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Jon Ander RAMOS MARTINEZ, Universidad del País Vasco
En el año 1877 la colectividad vasca de Cuba creaba en La Habana la Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia (en lo sucesivo AVNB). La participación en el seno de dicha Asociación de vascos del otro lado de los Pirineos apenas fue significativa, 2’60% del total de asociados en 1890, pero supuso un paso adelante hacia una concepción amplia de identidad vasca que reunía a “hermanos” de ambos lados de los Pirineos bajo la denominación Euskal Herria.1
La llegada masiva de emigrantes a lo largo del siglo XIX, y sobre todo en su segunda mitad, no tuvo un reflejo inmediato en la agrupación de los diferentes colectivos en asociaciones de base étnica. Como bien apunta Álvarez Gila “...todavía no se había desarrollado suficientemente entre aquéllos la conciencia de formar parte de un mismo grupo particular, capaz de realizar acciones colectivas que asumieran el papel de intérprete entre la sociedad receptora y el arquetipo de inmigrante vasco... aún no se había alcanzado el grado necesario en el proceso de construcción cultural de una «etnicidad» vasca...”.2 Salvo contadas excepciones, el auténtico boom asociativo no se dio hasta la década de 1870, y para el caso vasco las primeras asociaciones surgirán en torno al año 1876. De hecho, hasta esta fecha los vascos tendieron a integrarse en asociaciones nacionales, francesas o españolas según su procedencia.
En algunos casos podemos tomar como válida la idea de que la abolición de los fueros vascos sirvió de azote a la conformación de las instituciones vascas en América. Para el año 1877 tenemos tres sociedades vascas en Argentina, Uruguay y Cuba. Irigoyen Artetxe3, teniendo en cuenta la simultaneidad con la que se crean estas sociedades vascas, plantea la hipótesis de que pudiera haber existido un hilo conductor que vinculara tales iniciativas, que no sería otro que la derogación de los fueros vascos tras la ley de 1876. Tal relación causa-efecto parece clara para el caso bonaerense, pero no resulta igual de sencilla esa vinculación para el caso montevideano y menos aún para el caso cubano.
Primera sede de Laurak Bat en Buenos Aires.
El hecho de crearse las primeras instituciones vascas en América no fue sinónimo de integración dentro de las mismas de todo el colectivo vasco, entendido éste como vasco-españoles y vasco-franceses. La etiqueta de ambas instituciones, tanto la de Montevideo como la de Buenos Aires, “Laurak Bat” (=Cuatro en una) aludía a la unión de los vascos de las cuatro provincias vascas de España, obviando a los vasco-franceses.4 Esta mención explicita del carácter “español” que debían tener sus socios, sólo se admitía, excepcionalmente y como adherentes, a los descendientes de inmigrantes vasco-españoles5, suponía un obstáculo para la plena integración, en su aspecto institucional, de la ya casi conformada colectividad vasca.
Para el caso de Uruguay, esta denominación eminentemente vasco-española de la Sociedad Protectora de Inmigrantes Vascongados motivó más de una discusión en su seno, lo que llevó a la conformación de la Caja Vasco Navarra de Reempatrio en el año 1883.6 Esta nueva institución supuso un cambio sin precedentes, ya que exponía en su artículo 2º:
“... los propósitos de esta humanitaria institución son el proveer en los límites del presente Reglamento, al reempatrio de todos los Vascongados y Navarros, comprendiendo en esta familia, sus hermanos los nacidos al otro lado de los Pirineos, ó sea los vasco-franceses residentes en la República Oriental del Uruguay...”.
En estos estatutos se hacía pública ya la “hermandad” de todo el colectivo vasco y suponía un paso adelante en esa concepción transpirenaica de la identidad vasca. Esto no supuso más que el primer paso en esa unidad vasca transnacional, quebrando a la vez la unidad institucional de la sociedad en la que había nacido, el Laurak Bat. Así, de la escisión provocada en el seno de la colectividad vasca de Montevideo, surgió un nuevo centro, denominado Centro Vascongado, y que ya recogerá en sus estatutos referencias en cuanto al origen de sus asociados, quedando esta vez sí abierta a los vínculos de unión y fraternidad entre los vascongados de ambas vertientes de los Pirineos y de sus descendientes que residían en el país.7
Cancha o frontón de pelota del Centro Vascongado.
