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Huelgas Antifraquistas. Una visión desde el exilio

Ponencia del III Seminario Internacional Euskal Herria Mugaz Gaindi realizado en Montevideo, Uruguay, entre el 3 y el 5 de mayo de 2006.

En el presente artículo trataremos de plantear una serie de interrogantes sobre la evolución del nacionalismo vasco, y la visión que éste hace de las huelgas contra Franco, en el contexto de la lucha popular en el País Vasco contra la dictadura. Para ello, en primer lugar presentaremos quienes fueron los protagonistas y promotores del ideario nacionalista (más concretamente la revista Tierra Vasca-Eusko Lurra publicada desde el exilio por ANV) y el marco sociopolítico en que se encuentran a lo largo del periodo que vamos a analizar (1946-1962).

Dentro del nacionalismo vasco, existe una vertiente, quizás la más débil e intermitente, que es el nacionalismo heterodoxo. Su doctrina se aleja mucho de los postulados aranistas y sus militantes se han ubicado dentro de una relativa izquierda democrática, aproximándose o aliándose con las izquierdas españolas, defendiendo con ardor la autonomía vasca, reconociendo el marco constitucional español y vinculando expresamente autonomía con república. Entre ellos, uno de los principales proyectos del nacionalismo no aranista y de izquierdas fue Acción Nacionalista Vasca. Su fundación data de 1930 y fue provocada por la no aceptación de la reunificación del PNV, sin modificar la doctrina sabiniana, por algunos nacionalistas vascos. En la fundación del partido que se hizo mediante el Manifiesto de San Andrés destacan personajes como José Ignacio Arana, Ortueta, Basterra, Urrengoetxea, Arrien...1 La solución para Euskadi que planteaba Acción Nacionalista Vasca, era la búsqueda de una solución intermedia, que permitiera parar la degradación del pueblo vasco y robustecerlo. Para ello, vieron como mejor posibilidad la unión con la izquierda republicana.2 Según ellos, la solución para Euskadi, no estaba solo en las fuerzas nacionalistas y por ello se apartaron bruscamente de lo clerical nacionalista. Plantearon desde su fundación que era un error pensar que los nacionalistas fueran a ser los únicos defensores de la causa vasca.

Tierra Vasca

Tierra Vasca.

Desde su fundación Acción Nacionalista Vasca (ANV) disentía del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en varios aspectos; especialmente en la cuestión religiosa, ya que ANV es aconfesional, pero también en la política de alianzas, puesto que prácticamente desde su fundación se incorporaron el Bloque Republicano-Socialista, con el objetivo conjunto de traer la autonomía para Euzkadi y la república para España.

Nuestro objetivo en las siguientes líneas, será analizar el modo en que el nacionalismo vasco se hizo compatible con el concepto de clase trabajadora, relación que hasta los años 50 parecía imposible de asumir por cualquier nacionalismo vasco, debido al interclasismo dominante que regia el PNV. Para comprender esta transformación ideológica, hay que comprender la situación tan desesperante en la que se encuentra el nacionalismo vasco a comienzos de los años 60. Antes de llegar a esta cronología y para entender la estructura política nacionalista observaremos la evolución del Partido Nacionalista Vasco desde la Segunda República hasta los años 60.

La aparición de Acción Nacionalista Vasca en el marco político nacionalista, no puso en cuestión la hegemonía social ni electoral del PNV. Así, la Segunda República fue una época de importantes éxitos electorales del PNV, defendiendo su constante histórica de independentismo teórico y de autonomismo práctico, probablemente siendo ésta, la razón más importante de su hegemonía política en Euzkadi a lo largo del siglo XX. Durante la Segunda República, el PNV se mostró neutral en la disyuntiva monarquía o república, pero esta neutralidad fue imposible de mantener con el estallido de la Guerra Civil Española, convirtiéndose en el único partido político de masas que estuvo a favor de la república y en contra del golpe militar.. Lo hizo sin mucho entusiasmo, pero con el objetivo de mantener el Estatuto Vasco, que estaba al alcance de la mano con la República del Frente Popular e imposible con los sublevados.

