La
relación de las casas vascas y el Gobierno Vasco, que comenzamos
a tratar en la segunda
parte de este trabajo, es sólo una de las facetas
del plano político en el que están inmersas.
Con gusto o disgusto, parece imposible evadir este aspecto cuando
se trata de un colectivo como el vasco, inmerso en un profundo conflicto
de características políticas.
Un gobierno entre varios posibles La inmensa mayoría de los miembros de los centros vascos
conciben a Euskal Herria como un todo y en pos de ello -con mayor
o menor acierto- trabajan.
Así, la relación con un gobierno vasco en manos abertzales
es particularmente "aceitada". Nadie se imagina un eventual
escenario en el que el gobierno de Euskadi estuviera en otras manos.
Aunque sea como ejercicio mental -y no con intención de
hacer un análisis político absurdo- valdría
la pena que los dirigentes de la diáspora en Argentina pensaran
el modo en que subsistirían los centros ante esa realidad,
en la que quizá desaparecería el apoyo oficial. Sería
provechoso estudiar la disyuntiva política que plantearía
ese escenario, que podría ser el del "peor de los mundos"
para su continuidad.
Nos consta que un centro -por lo menos- ha realizado en los últimos
años ese ejercicio: uno de los que no parece necesitar la
ayuda económica del gobierno para subsistir.
Sería productivo que todos los centros realizaran la misma
tarea. Allí deberían surgir con claridad las directrices
de un futuro de autosolvencia y autonomía.
La agenda política Hablar de la actualidad de Euskal Herria es incluir en la agenda
la cuestión política. Y eso no conforma a muchos.
Sobre todo desde que los diversos partidos y movimientos cívicos
empezaron a tener una presencia crecientemente activa en el mundillo
de los centros: el intento de una de las dos Udalbiltza de tener
una representación oficial en la semana vasca de 2002; la
visita de unos jóvenes dirigentes de Askapena; la actividad
del grupo Diáspora Vasca, que no parece simpatizar a varios;
el inicio de actividades de Eusko Alkartasuna, etc., etc.
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Carlos Sosa, Presidente de FEVA (Federación
de Entidades Vasco Argentinas).
Foto: Gonzalo J. Auza. |
Carlos Sosa, presidente de FEVA, cree que involucrar a los centros
en la cuestión política es abrir la puerta a los problemas
de los vascos de Europa que ya han sido superados por los vascos
de América. "Que la actividad política no
divida lo que estuvo unido durante un siglo. Acá tenemos
temas solucionados que no están resueltos allá",
sugiere indicando la sana convivencia de los vascos de los diversos
territorios históricos.
Frente a esa opinión algunos podrían sugerir que
el PNV viene desarrollando actividad política como eje de
su relación con la diáspora desde hace muchos años
sin que los dirigentes de la colectividad local manifestaran ninguna
molestia. Sin embargo otros, como Sosa, opinan que ese partido siempre
"supo distinguir el trabajo político partidario y
el administrativo".
Lo más prudente sería aclarar qué se entiende
por política. ¿A qué se refieren los directivos
que conciben a su instituciones como "apolíticas"?
¿es posible trabajar por la cultura vasca desde una posición
aséptica?
Puede ocurrir que se estén entendiendo distintas cosas por
"política" porque, como dice Mikel Ezkerro, Responsables
de las Areas de Cultura de FEVA y del Centro Laurak Bat, la política
que define la territorialidad está en los estatutos. Efectivamente,
ese documento que sienta las bases de la FEVA dice en su artículo
tercero: "a) La Federación procurará que entre
sus afiliadas reine la mayor armonía: aspirará a la
unión de todas las fuerzas vascas y vasco-argentinas y contribuirá
en la forma más eficaz al mejor conocimiento de Euskadi (Araba,
Benabarra, Bizkaia, Gipuzkoa, Laburdi, Navarra y Zuberoa) en la
República Argentina, y a exaltar y defender los imprescriptibles
derechos de los pueblos vasco y argentino, manteniendo relaciones
institucionales con los Gobiernos de los Territorios Históricos
e Instituciones Vascas Intercontinentales." ¿Esta
declaración no es política?
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Pintada inconclusa en la pared del Gure Echea. |
¿Es posible separar del todo el plano político del
cultural? Según Ezkerro "el problema de los centros
vascos se plantea en tanto este pueblo -como le ha ocurrido a los
armenios, a los judíos, a otros pueblos de Europa central
y oriental que hace poco han obtenido la categoría de Estado-
tiene en su tierra de origen un problema no resuelto de identidad
nacional. En ese caso se complica la actividad de las casas vascas,
porque se introducen elementos que en otras colectividades ya están
superados. En el centro aragonés puede haber un problema
para ver quién baila mejor la jota; pero nunca habrá
un problema sobre qué bandera se va a colocar en ese centro...
en un centro vasco sí, porque encontramos argentinos de ascendencia
vasca que creen que lo vasco es vasco-vasco, otros que creen que
es vasco-español o vasco-frances, navarros que creen que
lo navarro es también vasco, navarros que dicen que lo navarro
es solamente español...".
