Josemari VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
Antecedentes
La presencia (o cultura) del hierro siempre ha sido muy importante en Arrasate/Mondragón. La Historia nos proporciona múltiples testimonios en este sentido, y el nombre del municipio gozaba de prestigio mundial antes incluso de que surgiera MCC. De hecho, ya en el siglo XV, los bañez de artazubiaga eran conocidos en los mercados de Amberes. Y es ya todo un tópico que las espadas de Toledo estaban fabricadas con acero de Mondragón.
El hierro dulce, el acero com?n, el acero tirado y el acero patentado se fabricaban con el material de las minas y con la tecnología de las ferrerías de Arrasate.
En términos generales, y teniendo en cuenta la estructura social del Mondragón de aquellos tiempos, se puede decir que nuestro municipio sufrió mucho durante los últimos años del siglo XIX. Desde 1833, en que comienza la primera guerra carlista, y durante seis años (el Abrazo de Bergara tuvo lugar el 28-08-1839), la sociedad civil padeció las consecuencias de la guerra. Sin olvidar el proceso conocido como Desamortización de Mendizábal, que se produjo en aquel mismo contexto, en 1836-1837, a través del cual los bienes pertenecientes a la Iglesia pasaron a manos del Estado y fueron puestos en venta, con el fin de hacer frente a la deuda pública y distribuir el patrimonio entre más propietarios.
Unión Cerrajera. Detalle de la fábrica de barras de hierro. Foto anterior a 1915. |
El segundo periodo carlista1 (1873-1875) causó graves heridas en la población de Arrasate. En 1876, los fueros vascos fueron abolidos por mandato de las Cortes españolas. Y el 8 de agosto de 1897, Antonio Cánovas del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros español y responsable directo de la abolición foral, murió de un tiro en el Balneario de Gesalibar.
También la Desamortización de Mendizábal tuvo directas consecuencias en el municipio. Los bienes de la Iglesia fueron a parar, obviamente, a manos acaudaladas. Y en la localidad había gente pudiente, que no dejó pasar la oportunidad de aumentar su fortuna. Algunas familias mondragonesas, dueñas de un patrimonio formado tradicionalmente en base a la economía del caserío, quisieron labrarse su futuro en el sector industrial. Estamos a mediados del siglo XIX. Las ferrerías que desde el siglo XVI han sido realidad en Arrasate empiezan, una por una, a desaparecer; tan sólo quedan la de Zaldibar2 y la de Zigarrola (Zear [zier] Ola). Las minas de Udalaitz están a punto de agotarse, y los procesos siderúrgicos que a lo largo del siglo XIX han ido imponiéndose en Europa están dejando atrás los sistemas productivos del entorno. Los costes no resultan competitivos y la crisis empieza a hacerse notar en la industria local.
La ferrería de Zigarrola se decantó para su desarrollo por los aperos rurales, mientras que la de Zaldibar optó por la cerrajería doméstica. La primera guerra carlista dejó a Euskal Herria esquilmada, por lo que el sector de la construcción se hallaba en pleno auge. El hecho de trasladar las aduanas al litoral –suprimiéndose de tal forma la frontera vasca delimitada por el río Ebro- resultó beneficioso para la industria del país, ya que, de tal modo, el mercado español se le abría sin ningún impedimento. Otra vez más, quedaba patente que la economía y la política no tienen por qué ir de la mano, y que en ocasiones pueden incluso estar reñidas.
El siglo XIX tuvo, por tanto, una enorme importancia para el negocio del hierro, ya que, al irse agotando las minas de Udalaitz, resultaba necesario reordenar las fábricas para poder continuar en el negocio. En 1826 había seis ferrerías en Arrasate, y treinta años más tarde, en 1856, y como ya ha quedado reseñado, no quedaban más que dos: la de Zaldibar3 y la de Zigarrola4, esta última más pequeña. Los últimos inventos de la revolución industrial llegaron hasta la localidad y, en cierta medida, fueron implantadas en sus humildes fábricas, aunque tampoco debemos pensar que Arrasate fuera una localidad completamente industrial. Su número de habitantes era reducido, pero constituía una de las villas más grandes de Gipuzkoa.
Unión Cerrajera. Altos hornos de Vergara. Foto anterior a 1915. |
El mercado de aquel entonces comenzaba a valorar la calidad de los productos de hierro y acero, y su demanda no dejaba de aumentar: herramientas manuales, utensilios de cocina, camas, planchas, braseros, cerraduras etc. Con la abolición de los fueros, el mercado crece y las aduanas se trasladan a la costa. Los fabricantes mondragoneses ven ante sí un espacio mercantil más amplio y abierto.
Ciclos de cincuenta años
Resulta curioso, pero la historia de Arrasate nos demuestra que ha venido siendo así. En nuestra evolución histórica del último siglo y medio se han producido importantes hitos en el desarrollo industrial y, por tanto, económico. Nunca han sido lo suficientemente estudiados, pero creo que bien merecería la pena. Yo llamo a este fenómeno el de los “ciclos de cincuenta años”. Y nos debería dar qué pensar. Puede que sea fruto de la casualidad, pero, para mí, que acostumbro a analizar la historia con visión crítica, es más que eso.
