Ana ARNAIZ, UPV-EHU
Isusko VIVAS ZIARRUSTA, UPV-EHU
Teresa DEL VALLE, UPV-EHU
1) Introducción |
En el presente artículo resumido se trata de exponer sintéticamente nuestra visión ‘transversal’ disciplinariamente integradora que acoge de forma más global que sectorial cuestiones que atañen a la expansión metropolitana y el ‘territorio urbanizado’, con unos objetivos claramente enfocados hacia la posibilidad de generar transformaciones y cambios de usos en entornos degradados (sobre todo enclaves postindustriales residuales), mediante prácticas/tácticas de intervención y/o recuperación a nivel paisajístico, urbanístico, arquitectónico y artístico (escultórico) en los ‘espacios intermedios’ (resquicios marginales y lugares intersticiales e inciertos) que subyacen en estado de obsolescencia o decrepitud entre la ciudad y el territorio. (ÍNDICE)
2) Ciudad y territorio: ámbito para la pluridisciplinaridad
Partimos el análisis del estudio de una acotación territorial concreta, la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), que se ha provisto de instrumentos de ordenación como las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT), a lo que se le añaden los planes territoriales parciales (PTP) y los planes territoriales sectoriales (PTS). En este sentido, se hace necesaria la comprensión y aplicación del instrumento de planificación a diferentes escalas, primando la idea de territorio integrado en el sistema de ciudades (fig. 1). Es necesario hacer hincapié en la concepción del territorio bajo un concepto que se define en relación a un pasado histórico. Escenario en el que se suceden procesos con elementos y componentes morfológicos visibles que describen hondas alteraciones del paisaje, cuyo sedimento constituye el imaginario asociado a los lugares, tal y como se refleja, por ejemplo, en el componente identitario de la industria que tuvo un fuerte apego geográfico maximizado en aquellas orillas y frentes fluviales que la orografía permitía y las formas de producción recomendaban.
Figura 1. Sistema polinuclear vasco de capitales de provincias conformando un territorio asimilable a una metrópoli-región. |
Apoyada en la organización progresiva de los valles como potenciales corredores infraestructurales, es obvio que la inercia expansiva de las ciudades durante el siglo XX nos ha legado un territorio densamente urbanizado. Panorama en el que habitualmente incide negativamente el abandono de las áreas industriales (caso de Bilbao), provocando ‘vaciados’ urbanos que reclaman una pronta ‘sustitución’ para ‘colmar el hueco’. Intentamos comprender, siguiendo este hilo conductor, el carácter fundamentalmente metropolitana del entorno que estudiamos, condicionado y definido históricamente por los variados usos del suelo, la imagen urbana y la imagen industrial que modela el paisaje con unas identidades concretas y unas referencias estéticas de territorio ocupado y construido. Territorio que tiene que volver a definirse tras el ocaso de la gran industrialización del final del siglo XIX y el siglo XX; redefinición paisajística, redefinición urbana y nuevamente redefinición estética hacia la búsqueda de unas remotas pero a su vez renovadas señas de identidad. Con una idea cohesionadora donde la rehabilitación urbanística es una constante que abarca, de alguna manera, incluso las cuestiones de escultura pública junto con el mobiliario urbano y la pervivencia del ‘mobiliario industrial’. Todo ese repertorio de viejas estructuras recuperadas a modo de baterías de maquinaria inservible que deberían de cumplir una función más contundente –artística, didáctico-pedagógica o incluso funcional– que la mera presencia ‘anacrónica’ o perdurabilidad ‘musealizada’ en forma de ‘recuerdos relícticos del pasado’ (fig. 2). En esos espacios adquieren su presencia a escala de detalle el equipamiento mobiliario y las manifestaciones de arte público encaminado firmemente hacia lo escultórico, dando lugar a la colaboración más deseada que real entre profesionales de diversas disciplinas como urbanistas, planificadores y economistas, arquitectos e ingenieros, sociólogos o escultores, lo que nos sugiere la relación interdisciplinaria que anteriormente proponíamos. (ÍNDICE)
Figura 2. Ruinas industriales conservadas en parques urbanos y periurbanos. Hornos de calcinación, minas de Ollargan (Bilbao). |
3) Urbanización del territorio: versus territorialización de la ciudad
