Las cafeterías son un punto de encuentro: para una cita amorosa, para una reunión laboral, para intercambio de ideas o de lectura... E Iruña, la ilustradora pamplonesa, parece entenderlo muy bien. Muchos de los cuadros de esta serie están ambientados en cafeterías o en restaurantes, o en una mezcla de ambos, ya que unas veces se vislumbra una mesa puesta, y otras a distintos personajes tomando una infusión desde un amplísimo ventanal.
Y todas estas cafeterías tienen en común una cálida luz amarilla como de crepúsculo, de esa parte del día en que la gente comienza a sentir la llamada del hogar, o de la cafetería, al final de la jornada laboral.
Otra serie la conforman tres mujeres.
Una de ellas descalza, en un entorno púrpura —como durante el momento de la aurora— y sentada pero sin poyo aparente... en actitud de espera y ensoñación.
En otro, una mujer totalmente de blanco —pantalones, camisa y blusa— apoyada mientras espera de pie, y con cara de plena inocencia...
Sobre un suelo ajedrezado una mujer con un vaporoso vestido carmesí pareciera jugar una partida con el infinito, o con el tiempo, ya que no hay ninguna referencia ni al tiempo ni al espacio, sino que parece el producto de algo que no se puede o no se quiere expresar de manera concreta.
Una serie de dos personajes que parecen correlacionados; un torso de hombre desnudo, y otro de una mujer de ojos verdes, y con sombrero, que pareciera arrobada ante ese mismo torso... tampoco se ve si está vestida o no.
La última serie la conforman 2 cuadros.
Uno en el que una niña y una mujer de espaldas miran una mariposa azul -muy poco comunes en la realidad- desde lo que parece un velero, dada la borda , y el cable a un lado.
Y el otro es el de la que podría ser la misma niña mirando pájaros desde un balcón al que se accede por un ventanal desmesuradamente alto en relación con el tamaño del balcón, y desde luego que respecto a la niña, confiriéndole un aire de esplendor del edificio que enfatiza más la sensación de que la niña se quiere escapar de su lujosa jaula de cristal... para volar y volar, y ser feliz.
Un caballo rosa , suave, cálido y alegre como recuerdo de la más grata de las infancias.
La ilustradora refleja otros mundos incitándonos a leer los libros que orna a fin de evadirnos aunque sea un poquito de nuestra realidad.
Ramuntcho Robles Quevedo
Si deseas exponer en ARTaretoa sólo tienes que
enviar:
10 o 12 fotos de tus trabajos.
Curriculum.
Y una fotografía tuya.
Correo electrónico: webmaster@euskonews.com
O a la dirección:
Euskomedia
Fundazioa.
Asteasuain, 14 (Poligono Txikierdi)
20170
Usurbil.