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Los vizcaínos en la corte y su actuación en las negociaciones mantenidas por las instituciones provinciales vizcaínas y la Corona durante la guerra franco-española (1635-1659)

Imanol MERINO MALILLOS

Trabajo realizado gracias al disfrute de una beca predoctoral del Gobierno Vasco.

La vertebración de la Monarquía compuesta Hispánica del periodo de los Austrias tenía un elemento clave: la negociación entre las instituciones territoriales y la Corona.1 En este sentido, las principales entidades territoriales contaban con foros y órganos propios donde poder desarrollar el parlamento como eran las Cortes. Por ejemplo, el reino de Castilla contaba con sus Cortes, adonde acudían 18 ciudades cabezas de partido.2 O los reinos que componían la Corona de Aragón, con Cortes cada uno de los territorios. Y a ellos debemos de añadir la existencia de órganos reales de decisión particulares, tales como el Consejo de Castilla o el de Aragón.

En el caso del Señorío de Vizcaya, al igual que las Provincias de Guipúzcoa y Álava, contaban con unas Juntas Generales propias en sus territorios, sí, pero carecían de representación en el principal espacio de negociación de la Corona de la que formaban parte: las Cortes de Castilla. Por ello, las instituciones provinciales vizcaínas debían recurrir a otros pasillos3 en la corte, también utilizados por el resto de territorios, para vehicular sus negociaciones y diálogo con los órganos rectores de la Monarquía. Éstos, en el caso del periodo que analizamos (1635-1659), fueron básicamente el Consejo de Guerra, dada la contienda, y el Consejo de Castilla, puesto que, como comentamos, Vizcaya formaba parte de dicha Corona. En este sentido, dos fueron los principales cauces utilizados por las instituciones provinciales vizcaínas durante el periodo que duró la guerra franco-española. Por un lado, los representantes oficiales del territorio en la corte y los Consejos Reales, es decir, los agentes permanentes y los enviados especiales para uno o varios asuntos.4 Por otro, los patronos cortesanos, entre los que destacaban los hijos del Señorío, a los que consagraremos las siguientes líneas.5

Las misivas remitidas por el Señorío son un excelente baremo en lo que se refiere a calibrar la importancia de ciertos individuos, dada su posición, a la hora de encauzar una negociación.6 En el caso del Señorío, se observa claramente la importancia de los hijos del mismo, es decir, aquellos vizcaínos que habían alcanzado una posición relevante en el seno de la corte y la administración7, la cual podía permitir que las peticiones o intenciones de las instituciones provinciales vizcaínas predominasen en las negociaciones mantenidas por éstas y la Corona. Nosotros, como ya hemos apuntado, nos vamos a centrar en un periodo concreto, la guerra franco-española habida entre 1635 y 1659.

El caso principal durante dicho conflicto fue el de los hermanos Lezama. El suyo es un excelente ejemplo de ascenso de un linaje desde las calles de Bilbao hasta los consejos madrileños.8 Y es que ambos hermanos, Jerónimo y Antonio de Lezama, representan el punto culminante de una estrategia seguida por un linaje, los Lezama, que, siendo sus miembros parte de la oligarquía local, habían pasado a servir a la Corona en Vizcaya como proveedores de Armadas en Vizcaya, caso de Baltasar de Lezama y su sucesor en dicho cargo, tras un breve paréntesis temporal, Domingo de Lezama Arana, padre de Jerónimo y Antonio, hasta que finalmente estos hermanos dieron el salto a Madrid y acabaron sirviendo a la Corona en la propia corte. No en vano, Jerónimo alcanzaría el cargo de secretario del conde-duque de Olivares.9, mientras que Antonio llegaría a ser miembro del Consejo de Castilla en plaza supernumeraria.10 Y, precisamente por su eminente posición en el seno del sistema polisinodial y la corte, así como por su condición de vizcaínos, las instituciones provinciales vizcaínas acudieron a ambos en múltiples ocasiones a lo largo de la cuarta década del siglo XVII.

Una idea que no hemos de perder de vista es que, pese a que estos personajes estaban plenamente integrados en el mundo cortesano, no habían roto ni mucho menos su relación y vínculos con su tierra de origen. Ni habían perdido intereses en los mismos, dado que mantenían una serie de cargos y posesiones en Bilbao y Vizcaya.11

La relevancia de sus roles como destacados cortesanos a los que acudió el Señorío para vehicular peticiones y negociaciones queda patente si analizamos los libros copiadores de cartas remitidas por las instituciones provinciales vizcaínas. Así, en el caso que nos centramos, Jerónimo de Lezama, nos encontramos con una cifra ciertamente significativa. Y es que, entre el año 1643, cuando comenzaron a copiarse las cartas enviadas por el Señorío de Vizcaya, y 1650, Jerónimo fue el segundo destinatario en importancia según el número de cartas. Por delante de él sólo quedó, lógicamente, dados los parámetros del periodo, el monarca.

