Miren González Goikoetxea ha evolucionado desde sus obras pintadas en Kerala (o inspiradas en sus viajes a Kerala), hasta obras donde ya la figura humana ya no es ni predominante ni aparece, sino en obras en donde su sentido de la pintura es mostrado a través de la frondosidad con la que muestra su versatilidad en el manejo del color. Y no lo digo en el sentido descriptivo, que también, sino en el metafórico.
Ahora juega con gamas de color presentadas en una suerte de flora rica en elementos simbólicos, en sugerencias imágenes que bien recuerdan a elitros desperdigados , o en una fronda que camufla además de invitar a la contemplación detallista del conjunto de su obra actual: color por encima de todo, sin depender de la estación. Color rico, color vibrante, color que alberga vida y mucha mucha pintura.
Irakurleen iritziak:
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