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El presente texto trata el tema de los valores de los vascos y surge como consecuencia del debate generado por los lectores de Euskonews entorno al Kosmopolita del mismo nombre publicado en Euskonews 458.
He leído con sumo interés del artículo con título indicado en el encabezamiento del que es autor Jon Sanjuán Etxebarrieta.
El tema abordado es del máximo interés y su análisis y desarrollo exceden en mucho el espacio de un artículo de revista.
Por esta razón me da la impresión de que el autor ha querido dejar el tema abierto para posterior tratamiento en otros artículos o tal vez con la intención de que sea objeto de debate en todo tipo de foros.
Con este punto de partida, las líneas que siguen pretenden, al tiempo que dar mi opinión sobre el escrito que nos ocupa, abrir unos ejes de reflexión que permitan segmentar un tema tan trascendente y complejo como el de los valores de los vascos a la hora de analizar su evolución.
Coincido con Jon Sanjuán en la presencia de los valores por él indicado en el conjunto de los vascos en América:
Desgraciadamente estos valores no es posible adjudicárnoslos de manera automática hoy en día a los vascos residentes en nuestro país, porque pienso que las diásporas en general y también la vasca desarrollan especialmente los valores de sus grupos de origen.
En un primer momento las diásporas potencian la relación y solidaridad entre sus componentes por razones de adaptación a un medio ajeno y para transmitir el sentimiento de pertenencia a sus hijos más tarde.
A modo de ejemplo, en mi opinión, las diásporas, hebrea, irlandesa o italiana presentan también este mayor desarrollo de sus valores tradicionales que sus colectivos homólogos en sus países de origen.
A ello también contribuye la nostalgia y el sentimiento de ausencia que idealiza la tierra de origen y sus valores.
Además, muy posiblemente, el nivel medio de colectivo emigrado es humanamente hablando más elevado que el del residente en su terruño. No todos los que quieren pueden o tienen el valor para marcharse.
Entiendo por tanto existe un gap respecto de valores tradicionales entre las diásporas y las comunidades de origen.
La imagen de pueblo vasco que se nos ha transmitido cuando se habla de valores, corresponde a la de una sociedad tradicional con composición y dinámica muy alejadas de nuestro pueblo vasco actual.
Esta imagen nos ha sido dada por los apologistas vascos de los siglos XIX y XX, Campión, Azkue, etc., y cantan las excelencias de la sociedad del Antiguo Régimen frente al liberalismo y movimientos socio políticos posteriores. Por esta razón los valores históricamente atribuidos al pueblo vasco corresponden a los de una sociedad rural y en buena parte idílica que dudo se corresponda con la realidad entonces y ahora.
Así, tengo dudas de la vigencia histórica de algunos valores de la relación que antecede como la hospitalidad, otros eran de obligado seguimiento como la sencillez de costumbres y finalmente otros valores habían demostrado su idoneidad durante siglos en el marco de convivencia estrecho del Antiguo Régimen, como la honestidad y el respeto a la palabra dada.
En cambio, considero teníamos otros valores como la laboriosidad, perseverancia o tenacidad (incluso en exceso) y solidaridad ejercida en el reducido ámbito del mundo rural de la que pueden ser referentes las hermandades ganaderas y el auzo lan.
De estos valores históricos, yo diría que conservamos la laboriosidad y la tenacidad muchas veces extrema.
Los ingredientes de nuestro particular melting pot han cambiado de manera fundamental desde comienzos del siglo XIX, por el gran crecimiento demográfico con soporte principal de la emigración. El proceso de globalización en curso, va a introducir en el citado melting pot componentes de culturas e incluso civilizaciones diferentes, al igual que en el resto de los pueblos, con sus correspondientes repercusiones en las carteras de valores tradicionales.
No solamente ha cambiado la composición de la sociedad vasca, sino que vive al igual que los demás pueblos del mundo un proceso de cambio continuamente acelerado, que nos sitúa ante un panorama social muy distinto y cambiante, para el que las recetas del pasado no tienen asegurado su éxito.
Sería por ejemplo, el caso de la rentabilidad económica a largo plazo de los comportamientos éticos, que no es evidente entre muchos jóvenes vascos y no vascos.
El desarrollo tecnológico en general y de las comunicaciones y el transporte en particular, el acceso de las clases populares a la educación media y superior, la incorporación de la mujer al mundo laboral, la desaparición de la familia troncal conviviendo juntas varias generaciones, el desarrollo de los estados modernos con nuevos servicios (sanidad, pensiones) y aparición de amplios sectores sociales de funcionarios, conforman un mundo tan distinto al del Antiguo Régimen, que necesariamente debe implicar un cambio de valores.
De todas formas al hablar de valores parece necesario distinguir entre los valores fundamentales o finalistas, que conforman la felicidad en este mundo y los valores secundarios, mediante cuya práctica se alcanzan los primeros.
Estarían dentro de los primeros, la libertad, la justicia, la igualdad, etc., mientras que entre los segundos estarían la laboriosidad, la honradez, el respeto a la palabra dada, etc.
