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Publicado en el Boletín Beti Aurrera Nº 94.
La familia López, propietarios de la casa y del frontón anexado a la misma, al que conocemos los villeguenses como cancha “la chica”, son dos vecinos de nuestra comunidad con sólidos sentimientos por sus raíces vascas, sobre todo con lo vinculante a Navarra, la tierra de sus abuelos maternos. Estuvimos charlando con ellos y nos contaron...
Los hermanos Dora y Oscar López Redín.
“En cada fiesta de San Fermín al santo le pongo el pañuelito rojo y no me pierdo ningún encierro”, nos comenta emocionada Dora López (66) junto a su hermano Oscar (63). Ellos han palpitado estos sanfermines y en cierto modo, se sintieron partícipes de la fiesta grande de todos los navarros (y del mundo entero, ¿por qué no?). Como cada mes de julio, Dora y Oscar no dejan espacios televisivos dedicados a la fiesta de San Fermín, sin mirar. “Nos gustan las fiestas, lo que no me agrada es el sufrimientos de los toros”, puntualiza Dora, que si bien es capaz de “sentir” las fiestas, no es de su gusto la parte aquella en que le toca a los toros ser protagonistas involuntarios de las mismas. Agrega Dora, como para reforzar aún más su criterio. “A mi me dan realmente mucha pena los toros, aunque lamento la muerte de ese joven”, al referirse al corredor fallecido en los encierros de este año, y de paso nos destruye algunos mitos ya consolidado con los años, “en Navarra tengo familiares que piensa lo mismo que yo, aunque la verdad, son los menos”.
La ascendencia navarra de los hermanos López le viene de la unión en matrimonio de sus abuelos maternos, Julia Labarta mujer nacida en la localidad de Olite y llegada a Argentina con 14 años y de Matías Redín, natural de Pamplona, ambos afincados en nuestra ciudad. Una hija de estos vascos, Luisa Redín, socia fundadora del centro vasco Villegas’ko euskaldunak, ya fallecida, es la madre de Oscar y Dora. Como se ve, sangre navarrica corre por sus venas.
Cancha La Chica en la actualidad.
Además de su origen, Dora y Oscar tiene otra vinculación que los une aún más a sus raíces y a un deporte netamente euskaldun, como es la pelota vasca, deporte considerado como el primero en practicarse en el país, o sea, el más antiguo de estas tierras, (que no es poca cosa). Los padres de Dora y Oscar decidieron, y de esto hace 68 años, adquirir el inmueble y la cancha de pelota de la calle Pueyrredón, el que ya figuraba en el año 1887, como “Hotel Central”, el primero que existía cuando el pueblo comenzaba a dar sus primeros pasos. Un establecimiento cuyo propietario original era un vasco arribado al país en el año 1870 llamado Florentino Oleaga, que por cuestiones laborales relacionadas al campo (era vendedor de hacienda) tiene que dejarlo a cargo de su esposa, –vasca también ella–, doña Josefa Jayo Cereaga, protagonista de innumerables anécdotas, donde dejaba constancia en todas ellas de ser mujer brava y de carácter enérgico.
Un hotel, hoy ya inexistente, que desde los primeros años de historia local hacía alarde de contar con “mesa de billar y cancha de pelota a paleta”. Cancha, por todos conocida hoy en día como “la chica”, lugar obligado de muchos aficionados a la pelota paleta que aún en el presente continúan despuntando el vicio, estamos hablando de los Ochoas, Gorozurretas, Larrañagas, Ipharaguerres, Zubimendis. Iriartes y otros muchos, aunque no tantos como en tiempos anteriores, porque a juicio de Oscar López, que de esto sabe un montón, “la paleta viene en caída en lo que respecta a Villegas, y como siga así, va a desaparecer como deporte. Los chicos no son persistentes y vienen, sí, pero no juegan con la intensidad que se requiere para practicarlo como se debe. Ellos están más pendientes de los celulares que de la paleta”.
Cancha La Chica a mediados del siglo pasado.
Sin duda, un lugar la cancha “la chica”, apodada de ese modo para diferenciarla de la cancha “la grande” de don Lagos, ubicada en lo que hoy es la Clínica Modelo, que junto a “la cerrada”, en la antigua sede del Club Eclipse, en la esquina de las calles Castelli y Belgrano, constituían el triángulo perfecto para los pelotaris locales.
Mucha historia en nuestros pagos se fue tejiendo en torno en la pelota vasca, ¡y las que se habrán perdido en el camino! Lamentablemente. Como final a esta amena charla con los hermanos López, nos asegura Oscar, que por ser hoy domingo, tiene su descanso semanal en el bar, –paso obligado de sus parroquianos para ir a la cancha de pelota–: que “casi todos los mejores pelotaris de la Argentina han pasado por esta cancha. Se armaba partidos tremendos. Es que antes había mucho más animación en torno a la pelota”.
Recuerdos que nos confirman épocas más bienaventuradas que las actuales en los concerniente a la pelota vasca y sino, basta retroceder un cierto tiempo y evocar a aquellos pueblito de nuestra pampa en donde se erguía como un imán para el paisanaje la figura de un frontón, que junto al almacén de ramos generales y la estación de ferrocarril, constituían, prácticamente, las únicas edificaciones en medio de la nada más absoluta.
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