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El testamento inédito de Don Pedro de Viteri y Arana: Nuevos datos para su biografía

La celebración del centenario del fallecimiento y del 175 aniversario del nacimiento de Don de Pedro Viteri y Arana en 2008 nos ha animado a retomar la figura de un hombre que contribuyó como ningún otro a la educación de Gipuzkoa. Nuestro propósito es doble y se ciñe a analizar el estado en el que se encuentra el estudio de su biografía y mostrar nuestra pequeña aportación a la misma en base a su testamento y otros documentos.

El estado de la cuestión

Don Pedro de Viteri y Arana fue un personaje conocido, sobre todo, en los últimos años de su vida, ya que su generosidad al costear la construcción de 10 escuelas en la provincia de Gipuzkoa (Mondragón, Fuenterrabía, Rentería, Pasajes de San Juan, Pasajes Ancho, Irún, San Sebastián, Aretxabaleta, Hernani y Urnieta) y la constitución de una Fundación para el sostenimiento de la de su villa natal de Mondragón le hizo merecedor de los mayores halagos, tanto públicos como privados. La revista Euskal-Erria1, por ejemplo, se hizo eco de los mismos. El año de 1902 A. Arzac Alberdi, con motivo de la inauguración de las escuelas de Mondragón, realizó una sucinta crónica del acto. Enumeró lo costeado por él en la villa y escribió que era hijo de un “respetable caballero alavés” y de la “señorita mondragonesa” Doña Juana de Arana, así como que la familia se trasladó a Francia con sus dos hijos, donde se educaron. Tras haber vivido en distintos puntos del extranjero, residiendo habitualmente en París, moraba a la sazón en Biarritz, casado con una “distinguida señorita inglesa”, disfrutando del cuidado de su bellísimo jardín. En 1903 el mismo autor le dedicó unas páginas a la inauguración de la de Rentería y de la Exposición Industrial que se ubicó en las mismas y a la que acudió la familia real. El año siguiente vieron la luz los versos de agradecimiento de Enrike Elizechea por la escuela que construyera en Rentería. En la nota necrológica de 1908 volvieron a alabar su labor y añadieron la primera información que poseemos sobre el origen de su fortuna, que fue lograda “a costa de fatigas en lejano continente”.

El mismo año de su fallecimiento la comisión de Fomento del ayuntamiento de San Sebastián convocó un concurso “para la presentación de trabajos acerca de una biografía del meritísimo patricio vascongado Excmo. Sr. Don Pedro de Viteri”, cuyo ganador fue Vicente Ferraz Turmo, catedrático del Instituto provincial de Gipuzkoa2. Lo dividió en distintos apartados, como son: Viteri y Mondragón (I); Viteri y su obra (II); trascendencia de la obra de Viteri (III); Guipúzcoa espera el contagio de la generosidad (IV); y epitafio a Viteri (V). Escrito, al decir de los componentes del jurado, “con galanura de frase, clásico estilo y buen caudal de conocimientos literarios”, es decir, en un lenguaje pomposo y grandilocuente, aportó muchas novedades a su biografía, ya esbozada con anterioridad.

Entresacaremos los siguientes datos: la fecha de su óbito, el nombre de su padre y el de su hermano. Que se asentaron en Bayona, cuando abandonaron Mondragón. Su formación académica en el sistema napoleónico francés y que amplió estudios en Inglaterra. El fallecimiento de su padre en 1847 y el de su madre, en 1876. Cómo ayudó a su hermano en “hábiles y lícitas especulaciones” (¿negocios?) en Madrid, Londres y, sobre todo, en París. Su descripción física y su carácter bonachón, su cosmopolitismo y, a su vez, su apego al país natal. Ya maduro, que matrimonió en Inglaterra en julio de 1874 con la católica Celina Wood y Bland, con la que se asentó en París y recorrió distintos países europeos. Dueño de la herencia de su padre y de la de su hermano, cuando éste falleció, se estableció en Biarritz en 1892, donde construyó una casa a su gusto y desde allí se dedicó a la labor filantrópica por la cual es conocido. Y que, según su testamento otorgado en 1903, “ha vaciado su fortuna en las escuelas, para que los guipuzcoanos acrecienten su valía”, que el autor cifró en 774600 pesetas.

