DEPARTAMENTO DE JUSTICIA EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL
Itzulpena euskaraz
Introducción
Las psicopatologías laborales tienen su origen en unos riesgos determinados: los riesgos psicosociales, los cuáles tienen que ver con aquellas condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral, relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de la tarea y que tienen capacidad de afectar al bienestar o a la salud del trabajador.
Para poder hacernos una idea de la importancia de estas circunstancias, merece la pena resaltar algunos datos que se recogen en la Encuesta de Salud Laboral y Condiciones de Trabajo en Euskadi que OSALAN ha publicado recientemente:
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Dentro de las circunstancias de la tarea que los trabajadores consideran molestas entre las más citadas están el ritmo impuesto (11%) y la monotonía en el trabajo (12%).
Los riesgos psicosociales tienen una incidencia creciente en nuestras organizaciones de trabajo, tanto privadas como públicas.
Las causas del aumento de estos riesgos hay que buscarlas en los cambios del mercado de trabajo; la “terciarización” de la economía; los cambios en los contratos y relaciones laborales; los nuevos horarios, cada vez más flexibles, y la falta de división clara entre tiempo de ocio y tiempo de trabajo; las nuevas tecnologías y los nuevos modos de trabajo; el cambio en las características de los trabajadores: inmigración, etc.
Tampoco son ajenos a este aumento el hecho de que, tradicionalmente, hayan sido objeto de una mayor atención, desde el punto de vista preventivo, los riesgos relacionados con la seguridad y la higiene, en detrimento de estos otros riesgos: los psicosociales, o las nuevas concepciones sociales acerca del daño.
Consecuencias en la salud
Los factores de riesgo psicosocial son generadores de enfermedad. Todavía, aunque cada vez menos, es difícil establecer el nexo causal entre estos factores y sus efectos. En estos efectos, además, debe incluirse el nuevo concepto de salud. Buscar el “bienestar” del trabajador y no sólo la ausencia de enfermedad. Parece unánimemente aceptado que los factores de riesgo psicosociales son generadores de estrés. Este estrés, es decir, esta incapacidad del trabajador para hacer frente a las demandas del trabajo, representa una especie de paso intermedio ya que de él se pueden derivar otras patologías o cambios en el funcionamiento del organismo.
Los trabajos con un alto grado de estrés empiezan por romper el estado de bienestar de los trabajadores y, si se mantiene ese grado en el tiempo, pueden producir patologías, tanto físicas como psíquicas. Además, también se producirá una patología social, tanto en el individuo como en la organización.
Existe suficiente evidencia científica para decir que los trabajadores sometidos a un alto grado de estrés en su trabajo tienen un riesgo aumentado de sufrir enfermedades cardiovasculares, sobre todo cardiopatía coronaria (infarto de miocardio). También para sufrir lesiones musculoesqueléticas.
Otros efectos que indudablemente van a generar los trabajos que producen estrés van a ser las patologías psíquicas. Estas patologías son multicausales. La falta de estudios donde haya una buena medición de la exposición a los factores de riesgo psicosocial hace difícil establecer una asociación nítida entre la causa y el efecto.
Entre estas patologías psíquicas una de las que más directamente se asocia a la tarea y que tiene una repercusión muy importante en nuestro medio es el burnout o síndrome del quemado. Este síndrome que se inicia por una fase de agotamiento emocional y, que si no se remedia, acaba en una depresión grave, está ligado al trabajo en su propia definición. La falta de autonomía o la falta de apoyo social son los riesgos más ligados a la aparición de la enfermedad.
En algunos sectores estas patologías se han convertido en una epidemia. Según algunos trabajos, entre el 40% y el 70% de los docentes sienten su trabajo como estresante. Entre el 12% y el 24% de las bajas de los docentes, en 2003, fueron por alteraciones psiquiátricas (directas o encubiertas).
Además de las enfermedades físicas y psíquicas producidas por la exposición a riesgos psicosociales, estos van a producir patología social y en la organización.
El aumento de comportamientos adictivos es otra de las consecuencias del estrés en el trabajo. Estos comportamientos pueden producir la desestructuración familiar, el aislamiento del individuo y toda una batería de problemas en la sociedad.
En la organización aparecerá un aumento del absentismo y de la siniestralidad, una disminución de la productividad, un empobrecimiento del clima laboral. En definitiva, una pérdida de eficacia de la empresa. Pero no sólo eso, el aumento de la presencia de factores de riesgo psicosocial, el aumento del estrés supone un caldo de cultivo para la aparición de conductas violentas. Violencia que puede ser física, más ligada a la relación trabajador–cliente (usuario), y también psicológica, habitualmente en las relaciones internas de la empresa.
