Gonzalo
Javier Auza
gonzalo@juandegaray.org.ar
Concluyó un Congreso Mundial de Colectividades Vascas diferente a todos los anteriores. La numerosa presencia de dirigentes (este año los participantes jóvenes y de mediana edad del Programa Gaztemundu participaron a la par que los representantes oficiales de los países), el deseo de una renovación profunda en la vida de las euskal etxeak por parte de dirigentes individuales, centros y países, la presión de la agenda política de Euskal Herria y otros factores determinaron que la reunión celebrada en Gasteiz entre el 14 y el 18 de Julio -organizada por el gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca, pero con participación de nativos y descendientes de los siete territorios históricos- presentara aristas novedosas.
Crecer duele. Así, se notaron fricciones, posiciones encontradas, proyectos en pugna; pero esos signos pueden leerse tanto desde una óptica negativa como ser considerados los síntomas de una etapa de maduración de los vascos del octavo herrialde, como se ha dado en llamar al conjunto de los que viven fuera de las fronteras de Euskal Herria.
Este tercer Congreso del año 2003 quizá sea el del inicio del cambio necesario para afrontar el siglo XXI como vascos globales. Si todo se da según las expectativas generadas durante los últimos días podemos esperar una consolidación de la diáspora de cara a la reunión del año 2007.
Antecedentes inmediatos
Los ejes de trabajo de este Congreso tuvieron como antecedente -y el dato no es menor- la resolución del gobierno vasco acerca de nuevas modalidades de asignación de subvenciones a las euskal etxeak. El fin es dotar de recursos financieros a proyectos específicos sin otorgar montos equivalentes a todos los pedidos de ayuda. El decreto privilegia las asignaciones para infraestructura (compra o reforma de sedes, equipamiento, etc.), el desarrollo de proyectos para la juventud, aquellos en los que se involucre el uso de nuevas tecnologías y, en menor medida, los destinados a la perspectiva de género. Mediante estas políticas el gobierno fuerza que se realicen aceleradamente algunos cambios que no se dieron de modo progresivo, como se esperaba en los últimos años.
Un segundo antecedente del Congreso es el desarrollo del Programa Gaztemundu 2003 mediante la modalidad de un curso-taller de introducción al diagnóstico y planificación institucional, basado en una renovación de mentalidad de cara a las formas de dirección de los centros vascos. Las tareas de diagnóstico y planificación permanente son esenciales para asegurar la vitalidad futura de las instituciones de la diáspora. Es de esperar que a través de un compromiso permanente de los directivos de las euskal etxeak y de la promoción gubernamental constante (y no sólo a través de esta primera edición de Gaztemundu con la nueva modalidad) se ayude a renovar desde lo más profundo la vida de las colectividades del exterior.
Es importante señalar que muy pocos centros vascos cuentan en el presente con una planificación estratégica; y, mucho menos, con una definición explícita de su visión, misión y objetivos. Es difícil orientar la acción y evaluar los logros con el paso del tiempo cuando el horizonte tiene contornos difusos.
¿Qué rol desempeñar?
Existe una diferencia muy importante entre los dirigentes y centros que tienen una conciencia plena de la urgencia de la renovación institucional, a través de nueva una gestión administrativa, económica y cultural; y quienes a ello le suman una importante cuota de compromiso político y social con el conjunto de problemáticas de Euskal Herria y Europa.
En el transcurso del Congreso se realizaron tres presentaciones sobre la diáspora y el lobby armenio, irlandés y judío que son de sumo interés para la articulación de la diáspora vasca en el plano internacional. Las diferentes visiones existentes sobre el papel que pueden o deben actuar los centros vascos en el exterior son vitales para definir el tipo de presencia internacional que se impulsará, tanto desde los mismos centros como desde las federaciones y desde las instituciones de Euskal Herria. Después de décadas de reclusión general en el plano cultural con intenciones de asepsia la problemática de Euskal Herria enfrenta al octavo herrialde a tomar una definición también en este aspecto.
Como contrapartida a este desafío para la diáspora, el interés de las instituciones vascas por sus primos de fuera del país se pudo traslucir en la presencia de directivos de organizaciones culturales, políticos, medios, etc. en el desarrollo del Congreso.
Planteo inicial y conclusiones
La Dirección de Relaciones con las Colectividades del gobierno vasco planteó un Congreso con eje en el tema juventud y un modelo de trabajo a través de comisiones dedicadas a los temas Cultura, Relaciones Interinstitucionales e Imagen Exterior y Comunicación; perfectamente alineado con el espíritu de los nuevos decretos de subvenciones y con los aportes de los gaztemundaris (que prepararon el borrador de Plan que se discutió en el Congreso).
Una de las perlas fue que el número grande de participantes chocó con una metodología de trabajo que no estuvo bien diseñada con anterioridad y eso impidió un desarrollo más armónico de las discusiones y los trabajos temáticos. Como siempre ocurre en esos casos, se presentan oportunidades para que las conclusiones no siempre sean el resultado de un debate serio, participativo, riguroso y democrático.
De parte de los centros, los delegados oficiales de los países y, especialmente, los dirigentes jóvenes y de mediana edad que participaron en el programa Gaztemundu dejaron constancia de que frente a un trasfondo de realidades diversas en cada país aparecieron como objetivos comunes la formación de los niños y jóvenes, la implementación de proyectos novedosos a través del uso de las nuevas tecnologías, la revitalización de una difusión cultural actualizada, el rediseño del modelo de gestión institucional, la profundización de los vínculos entre países y centros, y el compromiso creciente con las problemáticas actuales de Euskal Herria en diversos sectores.
Desde las comisiones temáticas y por intermedio del Congreso como un todo se elaboró finalmente el Plan Cuatrienal (2004-2007) de trabajo para el gobierno vasco y los centros, que deberá refrendar el Consejo Asesor de Relaciones con las Colectividades durante septiembre próximo, antes de su publicación oficial.
Los aspectos más interesantes que pueden mencionarse de este Plan (aunque es necesario leer el conjunto de políticas definidas) son el impulso a las relaciones múltiples entre Euskal Herria, las colectividades de la diáspora y las instituciones locales de cada país; la intención de promocionar a la diáspora en Euskal Herria a través de los medios de comunicación, de signos de identidad visual y de fiestas particulares; la continuidad de las ayudas sociales; el desarrollo de iniciativas tendientes a optimizar y ampliar los vínculos comunicacionales entre Euskal Herria y la diáspora y la imagen exterior del país; las propuestas novedosas de difusión cultural y de promoción del patrimonio bibliográfico, archivístico, etc.; el apoyo permanente al euskera; y el compromiso de renovación de gestión en cada centro, junto al impulso a los jóvenes y la actualización tecnológica.
Proyecto de Comunicación presentado por Eusko Ikaskuntza
En este contexto, desde Eusko Ikaskuntza se presentó un Proyecto integral para la comunicación entre Euskal Herria y el resto del mundo, que pretende abrir una nueva etapa en la relación global entre los vascos.
Un paso hacia el futuro
El conjunto de debates, resoluciones e intercambios desarrollados a lo largo de este Congreso son un terreno fértil para dar el primer paso hacia un futuro renovado y protagónico del octavo herrialde. Que así sea.
Al alcance de la mano
Comunicación Básica en euskara-castellano
À portée de main
Communication basique en euskara-français
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