La relativamente corta existencia de estas sociedades, no debe de hacernos olvidar el papel determinante que tuvieron de cara al futuro. En palabras de Irujo estas tuvieron el indiscutible mérito de lograr establecer, con el rigor de sus estatutos, la definición del termino “ser vasco”, marcando el nacimiento de una nueva identidad vasca americana que, si bien ellas no gestaron por sí mismas, incluyeron, por expresarlo de alguna manera, un cuerpo legal.8
En el caso de Argentina, y como señala Álvarez Gila encontramos presencia de efectivos de las dos regiones vascas, nor y surpirenaica desde los momentos iniciales del proceso migratorio, aunque este hecho no se reflejó en un entramado institucional propio, integrándose en estos primeros momentos, y hasta el año 1876 vascos de ambos lados del Pirineo en asociaciones nacionales francesas y españolas.9
Al igual de lo sucedido para el caso montevideano, la creación en 1877 de la asociación Laurak Bat de marcado carácter vasco-español, donde solo se admitían a vasco-españoles y descendientes, supuso un obstáculo para la plena integración de todo el colectivo vasco surgiendo de igual modo voces discordantes que abogaban por eliminar dicha restricción y permitir el acceso de vasco-franceses.10
Los deseos de una institución que integrase a vascos de ambos lados del Pirineo será una cuestión a debate que no se concretará hasta el año 1900 con el nacimiento de “Euskal Echea” en Buenos Aires, la primera institución creada para todos los vascos.11
Euskal Echea, Argentina.
Al contrario de lo que sucede en el caso argentino y uruguayo, donde la integración en las instituciones de los vascos-franceses provocó escisiones y debates entre los miembros destacados de la colectividad vasca, en La Habana la AVNB no vetará la entrada a la asociación al elemento vasco-francés. Aunque su nombre denota que se trata de una sociedad que albergará en su seno a vascos y navarros, lo que en principio parecería constreñir su ámbito a las provincias vasco-españolas, en ninguno de los cuarenta y siete artículos del reglamento inicial se determina cual debe ser la naturaleza de sus miembros.12
En el caso de la AVNB, al igual que en todas las sociedades constituidas en América la adscripción voluntaria de sus miembros dependió en gran medida del entusiasmo y la participación de aquellas gentes que convirtieron en realidad ese primer sueño asociativo. ¿Quiénes componían la masa societaria de la asociación vasco-navarra? Como ha sido apuntado anteriormente, a diferencia de Uruguay y Argentina, en el caso de la colectividad vasca de Cuba, acogió desde el inicio al componente vasco-francés sin ningún tipo de rechazo.
Cubierta del primer volumen (año 1880) de la revista Euskal-Erria.
Según nota recogida en la revista Euskal Erria de San Sebastián, en el año 1883 la AVNB contaba con 610 socios.13 La mayoría de asociados la constituían los vizcaínos, seguidos de guipuzcoanos y navarros.14 Alaveses15, vasco-franceses (un total de 15 socios) y los nacidos en la propia isla de Cuba junto con los naturales de otras provincias españolas completaban el grueso de la masa societaria.
A la hora de analizar la emigración vasco-francesa a los distintos países americanos, y en especial a Cuba a lo largo del siglo XIX, nos hemos centrado en el análisis de dos fuentes: por un lado las listas de asociados de la AVNB para los años 1890-1899; y por otro, los censos militares. En lo que a los documentos oficiales de la Asociación hace referencia, carecemos de listados para los primeros 13 años de la institución, y para la década de 1890 encontramos seis listados que comprenden los años 1890, 1895-99.
A lo largo de la década de 1890-99 encontramos un total de 18 socios originarios del País Vasco-francés, sin que esto signifique que estos lo fueron a lo largo de los 10 años señalados, al igual que no podemos asegurar que estuvieran inscritos o no desde su fundación o a lo largo de la década de 1880. Algunos fueron socios por largo tiempo. Así tanto Bonifacio López-Opacua como Adolfo Mendy aparecen registrados como socios en 1890 y también todos los años que van desde 1895 hasta 1899, de lo que podemos deducir que también serían socios durante los años de que no disponemos listados. Y en el caso de Adolfo Mendy va más allá, ya que en el año 1881 aparece como vocal suplente de la Junta Directiva, lo que nos hace sospechar que bien pudiera ser socio desde el principio y que fuera una persona destacada dentro del colectivo vasco.16 Este hecho, intrascendente para el caso de los vasco-españoles, que representaban el grueso de la masa social, debe de ser destacado ya que hace visible la participación de personas originarias de las provincias vasco-francesas en el seno de la Asociación.
