INTRODUCCIÓN
A
los términos euskéricos MAKIL, MAKILA, MAKILL, MAKHIL,
MAKHILA, BASTOI, BASTOIN, ZAIMAKILA, KANA, MAKO, ZIGOR y KASTA,
que designan el bastón y sus variantes, corresponden en
castellano un no menos amplio surtido de significantes de las
diferentes modalidades del mismo elemento: apoyo, arrimo, báculo,
bastón, bengala, cachava, cachavona, cayada, cayado, clava,
croza, estaca, gancho, garrota, garrote, gayata, macana, palo,
roten, tiento, vara...
Esto nos
da una leve idea de la gran variedad de aplicaciones y la riqueza
léxica acumulada, pese a que en las ciudades, pars pro
toto, incluyamos todos bajo la etiqueta de "palos",
entre otras razones porque en la urbe no ofrecen tantas utilidades.
Y si cierto es que la definición esencial es esa, pues
palos son los ejemplos anteriores y los que más adelante
se darán (es decir: trozos de madera, generalmente cilíndricos,
y mucho más largos que gruesos), tampoco lo es menos que
una mirada tan superficial es, al menos para los espíritus
indagadores, insatisfactoria.
Nuestro propósito
al comenzar la redacción de estas páginas no es
otro que asomarnos, siquiera levemente, a la historia del tal
vez más primitivo útil que ha conocido el género
humano, recorriendo y descubriendo a la vez su desarrollo desde
el principio más elemental -como instrumento para defenderse
y atacar, alcanzar objetos elevados, etc.-, hasta su sublimación
simbólica en los cetros y varas que todavía hoy
acompañan a la investidura del poder.
EL
SÍMBOLO
Antxon Aguirre
Sorondo, miembro de la sección de Antropología de
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