Como agua de mayo. Notas acerca del discurso etnográfico en Jimeno JuríoEscuchar artículo - Artikulua entzun

Mikel Aranburu Urtasun

  Argazkia
José María Jimeno Jurio. Ref. "P. y H.", nº 11
C uando se cumple un año de su muerte y sus textos siguen palpitando conocimiento, propongo a los lectores de Euskonews and media estas notas sobre el quehacer folclórico del meritorio historiador navarro que fue premio Manuel Lecuona y Vicepresidente de Eusko Ikaskuntza.

De entrada diré que la etnografía no ha sido la principal preocupación del investigador. No quiere ello decir que haya sido un afán menor. Una apresurada selección en su muy extensa bibliografía nos proporciona cuarenta referencias sobre etnografía y folclore. En ellas encontramos costumbres, ritos y fiestas a lo largo del calendario folclórico y litúrgico, etnografía histórica, folclore religioso, leyendas, danzas y músicos. De su talante habla su interés, que más parece nacer de su inquietud por el pueblo llano que del deseo puro de conocimiento. Un ejemplo: en su conocido libro Al airico de la tierra cobran protagonismo en estampas llenas de vida, pastores, pescadores, gaiteros, aguadoras, silleras, bohemios, andarines,... y como el propio autor aclara, no aparecen obispos, militares o intelectuales. Es sin duda el Hombre, con mayúscula, la preocupación central del escritor. Jimeno Jurío comparte con Julio Caro Baroja la idea de que no se puede tener un conocimiento del hombre sin contar con su pasado. Y este pasado debe rastrearse mediante todas las técnicas y en todas las direcciones. Hasta construir un sistema explicativo, quizá utópico, que sintonice con la pulsión íntima del devenir histórico.

También José Miguel de Barandiarán va a influir en Jimeno Jurío, como en tanto otros. El investigador artajonés explica cómo, en su afán de conocer la costumbre popular, se acercó a don Josemiel quien le animó a participar en Etniker. La experiencia de aquel trabajo fue decisiva. Aplicó José María en su Artajona natal la primera parte de la encuesta de Barandiarán. El autor revela: “Antes de realizar aquella encuesta creía conocer bien mi pueblo pero gracias a aquellos hombres y mujeres he descubierto un nuevo Artajona”. Había añadido a su saber, las costumbres, las creencias, en suma, el folclore. Cuando sus resultados fueron dados a la imprenta, muchos de los informantes habían fallecido. Y así tomó conciencia de que ese mundo se desvanecía. En consecuencia preparó un cuestionario sobre fiestas, calendario folclórico, costumbres,… y salió a los caminos de Navarra. Por respeto al euskera, lengua que aún no hablaba, no visitó la Navarra vascófona. De esta intensa labor surgirán centenares de fichas y grabaciones que puestas en el telar de la Historia, que Jimeno maneja con destreza, darán las elocuentes y sugestivas ilustraciones del saber popular.

Liga con buen oficio el trabajo de campo, la encuesta oral o entrevista, con el trabajo de archivo. Esto le permite el enlace preciso entre dos fuentes del conocimiento que se complementan y perfeccionan. El informante le da la vivencia, el sentimiento y el pensamiento que los legajos no pueden recoger. El documento le proporciona el dato objetivo que la memoria perdió. Se distingue por una extraordinaria capacidad de observación, admirable incluso en materias que no le son propias. Cualidad que necesariamente va pareja con la reserva y la humildad. Quien se dispersa en alharacas, difícilmente participa de lo que le rodea. El sencillo y sobrio, en cambio, lleva ventaja en la percepción.

El trabajo de Jimeno Jurío se aviene con la línea descriptiva de la etnología. Huye de teorizaciones, que no repudia, para que su exposición sea clara, explicativa y amena. Cualidades difíciles de encontrar en la literatura antropológica contemporánea. Jimeno Jurío se halla cómodo junto a Barandiarán, Caro Baroja o Iribarren. Como él mismo atestigua, opta por el método estrictamente descriptivo, evitando actitudes apologéticas y críticas en relación con determinadas creencias y prácticas.