Partida de nacimiento de Don Pedro de Viteri y Arana

Partida de nacimiento de Don Pedro de Viteri y Arana.

Ferraz Turmo rememoró algunas visitas realizadas por Viteri cuando decidió volver a la tierra de sus padres. La primera salida la realizó al pueblo de su padre, Villarreal de Álava3, a donde parece que no retornó. Después de muchos años fuera, se emocionó cuando regresó a Mondragón el 23 de abril de 1893 y dio inicio a sucesivas visitas, que fraguaron en su primera labor filantrópica. Enunció los otros nueve municipios y las cantidades donadas por Viteri para construir otras tantas escuelas, el nombre de dos arquitectos que colaboraron en tan magna obra (Don Luís Aladrén y Don Juan José Aguinaga) y se detuvo específicamente en los actos de inauguración de las escuelas de Mondragón4 y de la de Gros en San Sebastián.

Igualmente evocó los homenajes tributados, como fueron el nombramiento de Hijo Predilecto de Mondragón, de Socio Honorario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, y la iniciativa del pueblo de Fuenterrabía para que la Diputación comenzara sus gestiones ante el gobierno y le fuera concedida la Gran Cruz de Alfonso XII. La convocatoria del concurso para la realización de la biografía en cuestión la consideraba como un gesto de similar naturaleza, así como la colocación de carteles con el nombre del insigne bienhechor en las escuelas por él promovidas.

Le sigue una larga disertación, entreverada de citas cultas, sobre el valor de la escuela imperante en la época, como motor de renovación y regeneración social. Señaló que el problema de la enseñanza era vital para el orden de las sociedades, tanto en el plano filosófico y político, como en el económico, ensalzando en este sentido el desprendimiento monetario de Don Pedro de Viteri.

Ferraz Turmo afirmaba que “con ese principalísimo elemento se pueden perfeccionar los medios y los agentes de la enseñanza, modernizando el material científico y mejorando la condición de los maestros, para atraer a la misión docente a la juventud escogida y estimular con premios a los que la ejercen, a fin de que su fatigosa labor se aliente con la recompensa”. No nos extraña la cita, siendo como eran males crónicos de la enseñanza española la escasa formación de los docentes, su exigua retribución, la pobreza, el desorden, los edificios sin atender y el material escolar viejo o inexistente5.

Desde su posición como catedrático en el instituto provincial radicado en San Sebastián, ensalzó la labor de la corporación donostiarra en lo concerniente al tema en cuestión, en la enseñanza primaria, cuyos excelentes resultados eran incontestables, tanto en edificios (también los proyectados en los ensanches), como en la calidad del profesorado. Consideraba importantísima la educación postescolar, entendida como Escuela de Artes y Oficios y Escuela nocturna de adultos), para que “haya artífices y campesinos hábiles y campesinos y artífices de regular cultura”, extremo éste para el que creía necesarios “algunos Viteri”.

Asimismo estimaba vital el dinero para la segunda enseñanza, independientemente de si era clásica o moderna, “afianzando el conocimiento de lo esencial”. Eran cuestiones candentes en la época el rumbo que debían tomar los estudios preparatorios para la universidad, la formación del profesorado, la inspección, la organización de la formación técnica, las escuelas de adultos, la política de becas, etc. El conde de Romanones, el segundo ministro de Instrucción Pública, siguiendo la política reformista de su predecesor García Alix, con la Real Orden de 21 de marzo de 1901 y mediante ulteriores decretos trató de reorganizar todo el sistema educativo español, acercándolo al europeo y así lograr su democratización, que fue muy costosa.

 Institución de la Fundación Viteri, Irún, 17 de junio de 1901

Institución de la Fundación Viteri, Irún, 17 de junio de 1901.

Consideraba que el origen social no debía ser óbice para que los alumnos sobresalientes de los pueblos alcanzaran la vida intelectual, que precisaba “más savia popular” frente a las “medianías” de la burguesía, cuya mediocridad era funesta para el estado, la sociedad y la familia. Se llegaría a ello “con Viteris”, bien por medio de becas bien con la colaboración de los maestros.

