Historia de Brasil y algunos vascos: acercarse a una gran desconocida (2 de 2)
* Original en euskera
Estebe Ormazabal

El 28 de noviembre de 1807, víspera de la entrada de tropas napoleónicas en Lisboa, Dom João VI. y 15.000 cortesanos huyeron hacia Brasil, bajo protección inglesa, a bordo de 40 barcos.

Como casi todos los extranjeros, Dom João se enamoró de Brasil y cuando Napoleón fue vencido en la batalla de Waterloo, en vez de regresar a Portugal, se quedó Rio de Jainero.

En 1816, a la muerte de su madre la reina Dona Maria I., se convirtió en rey de Portugal, y a pesar de las presiones que se ejercieron sobre él para que volviera, renunció y declaró Rio de Janeiro capital del Reino Unido de Portugal, Brasil y del Algarve. Cinco años después, al verse incapaz de superar las presiones políticas, volvió a Portugal, dejando a su hijo Pedro como príncipe regente.

Según la leyenda, en 1822, Pedro, al tiempo que desenfundaba su espada, gritó: ¡Indepêndencia ou morte! (Independencia o muerte) y se autoproclamó Dom Pedro I., emperador de Brasil. Portugal era débil para luchar contra Brasil, y por otra parte, los ingleses tenían grandes intereses económicos en la independencia de Brasil, y así nació el imperio de Brasil. Sin derramar ni una sola gota de sangre, Brasil logró su independencia, o como dicen los brasileños, ¡le concedieron la independencia a Portugal!.

 
Dom Pedro I.

Dom Pedro I. era totalmente incapaz para gobernar, por lo que, tras nueve años, fue obligado a abandonar la política, pasando su hijo Dom Pedro II. a ser emperador. Desde 1840 hasta 1890, Brasil se convirtió en una de las potencias de Sudamérica, logrando estabilidad política y fortaleciendo la identidad nacional. Así, se dio comienzo a un sistema parlamentario sólido, se enfrentó con Paraguay en una guerra, se entrometió en asuntos internos de Argentina, Uruguay y Paraguay; y se abolió la esclavitud, promoviendo la inmigración a gran escala. Dom Pedro II. creó una nación que llegaría a rechazar la monarquía. En 1889, con el impulso de la aristocracia cafetera y del movimiento popular republicano, el envejecido imperio brasileño se desintegró y se creó la Republica Federal do Brasil. Cuatro años después el emperador moría en el exilio.

Hasta que se celebraron las primeras elecciones, los militares gobernaron durante cuatro años. De todas formas, dadas las condiciones que establecieron para votar (propiedad de tierras y alfabetización), no votó más que el 2% de los adultos, y la situación no cambió demasiado: el poder de los barones del azúcar disminuyó, a la vez que aumentó el de los barones del café y el de los militares.

El ciclo económico del café

Hacia 1820 el mercado internacional de café comenzó a decaer. Las haciendas azucareras comenzaron a agotar las mejores tierras y quedaron desfasadas en cuanto a las nuevas tecnologías. En la misma medida en que las exportaciones de azúcar descendían, las de café aumentaban.

En los húmedos montes de Sâo Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais las cosechas de café eran excelentes y a medida que se iban agotando las tierras, la frontera del café iba desplazándose hacia el oeste, hacia el interior de Sâo Paulo y Minas Gerais, a la vez que se producían nuevas olas de colonización. El cultivo de café necesitaba mucha mano de obra y se repitió el mismo esquema de amos-esclavos de las plantaciones de azúcar. Las exportaciones de café crecieron enormemente a lo largo del siglo XIX y la introducción del tren y del cultivo mecanizado trajeron ganancias espectaculares.

Esta modernización de la producción de café facilitó el tránsito en 1888 de la mano de obra esclava hacia la mano de obra libre. En la década siguiente, 800.000 inmigrantes europeos, la mayoría italianos, vinieron a trabajar en los cafetales. Desde 1890 a 1916, millones de inmigrantes (japoneses, alemanes, españoles, ucranianos, polacos, rusos, vascos, etc. ) llegaron A São Paulo y a los estados de sur, contribuyendo a configurar ese aspecto que tiene Brasil hoy en día. En 1870 se firmó la abolición definitiva de la esclavitud y las haciendas más importantes se vieron en la necesidad de nueva mano de obra. La entrada de trabajadores extranjeros introdujo un cambio trascendental en la demografía de Brasil.

