Isasi Goicoa. Una hermosa torre a punto de desaparecer (I/II)Escuchar artículo - Artikulua entzun

Aitor GONZÁLEZ GATO
Fotografía: Aitor GONZÁLEZ GATO

:: Isasi Goicoa. Una hermosa torre a punto de desaparecer (II/II)

 

Isasi Goicoa (Galdakao - Bizkaia) es un edificio construido por un noble vizcaíno, que representará por encima de cualquier otra cosa el orgullo y poder de su constructor; con el tiempo, el inmueble es abandonado por aquel, y lo alquilará a personas de condición más humilde. Esta situación de inquilinato perdurará durante siglos, hasta que ya en nuestros días, tanto por su progresivo deterioro como por su alejada situación de cualquier núcleo poblacional, la torre se abandona definitivamente, acelerando con ello su ruina y dejándonos a los amantes del arte y la historia huérfanos de otro edificio histórico-artístico.

Situación

Para llegar a la torre hemos de tomar el camino asfaltado que parte a pocos metros de la estación de tren del barrio de Usándolo (Galdakao); camino que sigue a la vera del río Lecubaso, y que pasa al pie de la bonita torre-palacio de Lecue. A aproximadamente 500 metros de ésta veremos que parte a la derecha de una curva un camino forestal cuesta arriba; lo tomaremos, y a unos 100 metros en la segunda curva, cogeremos a la derecha otro camino secundario, que nos llevará en unos 30 metros, por fin, a la torre.

Origen del linaje

Para empezar con el estudio histórico de nuestra torre, será del todo punto necesario remitirnos a los orígenes de los Isasi. Veamos qué es lo que el cronista Lope García de Salazar nos dice al respecto:

“DE LOS LINAJES DE LOS ESCUDEROS QUE SON EN EL SOLAR DE VRQUIÇU E EN ESAS COMARCAS.

...El linaje de Ysasi son de buenos escuderos, e de grandes fasiendas, e destos el que mas valió fue Martín Sanches de Ysasi, que oviendo fijos e fijas, estando viudo, casó con doña Teresa García, fija vastarda de Lope García de Salazar (y Calderón de Nograro, personaje que vivió aproximadamente entre los años 1250 y 1345) (que la fiso el dicho Lope García a su vejes, allí en una moça de linaje en Galdácano, seyendo Prestamero por el señor) e ovo en ella (el dicho don Martín) a Lope García de Ysasi, e Martín Sanches de Ysasi e otras fijas que casaron en Çugasti e en Atucha; e Lope García murió sin fijos e Martín Sanches dexó fijo a Lope García de Ysasi, que eredó la torre de Ysasi, que su padre fiso en Breuarria de Ysasi; que casó este Lope García con fija de Sancho Vrtis de Bedia, e tiene fijos e fijas de ella e ay en este linaje buenos parientes della...”.

Así pues, tenemos que el citado Lope García de Ysasi (cuyo linaje como vemos parece provenir de una rama de los Urquizu), aun vivía en tiempos del cronista (y hay que tener en cuenta que este escribió su obra a partir de 1471) y que además heredó la torre que construyera su padre hacia el primer cuarto del siglo XV. Torre que, obviamente, no es la que nos ocupa.

El gran historiador Labayru, por su parte, nos dice que hubo otra torre de Isasi en el Valle de Arratia (al sur de Bizkaia), construida por Lope García de Isasi (se supone que el último del linaje que hemos citado) y que “hubo otra torre de este nombre hecha por Martín Sánchez de Isasi”, es decir, erigida por el padre del anterior como ya vimos; también cita la torre de “Ysasi Goicoa, en Galdácano” pero sin referir su constructor, probablemente porque lo ignoraba.

Así que en principio los Ysasis eran oñacinos, al estar emparentados con los Salazar; pero en las guerras de bandos las alianzas las dictaban los intereses, aun por encima de los lazos de sangre, y así, según una provisión de Juan II fechada en Valladolid el 2 de enero de 1442, aparece un Lope García de Ysasi como miembro destacado de los gamboínos de Vizcaya. No parece que sea el mismo don Lope que hemos citado varias veces más arriba, pues si este vivía en 1471, treinta años atrás debía ser demasiado joven como para llegar a ser un miembro destacado de su linaje.

Sea como fuere, lo cierto es que éste sí tuvo influyentes personajes en su anteiglesia matriz; de hecho, los Reyes Católicos llegarán a hacer patrona de Santa María de Galdakao a doña Sancha García de Isasi, de forma vitalicia, por real privilegio fechado en abril de 1490.

