La Sinfonía Patética de Tchaikovsky
* Traducción al español del original en euskera
Gaizka Barandiaran

Se trata de la Sexta Sinfonía de Tchaikovsky, en RE menor, que compuso en su último año de vida, y en la que, según dicen, se manifiestan los temores que le asaltaban ante las puertas de la muerte. Su Sinfonía más perfecta nació sin título; fue su hermano quien la bautizó como "Patética" (o "Sinfonía Pathos"), y con ese nombre pasaría a la posteridad. No obstante, viendo el carácter y la decadencia reinante en los cuatro tempos, hubiera sido más adecuado llamarla "Sinfonía de la Contingencia".

En el primer tempo es el fagot el que transmite el mensaje de la Existencia. Desde las profundidades y las oscuras cavernas llega un suave clamor que delata la debilidad y contingencia de la Existencia. Un débil chillido anuncia su llegada, y aparece saltando desde las penumbras de la nada.

 
Tchaikovsky

A continuación, es la viola la que formula la pregunta. ¿Podrá la Existencia avanzar? Empieza dando un paso hacia adelante, con firmeza, mas en vano: la Existencia cae en el abismo.

Tras escuchar sus gritos y lamentos, son los rabeles quienes toman el relevo y manifiestan, en un dulce Andante, la esperanza-desesperanza de la Existencia, que va descendiendo por las escaleras. Dan cuenta de la afirmación de la Existencia, y de la decadencia de la Contingencia, que permanece muda en el olvido.

Los rabites dan paso a los instrumentos de viento de madera que, estrepitosamente, expresan la resistencia que ejerce la Existencia ante la decadencia, y el ímpetu con el que se involucra toda la orquesta indica la ascensión de la Existencia, que aunque en un álgido Forte trata de hacer todo lo posible por vencer a la Nada, finalmente resulta en vano, tal y como nos hacer saber un Pianissimo. En este primer tempo en el que se nos presenta la dialéctica y la lucha entre la Existencia y la Nada, el lema predominante es el de la contingencia, que viene a ser el leitmotiv de toda la Sinfonía.

En el segundo tempo volvemos a presenciar la pugna que se mantiene entre la Existencia y la Nada. Así como la primera es una especie de exaltación de las olas, la Nada es todo lo contrario, comparable a un hundimiento. Mediante la bravura del oleaje se trata de acentuar la tragedia que supone la perdición de la Existencia, que aunque en este segundo tempo procura mantenerse en equilibrio frente a la amenaza de que el oleaje vuelva a cobrar fuerza, no tarda en caer en la flaqueza. Es un tempo que recuerda a un sueño, porque la Existencia, a pesar de ser un ente vacío, en ocasiones se muestra convencida de que los sueños realmente existen. Parece ser que el Allegro con grazia quiere reflejar un idilio, pero resulta que los idilios están ligados a la esperanza de vida, y la Existencia, sin embargo, no alberga ninguna esperanza ni en sus oportunidades ni en la Contingencia, por lo que finalmente se sume en la silenciosa y oscura destrucción a la que le conduce la Nada, del mismo modo que al principio.

Partitura de la Sinfonía Patética

También este tercer tempo, que gira sobre el mismo leitmotiv antes mencionado, la Existencia cae en garras de la Nada. Pero, de repente, vuelve a aparecer en todo su esplendor, en medio de un colorido arco iris. Se diría que el Allegro molto vivace que suena mientras camina a paso de marcha anuncia que ha conseguido dejar atrás la Contingencia y la Nada, que ha empezado a despojarse del miedo y que acaba de abrirle una ventana a la esperanza.

Pero la esperanza y el optimismo que irradia la marcha van a durar muy poco tiempo, como se demuestra en el cuarto tempo. A pesar de que esta Sinfonía de Tchaikovsky sea la "Sinfonía de la Existencia", los constantes gritos y lamentos del ser contingente no dejan de estar presentes. La Existencia y la Nada se baten tan fervientemente en un cuerpo a cuerpo que nos resulta imposible distinguir cuál de ellos es la Existencia, y cual la Nada. Están los dos tan fuertemente agarrados que si tenemos la posibilidad de ver a uno de ellos es porque por un momento hemos dejado de ver al otro. Este cuarto tempo se caracteriza por un Adagio lamentoso, que viene a ser una de las Cadencias más hermosas de toda la Sinfonía de Tchaikovsky. Es un llanto, el último llanto. Son la Contingencia y el grito que emite de la Nada desde lo más profundo de la Existencia. Ese adagio simboliza además la decadencia de la Existencia, que cayéndose escaleras abajo parece acercarse a su fin. El grito y el lamento. El silencio y la cercanía de la muerte. Todo acaba por caerse por un precipicio. Surgió de la nada, de una cueva, y a ella vuelve. En este cuarto tempo, que regresa al primero, se presencia la lucha de la Existencia, y, lo que es más desolador, se adivina que no podrá volver atrás. Es su última contienda. Adiós a la Existencia, adiós a la vehemencia de la Existencia; la Nada vuelve. Así es la "Sinfonía Pathos", la debilidad y la tragedia de la Existencia, o, lo que viene a ser lo mismo, la Sinfonía de la Contingencia.


Gaizka Barandiaran, musicólogo


Euskonews & Media 199. zbk (2003 / 02 / 14-21)

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