El nacimiento del AquariumEscuchar artículo - Artikulua entzun

Vicente ZARAGÜETA
Fotografía: AQUARIUM DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN
Itzulpena euskaraz

La Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa (SOG) no brotó repentinamente, sino que fue el resultado de una larga y dificultosa gestación de años, protagonizada por unos cuantos convencidos de la necesidad de que existiera una institución de esta clase.

Entre las personas propulsoras de la SOG se hallaban algunas interesadas por cuestiones científicas, otras por motivos profesionales (para intentar entender y corregir las causas de la desaparición de la pesca en nuestras costas), otros aficionados a la historia marítima vasca y algunos por la nueva moda oceanográfica que llegaba del otra lado de la frontera. Pero las continuas catástrofes marítimas en el Cantábrico con tremendas pérdidas de vidas, llenaban de deseos de hacer algo a determinadas personas de la sociedad donostiarra. Ferviente propulsor fue Juan Miguel Orcolaga.

A principios de siglo la afluencia de gente a San Sebastián movía dinero, daba la posibilidad de manipular influencias y, en consecuencia, motivaba a los espíritus emprendedores a las más variadas aventuras y empresas.

Una serie de acontecimientos ocurridos durante años fueron el germen de la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa:

1903: El príncipe de Mónaco visita la ciudad a bordo de su yate.

1904: El buque Mary visita la bahía llevando a bordo a la misión científica de la Sociedad de Oceanografía del Golfo de Gascuña (S.O.G.G.) radicada en Burdeos. Los donostiarras J.M. Orcolaga y Pedro Manuel Soraluce eran fervientes partidarios de esta asociación.

1906: Campaña oceanográfica en el Cantábrico a cargo de científicos franceses a bordeo del yate Andre organizada por S.O.G.G., durante la cual se crea una subcomisión en La Coruña presidida por Esteban Bertrand. Este último junto con el presidente de la misión científica del Andre y los donostiarras J.M. Orcolaga y P.M. Soraluce inician las gestiones para fundar en San Sebastián otro subcomité como el coruñés.

1907: El rey Alfonso XIII muestra interés por lo que se hacía en Francia y en Mónaco tras visitar la Exposición Marítima Internacional de Burdeos. Un interés que fue sólo moral, porque no existió apoyo para llevarlo a cabo.

1908: El periódico “El pueblo Vasco” publica: [...] La sociedad local de Oceanografía de La Coruña, de la cual es celoso y activo presidente don Esteban Bertrand y quien tuvo el alto honor de acompañar a S.M. el Rey en su visita a la Exposición Internacional Marítima de Burdeos, viene trabajando mucho para ver lograr, en bien de los estudios científicos e intereses de los pescadores, que sea definitivamente un hecho la constitución de la Sociedad Española de Oceanografía del Cantábrico, y para lo cual, se han dado y se están dando pasos en San Sebastián y Santander. Tras diferentes y tenaces vicisitudes, se confía, que esta vez se logrará que en su día, sea un hecho la constitución, en San Sebastián, de un comité oceanográfico gracias a la Sociedad Económica Vascongada de los Amigos del País y su celoso presidente don Manuel M. Añibarro”.

En una carta enviada por P.M. Soraluce a E. Bertrand se puede leer que aunque el proyecto esté parado hay personan como Don José Domerq que les animan a seguir adelante dada la excelente idea que es la creación de una Sociedad Oceanográfica desde el punto de vista científico y del beneficio para los pescadores. Asimismo, le informa a Bertrand de que M. Martínez Añibarro apoya la idea y que pone a disposición las dependencias y los salones de la SEVAP para lo que necesiten.

Pasan las semanas y los meses y en ninguna parte se refleja que el proyecto de sociedad oceanográfica donostiarra siga adelante. No obstante debe haber gente trabajando activamente en ello. Por lo leído hasta ahora puede suponerse que J.M. Orcolaga, P.M. Soraluce y E. Bertrand no se han dormido, aunque hayan trabajado silenciosamente y recatadamente. No se sabe qué influencias movieron, pero cabe dentro de lo posible que hicieran entrar en danza algún ministerio o al mismo rey Alfonso XIII. La cuestión es que el empujón definitivo vino de un lugar impensado, aunque lógico, si se tiene en cuenta el entorno socio-político en que se movía este asunto. El día 15 de septiembre el comandante de marina de Gipuzkoa, capitán de la fragata Joaquín Escoriaza, convoca para el día 19, en su despacho oficial, a 46 personas.