Para controlar y facilitar la citada entrada de inmigrantes en el estado de São Paulo, en 1882, el estado de São Paulo crea la Posada de Emigrantes (Pousada do Emigrante), coordinada por el Departamento de Tierras, Colonización y Emigración (Departamento de Terras, Colonização e Emigraçao).

Etorkinak São Paulora heltzen, 1907.
(www.minhaitalia.hpg.ig.com.br/Fotoschegada.htm)

Para sustituir la mano de obra esclava, se impulsó la entrada de un perfil determinado de inmigrante: familias enteras de campesinos europeos y japoneses. Mediante las embajadas de varios países europeos y de Japón, estas familias campesinas hacían su solicitud y tras ser admitidos, viajaban gratuitamente y cuando llegaban a Brasil, del puerto de Santos se dirigían a São Paulo. Allí se hospedaban el la Posada del Emigrante hasta firmar los contratos con el dueño de la hacienda. Entre las familias de italianos, españoles, ucranianos, polacos o japoneses, algunas familias vascas también osaron cruzar el océano en busca de una vida mejor.

Para estos vascos, el viaje comenzaba en Bilbao, Barcelona o Vigo, y tras un trayecto de diez días llegaban al puerto de Rio de Janeiro o a Santos. Aquí se censaban y tras alcanzar la Serra do Mar, al otro lado de la selva, llegaban a São Paulo. Aquí, se volvían a hospedar en la Posada de los Emigrantes, hasta que firmaban los contratos con los dueños de las haciendas.

Muchos campesinos de origen español se dirigían al oeste del estado de São Paulo creando extensas comunidades en lo que hoy constituyen Sorocaba, Catanduva, Bernardino de Campos, Piraju, Marília, Presidente Prudente y Uchôa (esta última con gran influencia vasca), donde se encontraban gran número de vascos: Braulio Urioste, llegó a São Paulo en 1835, Cipriano Gorostiza, de 38 años, y su mujer Polinia, de 30, llegados de Rio de Janeiro en 1891, Ramon Aguirre Gorostiza en 1892, Eugenio Echegoyen, campesino de 52 años, su esposa Agueda y su hijo Lebonio de 25 años, en 1897, Fernando Echerena Saenz en 1900, Abundio Aguirrezabel en 1906, llegado de Barcelona al puerto de Santos en el vapor Aquitaine, soltero, fue a la hacienda Antonio Franco Cintra de Itapira, Ascensio Aguirrezabal, de 42 años, que llegó en 1906 al puerto de Santos en el vapor Berenger el Grand con su mujer Agustina y sus 4 hijos, se dirigieron a la hacienda Araujo Cintra de Itapira.

Estos inmigrantes junto con otros de origen español e italiano contribuyeron a desarrollar la agricultura de São Paulo, con el paso del tiempo fueron creando ciudades en el interior de São Paulo y ellos también se convirtieron en propietarios de tierras, convirtiendo esta zona en una de las más ricas del actual Brasil.

Estos vascos nunca organizaron una comunidad, seguramente porque eran pocos en número en comparación con los españoles o italianos o porque, a diferencia de los casos de Argentina, Uruguay o Chile, no se dieron emigraciones masivas en un determinado momento (por ejemplo, el exilio político de un grupo). Por todo esto, unido a las enormes distancias geográficas y los escasos medios de transporte, se puede apreciar una aislada y dispersa emigración vasca. A pesar de que aparecen personajes, apellidos y topónimos vascos (poblaciones como Uchôa e Irati), las familias vascas emprendían el viaje a Brasil de forma espontánea e individual en esta época. Habrá que esperar unos años para que, con las bases que pusieron estos primeros emigrantes, la comunidad vasca se organizara el la ciudad de São Paulo.

Hoy en día no es difícil encontrar apellidos como Araya, Baralde, Izaur, Aguirre, Aguerre, Barea, Estigarribia o Artacho, a pesar de que los descendientes de estos vascos no hayan mantenido su identidad. Fueron perdiéndola, mientras trabajaban para los grandes propietarios de haciendas en el estado de São Paulo o se quedaban trabajando como campesinos en las cercanías de la ciudad que en aquella época se estaba creando, vendiendo sus productos, casándose con italianos, españoles o portugueses y formando familias brasileñas.

Fuera de São Paulo, muchos otros vascos se aproximaron a Rio de Janeiro y otros estados:

  • Pedro de Aguinaga (Gipuzkoa 1821-, Rio de Janeiro 1858), se casó en 1851 con Isabel Augusta de Matos.
  • François Eugène Garay, llegó a Pernambuco en 1821 (registro de extranjeros).
  • Julian Serrano Chavarrieta y Exequiela Maria Echarri, casados en Rio de Janeiro en 1836.
  • Gervasio Algarate, casado con Gertudres Luiza Ferreira en Rio de Janeiro en 1877.
    Bernard Urban de Bidegoroy (Dep. Basses Pyrenées, 1810 - Petropolis, Rio de Janeiro, 1862).
  • Constantina Augusta Larrachague, casada en 1893 en Rio de Janeiro con Raul Deocleciano da Silva.
  • Joaquim Luiz Sanchez de Larragoiti, fundador de "Sul América Companhia Nacional de Seguros de Vida". La familia llevó adelante la empresa y hoy en día está extendida por todo el mundo.
  • João Bidart Urraty, contrajo matrimonio en 1896 en Rio de Janeiro con Maria Domiciliana da Silva.

Todos llegaron a Brasil en busca de una vida mejor.

Comienzo del siglo XX

El comienzo del siglo XX estuvo lleno de profundos cambios socioeconómicos, era grande la inquietud de los movimientos sociales y las revueltas populares fueron numerosas.

La población pasó de los 14 millones de 1889 a los 37 millones de 1930 y su distribución también cambió en gran medida; ya que, mientras que la población total creció en un 164%, en los estados del sur creció en un 275%, consolidándose en sur como centro dinámico de Brasil. A la vez, comenzaron a crecer ciudades que comenzaban a tomar cariz de grandes metrópolis, por ejemplo Rio de Janeiro y São Paulo, y en un segundo plano Belo Horizonte y Porto Alegre. Comenzaron a extenderse los transportes y las comunicaciones y la educación también, poco a poco, iba mejorando.

De todas formas, el cambio más importante lo constituye el crecimiento industrial: en 1907 había 3.120 fábricas en todo Brasil que contaban con 149.000 trabajadores; y en 1930 había 18.800 empleando a 450.000 personas, situándose el 55% en el estado de São Paulo. Estos cambios trajeron transformaciones sociales significativas, dado que los grandes terratenientes que eran la clase poderosa hasta entonces, dejaron paso a la emergencia de una burguesía industrial y financiera.

Atraídos por esta expansión industrial y ayudados por la colonia vasca que había comenzado ya por aquel entonces a crearse, algunos vascos tomaron el camino hacia América. Entre ellos: Balbino Guisasola y Santos Guisasola, de Berriz, llegaron entorno a 1915 y abrieron una fábrica de armas y una tienda en el centro de São Paulo, en la calle Celso García. El eibarrés Vitorio Areitio San Miguel y Zubizarreta, ambos propietarios en un tiempo de una herrería, hacían sacacorchos. Dora Lucia Alberdi, propietaria de la fábrica de armas Castelo; José María Lizarriturri y su compañero Bustindui, eibarreses, llegaron hacia 1928 y formaron parte de la industrialización de Brasil con Arrate, una fábrica de sierras.

Mediados del siglo XX

Juscelino Kubitch, JK, uno de los presidentes más apreciados, tomó su cargo en 1956. Bajo su mandato, se construyó Brasilia, una nueva capital, dando un fuerte impulso a la colonización del interior de Brasil. Abrió sus puertas al capital extranjero, atrayendo nuevas inversiones para la industria y arrancó la industria automovilística.

Los éxitos cosechados por los empresarios vascos llegados en la década de 1920 y la coyuntura económica inmejorable (sobretodo, si la comparamos con la situación europea de esta época), algunos vascos comenzaron a soñar con Brasil. La Guerra Civil española también trajo exiliados durante la guerra y también después, a pesar de que Argentina, Uruguay, México y Chile fueran preferidos.

