Carlos, último descendiente vivo del bertsolari conocido como Bilintx, e hijo de Mari Paz Jiménez (profesora de pintura de R. Balerdi) representa como nadie los litorales urbanos: siempre con mar calma, pero llena de tensa energía. Su estética edilicia recuerda a la de los cuadros del aduanero Rousseau, empero siempre ha sido pintor y su pintura es un tanto más voluptuosa que la de aquel.
En diciembre de 1959 participó en la Exposición de los 10, en el estudio de Amable Arias de la Calle Garibay junto con Mari Paz Jiménez, Balerdi, Basterrechea, Gonzalo Chillida (que diseñó el catálogo) , el propio Amable, Sistiaga etc. y un jovencísimo Vicente Ameztoy (fuera de catálogo... hubieran sido 11) admitido a última hora. Sí, en Navidad de 1959, pero sin hacer competencia al famoso certamen del eximio anticuario y promotor del Zinemaldia (entonces Muestra de cine y luego festival) don Francisco Aranaz Darrás, quien aún vive, para alborozo de los amantes de la cultura y el más delicado humanismo.
En un espacio blanco y negro (alterno), antecesor del minimal y de las más encumbradas tendencias en decoración actuales: cisne blanco y cisne negro... Dicha exposición supuso el inicio de la reimplantación del arte moderno en Gipuzkoa (ya había estado antes durante la República con el Naútico de Aizpurua, y Oteiza, Narkis Balenciaga, y Nicolás de Lekuona, muerto en Frúniz en 1937).
Pero Carlos ha permanecido ahí; fiel a Donostia, desde sus paseos por el Paseo de Salamanca hasta el Paseo Nuevo, o tomando un pote por la calle que recuerda a su legendario antepasado.
Como legendarios son los ecos silentes de esa ola que no se ha producido (o que se podría producir, como Tsunami con Fujiyama al fondo... como el cuadro aprovechado para la peli Atlantis, y que tanto adoraba Van Gogh... se puede ver en su Museo de Amsterdam) y que imaginariamente podría tener Santa Clara, Urgull, Igeldo de fondo (ya que también gustaba a Chillida y Balerdi ese cuadro...) como plena energía de su poder unificador de diferentes culturas: como la vasca y el Gran Sur.
Ramuntcho Robles Quevedo
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