Tras la derrota republicana en la Guerra Civil, 100.000 vascos se vieron obligados al exilio. Durante los primeros años y mientras transcurría la Segunda Guerra Mundial, el PNV radicalizó su postura, basándose en la seguridad de que la derrota de Hitler, supondría la caída instantánea del régimen de Franco y a su vez , de uno u otro modo la independencia para Euzkadi. Toda esta teoría, quedó frustrada a partir de 1945, por el anticomunismo franquista y por la integración internacional del régimen.3 Fue entonces, cuando el PNV fue viéndose abocado a hacer un nacionalismo menos radicalizado, que le llevó al pro republicanismo, para no perder el Estatuto del 1936, con la probable monarquía posfranquista.

En muchos aspectos, el PNV siguió con retraso cronológico los postulados sobre la autonomía vasca que había planteado desde su creación Acción Nacionalista Vasca. ANV políticamente fracasa, pues ha sido una fuerza extraparlamentaria y minoritaria y apenas llegó a cuestionar la hegemonía del PNV. en el campo nacionalista, pero con sus ideas planteadas en la década de los 30, indicó el camino a seguir por el PNV, a partir de 1945.

Durante la represión franquista, la diáspora nacionalista se asentó básicamente en Paris, País Vasco Continental y posteriormente, básicamente en América Latina, con especial importancia en Méjico, Argentina y Venezuela. En estos lugares funcionaron delegaciones del Gobierno Vasco y multitud de centros de organizaciones nacionalistas, sobre todo del PNV, que publicaron numerosa prensa:4 Euzko Deya en Paris, Méjico y Buenos Aires, Alderdi en Bayona , Nación Vasca en Buenos Aires...

Pero también destacan otras al margen del PNV, como son Jagi-Jagi en Biarritz, publicación de este grupo radical o también Tierra Vasca de ANV que fue publicada en Buenos Aires de 1956 a 1975 y que mediante su análisis profundo, trataremos de visionar las huelgas antifranquistas desde una lente nacionalista, centrándonos básicamente en el periodo 1946-1962, durante el cual se produce un importante tránsito ideológico dentro del nacionalismo vasco.

El sindicalismo: represión y reestructuración

Con la implantación del régimen franquista, el aparato sindical previo quedó destruido y no fue fácil su reestructuración dentro de un régimen totalmente represivo.

Se produjo una desarticulación sistemática del movimiento obrero por la dictadura franquista. Durante la Guerra Civil se desmanteló la organización sindical existente y tras la guerra y mediante la Ley de Responsabilidades Políticas, los principales dirigentes sindicales estuvieron presos o inhabilitados. Además mediante la Ley de Seguridad del Estado de 1941, se legislaron penas contra los huelguistas y fueron fusiladas las cabezas visibles del movimiento obrero.

Con todo esto, los movimientos huelguísticos o de protesta al régimen no existieron o fueron meramente anecdóticos hasta 1946.

Mediante el Fuero del Trabajo de 1938 se puso en marcha un aparato sindical verticalista para servir a los intereses del régimen franquista, pero que pronto se vio incapaz de lograr un completo control sobre la dirección de las empresas, y especialmente sobre los trabajadores, mediante la figura de los patronos, gracias a la propagación de las huelgas. Hasta 1946 el control del aparato sindical verticalista fue prácticamente absoluto y el único derecho de los trabajadores era “poder morirse de hambre sin abrir la boca”.5

Durante el proceso huelguístico que nos lleva de 1946 a 1962, fueron quedando reconfigurados, las principales asociaciones sindicales y apareciendo en 1957 y 1962 como verdaderos promotores y gestionadores de la protesta obrera, tanto de la mano de organizaciones clandestinas (UGT, CNT o STV), como también apoyada por organizaciones sindicales como HOAC o JOC, que actuaron con mayor libertad, gracias a que estaban legalizadas por su catolicismo.

