La recuperación de la makil borroka. Los makilkaris vascosEscuchar artículo - Artikulua entzun

Jose Inazio GANBOA LANDA
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz

En Euskadi, la costumbre de utilizar la makila está ampliamente extendida, como bien podemos observar en las ferias y exposiciones de artesanía, donde se dan cita fabricantes de makilas de todo tipo.

Pero, a pesar de los numerosos estudios que se han realizado sobre esta figura, no por ello debemos pensar que todas sus funcionalidades han sido ya analizadas. Del aspecto que presenta la makila o bastón tradicional vasco, con la parte inferior emplomada y un disimulado aguijón en la empuñadura, bien se podría deducir que no es sólo un accesorio de paseo, sino que sirve incluso para luchar. Otro tanto se podría decir sobre el bastón de acebo lleno de puntas. Lo cierto es que nunca se ha profundizado lo suficiente en el papel de las makilas en la lucha1.

Y es que, en ocasiones, lo que más nos cuesta ver es precisamente lo más evidente.

Las primeras pistas

Tampoco yo me había parado nunca a pensar en este uso de la makila, hasta que un buen día me encontré en la siguiente situación.

Resulta que conocimos a unos sicilianos con los que empezamos a charlar sobre las costumbres típicas de nuestros respectivos países. De repente, uno de ellos se acordó de las makilas. Comentó que en su tierra tenían una particular manera de luchar con bastones y que había algunos grupos que seguían practicando este tipo de combate. Nos preguntó si también en Euskadi lo seguían haciendo. Le respondí que no. Pero pensó que me equivocaba, ya que el origen de aquella modalidad marcial se encontraba, según decía, en Euskadi. Además, parece ser que fue precisamente un euskaldun quien se lo enseñó a los sicilianos.

Tratando de despejar aquellas dudas, empecé a indagar en el asunto. Vean lo que llegué a descubrir...

El estudio que realizamos en Euskadi

Decidí recurrir a dos fuentes: a los datos que podía encontrar en los libros y archivos antiguos, y a la información que los euskaldunes guardaban en su memoria.

La colección bibliográfica

En algunos archivos hay cantidad de páginas sobre procesos judiciales y litigios en torno a la makila2, pero no es ése el objeto de nuestro estudio. A fin de cuentas, cualquiera puede coger un palo y propinar una paliza. Lo que a nosotros nos interesa averiguar es si en Euskadi existió alguna técnica codificada desarrollada específicamente para la makila.

La respuesta es afirmativa, como lo atestiguan, entre otros muchos datos, las crónicas que se narran en los libros “Corografía de Guipúzcoa”3, de Aita Larramendi, “Gipuzkoako dantzak”4, de Iztueta, o “El Basojaun de Etumeta”5, de Juan Benantzio Arakistain.

En las dos últimas obras se describen luchas que tuvieron lugar entre hombres armados con makilas y los que llevaban espadas. Los espadachines, además, solían ser siempre soldados profesionales. En uno de los combates, además, el contrincante era un maestro de esgrima. En los demás casos, los makilkaris luchaban contra dos o tres soldados, y siempre salían vencedores.

En mis investigaciones por el País Vasco continental, he dado con una colección bastante completa, obra de Rene Cuzacq6, en cuyas exposiciones se puede ver con toda claridad que las luchas de makilas tenían lugar frecuentemente y en cualquier lugar. Explica, además, que esta práctica venía a ser una modalidad de esgrima, y que, al igual que sucedía en otras disciplinas, había maestros y escuelas propias para su aprendizaje.

La tradición oral

En primer lugar visité las zonas donde, según indicaban los escritos, podía encontrar alguna huella de las luchas con makilas. Para ello me adentré en el interior de Euskadi, sobre todo en el ámbito pastoril. En el litoral vasco no ha existido esta modalidad de lucha.

Encontré la mayoría de las pistas en los municipios de Azpeitia, Azkoitia, Errezil, Beizama, Amezketa, Zaldibia, Hernialde, Zizurkil y Markina-Xemein. Muy a mi pesar, en Navarra no hallé absolutamente nada.