Por detrás de él quedaron figuras tan destacas de la corte como podían ser el presidente del Consejo de Castilla, figura principal del órgano de decisión jurídico-administrativa que atañía a Vizcaya. Igualmente sus cifras sobrepasaban las de la figura cortesana aquellos años: don Luis Méndez de Haro, valido del rey, cuyo amparo también buscó el Señorío. E, incluso más sintomático todavía, por delante del propio agente del Señorío en Madrid, encargado de los pleitos y gestiones de Vizcaya en la corte.

Principales destinatarios de las cartas enviadas por el Señorío de Vizcaya entre 1643 y 1650

Destinatario Número de cartas enviadas por el Señorío
Rey

58

Jerónimo de Lezama 25
Presidente del Consejo de Castilla12 22
Luis Méndez de Haro 21
Juez Mayor de Vizcaya 8
Agentes del Señorío en la corte 17
Fuente: Elaboración propia en base a las cartas copiadas en Archivo Foral de Bizkaia [AFB], Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fols. 1-168 v.

Eso en cuanto al análisis cuantitativo, siempre significativo. Pero también hemos de abordar el análisis cualitativo, es decir, el contenido de las cartas. En esencia, dado el condicionante principal de las negociaciones mantenidas entre el Señorío y la Corona, es decir, la guerra con Francia, aquél acudió a Jerónimo para encauzar las negociaciones en torno a los servicios de gentes realizadas por ésta. Así ocurrió, por ejemplo, en 1646, cuando el Señorío solicitó a Jerónimo que transmitiese al rey la imposibilidad de levantar las cuatro compañías que el monarca solicitaba a Vizcaya para enviar a Guipúzcoa.13 Mas pronto los avatares de la contienda en el frente catalán hicieron variar la petición real, y finalmente las Juntas Generales acabaron aprobando un servicio de 200 hombres para Cataluña.14

Pero, como en toda negociación, quien recibía también debía dar. O, al menos, también debía estar dispuesto a escuchar las peticiones de quien había otorgado. Es decir, las realizadas por el Señorío a la Corona. En dicho caso, las instituciones provinciales vizcaínas también recurrieron en más de una ocasión a Jerónimo de Lezama, a fin de reforzar las peticiones.

Llegados a este punto, hemos de tener en cuenta que el Señorío no acudía a Jerónimo directamente sin antes, de forma usual, comentar el asunto con su agente o comisionados en Madrid, encargados en teoría de la representación de Vizcaya. Es decir, las instituciones buscaban reforzar la petición con la intervención de los cortesanos, pero comunicándolo con el agente o comisionados de Vizcaya, o al menos con su conocimiento, y buscando esencialmente complementar la actuación de éstos. Así, en 1647, el Señorío pedía a Jerónimo que:

se seruira de asistirle en quanto se le ofreçiere a D Dio de Mendoça y Arteaga vn cauallero a quien tengo encargados los negocios de mayor ynportançia que se me pueden ofreçer y en todos me prometo muy buen suceso con su fauor de VM.15

Poco después el Señorío volvió a solicitar a Jerónimo que favoreciese la causa vizcaína y ayudase al enviado a la corte, Jacobe de Ugaz, para la solicitud de la incorporación del cargo de veedor de contrabando al del corregidor de Vizcaya.16

Como venimos insistiendo, las instituciones provinciales vizcaínas pretendían con la intervención de los cortesanos robustecer la posición del Señorío. Por ello, en múltiples ocasiones, no acudía únicamente a un solo cortesano, sino que se enviaban múltiples cartas a varios de ellos. Así, en 1646, el Señorío envió misivas no sólo a Jerónimo de Lezama, sino también al conde de Castrillo y a Luis Méndez de Haro, para que favoreciesen la carrera de Antonio de Bengolea, capitán de artillería del reino de Galicia.17

Dicho caso nos permite también observar cómo el Señorío no sólo buscaba el beneficio colectivo, sino también, en ocasiones, individual, aunque éste pudiese más adelante también redundar en beneficio de toda Vizcaya. Un claro ejemplo lo tenemos el capitán Gregorio de Musaurieta Otáñez, en cuyo caso se pedía a Jerónimo que <<se sirua de fauorezerle, que toda la mrd que rreçiuiere de su mano sera para mi de suma estimaçion y le manifestare en lo que se ofreçiere del seruiçio de Vmd.>>18

Pero, más allá de las negociaciones, en ocasiones señaladas el Señorío eligió a Jerónimo de Lezama como su representante en eventos de marcada importancia cortesana, dada su condición de vizcaíno más relevante en el ámbito cortesano. Así, ante el nuevo matrimonio de Felipe IV, en 1647, Jerónimo fue elegido por las instituciones provinciales para dar el parabién el rey en nombre del Señorío, si bien al final tuvo que ser su hermano Antonio quien acudiese a dicha tarea por indisposición de Jerónimo.19

El propio Señorío manifestaba a Jerónimo en la carta mediante la cual se congratulaba de su recuperación de lo mucho <<que ynteresso en tener hijo de tales prendas>>20 como él.

