Fuente: Auñamendi Eusko Entziklopedia
Con un grupo de colaboradores de la Red Comète: a su derecha, Alejandro Elizalde y a su izquierda, Ambrosio San Vicente, Martín Hurtado de Saracho y Florentino Goicoechea.
Cuando estalló la Guerra Civil, su familia se trasladó al otro lado del Bidasoa, a la casa “Kontxesinea” de Béhobie. En el verano de 1940, los alemanes confiscaron parte de su vivienda y 15 soldados fueron alojados en ella. La Resistencia le ofreció colaborar en tareas informativas y de paso de fugitivos y ella aceptó inmediatamente. Su temperamento inquieto encontró de esta manera acomodo en las actividades clandestinas. Abastecía a los aviadores aliados derribados con suministros que conseguía en caseríos cercanos o en España, concertaba citas, buscaba alojamientos... “éramos un grupo de aventureros, de personas decididas”, decía. Los recogía en París, viajaba con ellos en el tren nocturno con documentación falsa hasta la casa de Ambrosio San Vicente, de Saint-Jean-de-Luz, y luego, desde el caserío “Sarobe” de Oiartzun, los hacía pasar a España, rumbo a Portugal-Londres. “En total ayudé a pasar la frontera a 39 judíos y 113 aviadores (Deia, 9-03-1978)”.
En la Red Comète para la que trabajaba desconfiaban de sus métodos muy personales: se movía con soltura en los familiares ambientes del contrabando, donde proliferaban los confidentes. Uno de los contrabandistas de su grupo fue visto saliendo de la comisaria de Bayona. Ella lo defendió afirmando que mantener tratos con los alemanes permitía obtener informaciones útiles para los pasos. Pero lo cierto es que en Comète descubrieron con horror que había bastantes personas que sabían de su existencia por indiscreciones de los contrabandistas. Por otra parte, el contacto de Maritxu alojaba a los aviadores en una casa donde residían un agente de la Gestapo y la amante de un oficial nazi. Asimismo portaba una inseparable pequeña pistola “Star”. Así que prescindieron de ella y de su equipo y le empezaron a encargar únicamente el cambio de moneda en pesetas para el trayecto a través de España.
Finalmente los peores temores se cumplieron y el 13 de julio de 1943 el grupo de Maritxu fue detenido por la Gestapo. Tres miembros fueron deportados a Alemania —de donde volvieron maltrechos, pero vivos— y Maritxu, cuyo hermano químico se hallaba prisionero de los nazis, logró salvarse. Ella pasó por la comisaria de la Gestapo en Bayona y por la prisión de Biarritz, logró mantenerse firme en los interrogatorios y le devolvieron la libertad.