En las citadas villas hay gente que todavía recuerda algunos casos, por lo que traté de recoger su testimonio.

De cuanto he podido averiguar, deduzco que a principios del siglo XX este tipo de lucha se practicaba por doquier, aunque vivió sus momentos de esplendor en los siglos XVIII y XIX. Los makilkaris participaron en numerosas guerras y contiendas, como por ejemplo en la primera guerra carlista y en el enfrentamiento de los 100.000 hijos de San Luis. Parece ser que incluso Napoleón disponía de un regimiento de makilkaris para las luchas de cuerpo a cuerpo.

También en el siglo XX hubo expertos makilkaris. Me consta que en la década de los 70 tuvieron lugar algunas luchas, y que incluso en los años 1940-1945 hubo hábiles luchadores.

En el País Vasco continental se empleaban makilas más cortas. Estuve conversando con Joanes Bergara, el conocido artesano fabricante de makilas de la familia Ainciart-Bergara, quien no sólo me habló sobre varios luchadores y me contó unas cuantas anécdotas, sino que me ofreció algunos interesantes datos sobre las técnicas que se empleaban.

Conclusiones

Las técnicas que hemos podido llegar a conocer se parecen bastante a las empleadas por los sicilianos. Son modalidades lo suficientemente desarrolladas como para poder enfrentarse a soldados provistos de espadas.

La mayoría de las técnicas son giratorias y permiten mantener el cuerpo a salvo. Por ejemplo, esta misma técnica:

Argazkia

La forma de sujetar la makila es muy peculiar, pero permite girar y manejarla fácil y cómodamente:

Argazkia

Los tipos de makila que se empleaban eran dos: una larga, de 1,3 m.-1,5 m., y otra más corta, de unos 90 cm., para cuyo empleo existen unas determinadas técnicas:

Argazkia

En este caso, los golpes se asestan del revés, bien utilizando siempre la misma mano, bien turnándose entre ambas.

Por otro lado, y como venía siendo habitual en cualquier modalidad de combate, solía haber profesores y escuelas destinados a enseñar estas técnicas codificadas, quizás con menos formalidades que en la actualidad.

A partir de estos datos, y aprovechando las técnicas que los sicilianos emplean, sería perfectamente posible recuperar este tesoro marcial que surgió en nuestras tierras, siempre y cuando lo queramos...

* Las ilustraciones son obra de Enrike Santxo y han sido expresamente realizadas para este artículo.

 

1 Hay alguna que otra obra aproximativa, como por ejemplo: Aguirre Sorondo, A. “Palos, bastones y makilas”, Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra 1992, 60, 203-235, o incluso en esta misa publicación, http://www.euskonews.com/0148zbk/gaia14806es.html

2 Archivo protocolario, litigios del siglo XVII.

3 Larramendi, Manuel de, S.J. “Corografia o descripción general de la muy noble y muy leal Provincia de Guipuzcoa”, Responsable: J.I. Tellechea Idigoras, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, San Sebastián, 1969, pág. 234.

4 J.I. Iztueta “Guipuzcoaco dantza gogoangarrien condaira edo historia, beren soñu zar eta itz neurtu edo versoaquin” San Sebastián, 1824, 181 pág. Podemos hallar esta misma información en el libro ”Gipuzkoako dantzak eta pillotari, makilkari eta palankarien jostaketa gaineko itz bi” Biblioteca de autores vascongados. Tomo nº 3, San Sebastián, 1896.

5 La versión aquí empleada fue reeditada por el Consistorio de Azpeitia en 1999. Quisiera mostrar mi más sincero agradecimiento a Enrike Zurutuza, traductor de esta obra al euskera, por haberme facilitado todos estos datos. La obra original es la siguiente: J.V. Araquistain “El Basojaun de Etumeta”. Imprenta de Francisco Muguerza. Tolosa, 1882.

6 R. Cuzacq “Makhila et Agulhade”, Marrimponey Jeune, Pau, 1950

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2004/12/17-24