Consecuencias socioeconómicas y culturales de los caminos de Santiago a su paso por tierras vascasEscuchar artículo - Artikulua entzun

Hegoi Urcelay Gaona , Dpto. Historia Medieval, Moderna y de América (UPV-EHU)
Fotografias:Arantza Cuesta.
Itzulpena euskaraz

La invención de la tumba de Santiago el Mayor a principios del siglo IX en Compostela tardó en calar en la mentalidad religiosa del norte cristiano peninsular y las peregrinaciones a ella no alcanzaron el éxito que cabía esperar hasta el siglo XI. La monarquía astur se encargó de administrar correctamente el efecto aglutinador y de propaganda política que suponía la presencia del Hijo del Trueno en sus territorios, e incluso le dotó de un status caballeresco, colocando al apóstol sobre un corcel blanco, espada en mano, aplastando a los enemigos de la fe cristiana y, por ende, de los monarcas astures, agradeciendo así su ayuda en la batalla de Clavijo (c. 859).

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Roncesvalles. Capilla.
Pero, como hemos dicho, el momento álgido del peregrinar a Compostela no llegó hasta el siglo XI, de la mano de la consolidación de un crecimiento económico y demográfico que, por otro lado, se había iniciado ya en los siglos anteriores y en todo el occidente medieval. Sin duda, la fijación de un camino concreto por parte de Sancho III de Navarra ayudó a incrementar su tránsito. ¿Supuso el auge de este Camino francés el declive del resto de los caminos que llegaban hasta el apóstol? Parece lógico que el camino que pasaba por Álava fuera más transitado durante los siglos precedentes, ya que al sur la presencia de los musulmanes aterrorizaría al peregrino. Algo parecido ocurriría con el camino de la costa, asolada con frecuencia por los normandos. Además, lo sinuoso y complicado del litoral vasco no sería especialmente favorable a los pies del viajero, y mucho menos el idioma, isla extraña en el mar las lenguas romances. El camino bajaría de Roncesvalles hacia Pamplona, para después atravesar tierras alavesas en dirección a Briviesca, Monasterio de Rodilla, Sasamón, Carrión de los Condes, Grajal de Campos, Ardón, etc., en definitiva, el Itinerario de Antonino que desde el siglo III reseñaba la calzada romana que unía Astorga y Burdeos.1 En el siglo XIII, con la incorporación de Álava y Guipúzcoa a la Corona de Castilla, se consolidaría el camino que unía a estas tierras con Gascuña y comunicaba ambas provincias a través del túnel de San Adrián, proceso que fue paralelo a la intensa política urbanizadora de Alfonso X.

Desde que Sancho III fijara el denominado Camino francés, todos los estamentos privilegiados de la sociedad medieval, desde la Corona hasta la nobleza, pasando por el clero, fueron dotando al recorrido de una serie de elementos que favorecieran el aprovechamiento de todas las circunstancias que rodeaban a la vía jacobea y que, por lo tanto, pueden ser considerados consecuencias de la misma:

· Fueros de franquicia: para favorecer el asentamiento de los viajeros procedentes de más allá de los Pirineos, en su mayoría hombres de negocios, mercaderes, artesanos, cambistas, que iban y venían a lo largo del Camino, los monarcas navarros y castellanos concedieron una serie de fueros, casi todos siguiendo el modelo del de Jaca, que luego se extendería a Estella (1090) y Logroño (1095), que daban a los habitantes de las villas un status de libertad frente a las instancias señoriales, garantizaban la inviolabilidad del domicilio, libertad de comercio y un gran número de exenciones fiscales, buscando así que los nuevos habitantes generaran un crecimiento que pudiera ser aprovechado por los distintos reinos. Así, el fuero de Jaca fue posteriormente el fuero propio de todas las poblaciones de francos que se fundaron en adelante en Navarra; es el caso de Estella (1090), Pamplona (1129), Puente la Reina (1122), Monreal (1149), Villava (1184), etc.2 o de las villas costeras guipuzcoanas. Todas estas villas tenían una fisonomía peculiar, a veces planificándose su trazado en función del camino.

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Estella. Santo Sepulcro.

Aunque la vida agraria seguía teniendo un gran peso en la sociedad medieval, la dedicación de buena parte de los habitantes de las villas a actividades artesanales o comerciales, la presencia de un mercado más consolidado, con sus ferias, trastocaría en gran medida la vida de estos centros situados a lo largo de los caminos. Así las villas se garantizaban una influencia sobre el entorno que las convirtió en cabeceras de sus comarcas y además entraron a formar parte de la complejidad creciente de las rutas de comercio.

Muchas veces se ha aludido al Camino de Santiago como principal causa del proceso urbanizador del norte peninsular. Aunque el Camino pudo ayudar a este impulso, parece que la transformación y crecimiento de las distintas villas se habría producido al amparo de ese crecimiento económico, eminentemente agrario, iniciado varios siglos atrás. En demasiadas ocasiones y de forma un tanto abusiva, se ha utilizado el Camino de Santiago como razón explicativa de todos los cambios operados en los territorios por los que pasaba.