Siglo XVI probables constructores

Llegamos al siglo XVI, donde por fin un miembro del linaje se decide a construir su hogar. Como es conocido, las torres significaron el símbolo más patente, más claro y demostrativo de la preponderancia de los linajes medievales. Hasta tal punto fue así, que no se concebía la verdadera prosapia de una estirpe, si ésta no poseía una casa torre propia. En consecuencia, es del todo comprensible que el constructor de Isasi Goicoa se hiciera construir, en un tiempo donde las luchas de bandos eran aun un recuerdo reciente en la memoria, un edificio que imitase en lo posible la tipología de las antiguas torres militares: a través de sus fuertes muros, sus saeteras o su material pétreo, transmitirá a sus vecinos el poder económico que había llegado a alcanzar, y el respeto social que del mismo se derivaba. No obstante, la misma morfología del torreón nos demuestra que su erección se produjo cuando las guerras banderizas ya habían desaparecido. Los nuevos tiempos de paz permitían la existencia de edificios más abiertos y residenciales, acordes con estilos de vida mas pacíficos. Así, a la imagen de relativa fortaleza que nos ofrece el inmueble, se aunaba la de un palacio rural, de sencilla pero innegable belleza. Creemos que Isasi Goicoa debió construirse, por tanto, hacia 1515 o en fecha ligeramente posterior. Época que ve “nacer” torres-palacio y torres-caserío por toda la geografía vasca. Volviendo a Isasi, conviene recordar su ubicación: en un alto, a cierta distancia del camino rural de Lecubaso, y a considerable del núcleo urbano de Galdakao; lo que quiere decir que por encima de su relativa tipología castrense y de su belleza arquitectónica, la torre no fue sino el centro de una explotación agrícola. No obstante, su constructor sería seguramente un enriquecido hombre, dedicado a labores agropecuarias (agricultura y ganadería) que junto con algún negocio adicional, había llegado a alcanzar una fortuna económica relativamente importante, que le permitió, eso sí, erigir un hermoso edificio, que reflejó magníficamente su nivel en el escalafón social.

Es probable que el constructor del inmueble fuera algún descendiente de Lope García de Isasi, el que citamos como existente en 1471, ya que el noble porte del edificio sugiere que efectivamente fue construido por un personaje sin duda acaudalado.

En la foguera (relación de casas y sus propietarios o habitantes) realizada el 3 de septiembre de 1514, correspondiente a Bilbao (pues por aquel entonces Galdakao estaba avecindada al municipio bilbaíno) no aparece, en el listado galdacanés, ninguna casa perteneciente a algún Isasi. Pero lógicamente la había, pues uno de los comisionados para testificar sobre las casas de la localidad era, precisamente, “Lope de Ysasy, hijo de Lope de Ysasy”. ¿Por qué no se citó él mismo o a su casa? En principio, la deducción más lógica de ello, es que Isasi Goicoa no se citó, porque por aquel entonces no existía; pero si entonces no existía, no cabe duda de que no tardaría en construirse, pues como ya dijimos el inmueble debe datar de hacia 1515-1520. De cualquier modo, sería muy aventurado afirmar que el tal Lope de Ysasi fuera el constructor de la torre.

Siglo XVIII

Será por fin, a principios de este siglo cuando nos enteraremos –si bien con algunas lagunas– de quiénes son los sucesivos propietarios de nuestra querida torre. Empezamos por tanto con la foguera realizada el 9 de setiembre de 1704; en ella, en el “Varrio de Unquiña”, se cita “La casería de Ysasi Goicoa, cuio casco (sic) es de Juan de Asúa, porque sus tierras quitaron los acreedores en concurso; su Ynquilino, Juan de Guillor”. Parece por tanto que esta torre tenía una serie de tierras anexas, cuyo propietario, debido a sus múltiples deudas, tuvo que subastar entre sus acreedores (“en concurso”); aunque no todas las tierras, pues por documentos posteriores comprobamos que aun retenía una cantidad no desdeñable de ellas. Además, vemos que el inmueble ya no es habitado por sus dueños, que sin duda preferirían un estilo de vida que les obligaría a asentarse en el mayor núcleo habitado de Galdakao (el barrio de La Cruz).

Ese es precisamente el siguiente paso en el paulatino abandono de tantas y tantas torres y castillos de España: el orgullo linajístico que estas grandes moles imprimían en el pasado se verá sometido a los nuevos intereses comerciales y económicos que las ciudades imprimían; ya no será atractivo vivir en una fortaleza, y los nuevos tiempos exigen viviendas mas acordes con otros estilos de vida. Sus antiguos dueños no obstante, no renuncian a sacar pingües beneficios de sus otroras moradas, alquilándolas a personas de, por lo general, condición social mas humilde, y viviendo en parte de las rentas de estos alquileres. Volviendo a Isasi, nos hemos fijado muy especialmente en el hecho de que el edificio ya no pertenece al apellido que, a pesar del tiempo transcurrido, aún ostenta. La torre, probablemente por algún enlace matrimonial (aunque no es descartable la compra-venta), ha pasado a los Asúa.