Mi percepción me indica que nuestros valores fundamentales respecto a las generaciones que nos han precedido no han cambiado o lo han hecho mucho menos que los secundarios. Entre estos destaca la pérdida de la religiosidad, que hay que atribuir además de a ciertos comportamientos históricos de la jerarquía de la Iglesia, al desarrollo científico que hace sentir a algunos una menor dependencia de lo sobrenatural.
Habla Jon Sanjuán del interés por la innovación como un nuevo valor no tradicional de nuestro pueblo.
Personalmente tengo otra percepción en lo que al pueblo en general se refiere, tanto en el pasado como en el presente.
Como excepción histórica puede citarse el movimiento creado en torno a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, el conde de Peñaflorida y los caballeritos de Azcoitia, pero se trata de actividades de unas elites y en nada populares, que tuvieron una vida efímera. Algo parecido nos ocurre ahora, en que asistimos a una proliferación de instituciones tanto públicas como privadas para fomento de la I+D+i, que contrasta el extremo con la oposición militante de ciertos colectivos “progresistas” a iniciativas de indudable futuro como los trenes de alta velocidad.
Esta constatación nos sitúa ante otro aspecto a no perder de vista al hablar de valores: ¿debemos fijarnos en los valores del pueblo llano o en los valores de las elites?
Como decía al principio, el análisis de nuestros valores requiere mucho mayor espacio y talento que el del firmante de este escrito, pero si le sirve por lo menos a Jon Sanjuán para que nos siga desbrozando el tema, daré por bueno el tiempo invertido.
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Otras opiniones:
Dear Sir: The article “Los Valores de Los Vascos” may explain Basque ways and achievements. And the similitude of early Basque-English parlamentary practices, the good understanding of their people. Because any progress requires a desire for personal freedom and respect.
Andrew Marks
He leído con atención el artículo que se refiere a los valores de los Vascos, sobre todo al referirse a una actividad realizada en Venezuela, donde vivo y donde se han perdido en los últimos años una cantidad de valores que sólo pueden ser mantenidos y exaltados en razón a la tradición y la educación familiar. Siempre me ha llamado la atención la presencia de apellidos muy arraigados en mi país desde hace décadas donde descollan epónimos europeos y sobre todo vascos. Me honra la situación de mezcla racial que caracteriza nuestras poblaciones de América y agradezco la contribución que Europa generó en nuestro desarrollo. ONGs como la nombrada en el articulo sólo hablan de ese esfuerzo silencioso y generoso por nuestros semejantes, y no queda más que felicitarles y estimularles a continuar en su gesta.
Andres Gomez Fagundez
Caracas. Venezuela
Excelente artículo del Sr. Sanjuán. Conozco los Andes venezolanos y particularmente el área que describe y creo poder afirmar que entre los habitantes de los altos páramos, en un clima inhóspito y duro, se mantienen en buena medida valores fundamentales probablemente muy influenciados por colonizadores vascos. Se evidencia también en alguna tradición como la del juego del bolo de origen y muy similar al vasco el cual es celebrado anualmente en una gran fiesta popular en el pueblo de Pinango.
Arnold Volkenborn
After visiting many other parts of the Iberic Peninsula and also some of the Islands, when we came to the Basque area my husband and I figured out very quickly that the People there are different. We just couldn't put the finger on the “why” and “how”. That’s why the mentioned article is of great interest to us and we agree completely.
Being in a position to compare like only complete outsiders can (completely ignorant, but completely unbiased) we can assure you that to us:
So, how do the basque go about maintaining those positive traits in a very mixed population structure? The same way we Bavarians try to do it while facing the same challenge: By more or less pronounced collective disdain for any individual trying to tread out of line (what Karen Pryor, author of the article's book reference would call “negative enforcement”) while helping along everybody with diligence and the will to make the world a little better.
May you succeed!
Wishing the best and we will certainly visit your beautiful homeland again.
Robert and Inge Weinzierl
Ottobrunn near Munich, BAVARIA
In reading the article “Valores de los Vascos” I found that it may be questioned —Who— are the ones holding such values. Are we talking of all of the Basques, or only of a chosen group of liders? “Values” for a nation are the “Means and ideals required to move towards some desireable horizons”. And values are expresed by liders, be Moises, Montgomery, Kennedy or Sir Alex Fergurson, to enthuse their troops to carry on... and win.
On November 4th, President-elect Barack Obama clarified these points in his memorable victory speech in Chicago:
“(...) And to all of those who have wondered if America’s beacon still burns as bright-tonight we proved once more that the true strength of our nation comes not from the might of our arms or the scale of our wealth, but from the enduring power of our ideals: democracy, liberty, opportunity, and unyielding hope (...)”.
And these ideals have many similarities with the ones of Basques in the Euskonews article...“La Superación Tenaz, el Optimismo Solidario, y la inteligente Siembra de Nuestras Posibilidades”.
As I undestand “Superación Tenaz” can be best achieved in a Democratic Society, where liberty is the norm and “la inteligente siembra de nuestras posibilidades y optimismo solidario” the results.
Best wishes to Basques!
Mark Hopkins