 El
pueblo de Aramaio le ha homenajeado recientemente y así mismo
ha dado el nombre de "Lurgorri" a una calle. El homenaje
ha llegado a los sesenta y cinco años de su fusilamiento.
Pero estoy seguro que el espíritu de Jose Mari Azkarraga
Mozo, que no murió con el cuerpo, ha hecho un guiño
de agradecimiento a sus vecinos que le conocieron y aún viven
en Aramaio, pero también a los descendientes de aquellos
que, como él, han pasado a ser personajes de la historia.
Porque Jose Mari Azkarraga Mozo "Lurgorri" quería
profundamente a Aramaio y a sus gentes, aunque él no hubiese
nacido allí.
Era gipuzcoano de nacimiento, de Rentería, en donde vino
al mundo el 29 de octubre de 1916. Sus padres eran José María
y Juana, de Agurain y Rentería, respectivamente. Debido al
trabajo profesional de su padre -en 1916 el Ministerio de Instrucción
de Madrid le nombró Secretario del Instituto de Educación
Media de Bilbao- la familia se trasladó a la capital vizcaína,
y fue allí donde Jose Mari concluyó sus primeros estudios,
hasta 1929. Aquel mismo año el Ministerio volvió a
llamar al padre de "Lurgorri" para otro cargo en Madrid,
y allá se trasladaron los padres y los cuatro hermanos.
En 1930, Jose Mari Azkarraga comenzó sus estudios en la Facultad
de Derecho. Para entonces, su alma estaba completamente rebosante
de sentimiento vasco. Sus padres eran nacionalistas y vascófilos,
y fue de esa fuente de donde Jose Mari bebió durante toda
su vida. Su padre, que con 21 años llegó desde Agurain
hasta Madrid para trabajar en el Ministerio, se alineó con
los vascófilos en la capital española, recibiendo
clases de euskara en el Ateneo madrileño, rodeado de personas
como los vitorianos Odon y Angel Apraiz, el musituarra Abdon González
de Alaiza, el tenor de Zarauz Zelestino Agirresarobe, el compositor
de Zumárraga Ignacio Busca Sagastizabal, y muchos otros que
fueron grandes amigos suyos. El joven Jose Mari se contagió
de aquel ambiente.
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La familia Azkarraga en el jardín de la
casa de Aramaio en 1932. "Lurgorri" aparece entre
sus padres. |
Había otra razón por la que la conciencia vasca de
Jose Mari cada día era más sólida: desde 1925
la familia pasaba los meses estivales en Aramaio, y la posibilidad
de un entorno plenamente vasco hizo que apareciesen en él
fuertes pilares euskaldunes. Y aquellas estancias en Aramaio impulsaron
un cambio natural en el joven, que sin olvidar su lugar de nacimiento,
le llevó a considerarse aramaioarra. El amor entre Jose Mari
y Aramaio duró 12 años, justo hasta su muerte. Un
hermoso pero corto sentimiento.
Cuando estudiaba en Madrid se afilió al Euzko Ikasle Batza
o Agrupación de Estudiantes Vascos, y en 1933 fue nombrado
presidente de la misma. Azkarraga trabajó con afán
en la citada asociación, punto de encuentro de los estudiantes
desplazados a aquella capital, haciendo de su labor una continua
reivindicación en favor de la universidad vasca. Y comenzó
a publicar artículos de opinión en las revistas y
periódicos de la época, bajo el seudónimo de
"Lur-gorri". Su ágil y comprometida pluma
atrajo pronto al joven al sector de la política y al sindical.
Como consecuencia, aumentó su compromiso en favor de la libertad
democrática de Euzkadi, operando desde Madrid, pero cómo
no, también desde Euskal Herria, convirtiendo Aramaio en
el lugar idóneo para ello.
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Los cuatro hermanos en 1933. "Lurgorri"
a la izquierda. |
Fue miembro de EAJ y STV, y sus trabajos literarios - publicados
en "Amayur", "Euzko Langille", "Gudari"
y "Euzkadi"- sobre temas sociales, políticos, culturales
y económicos eran tratados con una maestría especial.
Hizo también incursiones en el terreno de los ensayos, aunque
estos últimos no llegaron a ser publicados. En el corto tiempo
en que pudo trabajar, el esfuerzo político y sindical de
"Lurgorri" lo desarrolló y extendió, fundamentalmente,
en el Valle de Leinz y en Aramaio.
Al producirse el levantamiento fascista del 18 de julio de 1936,
se puso al servicio de EAJ en Aramaio y formó con jóvenes
del Valle de Leinz y de Aramaio la primera célula del que
sería el batallón Amayur. Posteriormente, siguiendo
órdenes del partido, trabajó como corresponsal de
guerra en el frente de Euzkadi y también en Asturias. Son
admirables el realismo y la fidelidad a los hechos con que describía
los sucesos del frente. Mediante sus escritos "Lurgorri"
llevó hasta el final su compromiso en favor de la democracia,
demostrando de ese modo su grandeza sin igual.
En octubre de 1936 fue nombrado comisario político del batallón
Ariztimuño y en agosto de 1937 del batallón San Andrés.
Tras la rendición de Santoña, fue hecho prisionero
por los franquistas el 28 de agosto de aquel año y a los
dos meses, después de un simulacro de juicio en El Dueso,
lo condenaron a muerte. El 28 de noviembre fue trasladado a la prisión
de Larrinaga, y el 16 de diciembre de 1937 fue fusilado, contra
el muro del cementerio de Derio. Sus últimas palabras fueron
"Gora Euzkadi askatuta".
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Fotografía en el puerto de Lekeitio realizada
durante una excursión desde Aramaio hasta Sukarrieta.
"Lurgorri" aparece en el centro, al lado del que está
vestido de paisano. (La nota de la foto es del propio "Lurgorri") |
La corta vida de "Lurgorri" fue una cadena de sentimientos
para con su patria. Fue político, sindicalista, vascófilo,
animador cultural, periodista y literato. El último escrito
que publicó -precisamente en la revista "Espetxean"
hecha a mano que los presos editaban primero en El Dueso y luego
en Larrinaga- fue una glosa del postrero poema del que fuera gran
poeta "Lauaxeta", expresando así "Lurgorri"
su alineamiento con el sentimiento poético más comprometido
en aquella época. Algo que queda patente en toda la obra
literaria del joven Azkarraga.
Jose Mari Velez de Mendizabal,
escritor |