Así, en ese ambiente, hacia 1950 se creó por primera vez en São Paulo algo que podría denominarse comunidad vasca: una sociedad que tenía Euskal Herria como origen, que reunía a los que se consideraban vascos, que se conocían mutuamente y que querían traer a Brasil una parte de su lugar de origen. Este grupo tuvo el coraje de crear lo que hasta ahora ha sido la única casa vasca en Brasil: "Eusko Alkartasuna de São Paulo". El grupo estaba formado por vascos de origen muy diverso, pequeños empresarios y otros trabajadores, todos tenían en común su espíritu emprendedor: estaban lejos de casa, una lengua desconocida, una cultura popular diferente (aunque los brasileños forman un pueblo muy acogedor), en fin, un clima y una alimentación muy diferente, en una situación poco habitual, fueron capaces de llevar adelante sus sueños.

El número de vascos que llegaron a São Paulo en esa época aumentó mucho. Algunos, como hemos señalado, llegaron directamente desde Euskal Herria; otros, mediante familiares que tenían en Argentina o Uruguay llegaron a las Américas y después se dirigieron a Brasil. Algunos siguen en Brasil, han formado familias y están totalmente eusko-brasilizados, otros muchos hace tiempo que volvieron a la tierra, pero todos dejaron su rastro en este pueblo y todos llevan para siempre el sello de Brasil y de los brasileños. Para nombrar a unos pocos, he aquí una lista:

José Eizaguirre, Luiz Izquierdo, el anteriormente nombrado José Antonio Vergareche y su mujer, Victoria Maitre Jean, José Ramón Zubizarreta Oteiza, Tolosa, Ricardo Matesanz Aranburu, Gloria Madariaga San Sebastián, Miguel Celaya Zubizarreta y Milagros Vazquez, su esposa, Jose Ramon Urraza Ugarriza, Paben Garaizabal Insasti, J. Alberdi, Azurmendi, J. Goialde, G. Jaio, Lopez Zarate, B. Rekalde, J. Ezkiogo, J. Fernandez, A. Artigas, J. Arresegor, Vicente Moreno y Crucita su mujer, Ignacio Beotegi Inza y María Cruz Corres Perez de San Pedro su mujer, Victor Salazar, Vicente Murua Etxeberria y Maria Dolores Iñarra Orcaizaguirre su mujer, Pedro Jayo Bernedo y Madalena Pita Jayo su mujer, José María Sanz Navarro y Hermenegilda Velasco Matute su mujer, Dora Lucia Alberdi, Rafael San Jose Rodriguez, Elías Echegoyen Tabar, Angel Orue Pagazaitondua, Jose Antonio Trasabares Artigas, Luis Maiztegui Arando, Jesús Alberdi Eguren, José Fernandez, José Ezquioga Irurvano, Domingo Agote Arteaga, Jose Javier Arresegor Gorriaran, Francisco Alaba, José Antonio Alaba, Luis Maria Echegoyen Roitegui, Jorge Beitia Sepúlveda, Amable Martinez-Conde y Elustondo, Antonio Valero Ojeda, Evaristo Martin Sanz, Juan José Lizaso Oronoz, Pedro Jayo Bernedo, Jesus Aguirrebeitia Mendibe y María Carmen Arenaza Aranburu su mujer, Juan José Arrue Urtiaga, Victor Lascurain Ariznabarrena y Angeles Arizaga su mujer.

Muchísimos vascos que llegaron en este periodo, participaron de la rápida industrialización de Brasil y fueron los fundadores de varias empresas (Kaiku, Aisola, Termotec, Urko, E.T.A., Mecanica Bilbao, etc.) y muchas de ellas siguen vivas todavía.

En un principio se reunían en la asociación que tenía la colonia española y más adelante en la que tenían los catalanes. Allí formaron un ochote, y organizaban fiestas y celebraciones. De todas formas, había gran interés en formar una asociación vasca y tras muchas reuniones y conversaciones, se formo Euskal Etxea, en 1957, hasta ahora la única Euskal Etxea de Brasil, imagen de en patriotismo y fuerza de estos vascos.

Fin del siglo XX

En 1961 Janio Quadros fue elegido presidente con la promesa de acometer reformas sociales, pero no duró más que 6 meses. Su sucesor, João "Jango" Goulart, tuvo una suerte parecida y el gobierno "de izquierdas" acabó con un golpe de estado promovido por EE.UU. en 1964.

A pesar que la dictadura fuera más "blanda" que en Argentina o Chile, los siguientes veinte años fueron muy represivos, con múltiples asesinatos, desparecidos, torturados y exiliados, sobretodo contra los estudiantes e intelectuales comunistas que había organizado la resistencia armada y política.

