El
instrumento musical y la costumbre que hoy en día conocemos
con el nombre de txalaparta tiene en Euskal Herria variantes parecidas
tanto en su aspecto como en la manera de tocarlas. Veamos aquí
y ahora, conjuntamente, las que han sido versiones principales en
los últimos tiempos.
TXALAPARTA-TOBERA-KIRIKOKETA
A la vista de su aspecto y función, podemos pensar que se
trata de un instrumento muy antiguo. Con todo, no tenemos noticias
antiguas sobre esta costumbre.
Principalmente, Aita Donostia, Manuel Lekuona y J. M. Barandiarán
han sido los que nos han informado sobre este instrumento (que aparece
con estos tres nombres y tres formas diferentes) y las costumbres
que lo acompañaban, sus vestigios y su historia. A pesar
de ser pocos los datos aportados, gracias a ellos hemos podido saber
lo que conocemos sobre la txalaparta de antaño.Con todo,
la mayor parte de lo que conocemos es lo recogido directamente por
nosotros de labios de los viejos txalapartaris.
En lo escrito por los investigadores citados, no queda claro cuál
era la extensión, tanto geográfica como social de
estos instrumentos. Podemos afirmar que hasta la década de
los sesenta de nuestro siglo la txalaparta ha permanecido marginada
en el plano cultural y no ha tenido la consideración que
otros instrumentos musicales.
Veamos a continuación los datos que hemos podido recoger
sobre la txalaparta en la documentación antigua y por medio
de la investigación directa.
¿Dónde se ha utilizado?
En Gipuzkoa, Donostia-Urumealdea Lasarte, Usurbil, Hernani, Ereñotzu,
Urnieta, Altza-Intxaurrondo, Astigarraga, Ergobia, Andoain, Oiartzun,
Orio, Bidania, Elduaien, Alkiza, y en Navarra, Lesaka y Bidasoa-Baztanaldea
han sido los lugares que en un tiempo conocieron esta costumbre.
Teniendo en cuenta el retroceso que ha sufrido en los últimos
tiempos, es de suponer que también sería conocida
en otros lugares.
Siempre aparece en el medio rural y relacionado con ese modo de
vida.
En la década de los setenta quedaban pocas parejas que la
tocaran, y éstas en las siguientes comarcas: Donostia-Urumea,
es decir, Lasarte, Hernani, Astigarraga, Ergobia, Altza,...(txalaparta),
Oiartzun, Lesaka (tobera) y Bidasoa-Baztanaldea (kirikoketa).
En todos estos lugares hemos aprendido lo que sabemos sobre la
txalaparta, pero nuestros principales informadores y maestros han
sido Migel y Pello Zuaznabar del caserío Sasoeta de Lasarte
y los hermanos Asentsio y Ramon Goikoetxea del caserío Erbetegi-Etxeberri
de Astigarraga.
¿Dónde y cómo se ha utilizado? Aparece relacionada con dos tipos de actividad social diferente:
las celebraciones de finalización de los trabajos comunitarios
(auzolan) y de boda, pero siempre dentro de un ambiente festivo.
En Donostia-Urumealdea, sus habitantes han conocido esta costumbre
viva en relación con los trabajos comunitarios de la fabricación
de la sidra. Tras triturar la manzana, los que habían colaborado
en el trabajo celebraban una fiesta con cena incluída. En
ocasiones era una buena cena, y en otras no tanto. Como dice Ramon
Goikoetxea: "Algunas veces bacalao, otras veces sardinas viejas",
pero la fiesta siempre se celebraba. Lo que no faltaba era sidra,
sidra o zizarra (sidra recién hecha).
Tras la cena, la gente se iba animando y entonces se montaba la
txalaparta. Normalmente frente a la entrada del caserío,
en el exterior, y en seguida empezaban a tocarla. En aquel momento
comenzaba una nueva parte de la fiesta; hasta entonces la fiesta
era de los comensales, de ahí en adelante, al oir la txalaparta,
acudiría la gente de los caseríos de los alrededores,
jóvenes la mayoría.
