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Erakusketa / Exposición |
Esther Galarza Berasueta, ceramista cuya sensibilidad es capaz de conjugar
en una misma creación pasado y presente. Toda su obra es pura expresión
y dentro de ellas, sus cabezas deleite para los sentidos ya que,
a través de sus gestos, nos insinúa todo un universo, dejando
la puerta abierta a nuestra fantasía.
Su instinto le impulsa a transformar en arte todo lo que hasta hace poco sólo parecía poder ser una cerámica funcional.
Su obra es tremendamente intuitiva, pudiendo sentir que la materia va tan deprisa como la cabeza. Modela con libertad, siendo sus obras más interesantes y expresivas, las que nacen de forma natural y espontánea.
Su interés por la materia, además de un continuo estudio de las formas, le ha llevado a investigar con diferentes materiales. Con ellas ha experimentado texturas y tonalidades de color a través de las combinaciones de diferentes pastas cerámicas refractarias, con una amplia gama de engobes y esmaltes contrastados.
La importancia que le da a las texturas y los acabados, unido a su frescura y destreza a la hora de modelar, dan lugar a unas obras cerámicas llenas de matices, donde el tacto, también, juega un papel fundamental.
La obra de ésta, su última exposición, es el resultado de una trayectoria constante caracterizada por la búsqueda de la síntesis. Fiel observadora del ser humano y de su entorno, caricaturiza sus debilidades y vicisitudes en un lenguaje fiel reflejo de los turbulentos tiempos que nos ha tocado vivir. La espontaneidad que refleja su obra cerámica no se corresponde con lo laborioso de su técnica. Esta misma dicotomía la encontramos en su imaginería que, aparentemente, es principalmente femenina, pero que surge, cuando la artista empieza a trabajar y se abstrae de la realidad saliendo la creación del interior de su alma en la que no se plantea hacer hombres o mujeres, por ello, algunas tienen complexión fuerte que contrasta con la delicadeza y ternura de sus rostros.
Cuatro serían los mundos expuestos en su última aparición, transmitiendo en cada uno de ellos un mensaje diferente. Así:
· Sus cabezas, trabajadas más para mirar en el interior de ellas mismas que en su forma externa, están cargadas de mensaje.
· Sus piezas de torno utilizadas como lienzo para plasmar en ellas sus caras alargadas y estrechas en actitud pensativa de las que emana cierta tristeza.
· Sus murales nos permiten dar un paseo a través de una muy particular interpretación del génesis. Cargados de sensualidad nos muestran los diferentes elementos que podemos encontrar tanto en la vida como en el amor.
· Sus esculturas: Obras distantes, intemporales, que invitan a la reflexión, gracias a esa expresión dirigida al infinito que trasmite un hondo sentir.
Ha sido esperada con impaciencia el nuevo trabajo de esta ceramista, mujer valiente y segura, que ha vuelto a formalizar con energía renovada una visión nueva de la vida y del arte que le propicia su experiencia.
M.R.B.
