Angel Mari UNZUETA
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
La Iglesia, como cualquier otra entidad, determina sus criterios y pautas en función de su objetivo. En consecuencia, las decisiones e iniciativas de la comunidad cristiana vienen justificadas por la difusión de la Buena Nueva de Jesucristo. El Concilio Vaticano II resumió así las funciones y fines de la Iglesia: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano” (Lumen gentium, Capítulo I).
La principal misión de la comunidad eclesial es mantenerse unida y potenciar esa unión. Así se dirigió el apóstol San Pablo a los circuncidados y a los no circuncidados, a los judíos y a los gentiles que formaban la comunidad de Éfeso: “[Cristo] de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad” (Ef 2,14). La Iglesia cumple su misión a través de su carácter unificador. En cuanto al lenguaje se refiere, durante mucho tiempo se ha pensado que en la liturgia tenía una sola lengua oficial; si bien en la catequesis, en los sermones y en otros aspectos empleaba las lenguas populares, la lengua unificadora de la Iglesia ha sido el latín.
Liturgia. Texto unificado del Gure Aita. Año 1969 |
Recurriendo a la simbología que la propia Biblia emplea, el mismo elemento que en Babel provocaba la dispersión, llamaba a la armonía en Pentecostés: lo que en un caso daba lugar a la incomprensión, estrechaba lazos de solidaridad en otro. La creación de la Iglesia se celebra precisamente el día de Pentecostés, momento desde el cual se ha esforzado por prestar un servicio solidario, es decir, por realizar el camino desde Babel a Pentecostés. En un intento por actualizar su postura, el 4 de diciembre de 1963, el mismo día en que el Concilio publicaba la Constitución sobre la liturgia, la Iglesia proclamó la oficialidad de todas las lenguas.
Los feligreses de diversa índole que forman las comunidades de Bizkaia se encuentra bastante equiparados tanto en cuanto al uso de la lengua, como en cuanto a sus sentimientos hacia ella. Por tal motivo, es evidente los beneficios que aportaría una adecuada política lingüística en el seno de la Iglesia y en la propia sociedad, en aras de fomentar la solidaridad y la pacificación. Las diócesis del País Vasco son conscientes de que la cuestión lingüística no es un problema interno, sino un tema a tratar atendiendo al bien de toda la ciudadanía.
Antes de entrar a analizar las pautas oficiales vigentes en la diócesis de Bilbao, así como los criterios y problemas que se presentan en las principales actividades eclesiásticas, conviene recordar el objetivo que toda entidad debería tener en cuenta: intentar que el euskara resulte atractivo a los ojos de la gente que no ha podido o no ha querido estudiar o emplear el euskara; de lo contrario, la comunicación se puede ver interrumpida. Es un objetivo que viene marcado, más que por cualquier teología, por el propio sentido común.
Las pautas oficiales
A propuesta del Consejo Pastoral, el 1 de marzo de 2002 el obispo aprobó las siguientes pautas para la diócesis:
1. En la catequesis, debido sobre todo a la importancia de la familia en la fase en que despierta el sentido religioso, en lugar de atenerse exclusivamente a los criterios escolares, se tendrá en cuenta la lengua que la familia emplea en casa.
2. De acuerdo con lo establecido en el Concilio, en la liturgia se fomentará la participación de todos los feligreses, y las ceremonias religiosas deberán plasmar la pluralidad lingüística del entorno. El hecho de inclinarse por una lengua no significa el uso de la otra está prohibido.
3. Toda la información dirigida a diócesis se proporcionará en euskara y en castellano. También al dirigirse a comunidades más reducidas se emplearán ambas lenguas, adecuándose lo más posible a la realidad sociolingüística de la localidad.
4. Se empleará una terminología unificada y se acatarán las normas aprobadas por Euskaltzaindia-Real Academia de la Lengua Vasca.
La “Academia de la Lengua Vasca” reunida bajo la presidencia de D. Resurrecci?n María de Azkue en el salón de la Sociedad de Estudios Vascos. Arriba: señores Nicolás de Ormaechea “Orixe”, Elissalde (?), Severo Altube, Julio de Urquijo y P. Olabide. Abajo: Eguzkitza, Bonifacio Echegaray, Azkue y Georges Lacombe.
Ámbito por ámbito
La catequesis
En este ámbito, nos encontramos con dos problemas principales: el primero, la desigual proporción entre niños y catequistas en cuanto al conocimiento y uso del euskara se refiere; es decir, que la demanda es mayor que la oferta. Para disminuir esta diferencia no basta con hablar en euskara; también hay que ser creyente. La Iglesia tiene en estos momentos un gran problema con motivo del relevo.