Cuentan que la txalaparta se oía en un radio de unos 5 kilómetros
y muchos de los que vivían dentro de él acudían
a la fiesta.
Según dice Ramon Goikoetxea: "Al triturar la manzana,
la tabla del lagar que elegíamos para tocar la txalaparta
solía estar mojada, y la poníamos en el tejado para
que se secara y diera así un mejor sonido. La gente
la veía y se enteraba de que pronto iba a haber fiesta allí.
La gente solía estar atenta, para enterarse de cuándo
se organizaba la fiesta en Erbetegi-Etxeberri".
"Allí solíamos estar saltando y gritando,
bebiendo sidra y tocando la txalaparta hasta el amanecer".
Por lo visto también se haciá gaupasa en otro tiempo,
y no eran unas gaupasa cualquiera porque en esa época las
noches son largas y duras. Para comprender el ambiente de aquellas
fiestas, he aquí otro detalle curioso contado por R. Goikoetxea:
"Nuestro abuelo se doblaba hacia atrás y pasaba por
debajo de la tabla mientras mi hermano y yo tocábamos."
Algo parecido era lo que relataba Migel Zuaznabar sobre estas
fiestas en torno a la sidra y para conocer mejor el ambiente de
la txalaparta contaba otro episodio. En cierta ocasión hicieron
una cena de "quintos" en un restaurante de Lasarte y al
acabar la cena se les ocurrió tocar la txalaparta pero allí
no tenían a mano los elementos necesarios para montarla.
¿Qué hacer? En el paso a nivel del tren Donostia-Bilbo
había una caseta, la desmontaron y con ese material hicieron
la txalaparta e inmediatamente se pusieron a tocarla.
En torno al toque
Junto a la txalaparta se utilizaban otros elementos. En Lasarte,
por ejemplo, se tocaba el cuerno antes de cada sesión de
txalaparta.
En Navarra, el entorno de la fabricación de la sidra era
similar. Allí recogió Aita Donostia hace muchos años
la forma de toque que se conoce por el nombre de "Kirikoketa"
(todavía recordada por los viejos de algunos pueblos). Allí
el toque se acompañaba de una cantinela.
A cada golpe correspondía una sílaba de esta cantinela:
Alakiketa alakiketa
Alakiketa kiketa kiketa
Sagarra jo dela sagarra jo dela
Sagarra jo dela jo dela jo dela.
(se ha golpeado-prensado, la manzana)
Este toque muestra claramente que tiene algo de mensaje, un rastro
de mensaje. Doble mensaje quizá: por una parte, que el trabajo
de triturar la sidra se ha acabado y, por otra parte, una llamada
a la fiesta.
En torno a los hornos de cal también aparecen este tipo
de actos y celebraciones. Se juntaban para hacer la cal, por la
noche encendían un fuego junto a la calera y se celebraba
la fiesta denominada "karobi eztaia". En esta fiesta había
cena, bersos, irrintzis, música y también se tocaba
la txalaparta.
También se ha utilizado con motivo de las bodas y de diferentes
maneras. En ocasiones el mismo día de la boda, otras veces
antes, el día de las amonestaciones.
Una cuadrilla de jóvenes generalmente cargan la palanca
al hombro y se acercan a la casa de la novia. Allí plantan
la palanca en el suelo, muchas veces adornada de cintas y flores,
y a la hora de tocar, la sacan del suelo y, sosteniéndola
en el aire por los dos extremos, proceden al toque.
En los toques de boda se intercalan coplas. Las coplas son de tres
tipos: viejas, confeccionadas para ese día e improvisadas.
Para ello se elige a alguien ducho en estas lides y de vez en cuando
la cuadrilla canta el siguiente estribillo:
San Martin de la Moja
Moja de San Martin.