¿Por qué van a la huelga los trabajadores en 1962?

Es evidente que los trabajadores vascos y de toda la península sufren una evolución ideológica y que no es posible plantear la huelga de Vizcaya de 1947 y la huelga general peninsular de 1962 bajo las mismas premisas. En todo caso los trabajadores a lo largo de la dictadura franquista se declararon en huelga por motivos claramente económicos. La miseria en que vivian les hizo reaccionar de manera colectiva frente a una situación económica insostenible.

Para comprender el crecimiento y propagación de los movimientos huelguísticos en Estado es fundamental arrancar de dos premisas fundamentales.

Instalaciones de la empresa S.A. Fundiciones de Calidad Metacal en Etxebarri

Instalaciones de la empresa S.A. Fundiciones de Calidad Metacal en Etxebarri.

1) Los trabajadores se encontraban en una situación de miseria que no les permitía sacar adelante a sus familias.

2) La fuerte represión contra los primeros movimientos huelguísticos, hizo surgir una fuerte solidaridad entre los trabajadores, que ya desde 1947 comenzaron a demostrar que su conciencia de clase no estaba muerta.

Esta conciencia obrera como veremos en adelante, quedó fuertemente fundamentada gracias a la rearticulación del movimiento sindical, así como por el apoyo de la iglesia, gradualmente creciente, a las huelgas y por apoyo internacional a los movimientos huelguísticos, de los que se destaca su solidaridad y pacifismo en la prensa internacional de la época.

Así, la huelga de mayo de 1962 estalló con tanta amplitud geográfica porque:

1) Los convenios laborales no satisfacciones a unos trabajadores con experiencia huelguística.

2) Por la importante labor de las organizaciones sindicales clandestinas, que colaboraron en la propagación intensa del movimiento huelguístico por todo el Estado Español.

3) Porque los trabajadores comprueban que las empresas en las que trabajan aumentan sus dividendos, mientras que sus salarios siguen siendo miserables.

Siendo palpable que cualquiera de estos movimientos huelguísticos surgió por una situación económico-social precaria de los trabajadores, queda descartado que la razón política apareciese como origen del movimiento huelguístico. No es acertado a mi juicio decir, que los trabajadores vascos fueran a la huelga a la búsqueda de lograr mejoras sociales y económicas como individuos vascos y dirigidos políticamente por el nacionalismo vasco, sino que lo hicieron en busca de mejorar la situación económico-social de la clase trabajadora explotada y en situación de miseria.

Mucho más evidente es que en el movimiento huelguístico no actuó de forma notoria el comunismo, como quiso hacer ver el caudillo Franco, para desprestigiar al movimiento huelguístico.

Pero afirmando como hemos hecho que se trata de un movimiento con carácter económico, resulta paradójico realizarnos la siguiente pregunta: ¿Por qué las huelgas tuvieron como focos de origen y de mayor solidaridad obrera lugares como Asturias, Cataluña y Euskadi? y mas paradójico aún: ¿Por qué no lo hicieron en Extremadura, Castilla o Andalucía, lugares donde los salarios eran todavía mucho mas bajos que en Euskadi...?

El motivo económico como origen del movimiento huelguístico es el motor del movimiento huelguístico, pero lo que realmente unió a los trabajadores vascos, catalanes o asturianos, fue el concepto de solidaridad trabajadora, el concepto de clase. Este concepto de clase se fue reconsolidando y arraigando durante el periodo 1947-1962, gracias a las múltiples huelgas acaecidas y especialmente los hizo en Euskadi, Cataluña... porque eran estas zonas las que tenían una mayor concentración obrera entre sus poblaciones. Esta conciencia de clase trabajadora que nunca había estado muerta, aparece con fuerza durante la huelga de 1962, la cual, fue una huelga de gran solidaridad obrera, que se propagó por casi todo el Estado Español.