Más adelante volvía a subrayar la acción de Don Pedro de Viteri y la enmarcaba en el contexto mundial, con ejemplos similares de fundaciones en Europa, América, España y varios guipuzcoanos ilustres, coadyuvando a la acción oficial, extendiéndose más que en ninguna en la de Don Estanislao de Urquijo y Landaluce, primer marqués de Urquijo, que fue continuada por su sucesor Don Juan Manuel de Urquijo. Y no dudaba en hacer un llamamiento a la numerosa colonia de vascos enriquecida en América, para que entre ellos cundiera el ejemplo de Viteri.

Concluyó la biografía, que la había titulado Si juvenis laboraveris senectutem habebis con un epitafio laudatorio en latín: SIT LAUS ET DEO GLORIA PETRO VITERI ET ARANA.

Esta investigación de Ferraz Turmo se ha convertido en la principal fuente de la que han bebido quienes han tratado de acercarse al personaje con posterioridad. Por citar algunos trabajos que la toman como referencia, destacaremos los que insisten, sobre todo, en su generosidad y enumeran las 10 escuelas por él construidas y el dinero donado para cada una de ellas, amén de algún homenaje tributado.

S. Múgica en su Geografía de Guipúzcoa, escrita en 1917, se refirió a ello en el capítulo de la Instrucción Pública, con la inclusión de sendas fotografías de las escuelas por él costeadas en Irún y Fuenterrabía; también al tratar cada uno de los municipios en los que construyó alguna escuela, excepto Irún, Pasajes y Urnieta; y explayándose en la voz “Mondragón”, señalando que fue la villa más favorecida por su generosidad e incluyéndolo en el apartado de los biografiados. Dada la fecha de realización, añadió nuevos homenajes tributados. Tales fueron la designación de hijo adoptivo de San Sebastián en 1906, dar su nombre a la calle donde se ubicaban las escuelas, el concurso para la redacción de la biografía que ganó Ferraz Turmo, y el monumento que le levantaron en Mondragón y se inauguró en 1911. No obstante, incurrió en el error de fijar la fecha de su fallecimiento el 21 de mayo6.

En parecidos términos se han expresado en la prensa periódicamente, en algún programa de fiestas con motivo de alguna efeméride, tal como ha sucedido este año de 2008 y que podemos rastrear fácilmente mediante Internet, así como en ciertas publicaciones que adoptan este medio7.

El año de 2003 el ayuntamiento de Mondragón publicó una biografía bajo el título Don Pedro de Viteri y Arana, 1833-1908, Filántropo, en la que la aportación del autor consistió en encuadrar en un marco histórico general español los datos biográficos tomados del trabajo de Ferraz Turmo, incidiendo, sobre todo, en lo concerniente a lo donado por Don Pedro de Viteri y Arana a la villa de Mondragón, que será objeto de otro estudio por nuestra parte. Se ocupa del devenir de las escuelas, de la Fundación, el monumento, algunos homenajes, el profesor Félix Arano y su esposa la profesora Teresa García y algunas noticias de prensa. Cuenta numerosas anécdotas de las escuelas, con las que se traba un relato entretenido. Incluyó 4 apéndices, que son: el cuento ganador del IV concurso de Cuentos “Ciudad de Eibar”, el extracto relativo a las escuelas de Viteri del libro Arrasate, 1936, una generación cortada, la trascripción de la copia de la Fundación Viteri, a la que llama una y otra vez equivocadamente testamento; y por último, respetuoso con la fuente histórica, incluye la biografía de Ferraz Turmo. Sin embargo, tal vez por lo altisonante del lenguaje del original, extrajo alguna deducción equivocada en ciertas fechas8.