La relación no se ceñía única y exclusivamente a cuestiones de la negociación y de intereses. Así, en 1649, ante la muerte de su hermano Antonio, el Señorío de Vizcaya envió una carta a Jerónimo y comisionó a su agente en Madrid para que le transmitiese pésame y lo mucho que sentía la pérdida de <<un hijo tan ylustre>>. De hecho, el Señorío se disculpó por no haber transmitido antes las condolencias, pues la ausencia de uno de los Diputados Generales había imposibilitado el envío de la carta.21

La desapación de ambos hermanos hizo que, a lo largo de la década de 1650, las instituciones provinciales vizcaínas buscasen la sombra de un nuevo árbol, la protección e intermediación de otros personajes destacados de la corte, cuya posición podía favorecer los intereses de Vizcaya. Y todo indica que no se buscó un personaje cualquiera, sino que se trató de buscar el apoyo de la principal figura cortesana después del rey: el nuevo valido real, don Luis Méndez de Haro.

1 Vid, en este sentido, entre la excelsa bibliografía sobre el asunto de las negociaciones y de las relaciones entre los territorios y la Corona, los artículos contenidos en la obra del profesor Gil Pujol, Xavier: Tiempo de política. Perspectivas historiográficas sobre la Europa moderna, Universitat de Barcelona, Barcelona, 2006, en especial <<¿Centralismo y localismo? Sobre las relaciones políticas y culturales entre capital y territorios en las monarquías europeas del Barroco>>, págs. 113-150, así como el artículo del profesor Arrieta Alberdi, Jon: <<Las formas de vinculación a la Monarquía y de relación entre sus reinos y coronas en la España de los Austrias. Perspectivas de análisis>>, en Álvarez Ossorio, A. y García García, B. J. (eds.): La monarquía de las naciones, Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2004. págs. 303-326.

2 Sobre el papel y la evolución de las Cortes de Castilla a lo largo de los siglos XVI y XVII, vid: Fortea Pérez, José Ignacio: Las Cortes de Castilla y León bajo los Austrias, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2008.

3 Expresión utilizada por el profesor Jon Arrieta Alberdi en su artículo clave para la comprensión de la articulación de la Monarquía compuesta de los Austrias y las relaciones mantenidas por la Corona y los diferentes territorios durante los siglos XVI y XVII [Arrieta Alberdi, Jon: Art. Cit.]

4 Nos aproximamos a la figura de los agentes de Vizcaya en la corte en el artículo <<vizcaínos sirviendo al Señorío en la corte. Los agentes del señorío de Vizcaya en la corte: orígenes, configuración y evolución (siglos XVI-XVII)>> disponible en Euskosare.

5 Desde hace unos años se viene poniendo de manifiesto la importancia a nivel individual o familiar de las redes de patronazgo y clientelismo en la vida política de la Edad Moderna, resaltándose la importancia de los lazos tales como amistad, familia u origen territorial [Dedieu, Jean Pierre: <<Amistad, familia, patria … y rey. Las bases de la vida política en la Monarquía española de los siglos XVII y XVIII>>, en Melanges de la Casa de Velázquez, Nº 35, 1, Casa Velázquez, Madrid, 2005, pags. 27-50]

6 Afortunadamente para los historiadores la diputación de Vizcaya ordenó a su secretario a finales de 1640 <<que aya un copiador y libro donde se escrivan las copias de todas las cartas y los señores corregidor y diputados generales,//(fol. 141vo) o al que se allare presente cuando se an de escribir, señalen las dichas copias>> [Juntas y Regimientos de Bizkaia, Actas, tomo XII, Bilbao, 2005 pág. 431 (Diputación, 22 de Noviembre de 1640)], aunque sólo hemos hallado dichos libros desde el año 1643.

