Su nombre está radicalmente asociado con el de Kukuxumusu,
una empresa con raíces sanfermineras que arrancó hace
quince años con tres millones de pesetas y que espera facturar
en el actual ejercicio siete millones de euros. Su producto líder,
la camiseta, ha superado el concepto de moda. ¿Quién
no ha visto una alguna vez? ¿A quién no le han llamado
la atención esos toros simpáticos, bonachones e inofensivos
en situaciones humanas? Las camisetas de Kukuxumusu han aportado
un concepto nuevo, innovador, a las fiestas de San Fermín.
Un concepto que vive en la mente de este incansable, inagotable
creador de dibujos.
-Su "beso
de pulga" nació en los sanfermines de 1989. Casi tres
lustros después, ¿sigue asociada esta original empresa
con esas fiestas tan tradicionales o ya se ha desvinculado de ellas?
No se pueden separar. Kukuxumusu le debe muchísimo
a San Fermín. La empresa nació con la idea de revolucionar
el mundo del souvenir en los sanfermines. Queríamos hacer
camisetas con temas euskaldunes que todavía no se habían
tocado. Pero, sin duda, es San Fermín quien más alegrías
nos ha proporcionado. Conseguimos revolucionar el mercado y actualmente
San Fermín ya se ha convertido en nuestra tarjeta de visita.
-¿Qué
tienen entonces sus camisetas que no tengan las demás?
El punto de distinción que tienen es que dan la vuelta a
la tortilla, una vuelta de tuerca a la realidad. Nuestro lema es:
"la ficción supera a la realidad". Se trata de
hacer ficción de la ficción. En este sentido, un ejemplo
puede ser el del encierro sumergido o el de los concejales persiguiendo
a los toros. Intentamos ridiculizar los hábitos humanos y,
para ello, mostramos animales en situaciones humanas.
-Usted
ganó el concurso del cartel anunciador de los sanfermines
del 90. Ofreció un concepto nuevo, incluso opuesto a los
carteles de ediciones anteriores. El que ha elegido el Ayuntamiento
de Pamplona para estas fiestas ha sido criticado por su falta de
originalidad. ¿Qué opinión le merece?
Es una basura. De originalidad, cero. Carece además de fuerza.
Una cabeza de toro posee precisamente esta cualidad, la de la fuerza,
y la que aparece en el cartel no la tiene. Se asemeja más
a la de un cabritillo. Sí me agrada, por el contrario, el
fondo negro del cartel.
-Críticas aparte,
¿le gustan los sanfermines, esos nueve días de fiesta continua?
Me encantan. Cuando todavía faltan meses, me apetece mucho
que llegue el seis de julio. Después, a medida que se va
acercando la fecha, me voy agobiando. Sin embargo, ya el día
5 siento emoción. Durante las fiestas, me gusta fotografiar
el encierro y, una vez metido en el meollo, en ese desorden alegre,
vivo entusiasmado, sobre todo de la noche, de la juerga. Las noches
sanfermineras, y lo que conllevan, son como películas de
Fellini, noches distorsionadas, con sus historias y con sus desenlaces.
Aunque me parecen insoportables para ir sereno, sin unas copas encima.
Por eso, reconozco que también me encanta que se acaben.
-¿Qué
mantendría y que suprimiría de las citadas fiestas?
Dejaría que cualquier locura popular se convirtiera en tradicional.
No hay que olvidar que el propio encierro, el Riau-Riau, el chupinazo,
el alcalde de sol... surgieron de la espontaneidad de las gentes.
Entonces, ¿por qué no se considera un acto más
los saltos desde la fuente de Navarrería o el encierro de
la Villavesa? Y en el otro sentido, en el de quitar, me gustaría
poder eliminar la idea obsesiva de mucha gente de que el marrano
no es el de Pamplona; esa mentalidad que culpa de todo lo malo al
de fuera. Suprimiría también el Pobre de Mí,
porque me gusta más que no exista un cerrojazo a las fiestas,
que no esté oficializado el fin de los sanfermines, que cada
uno los termine cuando mejor le parezca.
-Resulta
fácil hablar sobre quitar o poner partiendo de lo ya hecho,
de lo ya existente. Por tanto, remueva su imaginación y aporte
ideas para la renovación de San Fermín.
Las instituciones, como el Ayuntamiento de Pamplona o el Gobierno
de Navarra, deberían llevar a cabo campañas más
profundas, a nivel internacional, sobre los sanfermines. Asimismo,
se debería recuperar de alguna manera lo cutre, ese espacio
para una especie de San Fermín antiguo. Que todo no estuviese
tan organizado. Me gustaría también que la policía,
que reconozco que tiene que ser enérgica, tuviese más
paciencia y educación, sobre todo en el encierro, con la
gente que anda pasada, trasnochada. Incluso debería existir
una legalización o una mayor permisividad con las drogas
durante esos días.
-Se ha referido
anteriormente a los de fuera, a los foráneos. ¿Es
partidario de la presencia de extranjeros o prefiere unos sanfermines
más para los de casa?
El extranjero es fundamental. La riada australiana y americana que
desembarca en la capital navarra es gente joven, abierta, simpática
y receptiva. Desde Kukuxumusu, creamos hace unos años
el "Guiri Day". Ese día les invitábamos
a un pincho y a un vino. Ahora estamos intentando recuperarlo. Que
Pamplona se convierta durante nueve días en una ciudad cosmopolita
es extraordinario.
-Por tanto, defensor
de los extranjeros . Y de mezclar política y fiestas, ¿también?
Hoy por hoy es así. El programa de actos, los presupuestos
de fiestas los controlan los políticos. Incluso me da pena
que las peñas dependan tanto de las subvenciones municipales.
