crítica del “oasis
foral” desde un desprestigio kantiano: “No sé si tengo realidad
objetiva, si existo en el mundo
de los fenómenos
o si soy un engendro de la fantasía del
musiu Chaho”
12.
Esta crítica inicial marcará el punto de inflexión desde
el cual partirán los cuatro autores para una reconstrucción literaria
de su propia memoria incidiendo en objetos que se perdieron con ese mundo foral
infantil e intrauterino (la lengua, la madre, el espacio..).
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Pío Baroja. |
La pérdida traumática del “mundo foral” exigirá
tanto en Miguel de Unamuno como en Arana Goiri una necesaria reconstrucción
de su memoria a través de la literatura. La perdida del vínculo
materno en ambos autores provocará el nacimiento de la lengua como
instrumento memorístico a través del cual afanarse en la evocación
del paisaje perdido: Una evocación persistente del paisaje perdido
que deviene en retórica ideologizada. Tras la perdida del vínculo
materno, tanto en
Unamuno como en Arana Goiri, el lenguaje
literario refugiará la maternidad de la patria en las alturas de las
cumbres huyendo de la aridez de la llanura castellana
13.
El
antimaquetismo se construye dentro de sus discursos literarios
como respuesta a la desertización del vergel materno (la patria) frente
al maqueto (habitante de la meseta) que encarna
la africanización,
la perdida del casticismo, y la desertización del paisaje materno:
“Aquellos campos lo mismo podían ser los de Castilla que los
de Arabia”
14. En ambos autores
persistirá el empecinamiento violento en torno a la homosexualidad,
la arabización y decadencia de
Castilla como culpables
de la perdida del paisaje: “Inmensa muchedumbre de moros llenaban su
espacio, todos de rodillas, con la espingarda en el suelo”
15.
En Arana Goiri la repulsión por el
maqueto causaría
tanto pavor que gran parte del sustrato literario de lo que luego sería
su discurso político, se fundamentará en una nostalgia andrógina
muy acorde al arte simbolista finisecular: La raza maqueta: “raza
rastrera, vil, libidinosa, femenina” se contrapondrá a la raza
bizkaitarra (nekazaris / arrantzales) que rinde culto sólo al vergel
materno mediante la ezpatadantza
16.
En 1884, tras la realización de su tesis doctoral, Unamuno habría
evolucionado hacia la focalización del lenguaje fragmentario de la
infancia bilbaína (dialecto bilbaino). A través de sus artículos
en
El Nervión (1891-1892), Unamuno sellará la construcción
simbólica del paisaje edénico sobre la lengua fragmentaria reevocada
en
Recuerdos de Niñez y mocedad ( 1908).
En Pío Baroja (1872-1956), el paisaje vasco se convierte
en medio geográfico que determina al individuo sentimentalmente y moralmente
frente al artificio de la civilización: Al igual que en el discurso
simbólico de Arana Goiri, la modernización será un factor
destructor de la raza y lo más importante para Baroja, de las
condiciones naturales del miembro de la raza: “Lo que le gustaría
al pueblo es el rey caudillo, el rey guerrero, no los reyes modernos, viajantes
de comercio,”17. Tanto Arana Goiri
como Baroja compartirán una inversión de
los valores cristianos dentro del mito ario (Ambos buscarán al primer
vasco que devuelva el paisaje perdido al pueblo)18:
Zalacaín, el vasco comarcal y fronterizo, capaz de “bañarse
en Ocin beltz, a pesar de que todo el mundo consideraba este remanso peligrosísimo”19
se opondrá al arrantzale provinciano de Arana Goiri
“sufrido y orgulloso”20
. En Baroja el paisaje destruirá el discurso histórico y por
lo tanto negará la reconstrucción simbólica de la provincia
foral. La construcción simbólica del paisaje barojiano
evolucionará hacia la comarca: “Nuestra comarca es pequeña,
sin grandes horizontes, tengo más simpatía por lo pequeño
que por lo enorme y colosal.”21
1
ARTIÑANO Aristides, El señorio de Bizcaya, Bilbao,
Amigos del Libro Vasco, 1985, pág. 40.
2
ARANA, Vicente, Los últimos íberos, Bilbao, Amigos
del Libro Vasco, 1982, pág. 67.
3
JUARISTI LINACERO, Jon, El linaje de Aitor, Madrid, Taurus, 1988.
4
ARAQUISTAIN Juan Venancio, Tradiciones Vasco-Cantabras, Zarautz,
Roger, 2000, pág.19.
5
ARENAZA URRUTIA, Jose María, Anselmo Guinea, un pintor para la
modernidad (1854-1906), Bilbao, BBK, 2006, pág.107-111.
6
CAMPIÓN Arturo, “Escritores euskaros contemporaneos: Vicente
Arana”, Revista Euskara, 1883, VI, págs. 12-22 / 118-123.
7
ARANA Vicente, “Las ninfas del Zadorra” en Los últimos
íberos, Bilbao, Amigos del Libro Vasco, 1988, pág.
353.
8
ARANA, Vicente, op.cit. pág. XV.
9 ARANA
Vicente, op.cit.pág. 357.
10
UNAMUNO Miguel, “En Alcala de Henares”, Noticiero Bilbaíno,
18-11-1889.
11
ARANA GOIRI, Sabino, “Fuerismos falsos” en Obras Completas,
Bayona-Buenos Aires, Sabindia Batza, 1965, volumen I, págs. 258-261.
12
BAROJA, Pío, “La leyenda del Jaun de Alzate” en Obras
Completas, ed. José Carlos Mainer, Barcelona, Opera Mundi, 1998,
volumen I, pág.536.
13 ARANA
GOIRI Sabin: Mendietako bizkar zabalak / aratu egixuz ondo/ en “Olerkijak”,
op.cit. pág. 2400 ; UNAMUNO Miguel, “Cancionero”
en Obras Completas, ed. Ricardo Senabre, Madrid, Biblioteca Castro, 2002,
págs. 103,104, 157, 221, 255.
14 UNAMUNO
Miguel, “En Alcala de Henares”, op.cit. ; ARANA GOIRI,
Sabino, “Pedagogía maketil” en Obras Completas, op.cit.
pág.345.
15 UNAMUNO,
Miguel, “En Alcala de Henares”, op.cit.
16
ARANA GOIRI, Sabino, “Ezpatadantza, Baserritarra, 26-XI-1895.
17 BAROJA,
Pío, Obras Completas, II, op.cit. pág. 96.
18 BAROJA,
Pío, Obras Completas,II, op.cit. pág. 336.
19 BAROJA,
Pío, Obras Completas ,I, op.cit. pág. 342.
20 ARANA
GOIRI, Sabino, “Buena lección” op.cit. pág.
345.
21
BAROJA, Pío, Obras Completas, I, op.cit. pág.
475.