Una serie de generales fueron elegidos para ocupar el poder. En esta época la deuda externa crece mucho, ya que gastaron cantidades inmensas de dinero en proyectos gigantes (hidroelectrícas enormes o la autopista Transamazónica). De todas formas, no sucedieron grandes cambios sociales, y al no acomenerse la reforma agraria, millones de campesinos sin tierras comenzaron a acercarse a la ciudades construyendo favelas por todas partes.

 
Emílio Garrastazú MÉDICI

Entre los generales que fueron presidentes, desde 1969 hasta 1974, ocupó el poder el general Emilio Garrastazú Medici (1905-1985), hijo de Julia Garrastazú y Emilio Medici. Político y militar prestigioso, llegó a la categoría de General de la Armada, y fue presidente de la república de Brasil desde 1969 a 1974, en la época de la dictadura militar, creció en la comunidad vasca de Rio Grande de Sul.

Hacia el final del año 1970, la emigración vasca aumentó de nuevo cuando el gobierno de Brasil comenzó a poner en práctica un acuerdo de 1950 con varios gobiernos europeos. Mediante en proyecto CIME (Comite Intergovernamental para Migrações Europeias), el gobierno de Brasil trató de mejorar la calidad de la mano de obra técnica, trayendo a las empresa de Brasil mano de obra especializada elegida en el origen (ingenieros, mecánicos, electrónicos, etc.), como los donostiarras Luis Villalva, Luis Mari Alcoz y Fermin Ezeza Murgi.

En 1985, movidos tanto por la presión interna como externa, los militares celebraron las elecciones y para sorpresa de todos, ganó el candidato de la oposición. Tancredo Neves, Jose Sarney, Fernando Collor, Itamar Franco, Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inacio Lula da Silva, han sido hasta ahora los presidentes de la república en democracia.

Los nuevos inmigrantes de la globalización

Al leer esta historia nos daremos cuenta de que las cosas de la globalización no son nuevas para los vascos, ya que, por diversos motivos y en situaciones dispares, los vascos hemos estado en estas hermosas tierras desde el nacimiento de Brasil, y al final del siglo XX y comienzo del XXI las cosas no han sido diferentes.

La empresa vasca ha encontrado en Brasil un enorme mercado de 150 millones, sobretodo después de la estabilidad que el plan económico de Reala le dio al país. El viaje que realizó el lehendakari José Antonio Ardanza en 1997 y la labor de la oficina de SPRI que el Gobierno Vasco tiene en São Paulo, son numerosas las empresas que han venido a Brasil: Sidenor, Arteche, Bellota, CAF, Amarras, Danobat, Irizar, Gamesa, Fagor, Gestamp, Ezarri, Izarbarri, Jema, Gonvarri, Karrena, Kondia, Metalbages, MCC Mondragon, Motobici Accesorios, Ormazabal, Sagola, Samec, Savasa, Software Factory Deusto, Teltronic, Panda Software, Guascor, ULMA y muchas otras han abierto sus puertas en Brasil, tras 500 años han cruzado el mar y han venido a estas tierras en búsqueda de suerte. Los nuevos inmigrantes, como los de antes, son bienvenidos en estas tierras amables del trópico.

A pesar de que Brasil ha encontrado dificultades a lo largo de su historia y por la situación económica, a pesar de que puede parecer que su problemática social es crónica, la actitud positiva ante la vida ayuda a seguir adelante, sigue siendo el pueblo del futuro.

Las primeras elecciones del siglo XXI han supuesto un gran cambio, se han depositado muchas esperanzas en el nuevo gobierno y por fin, a ver si ese "futuro" se convierte en un "hoy". La energía y creatividad de los brasileños está a disposición del cambio, y entremedio, sin duda, siempre habrá algún vasco.


Bibliografía

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Buarque de Holanda, Sergio. Raizes do Brasil. Ed. Companhia das Letras
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Leite, Serafin. Historia da Companhia de Jesus no Brasil.1938.
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Pires de Moura, Jose Carlos. Historia do Brasil I eta II. Editora Anglo Ltda., São Paulo, 1984.
Azpilicueta Navarro e outros,Cartas Jesuiticas 2. Cartas Avulsas, Editora Itatiaia Ltda., Belo Horizonte, 1988.


Estebe Ormazabal


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