Por último, destacaremos la obra Urnietako irakaskuntzaren historia laburra/ Breve historia de la enseñanza en Urnieta, cuyo título explica su contenido y en donde le han dedicado un capítulo, ya que donó 20.000 pesetas para la escuela de la villa. La cuantía resulta escasa, máxime si la comparamos con las otras nueve donaciones, pero los autores lo atribuyen a lo menguado de las finanzas de Don Pedro de Viteri, dada la fecha tardía de 19069. Y más aún, si tenemos en cuenta que la Fundación Viteri de Mondragón la instituyó en Irún el 17 de junio de 190110.

Nuevos datos. El testamento

Escritura pública del testamento de Don Pedro de Viteri, extracto

Escritura pública del testamento de Don Pedro de Viteri, extracto.

Nosotros, por nuestra parte, podemos apurar algunos datos, que han sido probados documentalmente. Pedro Marino de Viteri y Arana nació en Mondragón el 18 de julio de 1833 y fue el segundo de los dos hijos, tras José Bernabé, habidos en el matrimonio formado por Domingo de Viteri Azcunaga, de Villarreal de Álava, y Juana Agustina Arana Arregui, de Mondragón, que se casaron por poderes el 2 de abril de 1831, ya que el futuro esposo se hallaba ausente, dato del que podríamos deducir que el padre ya residía, o realizaba algún viaje, en el extranjero. Las nupcias fueron ratificadas en Irún el 4 de abril de 1831, y recibieron nuevamente la bendición en Mondragón el 13 de enero de 183211.

Pero pensamos que nuestra mayor contribución radica en haber sacado a la luz la escritura pública de su testamento, hecha en San Sebastián en enero de 1909 ante el notario Alfonso Sáenz Alonso12. Las circunstancias en las que se hizo, después del fallecimiento de Don Pedro de Viteri, añaden nuevos apuntes a los ya conocidos, pues hubo de hacerse la contaduría, liquidación, partición, inventario, avalúo, división, y adjudicación de los bienes relictos. Se trata de un documento complejo, ya que tuvieron que adecuar sus últimas voluntades, redactadas en 1903, a la situación real de su patrimonio en el momento de su muerte en 1908, muy mermado, ya que Don Pedro de Viteri no cejó en la labor filantrópica que iniciara en 1901 con la Fundación Viteri de Mondragón.

El capital invertido en dicha Fundación quedó obviamente al margen del testamento, porque fue previo a la redacción del mismo. En la constitución de la Fundación intervinieron tanto Don Pedro como Doña Celina y ésta no lo hizo como fundadora, sino con el fin de prestar su consentimiento a la donación de su esposo, ya que se trataba de bienes gananciales, y renunció a todo derecho que pudiera tener para la ineficacia de la donación. Obtenida la aprobación de su esposa, Don Pedro de Viteri declaró que, aún le quedaban “bienes suficientes para vivir en un estado correspondiente a sus circunstancias”. Donó la finca, los inmuebles (la casa de Garibay y el edificio de escuelas), el mobiliario de las escuelas de instrucción primaria, el menaje de la sala de dibujo y el reloj y su tarima, y 200.000 pesetas en títulos nominales de deuda española al 4%. Hay que añadir a esta cifra las que se explicitan en el documento notarial, que corresponden respectivamente a la finca e inmuebles un valor de 81.040 pesetas y 5.460 pesetas, al mobiliario, menaje y reloj13. Según estos datos, la Fundación Viteri de Mondragón costó al matrimonio 286.500 pesetas de 1901.

Don Pedro de Viteri falleció en su Villa de Cal, de Biarritz, en la madrugada del 22 de mayo de 190814, bajo testamento ológrafo escrito en Irún el 7 de noviembre de 1903. Según el documento, nombró heredera usufructuaria a su esposa de la casa de Biarritz, muebles y coches existentes y una renta anual de 5.000 pesetas; y 2.000 pesetas anuales, a doña María Carmen Máxima, de padres desconocidos, natural de Madrid y residente en San Sebastián.

A su muerte, los albaceas deberían incautarse de todos los bienes, acciones y derechos y entregárselos al Patronato de la Fundación Viteri, que pasaría a ser la propietaria. El patronato lo componían el presidente de la Diputación Provincial, el presidente de la Audiencia y el director del Instituto oficial de Segunda Enseñanza, todos de Gipuzkoa. Estaban obligados a construir y sostener escuelas de instrucción primaria en los pueblos de la provincia de Gipuzkoa que el Patronato designara. Nombró albaceas, por este orden, a Don Severino Samperio, industrial de Mondragón, a Don Ricardo Añíbarro, diputado y psiquiatra de Santa Águeda de Mondragón, y a los tres miembros del Patronato.

Por otra parte, gracias también a la escritura pública del testamento, hemos sabido que había contraído matrimonio en Londres, con arreglo a los preceptos de la religión católica, el 6 de julio de 1874, en régimen de gananciales, y que su hermano murió en París el 26 de marzo de 189115, donde a la sazón residía también Pedro, el único heredero.

Nosotros, de tan extenso documento, obviando los gastos inherentes a una operación de esta índole, vamos a extraer los aspectos relacionados con el patrimonio y fortuna de Don Pedro y los concernientes al modo de proceder de Doña Celina, porque sin ellos es inexplicable tan magna obra.

Los bienes que eran objeto de la testamentaría se reducían al metálico existente, varias acciones del Banco de España, un crédito representativo de una participación en una carga de Justicia, el importe de los bienes aportados al matrimonio por Don Pedro de Viteri, la finca de Biarritz “Villa de Cal” y las cantidades donadas a varios pueblos de la provincia de Gipuzkoa. Para el inventario y avalúo de los bienes intervinieron la viuda, el señor cónsul de España en Bayona, el arquitecto Don Juan José Aguinaga (que intervino en la construcción de las escuelas)16, la certificación expedida por el alcalde de Mondragón de lo donado a la villa y resguardos y documentos existentes, justipreciándose por las cotizaciones oficiales. La Villa de Cal de Biarritz, con sus muebles y efectos fue tasada por Don Nicolás Mendive.

Consideraban que lo que fue donado a la villa de Mondragón, por haber sido con el consentimiento de Doña Celina, no debía ser colacionado e inventariado, pero sí las donaciones hechas para las otras nueve escuelas, pues lo fueron con bienes gananciales, “sin el consentimiento de Doña Celina Wood”. Actualizado el valor de lo que supuso lo donado a Mondragón, sumaban 301.160 pesetas de 1909.

Institución de la Fundación Viteri, firmas autógrafas de Don Pedro de Viteri y su esposa Doña Celina Wood

Institución de la Fundación Viteri, firmas autógrafas de Don Pedro de Viteri y su esposa Doña Celina Wood.

Doña Celina Wood tenía derecho, según la ley, a la mitad de los bienes gananciales a contar desde la fecha de su matrimonio el 6 de julio de 1874, y a la mitad del caudal restante en usufructo, por no haber dejado su marido ni descendientes ni ascendientes legítimos. Además, su esposo dispuso lo que deseaba para ella en su testamento ológrafo, extremo que hemos mencionado con anterioridad. El notario precisó que era un error nombrarla heredera, porque se trataba de una institución a título singular, con carácter de legado, ya que el testador separó una porción definida de sus bienes para determinado fin. Era, pues, más apropiado referirse a ella como legataria por la porción de herencia asignada, en su condición de usufructuaria.

El total inventariado ascendió a 730.201,59 pesetas, que desglosadas serían así: 3.287, del metálico que había en la casa el día del fallecimiento; 16.794,79 pesetas, en el Crédit Lyonnais; las 78 acciones del Banco de España, 180.180 pesetas; 721,75 pesetas, de la enajenación de dos caballos; 4.159 pesetas, de una carga de justicia; 57.060,65 pesetas en que fue tasada la casa de Biarritz; 7.722 pesetas, los efectos existentes en la misma; y 460.276,40 pesetas, las donaciones colacionables. Si sumamos al total inventariado las 301.160 pesetas en que se convino lo donado a Mondragón, su fortuna podríamos cifrarla en 1.031.361,59 pesetas de la época.

Habrían de descontarse de esta cantidad 304.159 pesetas, que correspondían al capital privativo anterior al matrimonio, y los gastos de sucesión en Francia (3.123,59 pesetas). Los bienes resultantes gananciales sumaban 422.919 pesetas, correspondiendo a la viuda, la mitad, es decir, 211.459,50 pesetas, amén del usufructo expresado en el testamento.

Los bienes privativos de Don Pedro de Viteri correspondían en parte a lo heredado de su hermano José Bernabé, que falleció en París sin hacer testamento el 26 de marzo de 1891. El notario parisino Mr. Bertrand-Taillet testimonió que las operaciones testamentarias se formalizaron el 20 de abril de 1891. Y en documento expedido por la Dirección del Registro y del Timbre del Departamento del Sena, 2º Negociado de sucesiones se hizo constar que el 27 de octubre de 1891 se pagaron al Estado los derechos sucesorios correspondientes a 186.540 francos, que sumaron 15.156,38 francos. Doña Celina manifestó que luego “aparecieron otras cantidades”, “que no se hicieron constar”, por lo cual estimaba que las aportaciones de su esposo al matrimonio ascendían a 300.000 pesetas. El notario escribió, refiriéndose a ella, que “es digno del mayor encomio este rango de honradez y escrupulosidad”, “por tratarse de una cantidad que debe rebajarse del capital, en contra de sus intereses”. Era también anterior al matrimonio la carga de justicia Nº 60/01 de 4.159 pesetas, parte del de 25.000 pesetas impuesto por el conde de Monterrón el año de 1827 al 5% anual en el extinguido consulado de San Sebastián.

Los albaceas reconocieron que no existían bienes suficientes para pagar la renta de 2000 pesetas de María Carmen Máxima, la otra legataria, pero que constituía una obligación moral el hacerlo. Tampoco para atender los derechos que le asistían a Doña Celina como cónyuge viuda, por lo cual consideraban que, según la ley, las donaciones hechas a los distintos pueblos de Gipuzkoa deberían de ser reducidas. Pero tras las oportunas renuncias de Doña Celina, que el Patronato solicita, ésta se dio por pagada con el usufructo de la casa Villa de Cal de Biarritz, la entrega del metálico efectivo, 78 acciones del Banco de España, la enajenación de 2 caballos y los efectos existentes en la casa, valorándose todo en 208.705,54 pesetas. La Fundación Viteri, por su parte, quedaba con la carga de justicia de 4.159 pesetas y la nuda propiedad de la Villa de Cal con sus dependencias.

Doña Celina Wood demostró ser una mujer muy generosa, cualidad reconocida en el documento testamental. Renunció a ejercer acción alguna contra los pueblos que fueron favorecidos por las donaciones de su esposo con el fin de que le fuera retribuida la cantidad de 257.809,25 pesetas que le correspondían en usufructo y a satisfacer la cantidad de 2.000 pesetas a Doña María del Carmen Máxima, que correrían a cargo del Patronato en caso de que le sobreviviera.

Y así debió de suceder, porque en una carta del presidente de la Junta de Patronato de la Fundación de 8 de enero de 1937 dirigida al Gobernador de Guipúzcoa, que era presidente de la Junta provincial de Beneficencia, se hacía constar que las rentas resultaban de los intereses de las 160.000 pesetas nominales de deuda amortizable del 4% (1928), de los intereses de 72.000 francos de la nueva renta francesa del 4,50 % (1932) que procedían de la venta de una finca de Biarritz y con cuyo producto se atendía a la pensión vitalicia de una huérfana según disposición testamentaria del fundador17.

Conclusiones

Tras este pequeño repaso del estado en que se halla el conocimiento del extraordinario personaje que fue Don Pedro de Viteri, inmensamente rico y proporcionalmente desprendido, podemos concluir que aún es mucho lo que desconocemos de él y de su familia, de su formación, de los ambientes en los que se desenvolvió, sus amistades, el origen de la fortuna familiar, sus negocios, que hicieron posible que un vasco cosmopolita decidiera donar sus bienes para “invertirlos” en uno de los principales valores a los que puede aspirar una sociedad más justa, la educación, aún más trascendental si cabe en la época en que lo hizo.