Vamos ahora con la foguera realizada el 4 de julio de 1746. En ella, se cita “Otra (casa) llamada de Ysasi Goicoa de Venito de Asúa; inquilino, Pedro de Arandia”. Han pasado 42 años desde la última foguera, por lo que este nuevo propietario debe ser hijo del Juan de Asúa que citábamos en la de 1704.

Cotejemos a continuación la “Razón de Propios y Arbitrios” efectuada el 28 de febrero de 1795. Veremos que 49 años después, la torre tiene, lógicamente, nuevo inquilino y nuevo dueño: “Juan de Gandarias, Ynquilino de la casa torre de Ysasigoicoa, propia de Rosa de Asúa, viuda, vecina de este Pueblo, a la que ha satisfecho de renta anual en dinero hasta primero de noviembre último, treinta y seis Ducados, y para en adelante está afirmado en treinta y ocho; tiene monte ¿censo? en que con consideración al último corte havrá (sic) como quatro cientas cargas de carbón pero no se ro (ilegible) por este año”.

El documento tiene su interés, por cuanto nos informa de la cuantía del alquiler de la torre: 36 ducados anuales.

Según el documento, vemos además que Rosa de Asúa poseía algunos montes seguramente también arrendados al señor Gandarias, los cuales producían cierta cantidad de carbón.

La Razón de Propios y Arbitrios de 21 de abril de 1799, es sumamente interesante; respecto al barrio de Ysasigoicoa nos dice:

“Rosa de Asúa, viuda, Propietaria de la casa torre de Ysasigoicoa declara que con inclusión de montazgos, le rinde anualmente quatrocientos y ochenta rr. (sic=reales) de Von. (sic=vellón).
Capellanía de Ysasigoicoa.
Esta capellanía que es colatiba según declaración de su actual poseedor don José Ignacio de Jáuregui y Asúa, rinde actualmente por productos de una heredad de sembrar y montazgos, Quinientos Sesenta rr. de vellón, y su Patrona es la citada Rosa de Asúa.
Cargo.
Este actual capellán tiene la pensión de nueve misas anuales y los demás que subcedieren la de treinta también anuales”; para resumir mas adelante que “Rosa de Asúa, viuda, Propietaria de la casa thorre (sic) de Ysasigoicoa, produce con sus montazgos 480 rrs. José ¿Ramón? de Jáuregui y Asúa, posee una heredad y montazgo, que le producen 560 rs”.

Vemos por tanto que Rosa de Asúa, no sabemos desde qué fecha, poseía una capellanía (que es una fundación para misas y otras cargas pías) de la que lógicamente era la patrona, y cuyo titular era el citado don José Ignacio de Jáuregui y Asúa (a quien quizá por error se le llama luego José Ramón, y que por el apellido, es probable que fuera pariente de la susodicha). Este hombre parece que tenía la obligación de realizar nueve misas al año, tanto por doña Rosa como por, seguramente, los antepasados de ésta. Finalmente, vemos que esta capellanía estaba adscrita a “una heredad de sembrar y montazgos” que le producían al capellán (ya fuera por su explotación o arrendamiento) 560 reales de vellón al año, cantidad bastante respetable para aquel entonces. Todos estos datos reflejan con bastante nitidez la pujanza económica de la poseedora de nuestra torre, y consecuentemente, en qué estrato de la sociedad se encontraba. Su escalafón social sin embargo, ya no invitaba a vivir en una vieja casa torre. Ésta queda relegada a ser el centro de una explotación agropecuaria, cuyo objetivo principal, es hacer ganar dinero a sus poseedores a través del alquiler del mismo edificio, de sus tierras, y de los productos del monte, productos explotados y en su caso elaborados, por los propios inquilinos.

El siguiente documento que hemos cotejado es la Estadística de Población y Censo de Policía de Galdakao. Se ignora de qué año es, pero, dado que está junto a una serie de estadísticas del mismo tipo correspondientes al año 1825, la que ahora traemos a estas páginas debe ser de ese año o de uno muy próximo. En ella encontramos una interesantísima relación de los habitantes de la torre por aquel entonces: la familia Gandarias (lamentablemente, no se cita el nombre de su poseedor, sin duda algún descendiente de Rosa de Asúa), una humilde familia de ocho personas habitando la torre.

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