Querido hijo. Cartas emigrantes entre Chile y País Vasco (I/II)Escuchar artículo - Artikulua entzun

Olga LARRAZABAL SAITUA

Querido hijo. Cartas emigrantes entre Chile y País Vasco. (II/II)

 

Por razones que tienen más que ver con mi carácter que con el destino, siempre me ha tocado estar en el epicentro de la toma de decisiones acerca de cómo deshacer las casas de mis antepasados, léase abuelos, tías, madre, padre y varias casa mías, y tener que decidir qué demonios hacer con todo eso que no tiene valor comercial y que nadie quiere. He tratado de ser cuidadosa con los recuerdos de familia, de tal modo que ahora me encuentro dueña de un millar de fotos que van desde 1886 hasta nuestros días, y de un sinnúmero de cartas de la misma época que corresponden a las vivencias de todos mis ancestros, discos antiguos, muebles, cuadros y otras lindezas que voy acarreando de casa en casa junto con mi alma.

Hoy día me puse a ordenar las cartas y son una maravilla, pues cuentan la vida de la familia Saitua desde que mi abuelo emigró en 1886 a Chile, donde yo habito, y su madre insistía en escribirle, hasta los clamores desesperados de los exiliados en Francia en 1937.

Leo y transcribo textual:

“Algorta, Diciembre 7, 1887

Querido hijo:

Mealegrare que al recibo de estas cortas letras te halles bueno en compañía de todos tus amigos nosotros tambien todos buenos en la ora presente Dios gras. Querido hijo esta temporada no etenido ninguna tuya supongo que sera por notener tiempo para escribir...”

Así empieza mi bisabuela Josefa Ibarra su correspondencia con el hijo ausente, con mano temblorosa, desacostumbrada a la escritura. El bisabuelos que era marino de barco a vela y había dado dos veces la vuelta al mundo, no sabía leer ni escribir. Ellos desesperadamente tratan de comunicarse, el hijo en Chile no escribe, por flojera, porque se fue enojado, quizás. Y así sigue la correspondencia, ella insistiendo, y luego que creció la hermanita menor se sumó a la insistencia, y el bastante mudo.

La familia Saitua Ibarra  
La familia Saitua Ibarra del Puerto Viejo de Algorta en 1891, después que el hermano mayor emigró a Chile.
A través de las cartas se puede ver la dura vida que llevaban, enfermedades; inviernos en los que nunca sabían cuántos iban a llegar a la primavera, huelgas en Vizcaya, depresiones económicas, muerte de niños pequeños, primos que se van a Manila, tristeza por la capitulación en Cuba, viruela y muchas pulmonías. El bisabuelo tenía una lancha y trabajaba en la ría para quedarse cerca de la familia. Anteriormente estuvo cuatro años fuera, de puerto en puerto navegando a vela y mi abuelo Facundo Saitua, su hijo mayor, lo conoció a los seis años. Matizando las penurias, también van de Romería y se retratan para que el hijo en América no los olvide. Son tremendamente solidarios con sus familias, se ayudan en las penurias y socorren a primas y tías viudas de marinos. Los que hacen fortuna ceden sus herencias a los más necesitados y a pesar de las diferencias económicas que se van produciendo a través del tiempo, la familia no es nunca olvidada. Los marinos, posteriormente navegando ya a vapor, escriben cartas desde todo el mundo, y así se mantiene el contacto familiar entre europeos y americanos.

Los apodos de las personas del Puerto viejo son comiquísimos, A uno le llamaban Pachi pelel, a otro Martín Chuleta, pero el mejor es Nuestro Señor Jesucristo pues era hijo de un albañil apodado Dios. Hay una carta que informa que Nuestro Señor Jesucristo se vino a Chile. También existían la Tuturrusca y la Ponchonchilla, una ancianas de lengua viperina que sublimaban sus penas tomándole el pelo a todos los extraños que llegaban a Algorta.

