Pilar Diez Arregi,
Programa-País Venezuela. Caracas, Venezuela
programapais@cofavic.org.ve
Traducción: Zuriñe Velez de Mendizabal
Jatorrizko bertsioa euskaraz
Por lo que me cuentan la familia y los amigos, hoy en día llegan pocas noticias a Euskadi desde Venezuela. Debido al silencio de los medios de comunicación, la gente habrá olvidado la huelga que comenzó el pasado diciembre y la que duró dos meses, los cacerolazos organizados a favor y en contra del gobierno, las marchas y contramarchas que finalizaban con heridos y muertos. Aunque el ambiente se haya calmado un poco, este país está sumergido en una crisis económica y política que ha dividido la sociedad en dos.
En estos momentos las constituciones nacionales están dando los pasos determinados para llevar a cabo un referéndum revocador con el cual el presidente salga del gobierno. El proceso es largo y específico y no resulta fácil para los dos grupos polarizados –los chavistas y antichavistas. Los que miran con rabia a la autoridad, querrían verle lejos de Venezuela de un día para otro, pero no tienen claro quien sería su sucesor (“la cuestión es salir de Chávez y luego ya veremos”). Sin embargo para los oficialistas, su única esperanza es el político “bolivariano” que les ha otorgado la palabra y el protagonismo y seguirán con absoluta fidelidad al proceso revolucionario (“tendremos a Chávez hasta el 2021”). La separación entre los venezolanos es muy grave. Se puede sentir la falta de respeto hacia quienes piensan diferente tanto en la calle como en los medios de comunicación y me atrevería a decir que no hay voluntad para llevar a cabo el proyecto de nación que inventaron conjuntamente. Cada uno sigue ciegamente a lo que dicta su corazón y su interior.
También en el terreno económico, las cosas están un poco difíciles. En los últimos años, la cantidad de personas que trabajan en la economía informal ha crecido, y ahora no será fácil lograr un desarrollo económico para poder hacer frente a las pérdidas sufridas después de la huelga. Por otra parte, debido a la evasión de capitales, desde febrero hay control de moneda. La libertad para comprar dólares se ha reducido completamente, puesto que exigen unas condiciones específicas. Por lo demás, a la hora de vender divisas, el banco te da una cantidad fija de bolívares, sin tener en cuenta los altibajos del mercado. Después del control viene el descontrol y el mercado paralelo se creó rápidamente, extendiéndose la especulación y aumentando las vergonzosas diferencias sociales de este país.
Son pocos los que quieren venir a Venezuela a causa de este panorama tan oscuro. En cambio, son incontables los que se han acercado al Consulado español de Caracas. Con la partida de nacimiento de los abuelos en la mano, soportan interminables filas para obtener un pasaporte europeo. Al igual que hicieran sus antepasados, están dispuestos a ir a cualquier sitio y de cualquier modo en busca de una vida más estable y tranquila.
A los que estamos trabajando por aquí, muchas veces nos preguntan que qué demonios hacemos. Son muchas las tareas por hacer, y las cosas no cambian de un día para otro. Los que nos movemos en el área humana, queremos hacer frente a este “zaperoco” (enredo) junto a los lugareños. A ver si sirve para algo.
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