1 ARZAC ALBERDI, A., “Apuntes biográficos”, Euskal-Erria: revista bascongada, San Sebastián, tomo 46, primer semestre, pp. 440-444; "Rentería. Escuelas Viteri, Exposición de Industrias locales", tomo 49, pp. 377-381 ELIZECHEA, E., “On Pedro Viteri Jaunari”, tomo 50, primer semestre, pp. 376-377. La nota necrológica bajo el título de “Euskalduna distinguido, Pedro de Viteri”, tomo 58, primer semestre, pp. 477-479, precedida en la página anterior por una fotografía del mismo, nominado “Guipuzcoano ilustre, Pedro de Viteri espléndido protector de la enseñanza”. Y en 1915 nuevamente se le recordó en una página en la que se hace un efusivo elogio de su obra, llamando palacio (“ikas-eche jauregiak”) a las escuelas por él construidas, “Pedro Biteri jauna”, tomo 73, segundo semestre, pp. 393-394.

2 FERRAZ TURMO, V., Biografía del meritísimo patricio bascongado Excmo. Sr. Don Pedro de Viteri y Arana, protector de la enseñanza, San Sebastián, 1908; disponible en versión digitalizada, http://atzoatzokoa.gipuzkoakultura.net/1908/index.php.

3 Lo hace cuando cuenta que habiendo ido en su primera salida al pueblo de su padre, a “socorrer desvalidos y remediar necesidades, con el bolsillo repleto de billetes”, salió de Villarreal de Álava, acosado por los pedigüeños; y que tras “refugiarse” en Vitoria, volvió a Biarritz con su esposa. Quizá el modo indirecto en que ofreció el dato sea la causa de que los que se hayan ocupado de la biografía de Pedro de Viteri después sigan refiriéndose a su padre simplemente como “un alavés”.

4El relato del acto de Mondragón está tomado del artículo de ARZAC ALBERDI, A., op. cit., pp. 442-444.

5TURIN, IVONNE, La educación y la escuela en España de 1874 a 1902, Madrid, 1967, pp. 91-92.

6MUGICA, S., Geografía de Guipúzcoa, vol. 5 de Geografía General del País Vasco-Navarro, 1915-1921; hemos consultado la edición digitalizada, http://www.ingeba.euskalnet.net/klasikoa/geografi/index.htm, p.385-386, 588, 744, 761, 800, 1056-1057.

7 Por citar a algunos, BASARRI, “Don Pedro Viteri y Arana”, La Voz de España, 12-7-1972; I.E.Z., Asociación de Vecinos de Gros, “A propósito de unas escuelas, Quién fue don Pedro de Viteri”, Diario Vasco, 25-1-1975; URCELAY, C., “Mondragón”, Diario Vasco, 31 de marzo, 1, 4 de abril de 1974; URCELAY, TXEMA, “Hoy, 150 años del nacimiento de Pedro Viteri”, Diario Vasco, 18-7-1983, La Voz de Euskadi, del mismo día en torno al homenaje que le tributaron la Asociación de Padres de alumnos de Amara Berri. “Mondragón: homenaje a Garibai, Viteri y Loramendi”, La Voz de Euskadi, 7-12-1983; LETONA, J., “Honrando a una figura ilustre. Don Pedro de Viteri y Arana, 1833-1908. Recuerdos de un alumno”, en Arrasate: homenaje a Garibai, Biteri, “Loramendi” / Garibai, Biteri, “Loramendi”-ri omenaldia, 1983’ko abendua, se trata de un texto escrito desde el corazón, como una clara muestra de gratitud hacia el que fundara la escuela donde se formó el autor, doliéndose, sin embargo, de que sus paisanos no han sido todo lo agradecidos que cabría esperar, vista la desaparición de la escuela y los avatares en torno al monumento erigido en su honor. Programas de fiestas de Mondragón de 1952, 1983. En relación a la conferencia de Iñaki Linazasoro “Viteri y la enseñanza a principio de siglo en Guipúzcoa”, “Homenaje a Pedro Viteri” en Deia, 14-12-1983. http://www.euskaraz.org/donostia/gorosti/gaiak/00002.htm; http://www.koldomitxelenaikastetxea.com/CASTELLANO/nuestraescuelahistoria.htm; “La enseñanza en Mondragón (un recorrido de 100 años)”, igualmente la voz Pedro Viteri en la enciclopedia libre wikipedia o, refiriéndose al monumento. El pergamino repartido por el ayuntamiento de Mondragón el 20 de junio de 2008 a los escolares de la villa con el título “Don Pedro Biteri eta Arana arrasatearra. Gipuzkoako herri hezkuntzaren sustatzaile nagusia XX. mende hasieran”, en el que se equivoca nuevamente la fecha de su muerte y se pone mayor énfasis en el devenir de las escuelas.