Ocurre que también se puede pensar que justamente por la
política la mayor parte de la colectividad local se mantiene
unida. Ciertamente, los nombres "Zazpirak Bat" o "Denak
Bat" nos hablan de un gesto político de unidad.
Ezkerro plantea una fórmula sana: "Lo que no hay
que hacer es actividad política partidista dentro del centro
vasco, pero política... ¡la tenemos en los estatutos!"
De la misma manera, este directivo asegura que la discusión
política es un vehículo de conexión con la
realidad, un escape al folklorismo que mencionamos anteriormente.
"Me parece mucho mejor que se discuta política a
que se discuta sobre las sardinas o el bacalao, por lo menos hablarán
de algo relacionado con la patria de sus mayores, podrán
averiguar quién es Manuel Irujo -que muchos no lo saben-,
por qué se discute el tema de Navarra, que es el amejoramiento
foral, la problemática de Iparralde...".
Escenarios de futuro La existencia de un espíritu vasquista fuerte no asegura
por sí mismo que exista una comunidad vital y consistente.
Esto se puede ver con claridad al contrastar el extendido vasquismo
de Argentina y los achaques que sufre la colectividad, según
hemos enumerado.
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Carlos Sosa en el Congreso Mundial de Colectividades
Vascas de 1999. |
Si el espíritu no motiva la búsqueda de una sólida
formación no podrá realizarse una actividad cultural
seria, renovada y de buen nivel. Nadie puede dar lo que no tiene.
Si ese espíritu no es transformado, también, en un
impulso tendiente a gestionar las instituciones con criterios modernos,
actualizados y participativos, naturalmente sobrevendrá una
declinación imparable.
El conjunto de desafíos asegura que, si no se generan respuesta
de modo acelerado, no habrá proyecto de futuro.
Existen dirigentes que intentan pensar de un modo renovado la forma
de desenvolvimiento de la colectividad vasca en Argentina, aunque
quizá no sean aún mayoría.
Carlos Sosa ha impulsado desde la presidencia de FEVA una serie
de medidas tendientes a atacar algunas de las dificultades enumeradas
hasta aquí. Este dirigente asegura que "los Centros
Vascos estuvieron muchos años trabajando puertas adentro;
hoy tienen que trabajar puertas afuera". Con el objeto
de profundizar el conocimiento de la realidad, está abocado,
junto a un grupo de directivos a impulsar una serie de encuestas
que evalúen los recursos de los centros y las expectativas
de los socios. Esta iniciativa permitirá recabar un nutrido
conjunto de información y ayudar a tomar las decisiones necesarias
para la renovación.
El presidente de la Federación Argentina está convencido
de que es necesario "renovar con jóvenes" las instituciones
porque "el futuro está en lo que se trabaje con ellos
en los próximos cinco años".
En ese sentido el plan de gestión que lleva adelante tiene
como horizonte lograr dos cosas fundamentales: contar con directivos
jóvenes y preparados; y profundizar el perfil de los centros
como casas de cultura. Con ese objeto plantea como importante "renovarse
apoyándose en lo que tenemos" y "recuperar
la historia vasca, que se ha abandonado".
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Congreso Mundial de Colectividades Vascas de
1999. |
Las bases para un porvenir sólido están expresadas
en gran parte de los trabajos realizados en los Congresos Mundiales
de Colectividades Vascas, que deberían retomarse. Los delegados
del Congreso Mundial del año 1995 -por poner sólo
un ejemplo- asumieron el compromiso de "trabajar denodadamente
para asociar a los jóvenes vascos del exterior, dándoles
un papel relevante en los Centros Vascos, de manera que se asegure
el relevo generacional y la pervivencia de las Colectividades Vascas
en el exterior como movimiento organizado" (Declaración
Final del 9 de noviembre de 1995).
Desde esa fecha han pasado más de siete años y no
parece que ese espíritu haya predominado. Por otra parte,
los jóvenes que deben abrirse camino, ¿habrán
leído y analizado los trabajos y documentación de
esas reuniones mundiales?
Hacemos votos para que el Congreso de este año, sobre todo
por el compromiso de los dirigentes más jóvenes, sea
el punto de partida de una renovación importante de la colectividad
vasco argentina, con visión de futuro.
Referencias
bibliográficas
· Federación de
Entidades Vasco Argentinas, Texto completo de los
estatutos con artículos reformados (resolución
I.G.J. Nro. 792 del 5/10/1993) y modificación
aprobada en Asamblea extraordinaria del 9 de diciembre
de 2000.
· Plan Cuatrienal de
Acción Institucional hacia las Colectividades
y Centros Vascos en el Exterior. Vitoria-Gasteiz, noviembre
de 1995. |
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Gonzalo J. Auza,
gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza |