Conociendo a un Ordiziarra: UrdanetaEscuchar artículo - Artikulua entzun

Koro IRASTORZA ETXEBERRIA, Profesora de Historia en la Ikastola Jakintza de Ordizia e interesada en la figura de Urdaneta
Traducción: BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA
Jatorrizko bertsioa euskaraz

1. Vida de Andrés de Urdaneta

2. Viajes de Urdaneta

2.1. Predecesores de Urdaneta.
2.2. La expedición de García Jofre de Loaisa.
2.3. Relatos de viajes de Urdaneta.
2.4. Periodo entre expediciones.
2.5. La expedición de Legazpi: el Tornaviaje.
2.6. Consecuencias del descubrimiento del Tornaviaje.

1. Vida de Andrés de Urdaneta

Este año Ordizia conmemora el V Centenario del Nacimiento de Andrés de Urdaneta, uno de los vecinos que más ha aportado a la historia universal y que, sin embargo, es un gran desconocido incluso en su propia tierra. Por ello, nos hemos puesto a investigar a fondo a este personaje y, llevados por la curiosidad, estamos aprendiendo mucho sobre distintos ámbitos de su época.

Andrés de Urdaneta nació en Ordizia en 1508 (aunque en esta imagen consta que su nacimiento se produjo 10 años antes) y falleció en Méjico en 1568. Era hijo de Juan Ochoa de Urdaneta y de Gracia de Cerain. Su padre fue alcalde de Ordizia en 1511 y tenía parientes en Legazpi por parte de madre. Siempre se ha dicho que Urdaneta había nacido en el caserío Oiangu, pero este dato no está confirmado y algunas investigaciones indican que su lugar de nacimiento podría ser urbano. A decir verdad, no tenemos muchos datos sobre su infancia ni sobre el origen de su afición, ya que hasta 1525 hay un periodo oscuro en su vida.

En su época, la llamada Ruta de Urdaneta o Tornaviaje, descubierta por este cosmógrafo, sacerdote, marinero y explorador adquirió gran fama. Consistía en el trayecto desde Filipinas hasta América atravesando el Océano Pacífico.

En 1525, cuando contaba 17 años, se embarcó en el Sancti Spiritus junto a Elcano, como ayudante en la segunda expedición de García Jofre de Loaisa a las Molucas. La embarcación se hundió en el Estrecho de Magallanes y, tras pasar varios días en tierra, tuvieron que embarcar en otros navíos. Elcano y otros marineros fueron víctimas del escorbuto1. Urdaneta fue uno de los testigos firmantes del testamento de Elcano. Al llegar a las Molucas (7 barcos partieron y solamente uno arribó a puerto), construyeron un fuerte en la isla Tidore. Según el Tratado de Tordesillas, firmado por Castilla y Portugal, aquella tierra pertenecía a los portugueses, por lo que éstos atacaron la expedición y destruyeron sus naves. La lucha fue larga y Urdaneta resultó herido. En la paz de 1529, Carlos I, rey de España, dejó las Molucas en manos de los portugueses, tras lo cual Urdaneta y sus compañeros volvieron a casa. Corría el año 1534 y Urdaneta contaba 26 años.

La expedición partió el 15 de febrero de 1535 y arribó a Lisboa el 26 de junio de 1536. Nada más llegar, los portugueses les confiscaron todos los documentos. No obstante, por indicación del embajador español, tan pronto dejaron Portugal, Urdaneta elaboró mapas indicando cómo llegar a las Molucas y redactó una memoria detallada del viaje.

Al volver a España en 1537, Urdaneta entregó dicha documentación a Carlos I, dándole noticia de la expedición de Loaisa.

Miguel López de Legazpi  
Miguel López de Legazpi.
En 1553, Urdaneta viajó a México e ingresó en el convento de los agustinos (a sus 45 años). Al parecer, allí conoció a Miguel López de Legazpi, con el que posteriormente trabajaría codo con codo.

No hay muchos datos acerca su actividad religiosa pero sí sabemos que perseveró en sus actividades náuticas. Su fama no se detuvo y llegó a oídos del nuevo rey de España. En 1559, Felipe II le escribió informándole de que había ordenado al virrey Velasco una expedición a las Molucas y de que disponía su participación como máximo experto náutico. Como las expediciones a México fracasaban, Urdaneta accedió a la petición de Felipe II. El rey sabía que las Filipinas caían en demarcación portuguesa según el Tratado de Tordesillas, pero también era sabedor de que en Filipinas no había portugueses. Para consolidar el dominio de Filipinas y establecer un puente comercial con China era imprescindible hallar una ruta de retorno a través de Pacífico hasta Nueva España. Cinco intentos anteriores de tornaviaje habían fracasado y Urdaneta era el hombre clave para resolver el desafío.

El 21 de noviembre de 1564 (a los 56 años) la expedición zarpa al mando de su amigo Miguel López de Legazpi del puerto de Navidad, en Nueva España. Siguiendo una ruta propuesta por Urdaneta llegan finalmente a Filipinas. Al parecer, Urdaneta hablaba fluidamente el malayo, lengua de relación en buena parte del Sudeste asiático, además de tener conocimientos de varias lenguas locales más.

Establecido el asentamiento definitivo en Filipinas, sólo restaba descubrir la ruta que permitiera la conexión estable con la Nueva España: el tornaviaje.

Mientras que López de Legazpi se quedó en el archipiélago, Urdaneta se embarcó en el viaje de retorno. El 1 de junio de 1565 zarpó del puerto filipino de San Miguel por una ruta nueva y, gracias a los mapas elaborados anteriormente, pudo llegar a Acapulco el 8 de octubre tras haber recorrido unos 20.000 kilómetros en aproximadamente 4 meses.

Al llegar, Urdaneta supo que Alonso de Arellano, antiguo miembro de su tripulación, le había tomado la delantera y había llegado al puerto de Navidad en agosto siguiendo su ruta. No obstante, el hecho de que Arellano facilitara pocas noticias al respecto fue considerado un acto de mala fe y la ruta se denominó Ruta de Urdaneta. Durante los siglos XVI y XVII, los galeones españoles utilizarían esta ruta a menudo, especialmente en su tramo Acapulco-Manila-Acapulco.

Urdaneta se retiró al convento de los agustinos en Méjico y falleció a los 60 años.

2. Viajes de Urdaneta

Los informes técnicos de Urdaneta fueron determinantes en los descubrimientos realizados en el Pacífico y, especialmente, en el asentamiento en Filipinas. Gracias a él, la expedición de Legazpi pudo llegar a las islas, pero no olvidemos que, además, descubrió “el tornaviaje”, esto es, la compleja ruta de regreso desde Filipinas a América a través del Pacífico. Asimismo, observó la importancia de los fenómenos meteorológicos ya en el siglo XV. Por todo ello, no podemos olvidar su relevancia en la historia de la navegación.

Actualmente, el efecto socioeconómico de sus descubrimientos continúa siendo importante.

Este gran navegante participó en dos importantes expediciones:

En esta segunda expedición, Andrés de Urdaneta se hizo famoso en todo el mundo por haber descubierto la ruta de regreso más rápida y segura desde las Indias orientales hasta América a través del Pacífico.

Para poder comprender la importancia del descubrimiento de Urdaneta, debemos entender el valor de las especias por aquel entonces. Por citar algunas, la caña de azúcar, el clavo, la nuez moscada, el aloe, el pimiento, la canela y el jengibre se utilizaban a menudo para elaborar medicamentos y condimentar las comidas.

Andrés de Urdaneta solucionó el problema de comunicación existente para llegar a las Indias y permitió abrir importantes vías comerciales entre Asia y América.

2.1. Predecesores de Urdaneta

Antes de hablar de Urdaneta debemos mencionar la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano (1519-1522) y la expedición de Andrés Niño (1521), ya que se trata de las primeras tentativas con el objetivo de lograr el control español sobre las Molucas.

Magallanes partió de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 rumbo a las Molucas por el sur del continente americano, pero falleció el 27 de abril de 1521 en la isla Maota y la expedición fue comandada desde entonces por Duarte Narbose. Elcano fue nombrado capitán del “Victoria” y, obedeciendo órdenes, volvió a España por el oeste. Tras zarpar de la isla Tidore el 21 de diciembre de 1521, arribó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522.

Antes de que Elcano regresara, y no teniendo Carlos I, rey de España, noticias de su viaje, decidió enviar una nueva armada a Molucas con Andrés Niño al frente. La expedición partió en 1521 desde Panamá, pero se perdió en el océano sin dejar rastro.

Tras regresar Elcano, Carlos I ordenó a García Jofre de Loaisa organizar una expedición que atravesara el Pacífico y nombró a Elcano piloto principal. El gran navegante embarcó en el Sancti Spiritus junto a su joven asistente Andrés de Urdaneta (que entonces contaba 17 años).

2.2. La expedición de García Jofre de Loaisa

Esta expedición marítima organizada por el entonces rey de España Carlos I tenía como objetivo la toma y colonización de las Molucas (1525 - 1526). En contra del Tratado de Tordesillas, numerosos militares forman parte de la expedición y se define claramente el reparto de cargos posterior a la toma. Los objetivos de esta colonización son tanto estratégicos como económicos, ya que en las islas abundaban las especias (clavo, pimienta, canela y nuez moscada).

  Juan Sebastián Elcano
Juan Sebastián Elcano.
La expedición fue dirigida por García Jofre de Loaisa, nombrado asimismo gobernador de Molucas. El 24 de agosto de 1525 (si bien varias fuentes datan la partida en 1524) zarparon 7 naves del puerto de A Coruña:

1. Santa María de la Victoria, a las órdenes de García Jofre de Loaisa
2. Sancti Spiritus, a las órdenes de Juan Sebastián Elcano
3. Anunciada
4. San Gabriel
5. Santa María del Parral
6. San Lesmes, a las órdenes de Francisco de Hoces
7. Santiago

En total, la expedición estaba formada por 146 hombres, algunos de los cuales habían formado parte en los anteriores viajes de Elcano. Entre ellos también estaba Rodrigo de Triana, quien gritara “¡Tierra!” en el primer viaje de Colón.

Tras muchos problemas, tres de los navíos no pudieron atravesar el Estrecho de Magallanes. El 1 de junio de 1526, seis días después de adentrarse en el Océano Pacífico, perderían además la carabela San Lesmes.

Jofre de Loaisa falleció el 30 de julio de 1526 y Elcano el 4 de agosto. A las Islas de los Ladrones (hoy islas Marianas) solamente llegaría la nave Santa María de la Victoria el 5 de septiembre de 1526. Allí encontrarían a un Gallego, Gonzalo de Vigo, miembro de la expedición de Magallanes-Elcano, quien, tras desertar junto a González Gómez de Espinosa, se dirigía hacia el este rumbo a las Américas.

El 2 de octubre llegaron a la isla Mindanao (Filipinas), el 22 de octubre a las islas Célebes y el 29 de octubre a las Molucas (isla Gilolo). En las Molucas, la expedición tuvo que enfrentarse a los portugueses, para lo que se construyó un fuerte en Tidore.

El 27 de marzo de 1528, el buque Florida, dirigido por Hernán Cortés, llegó con órdenes de apoyar la expedición del emperador. Tras largos años de lucha en Tidore, las islas cayeron en manos portuguesas y, de repente, llegaron noticias de que Carlos I había firmado la paz (Tratado de Zaragoza, 1529) cediendo las Molucas a Portugal. Los 24 marineros supervivientes arribaron a Lisboa en 1536.

En los primeros años, Urdaneta escribió mucho relatando al detalle los altibajos de su viaje. No obstante, desde 1528, cada vez escribía menos. No nos ha llegado ningún escrito del periodo 1530-1532 ni del año 1534. ¿Qué le ocurriría? ¿Por qué ese silencio tan repentino?

Corría el año 1532 cuando los 27-28 hombres tuvieron noticia del Tratado de Zaragoza (firmado en 1528). Según el mismo, Carlos I había vendido las islas a Portugal, por lo que no tenía sentido permanecer allí. Urdaneta y la hija que tuvo en Molucas llegaron el 26 de junio de 1536 a Lisboa, donde los portugueses requisaron toda la documentación de a bordo. Si bien Urdaneta se disponía a protestar por ello, el embajador de Castilla le instó a que no lo hiciera y simplemente desapareciera de allí.

Urdaneta había elaborado mapas de la ruta hasta Molucas y, al volver a España en 1537, entregó una memoria sobre dichas islas a Carlos I, informándole asimismo sobre la expedición de Loaisa. En 1553, Urdaneta viajó a México e ingresó en el convento de los agustinos (a sus 45 años). Felipe II le escribió disponiendo su participación como máximo experto náutico en una expedición a las Molucas. Así lo hizo Urdaneta y, como sabemos, la experiencia de la expedición de Loaisa le fue muy útil.

2.3. Relatos de viajes de Urdaneta

Urdaneta escribió lo siguiente frente en las costas brasileñas en noviembre de 1525, tras haber partido de A Coruña el 24 de julio:

“Había mucha pesquería, é cada dia viamos una cosa ó pesquería la más fermosa de ver que jamás se vió; y es que hay unos peces, mayores que sardinas los cuales se llaman voladores, por respecto que vuelan como aves en aire, bien un tiro de pasamuro; que tienen alas como casi de murciélago, aunque son de pescado; y éstos vuelan y andas á manadas. y así hay otros pescados tan grandes como toninas que se llaman albacoras, las cuales saltan fuera del agua bien longura de media nao y éstas siguen a los voladores, así dejado del agua, como en el aire, que muchas veces viamos que yendo volando los tristes de los voladores, saltando en el aire las albacoras los apañaban. E así mesmo hay una aves que se llaman rabihorcadas, las cuales se mantienen de los peces voladores que caçan en el aire; que muchas veces los voladores, aquejados de las albacoras y de otros pescados que les siguen, por guareçerse vuelan donde topan luego con las rabihorcadas, e apañan de ellas; de manera que, ó de los unos ó de los otros siempre corren voladores á dar dentro en la nao; y como tocaban en seco, no se podían levantar, y así los apañabamos.”

El 21 de enero de 1926, una semana después de hundirse el Sancti Spiritus, Elcano envió una expedición a las órdenes de Urdaneta para rescatar a los náufragos cerca del Estrecho de Magallanes.

Cumpliendo órdenes, Urdaneta y 6 soldados tomaron tierra y se vieron inmediatamente rodeados de indígenas que les pedían agua y comida. Como los exploradores no llevaban nada encima, los dejaron abandonados. La sed era insoportable y Urdaneta llegó a beber su propia orina. Al final lograron encontrar agua y ciruelas para sobrevivir. También encontraron a los náufragos que buscaban y, el 5 de febrero, regresaron todos a la embarcación de Elcano.

Un claro ejemplo de los riesgos a los que se enfrentaron fue el suceso del 27 de marzo de 1527. En una batalla contra los portugueses éstos lograron huir. Como no lograron alcanzarlos, lanzaron un último cañonazo y se dispusieron a zarpar hacia Tidore. Pero la mala suerte quiso que la pólvora prendiera y se produjera una fuerte explosión. Urdaneta tuvo que tirarse al agua para no quemarse entero. Además, por si fuera poco, al salir del agua se dio cuenta de que los portugueses habían vuelto al ver que los españoles estaban en apuros. Los indígenas de Gilolo cuidaron del navegante durante 20 días y le curaron las quemaduras, pero las marcas de la cara no se le borrarían jamás.

«mucho me ayudó este día el buen nadar, yo iba muy quemado de manera que estuve bien, veinte días sin salir de una casa de los indios de Gilolo».

Tanto portugueses como españoles rompieron los acuerdos de paz una y otra vez. Por ello, cuando llegaron quejas al respecto sobre Urdaneta a oídos del general, tanto el ordiziarra como Quichiltidore, sobrino del rey, se presentaron ante él con los siguientes argumentos:

“Mira, señor: cuando los enemigos no tienen palabra, juramento ni vergüenza que los apremie a guardar lo que prometen, más segura es con ellos la guerra que la paz, por muchas prendas que ofrezcan. Mi rey, debajo de tu fe, hizo pregonar la paz, que le ha muerto sus vasallos; y con más justa causa se debería quejar de tí que de los portugueses; y tú fuiste el primer ofendido en el rompimiento de la tregua; y lo que el Rey y Urdaneta han hecho ha sido restituir la honra al Emperador ya ti, y no romper tregua, sino restaurar la ofensa, que, con tan poca vergüenza en las barbas del Rey, mi señor, y á su puerta se atrevieron de hacer, sobre seguro, á tu nación y á nosotros; lo cual no pudieran hacer sino con la confianza de la tregua. Por tanto, señor, el Rey os suplica que, aprobando y teniendo por bien lo que se ha hecho, hagáis mercedes á Urdaneta y á los demás castellanos que en Gilolo están, y te avisa que te guardes de gente que tan mal cumple su palabra; y, por muchas treguas que asientes, no se piensa confiar más, si el Rey de Ternate no le envía vivos los Capitanes que le mataron sus vasallos, rompiendo la tregua; y aún tú, señor, será bien que, de tu parte, pidas enmiendas, y las personas de los portugueses que en ellos se hallaron, pues Urdaneta los habló y sabe sus nombres.”