La aparición del acoso moral está ligada a una serie de características de la empresa. Características que ya se describían en la Resolución 2001/2339 del Parlamento Europeo, que citaba el estrés, el trabajo con mucha tensión, la exagerada competitividad, la falta de estabilidad en el empleo, la situación laboral precaria, la deficiente organización con problemas prolongados e irresueltos y el déficit de información como las causas que pueden desencadenar conductas de acoso.
Todos estos problemas organizacionales y sociales, en particular el acoso moral, provocan, o pueden provocar de nuevo, enfermedades en las personas. Los problemas de ansiedad y depresión son los más comunes.
Aún falta un trecho por avanzar en la búsqueda de soluciones. Existe cada vez más evidencia científica de la relación exposición–efecto. Sin embargo, todavía no se reconocen estas patologías como ligadas al trabajo en el ordenamiento de la seguridad social. La recomendación europea (2003/670/CE) para una nueva lista de enfermedades profesionales ni siquiera las incluye en el anexo II (lista complementaria de enfermedades cuyo origen profesional se sospecha).
Actuación
El aumento de la frecuencia de estos peligros y la toma de conciencia por parte de los agentes de la prevención y de la sociedad en general de que suponen un peligro cierto para la salud de los trabajadores ha hecho que desde diversas instituciones se hayan adoptado algunas iniciativas.
La Comisión Europea ha elaborado una estrategia de seguridad y salud (COM (2002) 118 final: Comunicación de la Comisión. Cómo adaptarse a los cambios en la sociedad y en el mundo del trabajo: una nueva estrategia comunitaria de salud y seguridad (2002-2006)). Aunque se abordan también otras cuestiones, este informe considera y afronta los riesgos psicosociales. Tiene conciencia de la aparición de enfermedades emergentes. Busca, además de la disminución de la siniestralidad, la consecución de un bienestar global en el trabajo.
Este bienestar global se logra aumentando la calidad en el trabajo. Entre otras maneras, analizando los riesgos emergentes (riesgos químicos, biológicos pero, también, los ergonómicos, psicológicos y sociales) y previniendo los riesgos sociales (el estrés, el acoso, la depresión, la ansiedad, los asociados a alcohol o drogas, etc.).
Los instrumentos para conseguirlo son la formación, la información y la vigilancia. Fomenta la utilización de tres pilares: mejorar el marco normativo, crear instrumentos comunitarios que ayuden a la detección, evaluación y control de los riesgos y la aplicación de la normativa vigente: extensión de la vigilancia de la inspección de trabajo a todos los riesgos y la consecución de servicios de prevención auténticamente multidisciplinares.
Desde las instituciones europeas ha habido otras iniciativas. La dedicación de la Semana Europea de la Salud y Seguridad Laborales al estrés, en 2002; la publicación de “buenas prácticas”; la publicación de informes técnicos etc.
También desde la Organización Internacional del Trabajo se han puesto en marcha actuaciones. Tal vez una de las más recientes sea la publicación, en el año 2003, de un repertorio de recomendaciones prácticas sobre la violencia y el estrés en el sector servicios.
En Euskadi, el Plan Director de Seguridad y Salud Laboral 2003-2006 reconoce la incidencia de esas nuevas enfermedades y establece unas líneas de actuación.
Estas líneas se dirigen a la prospectiva y vigilancia de los nuevos riesgos, a la creación de herramientas de medida, a fomentar estudios de incidencia y severidad y a promocionar las actuaciones en la propia administración. La mejora de la formación en ergonomía y psicosociología y la publicación de guías son los instrumentos principales.
El Plan Director propone una actuación sectorial para el estudio y estrategias de actuación sobre el acoso moral en el trabajo. Esta actuación se encarga a OSALAN. Las labores desarrolladas se han centrado en la divulgación con la publicación en el 2004 de El acoso moral en el trabajo: evaluación, prevención e intervención, en la mejora de la información con la participación en el Observatorio Vasco sobre el acoso moral y con el proyecto de la inclusión de factores psicosociales en el conjunto mínimo básico de datos y en la intervención directa ante las denuncias de acoso con el desarrollo de un procedimiento cuyo objetivo es la prevención, promoción y protección de la salud de los trabajadores.
Así, pretendemos atender una demanda creciente: la de poner a disposición de todos los agentes implicados métodos que nos ayuden a identificar y evaluar los riesgos psicosociales, a determinar las medidas preventivas y a verificar la eficacia de las mismas.
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