La fotografía acuática es muy complicada, y más si es en mar. Pero ese obstáculo Andrea lo sortea bien con una precisión que nada tiene que ver con la casualidad.
Andrea hace unas fotografías de playa y de entornos marinos donde el excesivo abigarramiento del exceso de bañistas queda aplacado con el enfoque desde larga distancia, haciendo parecer unos individuos en bañador como motitas en un desierto azulado, animando a unirse al tráfago estival.
Con grupos de menos bañistas acerca más la cámara, pero plasma más el movimiento de los mismos, haciendo fotos frescas y nada monótonas.
Y para vivacidad la de sus retratos de hombres y mujeres nadando en fotografías individuales e individualizadas, dado que de cada bañista requiere una contorsión en la pose mucho más amplia que la que se ven abocados a adoptar los modelos al natural en las escuelas de BB.AA. más tradicionales, aunque en el agua.
Y posan, flotan, mostrando unos cuerpos atléticos que dan pie a pensar que son verdaderos profesionales de la natación, del posado, o de ambos. Las fotos quedan muy bien acabadas, y se nota que los modelos han disfrutado posando, y no tan sólo por profesionalidad sino mostrando verdadera satisfacción por lo que hacen, y haciendo creíble una verdadera complicidad con la fotógrafa.
Fotos muy frescas, muy agradables, y tan bien estudiadas: Andrea sabe enfocar.
Ramuntcho Robles Quevedo
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