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Leyre.
· La hospitalidad, dotación de instrumentos asistenciales: a lo largo de todo el recorrido, y el territorio vasco no fue una excepción, el Camino contó con una serie de centros que servían de acogida a los viajeros-peregrinos. Nos referimos a los monasterios y hospitales, muchos de éstos dependientes de los primeros. Los hospitales cumplían una doble misión: por una parte, daban satisfacción al mensaje caritativo del evangelio y, por otra, facilitaban un eficaz control de la sociedad sobre los movimientos de los grupos marginados por sus condiciones físicas, económicas o morales.3 La orden religiosa más característica del Camino durante varios siglos, los benedictinos cluniacienses, fue la que dispuso de una mejor red de albergues, destacando en Navarra Irache y Leire, que posteriormente adoptaría la observancia cisterciense. También hay hospitales encomendados a San Agustín, como el de Roncesvalles, o fundaciones premonstratenses como Urdax.

Así, sólo en Álava durante los siglos XV, XVI y XVII están documentados los siguientes hospitales o lugares de acogida: Albeniz, Ameyugo (fundado por doña Constanza de Ayala), Arbulo, Argandoña, Audícana, Cucho, Eguilaz, Estavillo, Estíbaliz, Galarreta, Guevara, Heredia, Iruña, La Puebla de Arganzón, Luzuriaga, Mendíjur, Rivabellosa, Salinillas de Buradón, Ordoñana, Salvatierra; Vitoria contaba con el de Nuestra Señora del Cabello o Santiago, el de San Pedro, el de San José y el de San Lázaro y la Magdalena; también los encontramos en Zalduendo y Zambrana. En estos sitios se ofrecía al peregrino a su llegada el lavatorio de pies, se le proporcionaba un lecho donde dormir, comida, asistencia médica y espiritual y, en caso de fallecimiento, sufragios por su alma y un lugar de enterramiento.4

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Zalduendo. San Julian.

· Conflictividad social: la llegada de gentes foráneas así como su difícil encasillamiento en la sociedad feudal (no eran nobles o guerreros, ni trabajadores del campo, y mucho menos miembros del clero), además de la situación de privilegio en la que se encontraban nada más llegar a las nuevas villas, provocaría una serie de tensiones entre los naturales del lugar y los recién llegados, fuesen de más allá de los Pirineos o de otros lugares más cercanos. La sociedad de los tres órdenes miraba con recelo a esos burgueses (habitantes de los burgos) artesanos y comerciantes que iban y venían a lo largo del camino y sacaban de él un partido económico que ellos en un principio no podían imaginar. En este sentido cabe interpretar los violentos sucesos protagonizados por los «naturales» y los «francos» en Navarra entre los años 1276 y 1277.

Nobles y campesinos, no tanto el clero, que administraría bien sus infraestructuras hospitalarias, quedaban en un principio fuera del aprovechamiento de las nuevas circunstancias que generaba el Camino, aunque esta situación cambiaría posteriormente con la presencia de un buen número de linajes nobles asentados en las ciudades y atentos a las oportunidades que deparaba el comercio.

· Huellas culturales: la expansión de la orden cluniaciense llevó consigo la difusión del arte románico, además de la reforma pontificia y su rito romano, que se impuso al mozárabe hispano: “Lo mejor del arte y el pensamiento de Occidente y muchas de las más valiosas aportaciones de Oriente se cruzan en él [el camino], convirtiéndolo en el taller, aula o biblioteca, más importante de Europa durante siglos.”5 Grupos de canteros, artesanos, arquitectos, etc. recorrerán el camino en uno y otro sentido.

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Astigarraga. Santiago Peregrino.
En el ámbito cultural podemos encontrar una presencia clara de lo jacobeo en muchos puntos del territorio vasco: en Gipuzkoa hay varias ermitas dedicadas a Santiago, como la de Fuenterrabía, la de Zumaya o Santiagomendi en Astigarraga. En Bizkaia es de especial importancia Zenarruza, cuyo conjunto antiguo, que contaba con un hoy desaparecido hospital, estaba relacionado directamente con la peregrinación. Gernika también recordaba su condición jacobea en un retablo de la parroquia hoy desmontado. Bilbao sería un hito importante del camino, ya que su iglesia mayor estaba dedicada al apóstol.6 Respecto a Álava, valga como ejemplo que el traslado por vía marítima de los restos del apóstol a Hispania y su entierro en Galicia aparece descrito en la Portada Este de la iglesia de San Pedro de Vitoria; así, los tres grandes centros de peregrinación de la cristiandad, aparecían juntos en una misma iglesia: Tierra Santa, donde vivió y murió Jesucristo, en el interior; Roma, lugar de enterramiento de San Pedro, en la advocación de la misma; y Santiago, tumba del apóstol, en la portada. También en Vitoria, todo un ala de la hoy Catedral de Santa María está dedicada a este discípulo predilecto de Jesús.

1 MARTÍNEZ SOPENA, Pascual: El Camino de Santiago en Castilla y León, Junta de Castilla y León, Salamanca, 1993, pág. 31

2 MARTÍN DUQUE, Ángel J.: Camino de Santiago en Navarra, Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, 1991

3 MARTÍNEZ SOPENA, Pascual: El Camino de Santiago en Castilla y León,..., pág.

4 GONZÁLEZ MÍNGUEZ, César y BAZÁN DÍAZ, Iñaki: “La medicina en la Álava medieval. Entre la metafísica y la superstición”, Historia de la medicina en Álava, Pedro M. Ramos Calvo (dir.), RSVAP, Vitoria, 1997, pp. 79-164

5 MARTÍN DUQUE, Ángel J.: Camino de Santiago en Navarra, ..., pág. 69

6BARRIO LOZA, José Ángel: “El patrimonio artístico y monumental a la vera del Camino de Santiago a su paso por Bizkaia”, Euskonews, 44 (1999)

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