Toberak jo ditzagun
Ordu onarekin;
Ordu onarekin ta
Birjin Amarekin
(toquemos las toberas en buena hora y con la viregen maria)
La opinión de que la txalaparta ha sido un instrumento para
enviar mensajes de un lugar a otro está muy generalizada
pero, de entre toda la información que hemos recogido, el
de Alakiketa es el único caso en que hay alguna traza de
mensaje. Y es que en ninguna parte hemos encontrado nada por el
estilo y los viejos txalapartaris que hemos conocido no han enviado
jamás ningún tipo de mensaje por este medio. Así
nos respondía R. Goikoetxea a la pregunta de si enviaban
mensajes: "Tal y como tocan Andre Madalen los acordeonistas,
pues nosotros igual tocábamos la txalaparta".
Con esto no queremos decir que nunca se haya utilizado para esa
función y que no hubiera distintos códigos (como en
el caso de las campanas) para hacer pasar los mensajes. Aparte del
caso de Alakiketa, los txalapartaris que hemos conocido la empleaban
únicamente para entretener a la gente y como instrumento
musical, siempre para hacer música festiva y juegos rítmicos
con un punto de improvisación.
La txalaparta también posee otra calidad. Tanto por los
escritos como por todos los casos que hemos conocido directamente,
queda claro que se tocaba de noche. En las fiestas en torno a la
sidra, en las fiestas de las caleras (karobi eztaiak) y en las celebraciones
del matrimonio. Las únicas excepciones se han producido estos
últimos años, audiciones fuera de contexto ofrecidas
por viejos txalapartaris a modo de exhibición.
Es éste tema que habrá que estudiar en profundidad,
porque no creemos que sea casualidad, ya que en todas las costumbres
similares a la txalaparta que conocemos a través del mundo
sucede lo mismo.
Modos de hacer música con la txalaparta Los intérpretes suelen ser dos. La música la hacen
entre los dos. Según los lugares, cada intérprete
toma un nombre diferente:
ttakuna herrena (cojera)
tukutuna urguna (cojo)
bia pikatzailea / bata
Tal y como indican estos nombres, cada
intérprete tiene su función. Uno impone el orden y
equilibrio y otro rompe lo impuesto por el compañero, haciendo
aparecer el desorden y el desequilibrio. De esta forma, en la actuación
hacen y deshacen el ritmo, cada vez más rápidamente,
hasta llegar a un equilibrio imposible de romper.
Situación actual
Hoy en día ha cambiado mucho la situación de la txalaparta.
Se ha multiplicado el número de txalapartaris y respecto
a la distribución geográfica podemos decir que en
todas las comarcas de Euskal Herria se organizan cursos y clases
de todo tipo. De estas escuelas están sugiendo muchos txalapartaris
y las actuaciones de los mismos se pueden escuchar en cualquier
lugar y tiempo.
Las funciones de la txalaparta también se han ampliado notablemente
tanto en el terreno musical como en el social. Aparece en grupos
musicales de tipo y estilo diferentes a la par de los demás
instrumentos. Los creadores, en muchos casos, cuentan con este instrumento
en sus nuevos trabajos. A menudo hemos podido escuchar el sonido
de este instrumento en actos y celebraciones políticas,sociales,
familiares y festivas.
En cuanto a la forma de tocar, ésta se ha enriquecido notablemente.
Gracias a los trabajos efectuados por los nuevos txalapartaris en
los últimos años, las interpretaciones resultan cada
vez más complejas.
En cuanto al material, si antes en unos casos se empleaba la madera
y en otros el hierro, en la actualidad se emplean esos dos y algunos
más (piedras, vidrios, etc.), mezclados o en solitario.
Cada vez hay más grupos estables de txalaparta que la trabajan
con seriedad, que actuan solos o formando parte de diferentes conjunto
musicales.
Por todo ello podemos afirmar, sin lugar a dudas, que si la txalaparta
ha tenido un pasado y tiene un presente, también ha de tener
un futuro saludable.
Juan Mari Beltrán Argiñena, Director
del Centro de Documentación de musica popular
Edición digital de sonido: Elena Moreno Zaldibar |