En cuanto a los datos extraídos de los censos militares, señalar que el muestreo se ha realizado en base a los censos de los cantones de Hasparren, Iholdy, Baigorry, Mauleón y Uztaritz, cinco de los diez que comprenden las tres provincias vasco-francesas de Lapurdi, Zuberoa y Behe-Nafarroa. Estos datos nos muestran como el grueso del contingente migratorio vasco-francés emigró principalmente a Argentina, Uruguay y a los Estados Unidos, siendo el número de emigrantes que escogen como destino la aún posesión ultramarina española muy escaso. Además, de los que arriban a la mayor de la Antillas, la mayoría lo hacen a la zona oriental17, por lo que el número de vasco-franceses que encontramos en occidente es muy escaso, como queda reflejado en el escaso porcentaje de asociados naturales del País Vasco-francés que registró la AVNB de La Habana.
Baigorri (Baja Navarra).
Los datos para los años 1880-1886 nos ofrecen un total de 25 naturales de las provincias vasco-francesas que a la hora de ser censados para el ejército aparecen como instalados en Cuba. Cerca de un 64% de ellos aparecen como insumisos, confirmando de esta manera una de las principales causas que llevo a miles de jóvenes franceses a emigrar hacia América a lo largo del siglo XIX. En cuanto a su procedencia, la mayoría proceden del cantón de Hasparren (60%), zona que presenta un importante movimiento migratorio hacia América, y más concretamente hacia Cuba, como bien ha estudiado el profesor Çuburu.18 La mayoría de estos emigrantes se asentaran en estas fechas en la zona de La Habana, aunque parece ser que posteriormente el grueso de la emigración vasco-francesa se trasladó hacia el oriente de la Isla. La falta de listados de asociados para los años 1880 nos impide poder saber si alguno de estos vasco-franceses que en estos años se encontraban en La Habana pertenecieron o no a la Asociación.
Aunque la participación en el seno de la Asociación de vasco-franceses apenas fue significativa, sí que supuso un paso adelante hacia una concepción amplia de identidad vasca que reunía a “hermanos” de ambos lados de los Pirineos bajo una misma identidad nacional vasca. Además, el hecho de que desde los inicios, o por lo menos desde el año 1881, encontremos vasco-franceses formando parte de la Asociación refuerza la hipótesis de que el caso del asociacionismo vasco en Cuba difiere de los modelos ensayados en Uruguay y Argentina. Países estos últimos donde a estas alturas de comienzos de la década de 1880 no tenían aún muy desarrollada la idea de nación vasca que aglutinase tanto a vasco-españoles como a vasco-franceses. Planteamientos estos que en Montevideo se verán plasmados a través de la creación la Caja Vasco Navarra de Reempatrio en la que se daba carta de ciudadanía a sus “hermanos nacidos al otro lado de los Pirineos, o sea Vasco-Franceses”. Para el caso de la Asociación Laurak Bat de Buenos Aires habría que esperar hasta bien entrado el siglo XX para que también asuman esta concepción transpirenaica de nacionalidad vasca. Cierto es que en estos años finales del siglo XIX existía ya un caldo de cultivo y un debate terminológico muy fuerte respecto a la identidad vasca y la integración de vasco-españoles y vasco-franceses en una misma estructura. A pesar de lo cual, todavía en 1895 el Laurak Bat seguía rechazando como miembros a los vasco-franceses, razón por la cual algunos de ellos fundarían ese año el Centro Vasco Francés de la capital Argentina.19
1 Este trabajo es una parte de una investigación en curso que analiza la presencia del elemento vasco-francés dentro de la Asociación de Beneficencia Vasco-Navarra de La Habana, y cuyos primeros resultados fueron presentados en el Congreso “Mobilités, territoires et imaginaires en Amérique” celebrado en Pau en enero de 2011.
2 Óscar ÁLVAREZ GILA, “La formación de la colectividad inmigrante vasca en los países del Río de la Plata (siglo XIX)”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, nº 19, CEMLA, Buenos Aires, 1999, pág. 300.
3 Alberto IRIGOYEN ARTETXE: La Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia de La Habana y otras entidades vasco-cubanas (pendiente de publicación).
