“Lola Sarratea y la estilización de las vacas”

Se nota que a Lola Sarratea le gusta la cerámica, ya que sus motivos pictóricos aparecen representados de perfil "como dando continuidad a la curva de un jarrón", aplastados, para dar más sensación de “liquenosa imbricación con la superficie de cerámica” y en todo caso muy estilizados. Y esto último por un motivo muy evidente, ya que los motivos en cerámica -y sobre todo cuando ésta se concibe como un medio no industrial- no deben ahogar los espacios a dibujar, o sea, que no se debe producir un excesivo abigarramiento de las figuras.

Y eso Lola lo consigue con temas sencillos con vacas como rapes y figuras humanas como esculturas de Giacometti, en franca combinación que recuerda a la cerámica de Alcora y de Manises, genuinas herederas de la sasánida de la Persia preislámica.

Pero Lola lo hace con motivos más reconocibles, más cercanos a su Almandoz -nombre con reminiscencias árabes, por cierto- natal. Y como Picasso, y Matisse ya hicieran, se dedica a un medio artístico que en la originalidad y en la delicadeza se hace fuerte, pero que en la duración y en la cotidianidad de su uso se hace imperecedero en la memoria de toda dinastía que alabe el placer estético, aunque sea en la paz del hogar.

Ramuntcho Robles Quevedo