Josemari VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
La constitución de la Unión Cerrajera S.A. 1906-1956 El segundo ciclo
Tras las reuniones mantenidas por los accionistas de “Vergarajauregui, Resusta y Cía” y de “La Cerrajera Guipuzcoana, se estableció un marco con, entre otras, las siguientes condiciones: a) ambas empresas desaparecerían para dar lugar a la creación de una nueva, que pasaría a denominarse Unión Cerrajera S.A. b) “Vergarajauregui, Resusta y Cía” contaría con seis miembros en el consejo de administración de la nueva empresa. c) La presidencia recaería sobre Cándido Gaytán de Ayala. d) El gerente principal habría de ser José María Resusta y, subsidiariamente, Toribio Aguirre. e) El capital de la nueva empresa se fijó en seis millones de pesetas. “Vergarajauregui, Resusta y Cía” donaba todos sus bienes a la nueva empresa, recibiendo a cambio cinco millones de pesetas del nuevo capital en títulos. “La Cerrajera Guipuzcoana” obtendría un millón de pesetas, también en títulos. f) El personal administrativo seguiría siendo el mismo.
Aceptadas las condiciones por ambos Consejos, la Unión Cerrajera se constituyó el 22 de junio de 1906, ante el notario Maro Aguinaga Barona. El 50% de los accionistas procedía de Mondragón; el 10% de Oñati; el 10% de Aretxabaleta, Bergara y Eibar; y el resto de Azpeitia, Azkoitia, Usurbil, Donostia, Álava (Ozaeta, Nanclares de Ganboa) y Navarra.
Los talleres más significativos eran los situados en Zaldibar, con un total de 22.000 metros cuadrados, la mitad de los cuales edificados. Las instalaciones de Bergara ocupaban 10.000 metros cuadrados, y las de Zigarrola 2.000.
Enseguida comenzaron cambios en la estructura jerárquica de la empresa; así, en 1911, Toribio Aguirre fue designado director, y José Joaquín Zayas presidente. Con el fin de promover una integración más vertical e independizarse de la siderurgia vizcaína, se decidió instalar altos hornos en Bergara, el primero de los cuales fue inaugurado en 1918. De esta forma, la Unión Cerrajera se adentraba en el sector de la siderometalurgia.
Inmediatamente a su fundación se convirtió en la más importante empresa cerrajera del estado español. En poco tiempo, la exportación alcanzaría una gran repercusión en las ventas. Para el año 1912, el mercado que más productos mondragoneses demandaba era, sobre todo, el sudamericano. Con respecto al número de trabajadores, en 1915 había entre Arrasate y Bergara 800 empleados; en 1922 1.600, a los que había que sumar los que trabajaban en las casas; y en 1933 1.500, 1.233 de ellos en Arrasate, siendo 212 mujeres.
En los talleres de Mondragón se fabricaban, además de cerraduras y otros utensilios caseros, tornillos y tirafondos para las vías de tren (1909), bimetales (láminas de acero cubiertas de latón o cobre, 1933), tubos Bergman (1939), etc. Hubo también algunos proyectos para la producción de máquinas de escribir (Remington y Underwood, 1932-1936), planchas eléctricas (Westinghouse, 1947), tractores (Fergusson, 1947), etc.
La relevancia del tren. Otro ciclo de cincuenta años (con intervalos)
En 1899 se creó en Vitoria/Gasteiz la empresa “The Anglo Vasco Navarro Railway Ltd”, uno de cuyos objetivos consistía en unir la capital alavesa con la comarca del Alto Deba. Las obras llegaron a su fin nada más alcanzar el alto de Arlaban, con motivo de la quiebra de la compañía.