1856-1906
El primer ciclo se inaugura en 1856, cuando el oñatiarra Mateo Urzelay Beristain y otros cerrajeros de Oñati y Arrasate inauguran “Almacenes de Cerrajería”. Entre los fundadores se hallaba el fabricante mondragonés Jose María Resusta “Maixortxo”. La empresa actuó en el mercado bajo la denominación “Urzcelay, Vergarajáuregui y Compañía”. Sus talleres y almacenes se encontraban en Oñati y en Arrasate. En este último municipio, en concreto, se encontraban los talleres, gestionados por Jose Vergarajauregi Salinas y Jose Maria Resusta Altuna.
La empresa va adquiriendo un peso específico cada vez mayor en Mondragón y, por tal motivo, en 1863 Urzelay la abandona. El resto de accionistas considera que se trata de una buena ocasión para remodelar la empresa, y así, al cabo de seis años, el 22 de febrero de 1869, fundan la “Sociedad Comanditaria Simple Vergarajauregui, Resusta y Cia”, con un capital de 1.098.500 reales.
Los talleres de la nueva empresa se encontraban en Zaldibar, pero también existían en la villa otros talleres cerrajeros; por ejemplo, los de Txakolin, que fabricaba, entre otros, productos a través del fundido, y que empleaba a una veintena de trabajadores. En el año 1887, “Vergarajauregui, Resusta y Cía” adquirió la fábrica de Txakolin, y en 1890 la de “Hijos de Echeverría y Cía”, de Aretxabaleta. Sus propietarios –Agustin Mendizabal y hermanos, miembros de la familia “Otxan” de Aretxabaleta- desmontaron la fábrica, trasladaron la maquinaria a Zaldibar, y se conviertieron en accionistas de “Vergarajauregui, Resusta y Cía”.
Instalaciones de Unión Cerrajera en Arrasate/Mondragón (Gipuzkoa). |
“Vergarajauregui, Resusta y Cía” contaba en 1895 con 600 trabajadores, 500 de los cuales se ocupaban en las instalaciones de Zaldibar. Era una de las empresas más grandes de Gipuzkoa. Hay que tener en cuenta que en el año 1900 la población de Arrasate, barrios inclusive, era de un total de 3.273 habitantes.
En los albores del siglo XX había en Arrasate otra fábrica que trabajaba en el sector de la cerrajería: “Axpe y Cía”, de Evaristo Axpe. Empleaba la ferrería de Zigarrola -“zehar (zier) ola”-. Ante el incremento de la competencia en el sector, decidieron tomar otra senda con el fin de fortalecer el negocio.
En ninguna historia empresarial hay que olvidarse de la amalgama de ideologías políticas. En “Vergarajauregui, Resusta y Cia”, por ejemplo, imperaba la simpatía hacia los carlistas, pese a que algunos de los técnicos y trabajadores cualificados se posicionaban a favor de los liberales. Incómodos en su estatus personal, algunos de éstos decidieron abandonar la empresa y seguir su propio camino, y, aunque con buenas intenciones industriales la falta de dinero era generalizada en ellos, recurrieron en busca del capital que necesitaban a la aristocracia -Conde de Villafranca de Gaytán de Ayala-. Obtenido el dinero, propusieron a Evaristo Axpe crear una nueva empresa, más fuerte, y así el 22 de septiembre de 1901 “Axpe y Cia” pasó a denominarse “La Cerrajera Guipuzcoana”.
Cinco años más tarde, la empresa contaba con cerca de 100 trabajadores. Pero la competencia en el sector no había aminorado, y la guerra entre ambas firmas locales no les procuró ningún beneficio. Habrían ganado mucho más de haber actuado conjuntamente, en lugar de desarrollar políticas mercantiles contrapuestas. Así que, en un momento dado, decidieron fusionarse. Al parecer, fue Cándido Gaytán de Ayala, presidente de “La Cerrajera Guipuzcoana”, quien realizó la primera propuesta a Jose María Resusta, presidente de “Vergarajauregui, Resusta y Cia”, en el frontón de Bergara, a finales de 1905.
1 O tercero, según algunos, atendiendo al movimiento que tuvo lugar entre 1848 y 1849 en torno al Conde de Montemolín, hijo de Carlos V. Aunque no llegó a ganarse la simpatía de los carlistas vascos. Esta revuelta recibió el nombre de “guerra de los Matiners”, es decir, la guerra de los madrugadores.
2 En 1869, Jose Maria Resusta se la compró al Conde de Monterrón, con el objeto de fundar una moderna empresa del sector de la cerrajería.
3 El propietario de la ferrería “Olazarra” era Jose María Resusta, que trabajaba como maestro forjador. De ahí su apelativo, “Maixortxo”.
4 La pequeña ferrería se llamaba “Zear ola”, de la cual deriva, aunque con una errónea variante, el nombre del barrio.
Unión Cerrajera S.A, un patrimonio de cien años (II/II)
¿Quiere colaborar con Euskonews? Envíe sus propuestas de artículos
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria
Aurreko Aleetan |