David RÍO, UPV/EHU
Junto con la continuidad de autores que ya habían mostrado su valía en el siglo XX, como Frank Bergon, Gregory Martin, Christine Echeverria Bender y, especialmente, Frank Bidart, las primeras décadas del siglo XXI se caracterizan por la aparición de nuevas voces que enriquecen el panorama literario vasco-norteamericano. Los escritores de origen vasco en los EE.UU. adquieren un creciente protagonismo y lo hacen además desde diferentes perspectivas literarias que rompen con la tradicional omnipresencia de la figura del pastor vasco inmigrante en el Oeste. Ciertamente, algunos escritores, como Martin Etchart o Richard Urrizaga, siguen poniendo su foco narrativo en los pastores vascos, pero el eje de sus obras se traslada a las siguientes generaciones. Tal es el caso, por ejemplo, de The Outlaw and the Pocket Watch (2016), una novela de estética “western” de Richard Urrizaga,” que recrea el clásico conflicto entre pastores y vaqueros en el Oeste, y en la que se hace hincapié en los ritos de paso a los que se enfrenta un joven pastor vasco en el desierto de Nevada. Martin Etchart, por su parte, es el autor de dos interesantes novelas con el mismo protagonista, Matt/Mathieu Echbat/Etcheberri, hijo de una familia de pastores vascos en Arizona. La primera de estas obras es The Good Oak (2005), una novela traducida al castellano como Aritzona: el roble protector, y donde el protagonista principal es un adolescente conflictivo, quien, junto a su abuelo, cruza diversos lugares de Arizona con un rebaño de ovejas. Es un notable relato iniciático que le permite a Etchart abordar la problemática relación de su protagonista con el legado vasco de su familia en un contexto donde se cruzan lo rural y lo urbano (los personajes, por ejemplo, atraviesan con el rebaño un campo de golf en las afueras de Phoenix) y donde el realismo mágico, con destacadas referencias a la mitología vasco, y el humor se combinan con acierto. Además, los fragmentos y expresiones en euskera ocupan también un lugar de privilegio en esta novela. En 2012 Etchart publicó su secuela, The Last Shepherd, una novela que se centra en el viaje de Mathieu a Euskal Herria en busca de sus raíces. El relato, ambientado en su primera parte en Arizona y en su segunda en Urepel (Baja Navarra), tiene también un claro componente iniciático y de exploración de las tensiones entre lo que Werner Sollors denomina “las relaciones de descendencia” (basadas en la lealtad al legado familiar y étnico) y “las relaciones de consentimiento” (que privilegian la libertad del individuo para elegir su propio destino). En general, la novela destaca también por su afán por transmitir un relato auténtico de la forma de vida tradicional en el País Vasco rural y del papel de elementos tales como las leyendas, el euskera o los personajes mitológicos.
Martin Etchart, Aritzona: el roble protector.
El viaje a Euskal Herria en busca de las raíces vascas también constituye el motivo central de Back to Bizkaia (2011), de Vince J. Juaristi, pero en esta ocasión no se trata de una novela, sino de un relato de no ficción que en cierta manera guarda características semejantes a la emblemática obra de Robert Laxalt, Dulce tierra prometida. En efecto, de nuevo nos encontramos con un inmigrante vasco en Nevada quien, junto a su hijo, decide volver a visitar a sus parientes en el País Vasco, tras muchos años trabajando como pastor en el Oeste norteamericano. Sin embargo, el escenario de esta visita y el contexto histórico de la misma son diferentes a los utilizados por Laxalt en Dulce tierra prometida. Así, por ejemplo, la visita de los Juaristi transcurre mayoritariamente en Bizkaia, con Lekeitio y Gernika como principales escenarios, aunque también se hace referencia a pequeños viajes fuera de este territorio e incluso del País Vasco. Además, la obra de Juaristi no duda en abordar episodios históricos recientes, como el bombardeo de Gernika o el impacto de la dictadura franquista, o en introducir referencias a elementos contemporáneos como el fenómeno de las cooperativas o el museo Guggenheim.
En estas primeras décadas del siglo XXI la presencia de autoras vasco-norteamericanas todavía sigue siendo bastante minoritaria, pero debe destacarse, al menos, la incipiente producción literaria de escritoras como Joan Errea, Begoña Echeverria o Gretchen Skivington. La primera de estas autoras ha publicado hasta la fecha dos relatos autobiográficos, My Mama Marie (2013) y A Man Called Aita (2017), en los que rinde homenaje a la figura de sus progenitores y a través de ellos a la primera generación de inmigrantes vascos en el Oeste norteamericano. Llama la atención en particular el interesante retrato de la relación entre madre e hija en My Mama Marie, que le sirve a Joan Errea para explorar los conflictos intergeneracionales en el ámbito de las mujeres vascas inmigrantes, una perspectiva poco habitual en la literatura vasco-norteamericana, si se exceptúa la novela de Monique Laxalt Urza, The Deep Blue Memory (1993). Begoña Echeverria, por su parte, opta por la novela histórica, recreando en The Hammer of Witches (2014) las persecuciones contra las mujeres acusadas de brujería en el País Vasco en el siglo XVII. De todos modos, la obra más original escrita por una autora vasco-norteamericana en la última década es la novela Echevarria (2017), de Gretchen Skivington, un relato que toma como eje un hotel vasco para contar la historia de diversas generaciones de una familia de inmigrantes vascos en Nevada a lo largo de un siglo (1902-2002) y que ofrece una visión fidedigna de la realidad multicultural del Oeste norteamericano. En el mismo los vascos comparten sus experiencias con inmigrantes chinos o mejicanos y con nativos “Shoshone”. Este multiculturalismo tiene también su correspondiente reflejo lingüístico en la novela y además Skivington alterna con maestría la narración de su historia con la introducción de diversos textos periodísticos, rótulos, anuncios e inscripciones en árboles, elementos que convierten a Echevarria en una historia rupturista desde el punto vista formal y alejada de las convenciones narrativas clásicas.