7 Aunque cada vez tenemos más conocimiento de los vizcaínos y vascos en general que desarrollaron una importante carrera en la administración central y la corte de la Monarquía Hispánica todavía hoy es escaso, sobre todo para la decimpéptima centuria. En este sentido, el profesor Floristán Imízcoz ha ofrecido un balance sobre la presencia de vascos y navarros en la administración y ejército hispánicos del siglo XVI, adentrándose de manera ocasional en el siglo de Oro, en: Floristan Imízcoz, Alfredo: <<Vascos y navarros en la Monarquía española del siglo XVI>>, en del Burgo, Jaime Ignacio (coord.): Vascos y navarros en la Historia de España, Laocoonte, Pamplona, 2007.

8 El ascenso del linaje Lezama, pasando por Baltasar de Lezama y Domingo de Lezama, padre de Jerónimo y Antonio de Lezama, ha sido reconstruido, de forma más específica por Santiago Pérez Hernández [Pérez Hernández, Santiago: <<Patrimonio y poder en la Vizcaya del Siglo de Oro: Los Lezama, entre la lealtad al solar y las oportunidades de encumbramiento>>, disponible on-line en www.um.es/familia/Congreso/PEREZHERNANDEZ.doc] [consultado el 18 de Enero del 2011], y, de manera más contextualizada, por Mikel Zabala Montoya [ Zabala Montoya, Mikel: <<El grupo dominante de Bilbao entre los siglos XVI y XVII: bases de poder y estrategias de reproducción a la luz del capitulado de Concordia>> en Brocar, nº 26, Universidad de La Rioja, Logroño, 2002, págs. 53-80]

9 Elliott, sir John H.: El conde-duque de Olivares. El político en en una época de decadencia, Crítica, Barcelona, 1990, pág. 637.

10 Fue nombrado el 27 de Agosto de 1648 [Archivo General de Simancas (en adelante AGS), Escribanía Mayor de rentas, Quitaciones de Corte, leg. 8, fols. 467-479].

11 Así, por citar un ejemplo, Antonio de Lezama, solicitó en 1648, a la par que, entre otros, otros destacados cortesanos oriundos como Martín de Larreategui,o Baltasar de Cebericha, oficial de la Secretaría de Estado, la concesión de los patronazgos de las iglesias de Zaldibar, Mallabia y Yurreta, así como la prebostad y tercias de Ermua, que habían vacado por muerte de Gonzalo de Ugarte. [AGS, Consejo de la Cámara Castilla, Pleitos y Expedientes, , L. 1926]. Vid en este sentido el artículo citado de Santiago Pérez Hernández [Pérez Hernández, Santiago: art. Cit.].

12El número de cartas remitidas al presidente del Consejo de Castilla es la suma de las veinte dirigidas expresamente a él , más las remitidas a las personalidades que ostentaron dicho cargo durante ese periodo de tiempo, Juan de Chumacero Carrillo (1643-1648), a quien se envió una carta, y Diego de Riaño y Gamboa (1648-1661), que recibió también otra carta.

13 Carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 14 de Julio de 1646, en Archivo Foral de Bizkaia (en adelante AFB), Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 83 v.

14 Juntas y Regimientos de Bizkaia, Actas, tomo XIII, Bilbao, 2005, págs. 333-334 (Junta General, 30 de Julio-1 de Agosto de 1646).

15 Carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 16 de Diciembre de 1647, en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 118 v.

16 Carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, sin fecha [1648], en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 137-137 v.

17 Carta del Señorío a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 18 de Junio de 1646, en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fols. 78-78 v.

18 Carta del Señorío a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 25 de febrero de 1650, en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 153 v.

19Así lo expresaba la carta mediante la cual el Señorío informaba a Jerónimo de Lezama de su elección como encargado de dar la enhorabuena al monarca: <<Su magd (Dios le guarde) me a dado auiso como tiene ajustado sus casamiento con la sra archiduquesa yo me he olgado mucho de tan acertada elecion y discurriendo en la persona que en mi nombre pueda manifestar a su magd el contento con que quedo, para conseguir el desempeño desta obligacion me a parecido suplicar a VM [tachado: en mi nombre] sea seruido de ablar a su magd en mi nombre dandole esa carta y a mi muchas ocasiones de su seruiçio ge Dios>>, apuntando al margen que <<esta legacia se cometio al sr D Antonio de Lecama por indispusicon del sr d Gmo su hermano>> [carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 7 de Septiembre de 1647, en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 113].

20 Carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 16 de Diciembre de 1647, en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fol. 118 v.

21Carta del Señorío de Vizcaya a Jerónimo de Lezama, Vizcaya, 20 de Agosto de 1649, y carta del Señorío de Vizcaya a su agente en Madrid Pedro Pablo de Cantabrana, Vizcaya, 20 de Agosto de 1649, ambas en en AFB, Gobierno y Asuntos Eclesiásticos, AJ01481/006, fols. 150-150 v.

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