Argazkia  
Otro artículo de “La Voz de Gipuzkoa” decía: “[...] La Voz de Gipuzkoa, en más de una ocasión, se ha ocupado con señalado interés de los tenaces cuantos beneméritos trabajos que silenciosamente venían practicando desde hace tiempo, por no decir varios años, conocidas personas de esta ciudad, en pro del establecimiento de una Sociedad Oceanográfica en este puesto; entidad que tantos beneficios científicos, industriales y humanitarios está reportando desde hace años a pescadores y navegantes en el extranjero. Toda persona medianamente instruida, sabe que la nueva ciencia oceanográfica ha sido fundada y creada con incansable celo y perseverancia por el príncipe reinante en Mónaco, [...]. En las costas francesas y portuguesas, las sociedades oceanográficas de Burdeos y Lisboa han prestado servicios inestimables, motivo por el cual, el príncipe de Mónaco le has dispensado una gran estima y protección. En Inglaterra, Alemania, Dinamarca y Noruega, vense florecientes idénticas sociedades patrocinadas por los gobiernos, y ahora, hace poco, el príncipe de Mónaco, de acuerdo con el gobierno francés, ha fundado en París el Instituto Oceanográfico, agregado a la Sorbona [...]. En el Cantábrico existe en La Coruña, un Real Subcomité de la Sociedad de Oceanografía del Golfo de Gascuña, que en pocos años ha logrado también éxitos grandes [...]. Cuando estuvo en San Sebastián el príncipe de Mónaco a bordo de su precioso yate Alice [...] se interesó por el establecimiento en esta ciudad de un grupo oceanográfico. Otro tanto sucedió al visitar este puerto el yate Mary con la comisión científica de la Sociedad de Oceanografía de Burdeos. Idénticos deseos ha manifestado en varias ocasiones en pro de los intereses de muchos pescadores y navegantes en el Cantábrico, don Alfonso. Pero como ciencia e ideas nuevas, del todo desconocidas entre nosotros, las distinguidas personas donostiarras, que venían trabajando con perseverancia, tropezaban a cada instante con dificultades que esterilizabas sus anhelos, resultando un continuo tejer y destejer. [...] Pero por aquello de que la tenacidad todo lo vence, creemos que esta vez será un hecho la constitución en San Sebastián de un Comité Oceanográfico que trabajará en correspondencia con la Sociedad de La Coruña Y Burdeos, y en buena parte deberá este resultado tan beneficioso para nuestros pescadores y navegantes al empeño del celos presidente del Subcomité de La Coruña E. Bertand, quien ha alentado estas iniciativas, conferenciando con las autoridades, explicando de lo que se trataba a entidades valiosas y, en fin, no descansando un momento en pro de la realización de tan bello ideal científico y humanitario. El comandante de marina, D. Joaquín de Escoriaza, en cuanto se le habló, se mostró partidario entusiasta del proyecto y, trabajado ya el terreno debidamente, pronto será una realidad lo que hasta ahora se creía un sueño generoso de los señores Bertrand, Salazar, Orcolaga y Soraluce”.

El sábado 19 de septiembre de 1908 se celebra la primera sesión Constitutiva. 16 personas de las 46 convocadas acudieron a la reunión celebrada en la comandancia de marina, presidida por su titular y convocante el capitán de fragata Joaquín Escoriaza. En esta reunión de la entidad fundacional oceanográfica donostiarra estuvieron presentes el mencionado Escoriaza junto con J. Baudin, E. Bertrand, P. Caballero, L. Cantón, A. Churruca, J. Gorostidi, A. Machimbarrena, M. Mercader, F. Molina, w. Orbea, J. Peña y Goñi, L. Rodríguez Pacual, J. A. Sagasti, J. Salazar, P.M. Soraluce y el marqués de Seoane.

Abrió la sesión el comandante de Marina, expresando la conveniencia de que se constituyese un comité oceanográfico que, al igual que los de La Coruña y Burdeos, estudiase la topografía submarina del Golfo de Vizcaya, meteorología, corrientes, climatología marítima, biología, pescas... Durante su discurso se refirió a los grandes beneficios que podrían resultar para pescadores y navegantes de una entidad como la que se trataba de crear.

A continuación E. Bertrand abundó en las manifestaciones del comandante de marina, he hizo resaltar los beneficios que el Subcomité de la Sociedad de oceanografía del Golfo de Gascuña reportaba en la Coruña. Tras él tomó la palabra P. Caballero y a continuación P.M. Soraluce dio cuenta de las vicisitudes por las que había atravesado, desde hacia años, el proyecto de la creación del Centro Oceanográfico, y tributó un recuerdo de gratitud del Rey y al Príncipe de Mónaco, añadiendo que si la idea había podido echar raíces había sido gracias al decidido interés personal del jefe del Estado, desde que visitó la Exposición Internacional Marítima de Burdeos.

