Idoia Zabaleta (Vitoria-Gasteiz, 1970)
Idoia Zabaleta nació en 1970 en Vitoria-Gasteiz. Estudió Biología y consiguió licenciarse en ese campo científico. Sin embargo, pronto se alejó de ese camino y se sumergió de lleno en el mundo de la danza. Sus primeros estudios de danza contemporánea los realizó con Julyen Hamilton, Alessandro Certini, Charlotte Zerbey y David Zambrano, y, sobre todo, trabajó la nueva danza y la improvisación. Entre 1992 y 1994 consiguió una beca y accedió a la Escuela de Nueva Danza de Amsterdam, donde profundizó sus estudios.
Su actividad profesional se ha extendido a diversos ámbitos, pero, principalmente, ha ensayado tres campos. Ha concedido siempre una singular importancia al lenguaje de la improvisación y ha realizado numerosos estudios al respecto. Además de sus investigaciones, ha realizado innumerables sesiones con distintos actores, músicos y bailarines, ofreciendo a los espectadores espectáculos en directo o buscando entre los participantes la sensación del primer momento. Ha participado en muchos proyectos de ese tipo. Investigación, danza y creación son los pilares del trabajo de Idoia Zabaleta.
Hace dos años creó junto con Juan González un espacio para la investigación de la danza en Lasierra (Álava): Azala.
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Edurne BEGIRISTAIN
La coreógrafa Idoia Zabaleta considera la danza como un lenguaje artístico. Le interesa, sobre todo, lo que tiene la danza de escritura y de lenguaje, y concede una importancia singular a la improvisación. Actualmente continúa presentando las piezas tituladas Bicho, eres un bicho, creada con Filipa Francisco, y Royal dance of Antonio & Idoia, creada con Antonio Tagliarini. Al mismo tiempo, se encuentra inmersa en la preparación de un nuevo trabajo en solitario.
Foto: Diario de Noticias, Jaizki Fontaneda.
¿Cómo se define a sí misma en el mundo de la danza?
En el mundo de la danza las definiciones no son nada fáciles. Para simplificar las cosas, digo que soy coreógrafa. A veces me presentan como artista, pero a mi me resulta más difícil esa definición, aunque me voy acercando a esa idea. Me estoy acercando a la responsabilidad de ser artista y cada vez tengo menos miedo a definirme como tal.
¿Qué es la danza para Idoia Zabaleta?
La danza son bastantes cosas. En este momento considero la danza como un lenguaje artístico. La danza es una forma de pensar, un lenguaje artístico. La danza es también conocimiento, pero a mi lo que más me interesa es lo que tiene de escritura y de lenguaje.
Usted estudió Biología. ¿Cómo dio el salto a la danza?
Estudié Biología y de pequeña pensaba que iba a trabajar de bióloga, en el campo de la investigación, en algún laboratorio. Pero me introduje por sorpresa en el mundo de la danza. Desde pequeña era aficionada al deporte y hacía gimnasia rítmica, pero no me gustaba nada ese rasgo de competitividad que tiene el deporte. En cambio, me resultaban muy agradables la expresión corporal y el trabajo en equipo. Hace algún tiempo empecé a practicar la danza como una disciplina de la gimnasia rítmica. Creía que en ese terreno había más investigación y menos disciplina, y esa idea me atrajo totalmente. Así, llegó un momento en el que conseguí aunar los estudios de Biología y la danza. Cada vez me atraía más el mundo del conocimiento, no sólo del cuerpo, sino la forma de concebir el mundo. Además tuve una suerte increíble en esto porque me concedieron una beca para estudiar danza y me fui a una escuela de New York. De ahí en adelante todo vino de seguido, hasta ahora.
¿Utiliza sus conocimientos de Biología para la danza?
Sí, utilizo mucho los estudios científicos en el mundo artístico y en la creatividad. Por ejemplo, las imágenes que utilizo normalmente para la danza suelen ser muy meteorológicas o paisajísticas. Mi imaginación está cerca de la Biología. Y, asimismo, para crear utilizo mucho la capacidad de la ciencia para estructurar el pensamiento. La utilizo para crear sistemas, más que para crear piezas.
Hizo sus estudios de danza en Amsterdam, en Italia y en Barcelona, pero decidió volver e Euskal Herria. ¿Por qué?
Vine por motivos amorosos y porque me gusta Euskal Herria. Además, trabajé como intérprete durante cuatro años con la compañía Mal Pelo de Barcelona y comprobé que me interesaba más la creatividad que la interpretación. Pero para los creadores recién iniciados era difícil quedarse en Cataluña y en aquella época había más facilidades en Euskal Herria en el mundo de la creatividad. Y eso fue lo que me impulsó a venir.
Pero en la actualidad su trabajo tiene mayor eco fuera que aquí. Tiene una estrecha relación con Italia, con Portugal…
Si, así es, y espero que eso vaya cambiando En los últimos tres o cuatro años he trabajado mucho en el extranjero. He trabajado en colaboración con Filipa Francisco, de Portugal, y Antonio Tagliarini, de Italia. Creo que para el público de Euskal Herria es más difícil contemplar mis trabajos y acercarme a ellos. Fuera, en cambio, es más fácil, y por eso mi trabajo se ve más fuera que en Euskal Herria.
¿Falta público y oportunidades de presentar su trabajo en Euskal Herria? ¿Hace falta una mayor labor de sensibilización para con la danza?