De esta forma se limpió el nombre de Urdaneta.

A partir de entonces se producen varias muertes que provocan sucesivos cambios de dirigente, pero todos confían en Urdaneta. Elcano fallece el 6 de agosto de 1526, por lo que Urdaneta va adquiriendo cada vez más responsabilidad.

2.4. Periodo entre expediciones

Tras volver de la expedición de García Jofre de Loaisa, Urdaneta viaja a México, donde vivirá 14 años (1538-1552). Allí se ordena sacerdote el 19 de marzo de 1552, a los 45 años.

“Yo Fray Andrés de Urdaneta, hijo legítimo de Johan Ochoa de Urdaneta y de Doña Gracia de Cerain, difuntos, que Dios los tenga en su gloria, vecinos que fueron de Villafranca de Guipúzcoa, que es en los Reynos de España, hago profesión y prometo obediencia á Dios Todopoderoso y á la gloriosa Virgen Santa Maria su Madre y al glorioso nuestro padre Santo Agustín y á bos el venerable padre fray Augustín de Coruña, prior en este monesterio del nombre de Jesús de la orden de nuestro glorioso padre Santo Augustín desta gran ciudad de Mexico en nombre y en vez del muy benerable padre prior general de los ermitaños de la orden de nuestro glorioso padre Santo Augustín y de sus sucesores y de vibir sin propio y en castidad segund la Regla de nuestro glorioso padre Santo Augustín Asta la muerte, fecho en Mexico oy lunes la veynte dias del marzo de mill e quinientos e cincuenta e tres años. = Fr. Augustín de Coruña, prior.= Fray Diego de Vertavillo = Fray Andres de Urdaneta.”

Hasta 1560 hay un vacío en el que no tenemos noticias del navegante, pero sabemos que nunca descartó la idea de atravesar el Pacífico rumbo a las Indias Orientales.

El virrey Velasco considera que tal empresa es posible y convence de ello a Felipe II, rey de España, indicándole a su vez la conveniencia de que Urdaneta participe en dicha expedición dada su experiencia.

“lo principal que en esta jornada se pretende es saber la buelta, pues la y da se sabe que se hace en breve tiempo”.

Al rey le agradó la propuesta, pero decidió que los esfuerzos de la corona debían concentrarse en Filipinas.

A Urdaneta, sin embargo, no le gustó nada esta decisión, dado que Carlos I había firmado un tratado con el rey de Portugal entregándole tanto las Molucas como las islas situadas a 17º, lo que incluía Filipinas. En cualquier caso, aceptó la oferta del rey porque consideraba que debía ir en busca de los marineros naufragados en anteriores expediciones.

La expedición fue dirigida por Miguel López de Legazpi. Urdaneta participó en ella en calidad de sacerdote. Mientras realizaban los últimos preparativos, Velasco falleció (31 de julio de 1564) y fue sustituido por Valderrama. Sin saberlo Urdaneta, se había embarcado en una expedición cuyas órdenes eran dirigirse directamente a Filipinas. El 21 de noviembre de 1564 zarparon del puerto de Navidad tal y como ordenó el virrey. Cuatro días después, Legazpi abrió las instrucciones que debían leerse a 300 millas del puerto de partida. Entonces tuvieron que decidir si deseaban continuar un viaje que no era de su agrado. Ambos optaron por hacerlo. La decisión de Urdaneta estuvo motivada por el viaje de retorno, que era lo que realmente le interesaba.

