José María RODRÍGUEZ IBABE
Traducción: BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
Hace unos meses, por cuestiones laborales, tuvimos la oportunidad de visitar la sede central de EuskoSare en Argentina. Allí, recibimos información directa sobre las actividades realizadas bajo el auspicio de esta institución. Asimismo, gracias a Eusko Ikaskuntza tuvimos la oportunidad de ofrecer dos conferencias, en Buenos Aires y en la ciudad de San Nicolás. La primera de ellas tuvo lugar en la sociedad “Euskaltzaleak” y el tema elegido fue el siguiente: “Ciencia y Euskera”. La segunda, patrocinada por la Casa Vasca de San Nicolás, se celebró en el salón de actos de la Federación de Comercio e Industria y el tema fue completamente diferente: “Las relaciones entre el mundo de la empresa y la actividad investigadora en centros tecnológicos y universidades: la experiencia vasca”.
Al ser dos temáticas tan diferentes, las características del público potencial de las conferencias serían también muy diferentes. Por esa razón, si bien en un caso se eligió una entidad estrechamente ligada con la identidad vasca en las últimas décadas (Euskaltzaleak de Buenos Aires), en el otro se eligió una institución alejada del circuito tradicional vasco (concretamente la Federación de Comercio e Industria de San Nicolás). En ambos casos Eusko Ikaskuntza fue la impulsora de los eventos.
Como los viajes de trabajo se suelen organizar en un breve espacio de tiempo, acordamos todo esto en muy poco tiempo. Es decir, habría sido muy complicado celebrar las conferencias mencionadas sin el apoyo de un programa como EuskoSare. Basándonos en esta experiencia, hemos tenido la oportunidad de reflexionar en torno a EuskoSare. A continuación recogemos algunas de las conclusiones.
EuskoSare, programa surgido al amparo de Eusko Ikaskuntza, se define a sí misma de la siguiente manera: “Red basada en la participación y la colaboración, dirigida a los vascos y amigos de la cultura vasca de todo el mundo”. Vista desde dentro del País Vasco dicha definición puede resultar curiosa, porque a menudo nuestra sociedad tiene una idea pseudo-folclórica de la diáspora y la concibe como modelo de una sociedad de otra época. Además, para la ciudadanía de a pie la diáspora puede ser algo que las instituciones públicas sacan a la luz periódicamente, nada más.
Sin embargo, viendo la realidad de cerca las opiniones son muy diferentes. En un principio, uno se sorprende al conocer el trabajo, tiempo y los recursos económicos sacrificados por las personas de la diáspora para mantener y reforzar sus vínculos con el País Vasco. Tras superar esta primera fase, uno comienza a percibir la importancia que el cultivo del origen vasco tiene, en el plano sentimental, para las personas de la diáspora. Podemos intuir que han mantenido dicho comportamiento durante años, aún con cambios cíclicos. Sin embargo, de cara al futuro nos preguntamos si el mantenimiento de ese sentimiento será suficiente y, asimismo, pensamos que para las nuevas generaciones sus antepasados vascos quizá queden demasiado atrás.
En su día ese valor sería suficiente para que el País Vasco estrechara lazos con la diáspora extendida por todo el mundo y para destinar los recursos necesarios al efecto. En nuestra opinión el significado de la diáspora para muchos ciudadanos del País Vasco se limita actualmente a esa perspectiva tradicional.
Sin embargo, en los últimos años y a consecuencia de la globalización y la apertura de relaciones entre países muy diversos, la sociedad está cambiando completamente. En este nuevo contexto, deberíamos revisar totalmente la relación que se podía labrar con la diáspora.
Manteniendo y reforzando el elemento tradicional (y en este contexto, y en torno a la cohesión de la diáspora, en mi opinión aún no somos plenamente conscientes de la importancia que tiene el folclore), debemos buscar nuevas vías para responder a los desafíos actuales de la sociedad contemporánea. La conferencia ofrecida en San Nicolás y las conversaciones mantenidas tras la misma son un ejemplo de ello. En ese caso, la experiencia vasca en el ámbito de la investigación aplicada puede ser muy útil para la diáspora. Allí, como sucedió en el Gran Bilbao en los años 80 y 90, la crisis de la siderurgia y de la industria tradicional ha tenido un impacto muy negativo en la economía de la ciudad. Y la participación de la Casa Vasca fue fundamental para transmitir esa experiencia.
Tal y como demuestra el ejemplo anterior, las relaciones actuales con la diáspora no deberían limitarse a los temas tradicionales ligados con sentimientos e identidad. Tal y como expresó en una conversación el presidente de la Casa Vasca de San Nicolás, Damián Cebey, ellos quieren ayudar a su ciudad transmitiendo diversas experiencias interesantes del País Vasco. Todo ello, tal y como subrayó Cebey, sin perder la identidad y vínculos tradicionales.
Dicho de otro modo, al fortalecer esas relaciones se podría transmitir a otros países la experiencia de un país europeo pequeño y bastante avanzado. Y en todo ello la diáspora vasca puede ser muy útil. Consideramos que el programa EuskoSare puede ser una herramienta muy útil y necesaria para poder realizar dicha transmisión. Este desafío no es fácil, pero considero que es la única forma de adaptar las características de la diáspora vasca a las condiciones del siglo XXI y, de esta forma, garantizar su supervivencia.
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