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En el bicentenario argentino recordando “Los Vascos en el Centenario” de La Basconia

Eduardo TORRY

En mayo de 1910 la Republica Argentina se aprestaba a celebrar el centésimo aniversario de la llamada “Revolución de Mayo” que había instituido el primer gobierno local relevando la autoridad del Virrey español en el hasta entonces Virreinato del Río de la Plata. Retrospectivamente se considera tal acontecimiento como el nacimiento de la nación argentina aun cuando la declaración de independencia se produciría 6 años después y finalmente la construcción de una nacionalidad integral demandaría varias décadas.

La celebración fue fastuosa, incluso muy superior a la de 1916, algo plausible tratándose de un país que ante la consideración de propios y extraños impresionaba como pletórico de posibilidades y con un destino manifiesto de grandeza. En medio de ello la colectividad vasca hizo su aporte. A partir de una idea de La Baskonia,1 se decidió imprimir un volumen alusivo que oficie como representante de la etnia en la conmemoración y exprese los sentimientos y valoraciones de los vascos hacia la Argentina. Desde algunos meses antes en la revista se comenzó con el trabajo de movilizar a sus lectores para que envíen fotos y datos que sirvan como testimonio de la presencia vasca en el país. Asimismo se fue convocando a destacados miembros del colectivo u otros que no siendo vascos pudiesen contribuir con su calificada opinión. El resultado fue un formidable volumen de 323 paginas de papel de excelente calidad y con tapa de cartulina de color impreso a 3 tintas con relieve (tapa diseñada por la artista plástica Andrea Moch) y titulado “Los Baskos en el Centenario”.

“Los Baskos en el Centenario”

José Uriarte

José Uriarte.

El subtitulo del libro es “Adhesión de la colectividad baskongada al Centenario Argentino” y en cuanto a su contenido comienza con una efusivo preámbulo firmado por José Rufo de Uriarte (Grandmontagne se había retirado de la dirección algunos años antes) donde podemos leer:

“La dirección de La Baskonia (...) con el propósito de constituirse en portavoz del Solar euskaro en el Continente americano, obedeciendo a un impulso de cariño y simpatía hacia la hospitalaria y generosa Republica Argentina, e interpretando los sentimientos de la colectividad baskongada, no vaciló en asociarse a la conmemoración de su primer centuria independiente. Y pensó en la publicación de un volumen, que a la vez sirviese de expresivo exponente a la labor realizada por los baskos en todos los ordenes de la actividad, en el bienestar y la grandeza de este suelo, que hoy es objeto de admiración del mundo entero (...) la razón de los lazos que unen a los hijos de Aitor, tan cordialmente acogidos en esta tierra, que para ellos representa su segunda patria.”

Continúa con los pentagramas del Himno Nacional Argentino y el Himno Vasco (Gernikako Arbola). Luego aparecen los artículos, como el del escritor y viajero José M. Salaverria, Daniel Lizarralde, Florencio Basaldua, Francisco Barroetaveña, Juan S. Jaca, Magnasco, Laurencena, Zubiaur, Leguizamon, Carrere; el historiador Adolfo Saldias, el estanciero y destacado escritor francés Godofredo Daireaux, el ex presidente argentino Carlos Pellegrini y una poesía en euskera alusiva al “centenario de la liberación de esta nación” del bertsolari guipuzcoano Pello Otaño, fallecido días antes que la obra saliera de impresión. Hay también un apartado dedicado a “Nuestra raza en la Revolución de mayo”, al “Sacerdocio euskaro”, semblanzas de Iparraguirre en America, de Juan de Garay. También “Semblanzas Basko-Argentinas” sobre Esteban Echeverria, Juan B. Alberdi, Juana Manuela Gorriti, Bernardo de Irigoyen y Saturnino Segurola. Posteriormente “Siluetas Euskaldunas” sobre Toribio de Ayerza, Juan Goñi, Ignacio Lizarralde, Florencio Basaldua y otros. Sigue una poesía (“De mis llanos”) de Horacio Oyhanarte, un pequeño escrito del también ex presidente de la nación José Figueroa Alcorta (“Los euskaldunas”), y referencias a políticos, maestras y educadoras, etc., de procedencia vasca.

Y se llega a las “Descripciones ilustradas”, una enorme cantidad de 206 a través de 162 páginas donde con sus textos, datos biográficos, descriptivos y fotografías desfilan desde Pedro Luro y el Banco Basko-Asturiano del Plata hasta Florencio Constantino, la sociedad Euskal Echea de Quilmes y Nemesio de Olariaga y su estancia Euskadi. Esta sección está constituida básicamente con lo enviado por los lectores y en general se trata de personas, familias, comercios e instituciones cubriendo todo el país aunque con el previsible predominio de la región pampeana, la más prospera y asiento del grueso de la inmigración euskara. Termina con una “Nomina de Baskos establecidos en la Republica Argentina” con detalle de oficios y ocupaciones y por ciudad (nada menos que 166 poblados), con la peculiaridad que a los de Buenos Aires también se les consigna su dirección.