Es ya para principios de los 60, cuando la prensa nacionalista vasca del exilio comprende claramente que el movimiento obrero de protesta esta consolidado y que los obreros son conscientes de que “la huelga es el instrumento más eficaz para el progreso y el bienestar de la clase trabajadora”6, que son ellos, “la acción obrera la que paulatinamente debe ir canalizando, el camino a seguir por las fuerzas democráticas y revolucionarias para derrumbar a la dictadura”.7

Unión Cerrajera. Detalle de la fábrica de barras de hierro

Unión Cerrajera. Detalle de la fábrica de barras de hierro.

Los obreros, especialmente vascos y catalanes, por su mayor proliferación e insistencia, gracias al civismo por el que se regían estas huelgas y especialmente en 1962, presentaban una sociedad preparada para la democracia. Conformaban los obreros, una fuerza social “que cual quien fuerza política democrática debería aprovechar para hacer frente al régimen franquista, pero sin querer convertirse en el padre político de la huelga”.8

Se podía y se debía aprovechar el movimiento obrero para desestabilizar el régimen franquista por parte de las fuerzas políticas nacionalistas, pero sin engañar a nadie, ya que resultaba muy evidente ya en 1962, que ninguna fuerza política había sido el padre de ninguno de los movimientos huelguísticos y mucho menos de los acaecidos entre 1947 y 1962, ya que era por todos sabido, que las huelgas como conjunto, tuvieron un carácter económico y semiespontaneo.

La solidaridad de la clase trabajadora vasca fue muy fuerte y esto observado desde una perspectiva nacionalista (autonomista o independentista), permitió agrandar el sentimiento de solidaridad entre vascos que sufren una misma represión, manteniendo fuerte la línea de repulsa al régimen desde el nacionalismo vasco. El movimiento huelguístico durante la década de los 40 y de los 50, en Euskadi especialmente, fue muy constante temporalmente, lo que permitió a los trabajadores vascos contar con una gran experiencia huelguística, lo que asumido en espíritu nacionalista “significaba que tenían una fuerte capacidad combativa frente al régimen franquista y que resultaba vital esa capacidad para la liberación de Euzkadi”.9

Analizando otro de los aspectos por los que los postulados de ANV fueron asumidos en gran parte por el Gobierno Vasco en el exilio, observamos que durante la década de los 40 y especialmente en la década de los 50 y principios de los 60, Euskadi recibió una fuerte inmigración desde numerosos puntos del Estado Español, debido a la reactivación industrial que se produjo en puntos concretos del Estado. Políticamente permitió afianzar la política autonomista vasca, así como la política de alianzas con el Bloque Republicanosocialista que mantenía desde su fundación ANV. Esta doctrina política quedó sustentada en una sociedad vasca mucho mas heterogénea y mostró el camino a seguir al Gobierno Vasco en el exilio. Quedaba constatado que el concepto de Euskadi estaba cambiando al igual que lo hacia la sociedad vasca y es dentro de esta nueva estructuración ideológica del pueblo vasco, donde la idea de aprovechar el movimiento huelguístico en favor de la futura autonomía de Euskadi quedó impregnada políticamente.

Con todo esto, el origen del movimiento huelguístico se seguía viendo como puramente económico desde el republicanismo autonomista de ANV pero sabiendo que el perfecto conocimiento de la estrategia obrera por parte de los trabajadores, resultaría fundamental y debía ser utilizable a favor del autonomismo / nacionalismo vasco para acabar con la dictadura franquista. No solo se afirma desde las publicaciones, que el movimiento obrero será la clave para acabar con el régimen opresor, “al que las huelgas hacen tambalearse”10, sino que dentro de un marco político democrático, debe ser la base para una posible liberación del pueblo vasco, que dentro de estos términos asumiría en su totalidad el nacionalismo más radical que se consolidaría con posterioridad.