Sí, las artes escénicas, en general, se encuentran en una situación bastante difícil para llegar al público. La red de teatros que existe en Euskal Herria no es suficiente, aquí hay poco interés por la danza y los espectáculos que traen las instituciones son muy vistosos, son, en general, puros espectáculos. No están demasiado interesados en los demás campos que existen en el mudo de la danza. No tienen ningún interés en lo que producimos los creadores vascos. Eso es un problema. Y creo que el público de Euskal Herria está totalmente preparado para ver las cosas que hacemos y que dispone de los códigos necesarios para entender la danza.
Foto: Edurne Begiristain.
Realizó sus primeros estudios de danza con Julyen Hamilton, Alessandro Certini, Charlotte Zerbey y David Zambrano. De ellos aprendió, sobre todo, la improvisación.
Sí. La improvisación es algo que se aprende, tienes que entrenar el oído, la capacidad acción-reacción... Yo no he trabajado demasiado la expresión corporal, a mi lo que más me interesa es la organización de estructuras o sistemas, y la improvisación sirve en gran medida para trabajar eso. Organizas determinadas estructuras de juego y determinadas reglas que son las que tienes que gestionar.
¿Siempre se puede aprender algo de la danza?
Sí, pero no sólo de la danza; también aprendo de la literatura y de las artes visuales. Me gustan mucho los encuentros entre artistas, porque sirven para aprender mucho.
¿Es imprescindible la música para el trabajo, para la danza y para hacer coreografías o, por el contrario, sabe bailar sin música?
Puedo trabajar sin música. Me gusta la música como inspiración, para moverme y para calentarme, pero no me resulta imprescindible.
Por lo tanto, ¿usted encuentra melodías bailables en cualquier sitio?
Sí. Yo trabajo con ideas. Llevo ideas a escena. Hago un trabajo musical, pero basado en ideas. Las ideas son el punto de partida para la danza.
¿Qué importancia tiene el público para usted?
Una importancia total. Pero no creo en el público en general, para mi son espectadores. Cuando realizo mis trabajos, no pienso que le tengan que gustar al espectador; mi reto es saber qué influencia puede tener lo que hago en esa mirada que está ahí fuera. Mis últimos trabajos tratan de conseguir una ambigüedad, y siempre pienso en la influencia que puedan tener.
Foto: Edurne Begiristain.
¿Qué le ofrece el público?
Yo le ofrezco más al público que el público a mi. Pienso en el público pero eso no quiere decir que al público le tenga que gustar lo que yo hago.
Hace dos años creó junto con Juan González un espacio para la enseñanza de la danza en Lasierra (Álava): Azala. ¿En qué consiste exactamente?
Todavía no está definido y no creo que llegue a estar nunca definido del todo. Su objetivo es llegar a ser en un espacio de encuentro de artistas. En estos momentos hay, sobre todo, coreógrafos y actores, pero también han venido escritores, guionistas y cineastas a trabajar allí. Ofrecemos formación, pero a los que vienen les planteamos en qué debe consistir esa formación. Se puede decir que es una especie de autoescuela.
¿Azala es un espacio abierto únicamente a los artistas de Euskal Herria?
Está abierto a todos. Ese tipo de experiencias son bastante comunes fuera, pero a nivel del Estado las experiencias son aun pocas. Aquí en Euskal Herria hay poca costumbre todavía y yo tengo un gran interés en que este espacio se convierta en un espacio de referencia. Ha venido gente del Estado y de fuera y creo que el intercambio es sumamente interesante
¿Existe una pasión creadora en Euskal Herria?
Creo que en literatura y en artes visuales tenemos un gran nivel. Oteiza y Chillida han dejado un gran patrimonio y eso se nota. En teatro también existe patrimonio, aunque a partir de la década de los 90 las artes escénicas ha caído excesivamente dentro de los grandes espectáculos. En lo que respecta a la danza, en cambio, nosotros somos la primera generación, porque los que hacían danza en los 90 se fueron al extranjero y no han vuelto.
Foto: Diario de Noticias, Jaizki Fontaneda.
¿El hecho de ser la primera generación es importante para usted?
Sentimos una mayor presión de las instituciones, sí. De cualquier forma, creo que en Euskal Herria hay unos creadores muy interesantes que van a salir adelante. Tanto las instituciones como nosotros tenemos que trabajar mucho. En los últimos seis o siete años la danza se ha desarrollado mucho en Euskal Herria, se están produciendo más y mejores trabajos y eso es muy sano.
¿Y de ahora en adelante qué planes tiene? ¿Se plantea muchos retos?
Mi principal reto en estos momentos es dotar de estabilidad a Azala, y con eso ya tenemos trabajo suficiente. El reto es convertir Azala en un proyecto vivo. Además, me gustaría seguir creando. En ese sentido, mi reto es seguir presentando mis últimos trabajos en Euskal Herria.
¿Tiene nuevos proyectos entre manos?
Este año voy a presentar un nuevo trabajo. Un pequeño trabajo hecho en solitario. Y en eso ando ahora. Siempre he trabajado en grupo, y ahora, por primera vez, voy a trabajar en solitario. En la vida artística suelen quedarse muchas cosas en el camino, las que no utilizas, y yo voy a recuperarlas y a utilizarlas. Voy a hacer un trabajo de reciclaje. En octubre haré una selección de esos temas. Estoy trabajando con una idea muy clara: canciones, pájaros y paredes.
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