Alvaro RABELLI
Traducción: BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
Quizá este año literario no pase a la historia si no es porque el escritor getxotarra Ramón Pinilla ha recibido el Premio nacional de narrativa -son cada vez más los escritores vascos que detentan este galardón- pero podemos estar seguros de que la historia pasará a la literatura, porque el suceso más importante de este año fuera del ámbito literario, el alto el fuego permanente de ETA, no solamente ha afectado a la literatura, sino que cambiará la historia de nuestro pueblo. En realidad, aún no ha tenido tiempo de hacerlo, no porque nos haya cogido de imprevisto -ya sabíamos que se aproximaba- sino porque la literatura necesita tiempo para reflexionar sobre los cambios que se producen en la historia y en la sociedad, quizá porque la literatura es en sí misma una reflexión, un reflejo. Hace tiempo que escribimos sobre ETA, sobre los asuntos relacionados con este momento histórico y sobre la identidad. Todo esto no es nuevo. Lo que sí resulta novedoso es la dimensión que un suceso como el alto el fuego aporta a este momento histórico y a las tareas que deben realizarse en su contexto. Incluso me atrevería a decir que nos ayudan a llevar a cabo la catarsis que tanto necesitamos. Esta es la orientación del ensayo ETAren hautsa (Alberdania) que el antropólogo Joseba Zulaika nos ha regalado este año, en el momento ideal para llevar a cabo la catarsis del pasado y la reflexión del futuro. La reflexión se convierte en relato en el cuento de Ardotxi Mentxakaren aitorpena (Elkar), que nos cuenta las vivencias de un preso en los años 70. Otro ensayo, Nazioaren hondarrak (EHU) de Joseba Gabilondo, nos propone otro lugar y otro paradigma para superar el obsoleto esquema de la literatura nacional que hasta ahora ha primado. Según dicho ensayo, para contar la verdadera historia de la literatura vasca deberíamos tener en cuenta a los escritores de aquí que han escrito y que escriben en español. Si no tenemos claros los conceptos de moda, Xabier Arregi nos los aclara en Herri, hiria, nazioa. Zibilismoaren sustraiak (Pamiela). Temas como la identidad, la lucha, la lucha por la identidad y similares se tratan en estos textos de manera inagotable y tampoco se agotarán en los siguientes. Por citar alguno, mencionaremos el modesto indigenismo de Joseba Aurkenerena en Iparraldean gaindi (Gero).
Como puede observarse, los distintos temas se reparten en libros de ensayo y narrativa. Otros ensayos literarios interesantes son Literaturak umeei begiratu zienean (Pamiela) de Manu Lopez Gaseni, para quien quiera revestir lo imprescindible de literatura infantil y juvenil; Hitza azti (Alberdania) de Iñaki Arranz, sobre los recursos del euskara y Mendebaldearen mintzo mindua (Euskaltzaindia / BBK) de Joseba Azkarraga.
Si el año pasado estuvo repleto de cuentos, no se puede decir lo mismo de éste, aunque el número de publicaciones de este género sea importante. Dos colecciones del año pasado Sua nahi, Mr Churchill? (Susa) de Koldo Izagirre y Neguko zirkoa (Susa) de Harkaitz Cano continúan su exitoso camino en 2006. Asimismo, este año se ha otorgado el premio Euskadi de narrativa a Iban Zaldua por su colección Etorkizuna (Erein) publicada el año pasado. Quizá la crítica no se haya puesto de acuerdo a la hora de decidir si se trata del mejor libro de Zaldua, pero no cabe duda de que los cuentos de Iban Zaldua se han ganado un lugar entre los cuentos de esta década y, por supuesto, en la narrativa contemporánea. En los últimos años, los cuentos han pegado fuerte. Prueba de ello es el premio recibido por Zaldua, que atestigua además el nivel logrado por los cuentistas contemporáneos. Asimismo, hay nuevos escritores que cultivan este género, como Rafa Ugalde. En su segundo libro Gure gerretako heroiak (Elkar) ha logrado un trabajo más maduro que lo sitúa entre los cuentistas consagrados. Uno de ellos es Patxi Iturregi. El de Laudio ha vuelto con una tercera colección titulada Dioramak (Elkar). Los nuevos cuentos de Iturregi, formados por detalles breves y esquemáticos, encajan perfectamente con ese tipo de cuento desnudo, tan de moda. En traducción encontramos una verdadera piedra preciosa, la colección narrativa Zazpi urkatuak de Leonid N. Andreiev. Andreiev puede codearse con los grandes maestros rusos, como Chejov y Gorki, ya que se trata de un cuentista excepcional. Sus cuentos reflejan la crisis de la sociedad rusa de principios del siglo XX, así como los más sombríos cambios de humor del ser humano.