La huelga de 1962 comenzó en abril, aunque dentro Euskadi, había tenido unos precedentes unos meses antes. Fue una huelga en la que se observa la gran solidaridad existente entre los trabajadores de toda la península. Los dos focos principales de la huelga fueron al principio Asturias y la Ría de Bilbao, pero para principios de mayo había mas de 100.000 huelguistas por toda el Estado. Los sindicatos verticales se sienten incapaces de controlar el movimiento y obrero y la “unión de obreros (ugetistas, cenetistas...) es mas fuerte que la dictadura”.11 Fue una huelga consolidada desde su inicio, tanto por los apoyos interiores (estudiantes madrileños y catalanes, intelectuales, sacerdotes) como por los apoyos internacionales (los huelguistas, tienen el apoyo de todos los partidos políticos y sindicatos libres del mundo).12 Todos estos apoyos hicieron consolidarse a los procesos huelguísticos y fue a sí, a pesar de mantenerse en la ilegalidad, obtuvieron algunos de los objetivos por los que realizaban.

Por otra parte, el aparato sindicalista ya desde los años 50 y más aun para 1962, aparece perfectamente articulado en la clandestinidad, con un fuerte trabajo de preparación y de organización de las huelgas. Resultaba también fundamental en la labor sindical, los sindicatos católicos como HOAC y JOC, los cuales gracias a su catolicismo estuvieron mejor vistos por parte de la dictadura, lo que fue aprovechado por las nuevas generaciones sindicalistas, ya que las centrales sindicales clásicas estaban muy reprimidas.

Pero los apoyos a los trabajadores no se acababan ahí. En Euskadi y desde la huelga de 1947, muchos patronos se desligaron de los mandatos del gobernador y aparecieron a favor de los intereses de los trabajadores, aunque para entonces no pasase de ser un mero apoyo emocional al trabajador. Con el paso de los años y la experiencia huelguística y sindical, los empresarios vascos actuaron en multitud de ocasiones, defendiendo a los trabajadores de alguna forma frente a la represión franquista. Así por ejemplo en mayo de 1962 se produce un boicot obrero en Vizcaya a los bares y a los espectáculos, que es secundado por casi el 100% de la población lo que demuestra que la solidaridad con los trabajadores esta presente en todos los rincones de la sociedad vasca.

La labor de las organizaciones católicas obreras fue muy destacable durante los meses de mayo y junio de 1962 y por su labor muy solidaria también de algunos obispos, “aparecen numerosos casos de sacerdotes fusilados por el apoyo al movimiento obrero.”13

Puesto de la Empresa Alfa

Puesto de la Empresa Alfa.

Con respecto a la labor sindical, se observa una consolidación de la misma para 1962, ya que en esta fecha, no se permitió ir a la huelga a los trabajadores que estuvieran cercanos a la edad de jubilación, ni a los que habían sido fichados en otras huelgas, ya que podía significarles la pérdida de antigüedad y por tanto una pérdida económica, en el caso de que fueran detenidos por la represión franquistas. Esta organización sobre quien debía o no ir a la huelga, demuestra una gran madurez tanto sindical como obrera. Se observa claramente desde el exilio que el movimiento obrero esta organizado, es firme y por momentos logra hacer tambalear los cimientos sobre los que se asienta el régimen franquista.

Es por todo esto, por lo que a los exiliados nacionalistas “les tocaba demostrar que eran dignos de esos trabajadores y que comulgaban con sus ideales. Para ello debían darles dinero para el pan de sus hijos y de sus mujeres”. Sin duda el sentimiento de solidaridad obrera traspasa las fronteras y la lucha en primer término por la justicia social y la democracia se propaga por todo el Estado, gracias a que las múltiples huelgas anteriores a la de 1962 habían fortalecido el movimiento sindical libre en Euskadi, especialmente en las zonas mas industriales, donde la huelga afectó prácticamente a todas las empresas importantes (Faes, Montero, Metacal, Unquinesa, Induquimica, Unión Cerrajera, Industrial Mondragonesa, Alfa, Amiano... por toda la geografía industrial de Vizcaya y de Guipúzcoa).14 Bien es cierto que ésta no había sido la huelga que más había paralizado la industria de Euskadi, pero el hecho de que se propagase por prácticamente todo el Estado le concede a mi juicio una importancia vital dentro del concepto de clase obrera.