2.5. La expedición de Legazpi: el Tornaviaje

Andrés de Urdaneta  
Andrés de Urdaneta.
Foto: Koro Irastorza Etxeberria.
Tras llegar a Filipinas y Cebú comenzaron a preparar el viaje de retorno a México, su principal objetivo. La Real Audiencia había dado órdenes precisas al respecto: Urdaneta viajaría en el navío de su elección. El navegante optó por embarcar en el San Pedro, aunque la expedición estaba formada por las siguientes embarcaciones:

1. San Pedro
2. San Pablo
3. Patache San Juan
4. Patache San Lucas
5. Una pequeña fragata que llevaba el San Pedro

El 1 de 1565, Urdaneta y unos 200 marineros más zarparon hacia México. Cinco meses después llegaron al puerto de Navidad y ocho días más tarde a Acapulco. El propio Urdaneta relata este viaje como sigue:

“A primero de Octubre llegamos en frente del puerto de la Navidad; é no queriendo entrar en él, pasamos al puerto de Acapulco, por ser muy mejor puerto, y estar muy más cerca de México que no el puerto de la Navidad con más de 45 leguas. Pasamos mucho trabajo á la vuelta Con tiempos contrarios y enfermedades. Murieron seis hombres hasta surgir en el puerto, y después de llegados á él otros cuatro, y más un indio de las islas de loS Ladrones que envió el General Con otros tres indios que envió de la isla de Zubu. Vino por capitán de la nao Felipe de Salcedo, nieto del General, el cual se hubo cuerdamente en su cargo...”.

El piloto Espinosa, por su parte, afirma lo siguiente:

“Lunes quando amanesció á 1º de Octubre, año del nacimiento de nuestro Señor y Salvador JesuChristo de 1565 años, amanescimos sobre el puerto de la Navidad, y á esta hora miré en mi carta y vide que había andado 1.892 leguas desdel puerto de Zubu fasta el puerto de la Navidad, y á esta hora me fuí el Capitán y le dige que á dónde mandaba que llevase el navío, porque estabamos sobre el puerto de la Navidad, y él me mandó que lo Ilebase al puerto de Acapulto y obedesci á su mandato, en que en la nao al presente no había más de diez hasta diez é ocho hombres que pudiesen trabajar, porque los demás estaban enfermos y otros diez y seis que se nos murieron. Allegamos á este puerto de Acapulco Lunes á 8 deste presente mes de Octubre con harto trabajo que traía toda la gente”.

Al llegar a Acapulco fueron recibidos por la Real Audiencia de México con todos los honores. Posteriormente, se dirigieron a España para dar noticia al rey de la ruta de retorno.

Arribaron a Sanlúcar de Barrameda y, en abril de 1566, se presentaron ante el rey Felipe II en Valladolid para entregarle los mapas y los libros de navegación correspondientes al Tornaviaje.

Tras informar al rey, Urdaneta regresó a México en la primavera de 1567 y falleció el 3 de junio de 1568 en el convento de San Agustín.

2.6. Consecuencias del descubrimiento del Tornaviaje

El Tornaviaje constituyó un verdadero descubrimiento mundial que seguía la corriente marina de Kuro-Shivo a 42º latitud norte. Todos los contemporáneos de Urdaneta fueron inmediatamente conscientes de la importancia de esta ruta a la hora de controlar Filipinas y desarrollar redes comerciales entre Asia, América y Europa.

El 1 de mayo de 1566 se puso en marcha una línea marítima entre Asia y América. El buque San Jerónimo fue el primero en realizar el recorrido desde Acapulco hasta Filipinas y México. La línea no cerró hasta 1815, cuando el galeón Magallanes realizó el último viaje.

La ruta seguida era la siguiente: 12º norte hasta Guaham y desde allí directamente al norte hasta Manila. El retorno se realizaba por la ruta de Urdaneta hasta llegar al paralelo 42º, continuando hasta California y siguiendo la costa hasta Acapulco.

Como hemos indicado, con motivo del V Centenario del Nacimiento de Andrés de Urdaneta, Ordizia desea dar a conocer la vida y obra de este gran navegante. Para más información, incluimos aquí algunos links de interés:

Del mismo modo, se ha organizado en Ordizia un ciclo de charlas sobre Urdaneta. Para más información, consultar el programa.

1 Loaisa falleció el 30 de junio de 1526 y Elcano el 4 de agosto de 1526.

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