Estebe
ORMAZABAL
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
En el año 1933, el brasileño João Francisco Tellechea y los argentinos Eustaquio Ormazabal, Manuel Morales y Raul Aguilar se asociaron para producir derivados del petróleo. Fundaron en Uruguaiana (Rio Grande do Sul) la Destilaria Rio Grandense de Petroleo, donde el 26 de noviembre de 1934 produjeron la primera gota de gasolina de Brasil.
En el año 1865, los hermanos Domingo, Ignacio y Francisco Tellechea, naturales de Astigarraga (Gipuzkoa), salieron de Rio de la Plata (Argentina), siguiendo el cauce del río Uruguai, hasta Salto del Toro. En este enclave se despidieron: Ignacio se dirigió hacia Curusucuata (Argentina), y Francisco y Domingos tomaron rumbo a Uruguaiana (Brasil).
Uruguaiana era por aquel entonces un pequeño municipio fundado en 1843, enclavado en un marco ideal, ya que al sur lindaba con la República de Uruguay, y al oeste con la República de Argentina, que con el paso del tiempo la convirtieron en la “capital” comercial de Mercosul. Hoy cuenta con más de 200.000 habitantes y por ella pasa la mayor parte del comercio que mantienen Brasil, Argentina y Uruguay.
Por aquel entonces no había gran cosa en Uruguaiana excepto una incipiente comunidad integrada por inmigrantes de diversa procedencia (españoles, franceses, alemanes, italianos, libaneses, portugueses y euskaldunes) y fue alli donde los dos hermanos decidieron afincarse.
Construyeron un hotel y, al poco, empezaron a llegar a esas tierras más familias euskaldunes (Lizarralde, Urroz, Zurita, Garrastazu, Ormazabal, Ugarte, Vergareche, Arregui, etc.), formando entre todos una comunidad vasca activa.
Domingo contrajo matrimonio con Ramona Roteta, natural de Astigarraga y tras vender el hotel, adquirieron un terreno donde comenzaron a dedicarse a la ganadería y a la agricultura. Plantaron viñedos procedentes de Europa del tipo “pinaud noir”, y pasaron a engrosar la lista de los productores de vino más reputados de Rio Grande do Sul. Ese amor por la tierra terminaría por convertirse en una tradición familiar; y varios miembros de la familia dedicaron su vida a tareas ligadas a la tierra o a los animales; como por ejemplo, el afamado ingeniero agrónomo Rubens Clausell Tellechea (Uruguaiana, 1917).
Tras la muerte de Domingo, que falleció acuchillado, Ramona Roteta, viuda ya, se quedó al cargo de sus tres hijas y dos hijos erigiendo a su alrededor un sólido matriarcado.
Eustaquio Ormazabal, sobrino de Ramona Roteta, nació en Caseros (Argentina). Partió hacia Uruguaiana, a casa de su tía, en busca de mejor suerte, y comenzó a trabajar en una empresa de importación y exportación propiedad de una familia alemana, que, a su regreso a Alemania, dejó las riendas del negocio en manos de Eustaquio. Eustaquio analizaba detenidamente las alternativas que se le presentaban para invertir las ganancias, y no tardó en ver el negocio engrosar.
Cuenta la historia familiar que por aquellas mismas fechas llegó a la ciudad el ingeniero búlgaro Pedro Ivanov Popov, con la misión de fabricar la caldera de un almacén. Conversando con João Francisco Tellechea, le contó que había construído una destilería de petróleo para el Gobierno de Uruguay.
João Francisco, mostrando el máximo interés en el asunto, le preguntó si se veía capaz de hacer otro tanto en Uruguaiana, a lo que el búlgaro asintió mostrándole los planos de la planta. Durante la comida que todos los domingos se servía en casa de Ramona Roteta conversó con Eustaquio, y este le pidió que al día siguiente fueran a visitarle a su oficina.
Todos los acontecimientos posteriores están escritos en el libro de la historia de la industria petrolífera de Brasil: João Francisco Tellechea, Eustaquio Ormazabal, Raul Aguilar y Manuel Morales se asociaron bajo la finalidad de producir derivados del petróleo, y juntos fundaron la Destilaria Rio Grandense de Petroleo. El 26 de noviembre de 1934, Brasil producía su primera gota de gasolina.
Estos cuatro hombres eran unos auténticos visionarios y soñadores, ya que la industria del sur de Brasil de aquel entonces la constituían exclusivamente la agricultura y la ganadería. Pese a que en las ciudades de Porto Alegre, Nova Hamburgo, Pelotas y Rio Grande empezaban a aflorar pequeñas zonas industriales, los cuatro socios confiaban plenamente en el espectacular crecimiento económico que a lo largo de los años venideros protagonizaría toda la región.
Durante los primeros años de la década de 1930, Brasil empezaba a palpar los primeros efectos de la revolución tecnológica, que se traducían en un nuevo concepto de industria y de modo de vida. La gasolina, el queroseno, el aceite diesel, el combustible y los lubricantes llegaron a ser imprescindibles para la sociedad, y ni qué decir cuando Henry Ford comercializó la primera versión popular del automóvil (el famoso Ford T), alterando por completo la definición de los conceptos de modernidad y progreso.
