Cada vez hay más información a nuestro alcance: biografías, noticias, vídeos al alcance nuestro gracias a las virtudes de lo digital. Empero, cada vez nos aislamos más; cada vez paseamos menos, cada vez se dan menos opciones de conocer a alguien que ha aparecido como por ensalmo en nuestras vidas... Citando el libro que estoy leyendo de Rafael Argullol (La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico): “En algunos casos , la ‘ventana romántica’, prohibiendo la visión del exterior, indica tan sólo la vertiente claustrofóbica y autoexiliada de la vida humana”.
Y es por ese mismo motivo que los colores de los cuadros de Sara llegan con luz propia a nuestras retinas, los paisajes en los que ella se inspira, ubicados en lugares por los que nos gustaría pasear mientras ella pinta, encontrarnos una pintora que ama su oficio, y lo hace por gusto, sin la presión de la necesidad, sencillamente por amor al arte.
Y por amor al arte, salgamos de nuevo a los campos, hagamos ver que
los amamos más que la información que nos proporciona un aparato que
hay veces que supone un fin en si mismo más que un medio para
comunicarse.
Bien, ahora esto suena a retrógrado, pero salgamos a pasear un poquito
más cada vez, y que como con la pintura de Sara Otaño reaparezca el
color de la primavera de hogaño.
La opiniĆ³n de los lectores:
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