8LEIBAR GURIDI, J., Don Pedro de Viteri y Arana, 1833-1908, Filántropo, Arrasateko Udala, 2003.

9 SALINAS ELOSEGI, A., AGUIRRE, J., Urnietako irakaskuntzaren historia laburra/ Breve historia de la enseñanza en Urnieta, Donostia, 2007, pp. 125-127, 33-35.

10 Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa (Oñati), sig. 34048, fols. 1156r-1165r.

11Al parecer, los autores que se ocuparon de la biografía de Pedro de Viteri desconocían de dónde era su padre, pues todos repitieron que era un caballero alavés, según escribió en 1902 ARZAC ALBERDI, A., “Apuntes biográficos”, Euskal-Erria: revista bascongada, op. cit., p. 441. LEIBAR GURIDI, J., op. cit., p. 12, escribió que era el mayor de los hermanos, sin embargo los datos documentales prueban lo contrario. Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián, fondo San Juan Bautista de Mondragón, 8º matrimonios, fol. 222v, nº de partida 5, si bien el nombre completo de su madre es el de Juana Agustina, Don Pedro de Viteri se refiere a ella en su testamento ológrafo como Agustina. La partida de bautismo de Pedro, fondo San Juan Bautista de Mondragón, 13º bautismos, fol. 233v, nº de partida 51. Su hermano José Bernabé Pedro nació en Mondragón el 10 de junio de 1832, fondo San Juan Bautista de Mondragón, 13º bautismos, fol. 212v, nº de partida 38.

12 Archivo de Protocolos Notariales del distrito de Donostia-San Sebastián, Alfonso Sáenz Alonso, Fols. 141r-147v, correspondientes a la declaración de los albaceas. La transcripción del testamento ológrafo de Don Pedro de Viteri y la elevación a escritura pública del mismo, con todos los datos legales necesarios, está mecanografiada, sin foliar ni paginar.

13 Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa (Oñati), sig. 34048, fol. 1156v-1158v.

14 Su funeral se celebró en la iglesia de St.-Charles de Biarritz y posteriormente fue inhumado en el cementerio de St.-Leon de Bayona, en el panteón familiar. Éste se hallaba en la Grande-Allée, en la sepultura nº 31, que fue comprada por su madre en 1852, dato que corroboraría que la familia estaba plenamente asentada en Bayona. Finalizada la concesión, ya que no fue renovada, los restos mortales fueron exhumados el 11 de febrero de 1960 y trasladados a una fosa común, en la sepultura nº 78. Bayonne, Cimitiére St-Leon, ficha correspondiente a Arana de “Victori”, error debido plausiblemente a lo extraño del apellido Viteri para la persona encargada de la elaboración de la ficha. Sobre los datos de su funeral, Archivo Municipal de Mondragón, V.L. 2/3. Libro de actas de sesiones celebradas por el comité ejecutivo de la Fundación Viteri, 1907-1924, nº 4 y 5.

15 Leibar retrasó un año el fallecimiento de su hermano, op. cit., pp. 8, 12.

16 De esta afirmación podría deducirse que el autor de la escuela de Mondragón también fue Don Juan José Aguinaga. Nosotros hemos hallado un plano de la misma de 1897 y firmado por Don Luís Aladrén.

17 Eusko Jaurlaritza/Gobierno Vasco, Departamento de Justicia, Economía, Trabajo y Seguridad Social. Registro de Fundaciones, Expediente de la Fundación Viteri, carpeta del Gobierno Vasco, del Departamento de Educación, Universidades e Investigación.

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