Las huelgas antifranquistas como movimientos obreros pacíficos que eran vistas internacionalmente como correctas e interiormente contaban ya con el apoyo de la Unión de Fuerzas Democráticas. Exteriormente contaban con el apoyo de todos los partidos y sindicatos libres del mundo como lo demuestran las diferentes publicaciones internacionales que se recogen en Tierra Vasca. Aunque no pasaban de ser un apoyo ideológico a la huelga, si demuestran la gran repercusión que las huelgas y en especial la de 1962 tuvo en el plano internacional, quizás también aumentado por el apoyo, esta vez abierto, que la Iglesia tuvo hacia los huelguistas. Lo cierto es que los curas vascos aparecen solidarios con los huelguistas vascos desde 194715 y la Iglesia en su conjunto, ya para los años 50 critica el aparato verticalista franquista, al que considera incapaz de reivindicar las aspiraciones de los trabajadores.

Con todo lo expuesto hasta ahora se observa que durante el periodo 1947-1962, la formación del concepto de clase trabajadora fue un hecho. Los obreros, durante esta cronología, aparecen cada vez mas unidos, mejor organizados sindicalmente, sin miedo a posibles sanciones y muy solidarios, no solo con el trabajador que esta a su lado, sino también solidarios con el trabajador de otra zona del Estado (reacción solidaria de los obreros vascos frente a la represión franquista de la huelga en Cataluña...)

Para 1962 el movimiento obrero en Euskadi, estaba tan consolidado como solidario era, y esto fue visto desde el exilio por el nacionalismo vasco como conjunto, como un ejemplo de resistencia al régimen y modelo para todos los exiliados vascos. Movimiento obrero al que había que apoyar en todo lo posible desde el exilio, demostrando que estaba ya inserto en el ideal del nacionalismo la idea de que la fuerza obrera vasca correctamente canalizada sería fundamental en el camino a seguir para la liberación del pueblo vasco y quizás dentro de un marco democrático futuro, una de las bases de la independencia de Euskadi, idea que posteriormente recogería el nacionalismo vasco más radical.

1 Sociedad de Estudios Vascos. Tomo 7. Págs 69-91

2 De la Granja Sainz, José Luis. “El nacionalismo vasco (1876-1975). Págs 52-55.

3 De la Granja Sainz, José Luis. “El nacionalismo vasco: un siglo de historia”. Págs 45-48

4 De la Granja Sainz, José Luis. “El nacionalismo vasco. (1876-1975)” pág 74.

5 Ferri, Llibert, Muixí, Jordi, Sanjuán, Eduardo. “ Las huelgas contra Franco” págs 40.53

6 “Tierra Vasca-Euzko Lurra.”1962. Junio, pag 7.

7 “Tierra Vasca-Euzko Lurra” 1962. Julio, pag 3

8 “Tierra Vasca-Eusko Lurra” 1962. Septiembre, pag 2

9 “Tierra Vasca-Euzko Lurra. 1957 Mayo, pag 6.

10 “Tierra Vasca-Euzko Lurra. 1962 junio, pag 7 y 1962 agosto, pags 2,3.

11 “Tierra Vasca-Euzko Lurra” 1962 agosto, pags3,4,5,7.

12 “Tierra Vasca- Euzko Lurra 1962 julio, pags 3,9.

13 “Tierra Vasca- Euzko Lurra”Julio, pags 1,2.

14 “Tierra Vasca- Euzko Lurra” junio, pags 9,10,11.

15 “Tierra Vasca- Euzko Lurra” julio, pag 2.

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