Nos encontramos así con las expansiones de las ciudades hacia el territorio, dispersándose a medida que se expulsan muchas de sus funciones a esas áreas circundantes difusas que inducen, de forma retroactiva e inversa, la territorialización de la propia ciudad. Existen límites urbanos que básicamente se corresponden con las demarcaciones administrativas de los municipios o las ciudades, reconociendo que dichos límites superados resultan inoperantes, dado que más allá de la periferia la ciudad continúa expandiéndose. Del mismo modo, las márgenes metropolitanas acogen paisajes en profunda transmutación, suburbios-dormitorio en las franjas rururbanas con zonas revalorizadas y reacondicionadas para grandes complejos comerciales, áreas de descanso, parques temáticos y tecnológicos con arquitecturas significativas (y/o banales) en un contexto continuo e intercomunicado (fig. 3). La ciudad se suburbaniza paulatinamente en su periferia de la misma manera que gran variedad de estructuras exentas a la urbe se apegan a las aglomeraciones en los espacios periurbanos circunscritos. Se configuran así lugares a los cuales, sociólogos urbanos como Henri Léfebvre llamaron la ‘anti-ciudad’ o la ‘no-cuidad’, áreas donde las contradicciones sociales adquieren visualización urbana; áreas degradadas socialmente y urbanísticamente. Sin embargo, ocasionalmente ocultos y desahuciados esos ‘no-lugares’ baldíos de resto y vestigio adquieren un marcado carácter de centralidad (fig. 4). (ÍNDICE)
Figura 3. Desarrollo de las zonas suburbanas con numerosos equipamientos. Instalaciones en el Parque Tecnológico de Zamudio. |
4) Remodelación urbana y territorial: Alteración, cambio y/o mantenimiento de los signos de identidad del territorio
Abordando las prácticas y estrategias de intervención a diferentes escalas urbanas y territoriales, se habla de ‘procesos de renovación’ para referirse a “la destrucción física del continente y su sustitución por otro de nueva construcción, acompañada de una sustitución paralela del contenido con nueva población y nuevas actividades”. En cambio, la ‘restauración’ es “un proceso de cirugía aplicado al continente, que se conserva pero mejorándolo, y que lleva aparejado un proceso paralelo de sustitución de contenido tradicional por otro de mayor poder adquisitivo que valora la centralidad urbana”. Con el ‘proceso de rehabilitación’ “se pretende dar continuidad no sólo al continente, respetando y mejorando al mismo tiempo el tejido urbano tradicional, sino también al contenido, manteniendo la población y las actividades tradicionales”1. La renovación requiere unos propósitos de reconstrucción física y quizás también la reinvención de nuevos planos de memorias. La restauración estaría más ligada a la transformación así como a la restitución, mientras que la rehabilitación implica cambios y mutaciones, estimando un serio compromiso tanto con la conservación como con la reactualización en operaciones más comedidas que contemplen el equilibrio con los códigos del pasado.
Figura 4. Terrenos desocupados en los núcleos centrales y en las periferias de las ciudades. |
Figura 5. Bilbao Exhibition Centre (BEC) en el antiguo enclave industrial de Ansio-Barakaldo (2006-2007). |
El despejamiento urbano licitado por la desmantelación fabril trastoca físicamente el paisaje repleto de ‘agujeros urbanos desérticos’, en los cuales impera un cambio de usos de suelo enfocado habitualmente a la mejora de los espacios públicos urbanos y a la implantación de un sector de servicios que reclama suelos mixtos (fig. 5), proclives a la adaptación de equipamientos terciarios complementando con eficacia la utilidad residencial. Los espacios en desuso se ‘desconfiguran’ como no-lugares de no-memoria, en los que se ha de procurar un deslizamiento del ‘no-lugar’ al ‘lugar’, mediante intervenciones urbanísticas y ‘reapropiaciones sociales’ (fig. 6). A medida que la ocupación de la ciudad propiamente dicha avanza invadiendo lo que denominamos territorio (esos contornos difusos e indeterminados de las periferias cada vez más ensanchadas), las claves para la actuación tendrán que ir tomando unas direcciones paulatinamente más sustentadas en lo urbano (posible planeamiento de aplicación supramunicipal...), en consonancia con lo que consideramos la urbanización del territorio que tiene su corolario, como decimos, en la territorialización de la ciudad.
Figura 6. Hondonadas producidas en las laderas de los montes de hierro a causa de los métodos de extracción y laboreo del mineral. |
Definitivamente, todo ello ha tenido sus consecuencias de orden urbanístico y social, considerando las diferencias tan arraigadas tanto en la memoria colectiva como en la configuración del paisaje. (ÍNDICE)
1 PUJADAS, Romá; FONT, Jaime. Ordenación y planificación territorial, Madrid: Editorial Síntesis, 1998, 316 p.
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