El segundo problema ha sido ya mencionado en la primera pauta: que en los comienzos de la catequesis, especialmente cuando los padres tienen en sus manos cierta responsabilidad religiosa, el modelo escolar no resulta ser el más adecuado. Muchos padres se atienen al criterio escolar, y piensan que si el niño estudia en el modelo D de enseñanza, le corresponde recibir la catequesis en euskara. Sin embargo, en lo que respecta a la transmisión de la fe, es mucho más importante la lengua que la familia emplea en casa.
La liturgia
El Concilio Vaticano II, al reconocer la dignidad y el valor de todas las lenguas para la liturgia, declaró la oficialidad del euskara en la Iglesia. La base o punto de partida del Concilio fue “que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas”. Todo lo que contribuya a su promoción será beneficioso, y perjudicial lo que lo obstaculice.
El criterio u objetivo de este caso consistiría en emplear el euskara lo máximo posible, atendiendo a la realidad lingüística de la comunidad. La comunidad es concreta: es aquélla que se congrega en una ceremonia religiosa. La pregunta es si se puede celebrar exclusivamente en euskara. No resulta fácil cuando la ceremonia religiosa es una sola (un funeral, un enlace matrimonial, un bautizo, una Misa dominical), porque, por lo general, no todos los participantes suelen ser euskaldunes; sin embargo, cuando la oferta es más amplia (sobre todo en las grandes parroquias), dependiendo de la realidad sociolingüística o en aras de fomentar el uso de la lengua, se suele oficiar una Misa en euskara.
La formación
La formación de los participantes en las actividades eclesiásticas o pastorales se desarrolla eminentemente en castellano, porque incluso algunos euskaldunes suelen tener bastantes dificultades al moverse en los temas relacionados con la Teología, debido en parte a que apenas existen conceptos ni material creados y desarrollados en euskara. A partir de un determinado nivel, casi todo son traducciones. Además, dado el reducido número de estudiantes de Teología, resulta prácticamente imposible formar un grupo de euskara en el Seminario y en las Facultades.
Cabe preguntarse hasta qué punto es necesario saber euskara para llegar a ser sacerdote o responsable eclesiástico en Bizkaia. Evidentemente, es un mérito valorable, pero no resulta ni decisivo ni imprescindible. De hecho, cuando se procedió a relevar al Obispo, el Consejo Pastoral de la Diócesis no incluyó el conocimiento del euskara entre las condiciones obligatorias, sino entre las importantes.
Ilustración de la Biblia. |
La información
La información proveniente de los servicios generales de la Diócesis se proporciona en ambas lenguas. Por lo general, apenas se emplea el euskara en la información comarcal o local que se difunde verbalmente o por escrito. Proporcionalmente, el euskara sale casi siempre perdiendo, por diversos motivos: por no tener quien traduzca al euskara, por irresponsabilidad o por falta de creatividad.
Las traducciones
Buena parte del euskara escrito que se emplea en la Iglesia proviene de traducciones. Los textos oficiales (dejando los bíblicos de lado) suelen estar traducidos, fundamentalmente del latín y del castellano. En todo caso, hay que subrayar la calidad de las traducciones, como bien se puede comprobar en las traducciones oficiales de la Liturgia al euskara.
En la vida cotidiana eclesiástica, sin embargo, surgen muchos problemas a la hora de traducir, ya que hay pocos traductores que trabajen con rapidez, exactitud y soltura. La Iglesia cuenta con varios miembros que hablan muy bien en euskara, pero que, a la hora de publicar un texto, no se atreven a escribir en euskara, bien por no estar alfabetizados -varios euskaldunzaharras-, bien por no tener la suficiente fluidez -varios euskaldunberris-.
¿En dialecto vizcaíno o en euskara batua?
En algunos casos, lo determinante es saber a quién nos dirigiremos. En los textos breves (lemas, títulos, consignas, etc.), se tiende a emplear el batua, y también (aunque no siempre) en el supuesto de tener como destinatarios a gente alfabetizada. En la formación teológica, por ejemplo, se emplea el euskara batua, pero las notas litúrgicas e informaciones para las parroquias suelen ir en dialecto vizcaíno.
Para terminar
Lo expuesto hasta ahora se podría resumir en dos puntos:
· Son los receptores quienes tienen la última palabra sobre el uso del euskara o de cualquier otra lengua en la Iglesia, es decir, cuánto, cuándo, cómo emplearla.
· A la hora de determinar los criterios para el empleo de la lengua, hay que tener en cuenta a toda la comunidad (diócesis, parroquia, pequeñas comunidades y conventos).
Euskonewsen parte hartu nahi duzu? Bidali hurrengo elkarrizketetarako galderak!
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria
Aurreko Aleetan |