Iñaki ARBIDE EGUILEGOR, secretario de la Cofradía de Donostia
Karmengo Ama Arrantzaleen Kofradia es la cofradía de pescadores de Donostia que tiene adscritas 17 embarcaciones de pesca de bajura.
Estas embarcaciones se dedican a diferentes modalidades de pesca, siempre dentro de la bajura, cubriendo prácticamente todas las variantes de la misma.
Existen dos embarcaciones dedicadas a cerco y túnidos (cebo vivo), sus principales especies dirigidas son: antxoa, verdel, sardina..., en sus faenas de cerqueros, y el bonito y el atún en sus faenas de cebo vivo. El cebo vivo es la modalidad de pesca de túnidos que se desarrolla con una caña y anzuelo en la que el engaño son peces vivos que se mantienen en los tanques o viveros con este fin.
Estas embarcaciones están compuestas por tripulaciones de entre 15 y 18 marineros. Dos patrones, un mecánico y 12 o 14 marineros profesionales, encargados de las labores de cubierta y nevera.
El desarrollo tecnológico, patente sobre todo en una de ellas (solo existen 14 o 15 unidades con esta tecnología en el Cantábrico), facilita en gran medida todas las labores a desarrollar en estos pesqueros. Esta tecnología, que se aplica en el puente de mando de la embarcación, sirve tanto para cuestiones de búsqueda de bancos de pescado, como para temas de seguridad en todos sus aspectos (partes meteorológicos, comunicaciones vía satélite, etc.). También tiene aplicaciones en el sistema de embarque de pescado, así como en el mantenimiento de su calidad. El embarque a bordo del pescado se realiza mediante el sistema de “chupona”, es decir, una vez realizado el cerco con la red al pescado, éste es introducido mediante un tubo conectado a una bomba de succión. Una vez a bordo, y dependiendo del tipo de pescado, este es puesto directamente en cajas (antxoa) o pasa a los viveros equipados con enfriamiento de agua para su transporte a puerto (verdel, txitxarro, cebo vivo) y posterior descarga, mediante el mismo sistema de mangueras a las tinas isotermas de la cofradía, para su venta y traslado.
Otras tres embarcaciones se dedican también a la pesca con cerco siendo sus especies dirigidas sobre todo los conocidos como “pescados de escama” , erla, dorada, breca, etc., así como la antxoa en su campaña de primavera, siendo cinco en estas fechas las embarcaciones de Donostia dedicadas a la misma.
Seis embarcaciones de porte mediano con tripulaciones que oscilan entre siete y cuatro tripulantes basan sus campañas en tres principalmente: verdel de anzuelo en primavera, bonito desde finales de primavera hasta octubre y alternando el anzuelo a merluza (cada vez menos por desgracia desde la aparición de los arrastres pelágicos), con redes de costa (salmonete, lenguado, itsas-kabras,etc.), el resto de las temporadas.
Para estas últimas embarcaciones hoy en día existe una campaña de recogida de “algas de arribazón” que se ha convertido en primordial en las fechas de invierno. Esta recogida se desarrolla dentro de las bahías mediante redes tipo portería de fútbol, que se pasan por el fondo quedando en ellas las algas que previamente han sido cortadas por efectos de los temporales y antes de que las corrientes las depositen en las playas.
Decir, respecto a este tipo de embarcaciones, que hasta hace pocos años la captura de la merluza y el besugo con anzuelo era la principal fuente de ingresos de las mismas, no solo en este puerto en el que existían 15 embarcaciones “merluzeras”, sino en todos los puertos del Cantábrico. Como antes he indicado de pasada, la aparición de aparejos de pesca como el arrastre pelágico (flota francesa) y semi-pelágico (flota de altura vasca y española), ha conseguido reducir tanto el recurso que las pocas embarcaciones que quedan de ese tipo (antes merluceras), han tenido que dedicarse a otros menesteres.
Con la desaparición de ese tipo de pesquerías hemos conseguido tres cuestiones fundamentales:
En primer lugar, la desaparición de un modo de vida en la mar que seguro era el de mayor rendimiento con el menor esfuerzo (la pesca se desarrollaba en el día y cerca de tierra).
En segundo lugar, la desaparición del mercado de la merluza del día. El legado que nuestros mayores supieron conservar durante muchísimos años nos lo hemos cargado en cuestión de diez o quince años, con muy escasas probabilidades de recuperarlo vista la voluntad política de convertir las pesquerías antes sostenidas en pesquerías industriales sin sentido de continuidad.
En tercero, y como consecuencia de los dos primeros, la entrada en el mercado de productos de calidad muy inferior a un precio superior. Tanto la pescadilla del día como el besugo en enero y febrero eran especies de consumo popular. Los precios en lonja de estas dos joyas oscilaban en campañas normales entre las 400 y 700 de las antiguas pesetas. Estamos seguros de que esto era rentable para el marinero que no ponía en riesgo su físico teniendo que desplazarse a grandes distancias cenando y durmiendo todos los días en su casa, así como para el amo/a de casa, que en precios razonables podía adquirir estas “joyitas”.
Por último, existen siete embarcaciones de dos o tres tripulantes dedicadas preferentemente a los “pescados de roca” (lubina, sargo o muxarra) y congrio con aparejos de anzuelo, en temporada.
Estas embarcaciones combinan todos los tipos de aparejos permitidos en la reglamentación de las denominadas “artes menores”, es decir, anzuelos, redes, cestas para marisco en sus épocas de no veda, con la recogida de algas de arribazón.
Una vez explicada la conformación de la flota de esta cofradía, aprovecho la presente para recalcar que el futuro de todas y cada una de estas embarcaciones tiene un denominador común: la desaparición de los aparejos de arrastre pelágico y semi-pelágico dirigidos a las especies a las que nuestra flota se dedica.
Esta cofradía de Donostia, compuesta por cien socios marineros, tiene una plantilla de cuatro empleados, cuenta con una sala de ventas con homologación europea, fábrica de hielo, cámaras de almacenamiento de pescado fresco, cámara de mantenimiento de congelados que se usan para cebos, y factura anualmente entre 400 y 550 millones de las antiguas pesetas sin meter mucho ruido.
Pensamos que está ubicada en un lugar irrepetible, como es el muelle donostiarra y que ella y sus embarcaciones colaboran en gran medida al encanto del lugar.
Molestan mucho las opiniones gratuitas de quienes por intereses de no sé que tipo, confunden o pretenden crear confusiones respecto a la posibilidad de trasladar el puerto pesquero a otros puertos. Este puerto y con él esta cofradía son también irrepetibles en otra ubicación que no sea esta, como lo es el Ayuntamiento, o el monte Urgull.
Si nos parece cuestionable la necesidad o no de un nuevo puerto deportivo, o la creación en alguno de nuestros montes de la infraestructura necesaria para el ejercicio del esquí evitando de esta manera los desplazamientos masivos que se producen desde nuestra ciudad para su ejercicio. Nos parece también lícito el cuestionar el traslado, ante las crecientes demandas de las actividades náuticas de todo tipo que jamás tendrán una buena cabida en nuestro muelle que no es de goma, hacia otras ubicaciones llevándose consigo las edificaciones postizas que han precisado.
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