4 Lema que estaba siendo utilizado ya en el País Vasco por las Diputaciones Forales para hacer referencia a la unión de las cuatro provincias vasco-españoles en defensa de los derogados fueros.
5 Begoña CAVA MESA, La sociedad Laurak Bat de Buenos Aires, Vitoria, Gobierno Vasco, 1992, pág. 25.
6 Sobre la Caja Vasco Navarra de Reempatrio ver Xabier IRUJO, Alberto IRIGOYEN, La hora vasca del Uruguay. Génesis y desarrollo del nacionalismo vasco en Uruguay 1825-1960, Montevideo, Institución de Confraternidad Vasca Euskal Erria, 2006, págs. 48-50.
7 Alberto IRIGOYEN ARTETXE, Laurak bat de Montevideo, primera euskal etxea.del mundo 1876-1898, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 1999, págs. 159-168.
8 Xabier IRUJO, Alberto IRIGOYEN, La hora vasca del Uruguay..., op. cit., pág. 41.
9 Óscar ÁLVAREZ GILA, “La formación de la colectividad inmigrante vasca...”, op. cit, pág. 301.
10 Álvarez Gila señala que esta disposición no era totalmente estricta, pues algunos vasco-franceses lograron integrarse como socios en el “Laurak Bat”, pero siempre por la vía de la excepcionalidad.
11Marcelino IRIANI ZALAKAIN, Óscar ÁLVAREZ GILA, Euskal Echea: la genesis de un sueño (1899-1950): Llavallol, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2003. En el camino habían surgido el Centro Vasco-Francés y el Centro Navarro en el año 1895, que lejos de incrementar las dificultades en pos de una unidad vasca sin ningún tipo de condicionamientos, a decir de Álvarez Gila, al contar los diferentes sectores con interlocutores propios válidos, hizo que el camino hacia la unidad fuera más evidente que nunca.
12Esta es una notable diferencia con respecto a las sociedades vascas montevideana y bonaerense, en las cuales si que era requisito para ser socio ser nacido en alguna de las provincias vascas o Navarra.
13“Variedades Euskaras”, Euskal Erria, San Sebastián, IX (1883), pág. 187.
14En cuanto al componente navarro dentro de la sociedad, ver el trabajo de Juan Bosco AMORES CARREDANO, “Los Navarros y la Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia de La Habana”, en Óscar ÁLVAREZ GILA, Alberto ANGULO MORALES (eds.): Las migraciones vascas en perspectiva histórica (siglo XVI-XX), Bilbao, Universidad del País Vasco, 2002, págs. 235-258.
15Atendiendo al censo de socios del año 1890, el número de vizcaínos sobrepasaba el 50% de los socios totales. Sin embargo, y como bien apunta Irigoyen Artetxe, esta supremacía en el número de asociados no les reportaba ningún tipo de privilegio o ventaja a la hora de elegir a los miembros de la Directiva. Es más, se abogaba por un equitativo reparto de los cargos en la Directiva entre los miembros de las cuatro provincias, propuesta que fue desestimada por no hallarse prevista en el Reglamento. AAVNB, Legajo 1, Expediente 2, Junta General Extraordinaria del 6 de julio de 1884, pág. 141.
16AAVNB. Libro de Actas nº 2 1881-1884, Legajo 1, Expediente 2. Junta General del 12 de julio de 1881, pág. 1.
17Para el tema de emigración vasco-francesa a Cuba ver trabajo de Beñat ÇUBURU, Contribution à l’étude de l’émigration basque en Amérique...”, op. cit.
18Beñat Çuburu, Contribution à l’étude de l’émigration basque en Amérique...”, op. cit.
19Xabier IRUJO, Alberto IRIGOYEN, La hora vasca del Uruguay..., op. cit.; Óscar ALVAREZ GILA, “Los inicios del nacionalismo vasco en América: el centro Zazpirak Bat de Rosario (Argentina)”, Sancho el Sabio, 12, 2000, págs. 153-176; “Vascos y vascongados: luchas ideológicas entre carlistas y nacionalistas en los centros vascos del Río de la Plata (1900-1930)”, en Ronald ESCOBEDO MANSILLA, Ana de ZABALLA BEASCOECHEA y Óscar ALVAREZ GILA (eds.): Emigración y redes sociales vascas en América, Vitoria-Gasteiz, Universidad del País Vasco, 1996, págs. 171-192.
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