Echevarria (2017), Gretchen Skivington.
En los últimos años han surgido también dos voces novedosas en la literatura vasco-norteamericana que corresponden a dos jóvenes autores, Sean Bernard y Gabriel Urza, y que parecen augurar un interesante futuro para esta literatura. Bernard, nieto de Paul Laxalt (gobernador y senador de Nevada en la década de los sesenta), ha publicado ya, además de varias historias breves, una novela Studies in the Hereafter (2015), donde entrelaza con éxito dos historias diferentes, una ambientada en el paraíso (con un ángel como narrador principal) y otra en el mundo terrenal y que tiene como protagonistas a una vasco-norteamericana no especialmente preocupada por sus orígenes étnicos y a un investigador profundamente interesado en la cultura vasca. La novela combina elementos de intriga con otros de humor o de metaficción y a lo largo de ella Bernard, profesor de escritura creativa en California, deja buena muestra de su dominio de las técnicas narrativas. Gabriel Urza, por su parte, es hijo de Monique Laxalt Urza y nieto de Robert Laxalt, y con su única novela publicada hasta la fecha, All That Followed (2015), publicada en castellano como Todo lo que vino después (2016), ha logrado ya despertar la atención de la crítica especializada, fundamentalmente en los EE.UU., incluida una extensa reseña en The New York Times. Se trata de una novela arriesgada porque la misma gira en torno a un tema no habitual en la literatura vasco-norteamericana, el de la violencia y sus dimensiones políticas en el País Vasco de principios del siglo XXI. Aunque el eje central de la novela es el asesinato de un político, uno de los principales méritos de la novela es la utilización de tres perspectivas diferentes para relatar dicho episodio y la acertada interacción entre pasado y presente a la hora de abordar dicho suceso, sus causas y consecuencias.
A pesar de la aparición de todas estas nuevas voces en los últimos años y la creciente diversidad de las obras publicadas a lo largo de este siglo, todavía se observan algunas importantes carencias en el desarrollo de la literatura vasco-norteamericana, por ejemplo, en ámbitos tales como el teatro o la poesía. De hecho, en este último apartado, además de la brillante y prolífica carrera de Frank Bidart, apenas sí pueden señalarse algunos libros aislados, como, por ejemplo, Songs of Mourning and Worship (2005), escrito por otro miembro de la familia Laxalt, el prematuramente desaparecido Bruce Laxalt (hijo de Robert Laxalt). Sin embargo, también merece la pena señalar que el interés por los vascos en la literatura norteamericana del siglo XXI no se circunscribe únicamente al ámbito de los autores de origen vasco, sino que también se observa un creciente interés por esta temática entre escritores cuyos antepasados no son vascos. Se trata de autores que no se limitan a incluir a personajes vascos como elementos secundarios en sus obras (algo habitual en algunos relatos del siglo XX, como la popular historia breve de Annie Proulx, “Brokeback Mountain”, 1997), sino que sitúan a los inmigrantes vascos en el centro de su trama. Es lo que sucede, por ejemplo, en dos notables novelas publicadas recientemente: Sons of the Dawn (2014), de Hank Nuwer, y Zelestina Urza in Outer Space (2015), de David Romtvedt.
A modo de conclusión, puede decirse que la literatura vasco-norteamericana del siglo XXI cada vez resulta más diversa al tiempo que ensancha sus fronteras, alejándose progresivamente de los estereotipos clásicos con los que se asociaba a esta literatura. De hecho, en el panorama actual de las letras vasco-norteamericanas puede hablarse de la coexistencia de diferentes trayectorias creativas en un universo plural, donde tienen cabida los autores de origen vasco que privilegian los contenidos vascos o vasco-americanos en sus obras, los que, a pesar de dicho origen, optan por otro tipo de enfoques y temáticas, los que combinan ambas opciones, reivindicando su versatilidad como autores, e incluso los que, sin tener antepasados vascos, convierten a los personajes, motivos y escenarios vascos en elemento central de sus obras.
La opinión de los lectores:
comments powered by DisqusArbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
On line komunikabide onenari Buber Saria 2003. Euskonews
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria