A Jone Arruabarrena le gusta contemplar el mar, o cuando menos les gusta contemplar el mar a los personajes que aparecen en sus cuadros.
Es fácil advertirlo ya que de los 12 cuadros que componen el presente artaretoa, todos miran el mar y/o están muy muy cerca, salvo la mujer que está en la huerta.
Personajes definidos con una estética determinada: colores sin estridencias, ropajes claros y amplios, mezcla de estilo ibicenco y marsellais. De formas suaves, como personajes relajados y quizás de anatomía no muy definida. Muy neutros en su idealidad. Y así pueden estar más perfectamente insertos entre el tramo del Náutico y el Palacio de Miramar.
Y como claro homenaje a Donostia, un lugar maravilloso para observar el mar; y Jone lo sabe muy bien. Y encima elige, con valentía, el “marco incomparable” de la Concha para representar sus personajes que observan el mar, de forma tan plácida. Hay antecesores preeminentes como Sorolla, Gonzalo Chillida, Balerdi, Alvarez Muro, y aún así Jone sale bien parada. Y esto es así dado que sus personajes muestran una clara apacibilidad. Personajes que parecen estar plenamente absortos en la contemplación de la Bahía de la Concha, como si al menos durante un rato no importase nada más en el Universo. Y ayudan a los espectadores a sumirse en el mismo universo del cuadro, absorto en la espalda de los personajes y en el mar que los sume en la contemplación más calma.
La opiniĆ³n de los lectores:
comments powered by Disqus