Tengo una carta de 1907 que transcribo textual y que me conmueve profundamente:

“Erandio, 12 de Septiembre 1907

Sr. Don Facundo Saitua

  Carta enviada a dos chicos a Chile
Carta enviada a dos chicos a Chile.
Muy Señor mío:

Habiendo recibido la carta de Don Manuel Aguirre, donde me dice que le mande los dos chicos dirigidos a donde Ud, por lo tanto me tomo la libertad de ponerlos a su disposición para que se dirija a Dn Manuel para darle las gracias anticipadas se despide S.S.S.L.B.S.M.*
Nota: A los chicos portadores de ésta, desearía que le recibiera bien, para que yo devuelva la gracia llegando la ocación. El mayor se llama Asencio V. Mota el segundo idem Jesús idem

Enrique Mota”

*Su Seguro Servidor Le Besa Su Mano

Esta carta está mandada a escribir, y me figuro que en ese tiempo debe haber florecido el servicio de “escribiente” ya que muchos no deben haber sabido cómo hacerlo.

El socio de mi abuelo, que fue el precursor de las Compañías de Turismo, viajaba a España gratis convenciendo a pobre gente a emigrar, y los embarcaba en una compañía naviera que le pagaba las comisiones de venta en pasajes. Parte del paquete que vendía consistía en asegurar trabajo, casa y comida donde su socio Saitua, que no tenía idea de estos cuentos y que a menudo se encontraba con sorpresas. Así, dos niños menores de diez años llegaron donde mi abuelo con la carta tocando la puerta. Mi abuela los acogió y creo que los pobres críos eran tan pequeños y estaban tan asustados, que mojaban la cama por las noches. También llegó a la casa un profesor del Instituto de Bilbao de origen aragonés que terminó por ser acogido por la familia a la que dejó sólo cuando se casó.

Algorta 1950
Algorta 1950.

En 1907 se casa la hermana, Paca Saitua, mi abuela paterna, con Antonio Larrazabal (un muchacho de Barrika, como lo describe la novia) del Caserío de Gambe, exitoso comerciante en Cuba, y futuro abuelo paterno mío. En tanto Facundo Saitua mi abuelo materno en Chile, les confiesa a sus padres que se ha casado y tiene dos hijos. Sorpresa, consternación... pero el buen sentido de la bisabuela y de la hermana hacen que la correspondencia comience con un “Querida hija”, “Querida hermana”. Mi abuela chilena escribe “Querida Madre” y empieza un capítulo de entendimiento y esperanza. Fotos van y vienen ya que el cuñado de mi abuela chilena es dueño de un gran estudio fotográfico. Los americanos comienzan a hacer buenos negocios, viajan a ver a los padres, mi abuelo Facundo en 1908 prepara a su padre para los exámenes de práctico del Puerto de Bilbao y se queda un año en Algorta.

“Algorta 22 de Enero 1906

Querido hijo:

Emos recibido la tuya con fecha 21 de Diciembre y enterados de ella vemos que estais buenos de lo que nos alegramos mucho. Nosotros muy achacosos por el invierno tan duro que nos esta echando.

Nos dices que teas casao y que tienes tres hijos y emos visto en fotografía tanto la madre como los hijos son guapos como para enseñar a cualquiera lo que deseo es que os lleves bien los genios los unos con otros y que seas buen marido para ella y buen padre para los hijos por que los que no se unen bien por mas que tengan dinero no tienen felicidad la buena union de casa bale mas que las riquezas así procura tener esa felicidad y que sea por muchos años.

Sin mas por ahora recibe los recuerdos de todos los de casa y los nuestros como gustes que somos inolbidables padres

Juan Jose Saitua

Josefa Ibarra

Muchos besos a los niños de parte de los abuelos sarras”.

En 1910 se tratan de “Querida hija” y se despide la abuelita de Algorta con un “se despide tu madre que desea verte con toda felicidad”. Chile y Algorta se unen para siempre en esta correspondencia.

Querido hijo. Cartas emigrantes entre Chile y País Vasco. (II/II)

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