Obtenido el dato, su materia prima, bien por la vía del trabajo de campo o por la investigación archivístiva, y donde otros terminarían su labor dándolo a la imprenta bajo la forma de testimonio etnográfico, la de Jimeno Jurío tan sólo ha comenzado. Porque pone en relación el hallazgo con otros datos e informaciones, lo sitúa largamente en el espacio, generalmente Navarra, y en el tiempo, empresa en la que descuella su erudición histórica. De esta manera la información primitiva adquiere sentido y utilidad, sin necesidad de interpretación sometida a las servidumbres de las diferentes escuelas de pensamiento antropológico. Pero Jimeno Jurío va más allá, porque el acontecimiento folclórico posee en nuestra tierra un vínculo capital con la actividad litúrgica de la Iglesia, y el autor, docto en la materia, sin preterir otras interpretaciones, lo arropa con la feraz herencia cristiana que arroja abundante luz a través del calendario litúrgico, ordenador de vidas y afanes, dando espléndida cuenta de la génesis y evolución del santo y la fiesta. Como broche final, y no menos importante, Jimeno Jurío hace pasar el hecho por el fino tamiz del sentido común del pueblo que lo protagoniza. A fin de cuentas el método científico no es sino una disciplinada forma de sentido común. La interiorización del sentir popular, la empatía, alcanzada por Jimeno Jurío, le permite presentar al lector una más verosímil y próxima versión del acontecimiento estudiado, exenta de hueras especulaciones.

La información que aporta en sus escritos posee la cualidad de ser precisa, detallada y extremadamente fiable, de ahí la credibilidad de sus testimonios. Nunca aventura una interpretación sin estar convencido de ella y cuando lo hace, la explica. Esta credibilidad fundamenta la seguridad que el investigador o estudioso busca en su labor. Una seguridad que en muchísimas ocasiones ahorra la comprobación del dato o la afirmación. Esta es una de las razones de que sea tan abrumadoramente citado por tantos investigadores de diferentes especialidades.

Por su estilo narrativo y descriptivo decimos que hay ausencia de aparato teórico, siempre pesado, pero en absoluto hay falta de opinión. Ésta es servida al lector de forma sutil, subliminar. Jimeno Jurío salpica sus exposiciones con frecuentes adjetivos cuyo tinte literario vela una profunda reflexión nacida de un conocimiento más amplio que la cuestión que le ocupa. Pero, y esto es muy significativo, sus estudios no reflejan añoranza recuperadora de viejas reliquias folclóricas. Jimeno Jurío se aparta así del pujante folclorismo de finales del siglo XX. Siendo muy consciente del valor de las tradiciones y de su inminente pérdida, desdeña el arrebato reivindicativo, usual en la época, por el que se ensalza la tradición, sacralizándola, en afán recuperador de las esencias íntegras. Porque percibe bien las miserias que la tradición encubre.

Su descripción de los hechos es calculadamente objetiva y fría. Jimeno Jurío, que llega a dejar jirones de su alma con los hombres y mujeres del pueblo sufridores de las violencias e intimidaciones del poder, se muestra reservado en la presentación de los hechos, porque la tradición, como las creencias, muchas veces forman parte de esas fuerzas limitadoras de la autonomía individual. Los textos de Jimeno Jurío no añoran un pasado feliz, que nunca fue, como lo hicieran tantos folcloristas románticos y sus seguidores actuales. Lo cual no impide hallar en ellos simpatía y comprensión, como si el propio escritor hubiese protagonizado la inocente experiencia o usanza que describe con cabal conocimiento, pero eso sí, sin nostalgia. El triunfo de la memoria frente al olvido es el de la libertad frente a la sumisión. He ahí su lucha.

Artículos relacionados

Zure iritzia / Su opinión
euskonews@euskonews.com

Al alcance de la mano
Comunicación Básica en euskara-castellano

À portée de main
Communication basique en euskara-français

Within hand's reach
Basic communication in Euskara-English

Zum greifen nahe
Basiskommunikation Basquen zu Deutschen

GAIAK
 Aurreko Aleetan
Bilatu Euskonewsen
2003/12/19-29