A la espera de lo que se publique en Durango, la traducción ha puesto el listón muy alto con los libros más interesantes. Se han traducido muchos textos y algunos de sus títulos son verdaderamente importantes en el ámbito de la literatura universal. Axenario (Alberdania/Elkar) de Jules Renard, Martaren infernua (Erein) de Pasqual Alapont, Mila eta bat gauen gauak (Txalaparta) de Nagib Mahfuz, Kaukasiar kreazko borobila (Artezblai) de Bertolt Brecht, Ibrahim jauna eta Koranaren loreak (Erein) de Eric-Emmanuel Schmitt, Izua (Alberdania) de Lydia Flem, Dantzaldia (Txalaparta) de Irene Nemirovsky, Guizzardiren abenturak (Igela) de Gianni Celati, Desolamendua (Igela) de Yasmina Reza, Groucho eta ni (Meettok) de Groucho Marx, Hona hemen gu biok (Alberdania/Elkar) de Dorothy Parker, Brooklyngo erokeriak (Alberdania) de Paul Auster, Hildakoen entziklopedia (Alberdania/Elkar) de Danilo Kis, Paradisuko almanaka (Igela) de Gianni Celati, Paeceful soldadua (Alberdania) de Michael Morpurgo y Estilo-ariketak (Igela) de Raymond Queneau son algunas de las traducciones publicadas este año. Resulta difícil elegir entre ellas, pero las que más han atraído la atención del lector han sido Izua de Flem y Brooklyngo erokeriak de Auster.
Volviendo a la narrativa vasca, cabe decir que el año ha transcurrido sin pena ni gloria. No se ha publicado ningún libro que merezca destacarse sobre los demás. Aún debemos ver qué nos deparará el resto del año -Durango, en concreto- pero parece que la tendencia de los últimos años se perpetúa un año más y que, cuando los grandes autores no publican novelas, el género se queda atrás. Siguiendo con la narrativa y, en concreto, con la novela, en este género hay trabajos cuya clasificación resulta tremendamente difícil, como los cuadernos de literatura Inon izatekotan (Susa) de Juan Luis Zabala y Bestiarioa, Hilerrikoiak (Elkar) de Karlos Linazasoro, donde se mezclan reflexiones, cuentos y poemas. Entre la ficción y el ensayo se encuentra Kasandra Leihoan (Txalaparta) de Fito Rodríguez, un libro que constituye un punto de unión entre el cine y la filosofía. La novela Enpleguaren arbola (Susa) de Pablo Sastre tiene un gran componente de reflexión sobre el vasallaje que conlleva el trabajo. Entre los nuevos escritores que comienzan a publicar, aunque con diferente éxito, encontramos a Irati Jiménez con Bat, bi, Manchester (Elkar), premio Zubikarai; Peru Magdalena con Lile (Elkar), premio Igartza; y Karmele Jaio con Amaren eskuak (Elkar), también premio Igartza. La novela es un género que no suele fallar, al menos entre algunos lectores, y eso es algo que Alberto Ladrón Arana, autor del thrillers tan interesantes como Arotzaren eskuak (Elkar), sabe bien. Txantxa, de Patxi Zubizarreta, trata un tema de moda: la influencia de la tecnología en nuestra forma de vida, de la misma manera que Quick. La segunda novela de Paddy Rekalde, Ragga-ragga dator gaua (Susa), llega marchosa y dura, como siempre. El año también nos ha dejado la obra Ecce homo (Txalaparta) de Laura Mintegi, donde destaca de nuevo la presencia política, y Ero hiria (Alberdania) de Javi Cillero, dos autores que no publican a menudo, pero que siempre nos deleitan con trabajos interesantes. Alguien que no falla año tras año es Xabier Mendiguren Elizegi, que esta vez nos presenta su libro Arima enkoniatuak (Elkar).
El año también ha transcurrido sin sorpresas en cuanto a poesía. Ha habido que esperar a finales de año para la publicación de los libros Poema amiotikoak (Kutxa) de Sonia González y Denbora aleak (Pamiela) de Karlos Linazasoro. El trabajo poético de Linazasoro merece destacarse, ya que se trata del poeta moderno más importante del momento. En este género, también habría que mencionar dos poetas que han comenzado su trayectoria con mucha fuerza: Leire Bilbao, Ezkatak (Susa), y Castillo Suárez, Bala hutsak (Elkar).
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