A sabiendas de que el tren constituía uno de los medios más apropiados para la comercialización de sus productos, la Unión Cerrajera estudió la posibilidad de promover las obras de expansión del ferrocarril por su cuenta. Al ver que el Estado no actuaba, en 1912 la empresa mondragonesa decidió asumir parte de los gastos del trabajo en cuestión. Obviamente, para ella resultaba especialmente importante reducir el gasto de transporte de los productos procedentes de sus fábricas de Arrasate y Bergara y disponer de un moderno servicio. Además, el tren podía solucionar muchos de los problemas de llevar hasta planta productiva la materia prima.
En 1913, sin embargo, el Gobierno central decidió hacerse cargo del proyecto del ferrocarril, y el 4 de octubre de 1916 se inauguraba el trayecto entre Gatzaga y Eskoriatza. Lo más difícil ya estaba hecho. El siguiente tramo, que llegaba hasta Arrasate, se abrió el 22 de diciembre de 1917. Por último, las conexiones de Bergara y Mekolalde y, en definitiva, la vía Vitoria-Mekolalde fueron inauguradas el 12 de octubre de 1919.
Energía/Ayudas sociales /cooperativa, viviendas...
El suministro energético de las ferrerías se basaba, al principio, en los saltos de agua. La Unión Cerrajera disponía de su propia presa, en Etxaluze de Mondragón, desde donde, a través de un canal, el agua llegaba hasta la primera fábrica de forja.
No obstante, debido a los altibajos que presentaba el río Deba y al crecimiento de las instalaciones fabriles de Bergara y Arrasate, la empresa suscribió un contrato con la compañía oñatiarra Biain y Cía. para el abastecimiento de electricidad, y en 1911 les presentó una oferta para comprar los saltos de agua de Ubao, Tokillo, Lamiategi, Jaturabe y Olate. La propuesta fue aceptada y, de tal modo, Olate, que suministraba energía al valle de Leintz y a Oñati, se convirtió en la segunda central hidroeléctrica de Gipuzkoa.
En 1917, la Unión Cerrajera estableció una serie de ayudas sociales para los empleados de edad y para los enfermos. Más adelante, en torno a 1932, las ayudas fueron normativizadas, y económicamente mejoradas. En 1933 se creó la Caja de Pensiones para los trabajadores y familiares que estuvieran atravesando graves dificultades (enfermedad, fallecimiento...). Más tarde, al término de la guerra, llegaría HETRUC (Hermandad de Trabajadores de Unión Cerrajera), uno de los primeros modelos de régimen privado de seguridad social del estado español.
Por otro lado, y con el fin de aliviar en cierta medida las necesidades de los empleados, en 1916 se fundaba la primera cooperativa o ultramarinos de consumo, gestionada por el propio personal. La empresa facilitaba los locales, los sueldos del personal, la electricidad, el mantenimiento, etc. Cada familia tenía un cuaderno donde iba apuntando el género que adquiría, y la deuda era saldada al cobrar la quincena. Esta fórmula perduró hasta 1941, año en que pasó a convertirse en Economato, que empleaba una fórmula similar.
En la época de la dictadura de Primo de Rivera [1923-1930; Directorio Militar (1923-25) y Directorio Civil (1925-30)], se lanzó la campaña para la construcción de “casas baratas” para los trabajadores de las empresas españolas. Así, la Unión Cerrajera compró unos terrenos en Maala y edificó 18 casas, que todavía hoy se pueden observar. Cualquier persona convendría hoy en día en que aquella decisión fue realmente acertada.
Las nuevas generaciones mondragonesas han oído hablar de Lagun Aro, de la Escuela Politécnica, de Eroski, etc., pero deberían saber que hace más de cincuenta años ya existían los modelos originales Hetruc, Escuela de Aprendices o cooperativa de ultramarinos UCEM.
La Escuela de Aprendices
El propósito de contar con una Escuela de Aprendices se presentó ante el Consejo de la Unión Cerrajera en la reunión celebrada el 8 de mayo de 1908, cuando Alfredo Lafitte propuso crear una “escuela particular para la formación de contramaestros y jefes de sección”, donde se impartieran materias como dibujo lineal, matemáticas y tecnología mecánica.