Por otro lado, como no creo en la anarquía, es lógico
que la política esté introducida en los sanfermines
aunque es el pueblo, por propia inercia, quien tiene que dar la
evolución a las fiestas. En este sentido, no hay que olvidar
tampoco que estos días son un buen escaparate para las minorías.
Sin ir más lejos, como ejemplo comparativo, ahí está
el caso de las "giraldillas" en la inauguración
de los mundiales de atletismo de Sevilla. Entonces, entiendo que
estas minorías intenten aprovechar los días de San
Fermín para dejarse oír. Otras cosa es que lo comparta.
Pero también me puede parecer mal cómo reacciona la
gente, la mayoría, ante esas minorías. Debe haber
más permisividad. La fiesta está por encima de todo
y, por tanto, también de las partes políticas.

-Siguiendo con
la política pero en otro sentido, su empresa no es partidaria
de las corridas de toros. Sin embargo, este animal es el más
emblemático de sus camisetas. Aparentes contradicciones aparte,
a usted, como fundador de Kukuxumusu, ¿qué opinión
le merecen los festejos taurinos, que son unos de los pilares de
San Fermín?
Yo voy a los toros y los veo casi siempre no desde los tendidos
de sol sino desde los de sombra. Por un lado, las corridas me parecen
una burrada y, por otro, una maravilla. Entiendo que es una contradicción
pero... De cualquier modo, si me hiciesen votar, optaría
por el no, por que se suprimiesen las corridas. Sin embargo, soy
un hipócrita porque me parece un espectáculo vibrante.
También me horroriza la cría de animales de granja
y, pese a ello, me como mis grandes hamburguesas, truchas y demás.
Ahora bien, Kukuxumusu siempre está de parte del toro.
-Su empresa, de
parte del toro. Usted, de parte de las fiestas de Pamplona. ¿Cree,
como se ha augurado en más de una ocasión, que los
sanfermines acabarán muriendo de éxito?
No lo creo. San Fermín ya ha tocado su techo y no vamos a
ver cosas muy diferentes. Posiblemente, evolucionará hacia
otras maneras, que no sabemos cuáles van a ser. Si mueren,
no será por éxito sino por factores externos.

-Por último,
y antes de lanzarse al jolgorio, formule tres deseos para las fiestas:
uno personal, otro empresarial y un tercero de carácter general.
En un sentido general, que la gente, cuando termine San Fermín,
cuando pase ese 14 de julio, siga manteniendo su esquema mental
sanferminero. Para Kukuxumusu, que se le empiece a considerar
una parte más de la fiesta. Y para mí, que pueda disfrutar
de unas noches ajetreadas y variadas, y que consiga una buena fotografía
del encierro. Son dos, pero es lo mismo.
Mikel
Urmeneta (Pamplona, 1963)
Mikel Urmeneta Otsoa nació en Pamplona
el día de Navidad de 1963. Completó
la EGB en las Misioneras del Sagrado Corazón
y en Cristo Rey, dos colegios de su ciudad natal
que dejaron paso a una enseñanza superior
pública en los institutos de Ximénez
de Rada y Ermitagaña. Sin embargo, de ambos
fue expulsado y, tras realizar 2º de BUP,
se replanteó la vida.
De este modo, hizo el primer curso de Decoración
y comenzó a trabajar de "freelance",
realizando dibujos y trabajos de maquetación
en diversas agencias de publicidad de la capital
navarra. Los ingresos que conseguía, con
algún crédito de por medio, los
destinaba a otra de sus grandes pasiones, viajar,
afición que le ha permitido conocer los
cinco continentes. Ha visitado lugares tan exóticos
como la Isla de Pascua, la Polinesia francesa
o la ciudad japonesa de Yamaguchi, que está
hermanada con Pamplona.
Esta necesidad de moverse, de conocer, unida a
su carácter abierto, cosmopolita, le llevó
a desarrollar otra de sus aficiones, la fotografía.
Sus viajes, un año de residencia en Australia
y cinco más en Nueva York, le permitieron
regresar a su tierra natal con un montón
de negativos.
En su vida el año de 1990 fue clave. Sin
mucho convencimiento y escasas esperanzas, se
presentó a varios concursos y, atónito,
presenció cómo conseguía
ganar cuatro, dos de carteles y dos de fotografía.
Concretamente el de carteles de San Fermín,
el de los Festivales de Navarra, el de Jóvenes
Artistas del Ayuntamiento de Pamplona y otro,
también fotográfico, del Ayuntamiento
de Burlada.
Comenzó a labrarse un nombre y continuaron
los reconocimientos, como el del Baztandarren
Biltzarra de 1991 y el de carteles de la Oficina
de Turismo del Gobierno Vasco en 1995. Asimismo,
de su mente salió el logotipo del Mundial
de Pelota del año pasado o los dibujos
para un montón de camisetas del Open USA
de Tenis y de la Maratón de Nueva York.
Pero, sin duda alguna, su mayor éxito lleva
el nombre de Kukuxumusu, una empresa que arrancó
en el 89, que cuenta ya con quince tiendas y que
espera vender este año un millón
de camisetas. Hace seis años, en el 97,
lanzó a Internet dos direcciones electrónicas,
que dan fe de su modernidad: www.kukuxumusu.com
y www.sanfermines.com.
La primera de ellas recibe tres millones de visitas
al año. La otra, la más festiva,
unas cien mil diarias durante San Fermín,
más o menos la misma cantidad de visitantes
que acoge la pequeña ciudad de Pamplona
cada uno de esos nueve días que le han
dado fama en el mundo entero.
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Fotografías: Estudio:
Larrion & Pimoulier. Exteriores: Mikel Melero
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Euskonews & Media 217.
zbk (2003 / 07 / 4-11)
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