Transportando chapas para la construcción de los tanques del almacén. Rio Grande, RS, enero de 1937. Fotografía: http://www.ipiranga.com.br |
El negocio exigía para su buen funcionamiento una complicada labor de logística, para hacer llegar el petróleo hasta Uruguaiana: los barcos salían desde Ecuador, cruzaban el sur del continente, enviaban el petróleo crudo a Buenos Aires, y, en tren, era transportado hasta Paso de los Libres, donde se volvía a cargar en buques-tanque para atravesar el río Uruguai y conducirlo hasta la destilería.
En estos inicios de la andadura empresarial, los socios se encontraron con un inesperado problema: el Gobierno argentino decretó la prohibición de reexportar el petróleo crudo. Esta norma impedía transportar la materia prima hasta Uruguaiana. Un rápida solución se hacia necesaria. El petróleo debía ser descargado en un puerto brasileño, y el lugar más próximo era Rio Grande, desde donde posteriormente sería transportado hasta Uruguaiana. Había otro grupo de empresarios uruguayos y brasileños que perseguía el mismo objetivo, por lo que, finalmente, todos decidieron aunar sus esfuerzos y construir en Rio Grande una instalación más moderna: una refinería. De este modo, el 7 de septiembre de 1937 se fundó Ipiranga S.A. – Companhia Brasileira de Petróleo, hoy Refinaria de Petróleo Ipiranga.
Cuando todo parecía estar bajo control, el Gobierno de Brasil aprobó en abril de 1938 el Decreto Ley 355 que nacionalizaba la industria petrolífera, y donde establecía que sólo los nativos brasileños estaban autorizados a participar en calidad de accionistas en las refinerías de petróleo. Por consiguiente, los socios argentinos y uruguayos se vieron obligados a vender sus acciones, e Ipiranga S.A. configuró una estructura para el control de sus acciones que sigue en vigor hasta hoy. Continuaron en el negocio João Francisco Tellechea y Eustáquio Ormazabal (que pasó las acciones a su hijo René Ormazabal), y se les agregaron Carlos Fagundes Mellos, Aristide de Almeida, Francisco Martins Bastos y João Pedro Gouvea Vieira.
El grupo Ipiranga, cuyo capital es en la actualidad 100% brasileño, lo integran cuatro empresas: Refinaria de Petroleo Ipiranga S.A., Distribuidora de Petróleo Ipiranga S.A., Companhia Brasileira de Petroleo y Companhia Petroquimica do Sul - COPESUL. Genera un total de 5.000 puestos de trabajo directos, y su facturación en el año 1996 ascendió a entre 5 billones y 300 millones de dólares anuales, convirtiéndose así en la mayor empresa privada de capital brasileño.
En 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, la industria brasileña del caucho empezó a acusar la falta de materia prima, y, queriendo dar una respuesta a las necesidades del mercado, la Refinaria Ipiranga desarrolló nuevas tecnologías en disolventes para su aplicación en la producción del caucho. De esta forma, Ipiranga se adentró en el segmento de la tecnología química.
Dado que Refinaria producía ácido sulfúrico, en la década de 1940 Ipiranga pasó a formar parte del mercado de fertilizantes químicos.
Francisco Martins Bastos, João Francisco Tellechea, João Pedro Gouvêa Vieira, representante de Gulf, Carlos Fagundes de Mello. Río de Janeiro, RJ, 1959. Fotografía: http://www.ipiranga.com.br |
Dos años más tarde, en 1959, la empresa se hizo con el control de las acciones de la Gulf Oil Corporativa (distribuidora estadounidense de gasolina que operaba en los Estados de Río de Janeiro y São Paulo, con más de 500 gasolineras), y, de este, modo fundó su segunda distribuidora, CBPI – Companhia Brasileira de Petróleo Ipiranga, que actuaba en todo el territorio brasileño. En la década de 1970 se adentró en el sector de la petroquímica (Ipiranga Petroquímica), y veinte años más tarde creó Ipiranga Comercial Química, con el objeto de reunir en sus seno a todos los negocios de la rama química. Ipiranga Petroquímica efectuó su primera operación en el extranjero en 1996 al construir en Chile una fábrica para la producción de polipropileno.
Ipiranga es en la actualidad la segunda empresa distribuidora de combustible de Brasil. Dispone de 5.600 gasolineras y participa en diversas actividades sociales de índole educativa y medioambiental.
Aspecto del anagrama que exhiben las gasolineras Ipiranga, presentes en cualquier punto de Brasil Imágen: http://www.ipiranga.com.br |
Con este breve artículo desearía rendir homenaje a estos valientes euskaldunes que a finales del siglo XIX salieron de Astigarraga.
Para más información:
http://www.diariopopular.com.br/sociedade/mansur250304.php
(2004/ 10/07)
http://www.abccc.com.br
http://www.cabanhapaineiras.com.br/historia.htm
(2004/10/ 07)
http://www.herdbook.org.br/angartigo.htm
(2004/ 10/ 07)
http://www.ipiranga.com.br
(2004/ 10/ 07)
Entrevista a Rubens Clausell Tellechea
Aurreko Aleetan |