En 1911, Toribio Agirre dio un nuevo impulso al proyecto. Pero hubo que esperar hasta 1939 (aunque hubo algunos intentos, como el de Oreja en 1933) para que se fundara la Escuela de Aprendices, inaugurada el 1 de octubre, donde se acogía a estudiantes de entre 14 y 18 años. Los alumnos eran, eso sí, hijos de los trabajadores de la empresa.
A destacar que la Unión Cerrajera daba de alta a los estudiantes en la Seguridad Social. Además, a partir del segundo curso recibían, en compensación del trabajo desarrollado en los talleres, la mitad del sueldo en mano, y la otra mitad les era ingresada en la Caja de Ahorros. Como es bien sabido, durante cincuenta años pasaron por aquella Escuela muchas de las personas que han intervenido brillantemente en la infraestructura industrial del Arrasate actual.
Al mirar a los nuevos tiempos, cualquiera podría exclamar aquello de: Todo está inventado... hace tiempo
1956-2006 El tercer ciclo
Con frecuencia he colocado el punto de inflexión en el declive de la Unión Cerrajera en el año 1956. En mi opinión, los dirigentes de la empresa no supieron actuar con flexibilidad. La directiva no aceptó el planteamiento que, unos años antes, le había presentado un sector cualificado de empleados. Aquellos trabajadores, tratando de establecer las bases de una nueva forma de gestión empresarial, solicitaron tomar parte en el capital de la empresa y así poder intervenir en las decisiones. Recibieron un no rotundo. La herida ya estaba abierta. Y muchos de aquellos valiosos empleados se pusieron a pensar en nuevos modelos de desarrollo profesional. En breve se adentrarían en el movimiento cooperativo.
Con ello se iniciaba, en mi opinión, la descapitalización de la UCEM, en dos vertientes:
a) La humana: los mejores técnicos prefirieron el entorno de las cooperativas.
b) La financiera: la debilidad de la empresa provocó el retraimiento del mercado de capitales.
La continuada decadencia de la Unión Cerrajera durante los últimos cincuenta años se ha podido compensar, en parte, gracias al buen estado de salud de la industria cooperativa. Arrasate no ha llegado a padecer una grave crisis social, como sí ocurriera en otros municipios (Sestao, Hernani, etc.) Entre 1985 y 1995 se perdieron más de 500 puestos de trabajo en la Unión Cerrajera de Mondragón, siendo muchos casos realmente traumáticos. El vacío ha sido cubierto por las fábricas del entorno.
Estamos en 2006 y nos encontramos ante una nueva crisis, más global que local, pero que afecta a nuestro porvenir ¿Cómo salir de ella? ¿De qué modo se va a enfrentar la infraestructura industrial de Arrasate al próximo futuro? Hay que abrir una ventana a la esperanza, aun sabiendo que las medidas a adoptar serán muy duras. Si no tomamos una decisión a tiempo, las garras de la globalización terminarán por ahogarnos económicamente. Nuestra sociedad –Arrasate- tendrá que amoldarse a la vida en coordenadas diferentes de bienestar.
En 1906 se produjo la primera revolución industrial del siglo XX en Mondragón. Cincuenta años más tarde se proclamó la segunda. ¿Cuál será la próxima? Pienso que ya estamos inmersa en ella. Por lo que a nosotros afecta, no sé si vendrá del ambicioso planteamiento denominado Garaia o de algún otro; pero está claro que el ciclo de gestionar las empresas según criterios meramente capitalistas ha llegado a su fin; igual que ha concluido el ciclo comenzado en 1956 en el que las empresas eran gestionadas según el modelo cooperativista de la época. Hay que INVENTAR algo para seguir mejorando en calidad de vida (que no se mide sólo por parámetros economicistas) en claves de solidaridad, justicia y libertad.
Unión Cerrajera S.A, un patrimonio de cien años (I/II)
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