Se acordó la constitución oficial y definitiva del Centro Oceanográfico procediendo al nombramiento de la Junta Directiva provisional, cuya presidencia recayó en P. Caballero y la secretaría en J. Gorostidi.

Wenceslao Orbea, en nombre de la SEVAP ofreció el domicilio social de su Sociedad, sito en el Palacio de Bellas Artes, para que sirviera de base a la Oceanográfica mientras ésta no dispusiera de local propio. Algo similar hizo. P. Caballero, ofreciendo salones y dependencias de IGTG. Se acordó celebrar otra reunión para perfilar el reglamento, determinar las secciones, abrir la admisión de socios y demás trabajos.

Desde el primer momento, y durante algunos años, la recién nacida sociedad padeció una penuria económica insoportable. No solamente tuvo que alojarse en locales prestados, sino que mucho material básico para su funcionamiento tuvo que ser donado por los propios socios y directivos.

La prensa de la localidad colaboró con mucha eficacia desde el mismo nacimiento de la Oceanográfica, publicando resúmenes de sus sesiones de junta directiva y dando comunicados, a veces con ilustraciones, y publicando artículos acerca de la Sociedad o de temas oceanográficos. Varios socios colaboraron en los periódicos enviando artículos científicos y sociológicos. Gran parte de la influencia que ejerció la Sociedad y de su difusión entre extensas capas de la población, principalmente entre gentes del ámbito pesquero y marinero, se deben al apoyo de esa prensa.

En la segunda sesión Constitutiva celebrada el 8 de octubre y presidida por P. Caballero estuvieron, presentes 11 personas. Así quedó formada la junta directiva:

Presidente: Paulino Caballero
Vicepresidente 1º: Julián Salazar
Vicepresidente 2º: Carlos Vic
Comisionado de la Corte: Marqués de Seoane
Tesorero: León Cantón
Bibliotecario-Archivero: Pedro Manuel Soraluce
Secretario: José Gorostidi
Vocal: Juan Miguel Orcolaga
Vocal: Manuel Mercader
Vocal: Manuel M. Añibarro
Vocal: Baldomero L. Cañizares
Vocal: Javier Peña y Goñi
Vocal: Alberto Machimbarrena
Vocal: Fernando Molina

Más adelante se sumaron José María Aristeguieta como Secretario-Canciller y Esteban Bertrand como vocal, además se establecieron otros 6 vocales que recaían en las personas titulares de los siguientes cargos: Comandante militar de Marina de Gipuzkoa, Ingeniero jefe de Obras Públicas provincial, Ingeniero jefe de Montes, Ingeniero jefe de Minas, Catedrático de Física y Química y Catedrático de Historia Natural del I.G.T.G. A lo largo de los años este sistema de vocales natos y presidencia honoríficas sufrió modificaciones, ampliándose o disminuyéndose su número y variando la titularidad oficial. Será importante también la figura de Sebastián Gómez Izaguirre. Joven profesor de dibujo que comenzó trabajando gratuitamente para la sociedad y gracias a su trabajo llegó a convertirse en Secretario General y una verdadera institución dentro de la SOG.

Los 5 primeros artículos de los Estatutos fueron:

Artículo 1º: Esta Asociación tomará el nombre de SOCIEDAD OCEANOGRÁFICA DE GIPUZKOA

Artículo 2º: Su objetivo es contribuir al desarrollo y adelantamiento de la Ciencia Oceanográfica, así como también sus importantes aplicaciones y principalmente la pesca, navegación etc.

Artículo 3º: Establecer relaciones con las nacionales y extranjeras creadas y por crear y trabajar en armonía con el Instituto de Oceanografía de Madrid y con el Real Subcomité de La Coruña en todos los asuntos científicos.

Artículo 4º: Por ahora, al menos, sólo extenderá su radio de acción, en armonía con su título, a la parte del mar que baña su costa.

Artículo 5º: Su duración será indefinida.

Y se dividió en 4 comisiones: Meteorología, Biología y Geología Submarina, Pesca e Historia Naval.

La junta directiva enseguida empezó a pensar en la instalación de un laboratorio oceanográfico. Igualmente pensaron en el montaje de un museo oceanográfico, ubicado tal vez en una habitación del Instituto de 2ª. Enseñanza, comenzando ya con un frasco de crustáceos capturados en la costa guipuzcoana por E. Bertrand.

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