Algunas impresiones

La Argentina de 1910 se encontraba envuelta mayoritariamente por el optimismo. Predominaba una sensación de éxito, de nación pujante; razones había: un estado consolidado, un comercio interior y exterior activos, instituciones fundamentales como la escuela, los correos, la misma burocracia estatal, funcionaban eficazmente, etc. El progreso como ideal civilizatorio era la ideología hegemónica y nada aparecía en el horizonte como un obstáculo de relieve tal que el camino emprendido no solo fuere el mejor sino incluso el necesario.2 “Los Baskos en el Centenario” se identifica en ese consenso. El texto de Salaverria lleva de título “La acción de los baskos en el progreso argentino”, Daireaux en su escrito, “Conquistadores pacíficos”, dirá: “Hacendados y agricultores, consignatarios y banqueros, negociantes e industriales, doctores, escritores, oradores, artistas, estadistas y militares, en cualquier columna del índice general de la población de la Republica se encuentran apellidos baskos, y siempre entre los primeros, los de más fortuna, los de más competencia, los de más talento (...)”.3 Carlos Pellegrini señalará que en su viaje a lo largo de la costa vasca en los balnearios ve inscriptos en las casillas los mismos apellidos vascos que componen en su gran mayoría la alta sociedad porteña.4 Y toda la parte de las descripciones ilustradas denotan esfuerzos seguidos de éxitos y segmentos biográficos acordes al molde narrativo e interpelativo de la movilidad social ascendente.5

José María Salaverría Ipenza

José María Salaverría Ipenza.

Por otro lado se advierte que el relato identitario de los vascos en Argentina estaba ya prácticamente concluido y que la imagen que hoy el colectivo reproduce no ha variado sustancialmente.6 A lo largo del libro se repiten los valores del vasco: su fortaleza, vigor, tenacidad, su carácter noble, emprendedor, honrado, su espíritu altivo e independiente. Así, Lizarralde traza una relación entre la honradez de la etnia y el trabajo de lechero al serles conferida la confianza de entrar en los hogares. Salaverria destaca la fortaleza anímica del vasco para adentrarse en la soledad de la llanura y hacer de ella su lugar, y podríamos seguir. Se enfatiza especialmente el vinculo del vasco con la pampa al ser en ese territorio donde se convierte en un pionero, un forjador del progreso, y donde se produce el mayor intercambio cultural señalado, con el gaucho y su mundo. También encontramos mencionados los oficios que forman parte de la memoria del grupo: pastores, dueños de fondas, lecheros. O que fueron los primeros mantequeros, queseros y saladeristas y que el primer frigorífico fue de un vasco (Sansinena). En definitiva: toda una acabada representación de la relación e inserción del vasco con el medio argentino.

Pero la mayor peculiaridad del libro es la referencia a la Estancia “Euskadi”, de Olariaga y Barbier, un extenso establecimiento de 40.000 ha. asentado en el por entonces Territorio Nacional de la Pampa Central (hoy provincia de La Pampa), con una reproducción de su plano donde se observa la subdivisión en 7 cuadros siendo sus nombres el de los territorios históricos de Euskalherria, además de llevar designación euskara las lomas, jagüeles, la laguna, etc., toda la toponimia del llano rememora la tierra natal. No responde tal curiosidad a otra cosa que la temprana aparición del nacionalismo vasco en Argentina siendo justamente Nemesio de Olariaga quien ya en 1903 editó desde Maipú el periódico abertzale “Irrintzi”, el primero de su tipo en el país. Recuérdese que “Euzkadi” es un neologismo creado por Arana no más de 15 años antes y que a diferencia de lo que hoy ocurre era por entonces un término de indudable contenido político y por ello polémico.7

100 años después...

La Argentina de hoy, ciertamente más democrática, es menos optimista y segura de si misma que en 1910. A su vez el colectivo vasco ha cambiado, la inmigración cesó hace más de 50 años, la actual extensa red de Euskal Etxeak descansa hace tiempo en la labor de argentinos descendientes de vascos. Si entonces se trataba de integrar la cuantiosa inmigración hoy la integración es el dato y la superficie de emergencia de la identidad vasco-argentina. Si entonces los vascos produjeron un documento para hacer oír su voz en tal celebración y en su patria adoptiva hoy son, se diría, los “argentino-vascos” quienes continúan la tarea.

1 Revista ilustrada de frecuencia decenal fundada en 1893 por Uriarte y Grandmontagne como La Vasconia (cambiaria su tipografía en 1903) que era la principal referencia e instrumento de comunicación del colectivo euskaro en Argentina y oros países de Latinoamérica, constituyéndose además en un fructífero espacio de contacto entre escritores e intelectuales vascos y argentinos.

2 Va de suyo establecer que el cuadro real no era tan homogéneo y armonioso, pues había problemas: la conflictividad social era ya importante, el reclamo por un sufragio libre y universal aun no tenía respuesta y el impacto de la inmigración obligaría por esos años a que las elites definan los cánones de una nacionalidad cultural.

3 P. 52.

4El texto del ex presidente se titula “Eskualdunak” y en realidad fue escrito en 1905 como homenaje a la Asociación Euskal Echea.

5 Sin embargo, como es de preveer, hubieron quienes al parecer se sintieron cohibidos de participar en el libro porque no tenían fotos o porque su negocio, emprendimiento u oficio no iba a estar a la altura de los más prósperos. Esto motivó que La Baskonia en su número 589 del 10 de enero aclare la situación y los anime: “Unos ayudados por la fortuna y otros perseguidos por la desgracia todos luchamos y hacemos cuanto está de nuestra parte para salir a flote (...) Y todos, grandes y chicos, pueden y deben contribuir a esta obra”.

6 Este relato por supuesto se conforma además de lo proviso por el endogrupo por las apreciaciones del exogrupo que pasan a formar parte de la propia representación identitaria. En tal sentido esta obra debe ser considerada un momento no menor.

7 En esa época “Euskal Herria” tenía un uso mucho más extendido algo que puede percibirse en el volumen de marras.

La opinión de los lectores:

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