José Javier FERNÁNDEZ ALTUNA
Traducción: BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA
Jatorrizko bertsioa euskaraz
Durante el año 2007 la evolución del arte ha sido tan interesante como siempre. Aunque un año no sea demasiado tiempo para una disciplina tan extensa y compleja como el arte, es evidente que el año recién finalizado ha sido testigo y testimonio de la trayectoria adoptada por el arte en estos últimos años. El crecimiento de la globalización, la difusión de los medios de comunicación, la influencia del mercantilismo, la aparición de la glocalización y muchos otros factores dificultan la evolución del arte contemporáneo. Perdidos los pilares, fundamentos y certezas de épocas anteriores, la dirección adoptada por el arte contemporáneo no es de ninguna manera autónoma, sino que está a merced de los innumerables factores mencionados. Todos estos elementos, además de condicionar el concepto de arte en general, nos han mostrado su capacidad para poner en entredicho la propia disciplina y, en consecuencia, aunque el balance del año pasado sea más interesante que nunca, ha mostrado, al mismo tiempo, el carácter débil, frágil y volátil de nuestro arte contemporáneo.
Analizar la relación surgida entre el arte y la sociedad es uno de los indicadores más eficaces para definir el estado general y la salud del arte. Analizando la cuestión desde esta perspectiva, una de las opciones para repasar la trayectoria del arte en el año recién terminado es analizar la situación de museos, centros de arte, galerías de arte y exposiciones generales. Aunque artistas con nombre y apellido queden fuera de esta perspectiva, ésta nos ofrecerá también la posibilidad de mencionar y debatir sobre la situación de los artistas, aunque sea tangencialmente. Aunque actualmente el arte privado sea más importante que nunca, el arte público sigue siendo el más prestigioso y, si bien entendemos y conocemos el arte como una disciplina amplia y compleja, su vertiente pública sigue siendo la más importante y marca aún el camino del arte privado.
Museos
Los poderes públicos del siglo XVIII crearon los museos con el objeto de unir arte y sociedad y, aunque la naturaleza de los museos ha cambiado radicalmente, debemos reconocer que han intentado adaptarse a las nuevas situaciones, mantienen su objeto y finalidad original. En este apartado, en el 2007 hemos celebrado el 10º aniversario del Museo Guggenheim Bilbao y, si bien este ha tenido una gran e innegable importancia en la sociedad en general, y sobre todo en el ámbito económico, debemos reconocer que la influencia ejercida en lo que al arte se refiere ha sido menor de lo que cabría pensar. En última instancia, no debemos olvidar que se trata de un museo sin una persona que ejerza la dirección artística, a merced de la central de Nueva York, y aunque haya sido financiado en gran parte con dinero público, su gestión ha sido de carácter totalmente privado y sometida a las normas mercantilistas mencionadas anteriormente. En consecuencia, y mencionando una vez más que nuestro estudio y análisis se centra únicamente en el aspecto artístico, la oferta del museo bilbaíno en estos últimos diez años ha sido, desgraciadamente, y fundamentalmente, de escaso interés. Muy cerca, a su lado, debemos reconocer que el Museo de Bellas Artes de Bilbao continúa realizando un buen trabajo, aunque no haya ofrecido las sensaciones positivas logradas con su director anterior, Miguel Zugaza -actualmente en el Museo del Prado de Madrid-; teniendo en cuenta sus posibilidades, este año ha ofrecido, una vez más, un programa de exposiciones interesante.
Guggenheim. |
El caso de Artium es bien distinto. Aunque el museo dirigido por Javier González de Durana haya retrocedido en lo que a exposiciones se refiere –es muy difícil alcanzar el nivel más alto todos los años–, el nivel alcanzado en otras actividades complementarias ha sido enorme, destacando especialmente el espacio e importancia otorgadas a otras disciplinas íntimamente ligadas al arte –cine, danza o música, por ejemplo–. El Museo Fundación Jorge Oteiza de Alzuza ha hecho, un año más, esfuerzos especiales por organizar otras actividades complementarias, además de ofrecer exposiciones temporales y permanentes interesantes, pero para bien o para mal, su ubicación sigue condicionando su funcionamiento. Sin embargo, es evidente también que con su nuevo director, Pedro Manterola, el museo ha adoptado la vía más sensata y correcta y, aunque Manterola dejará su cargo este año, parece que el proyecto continuará por la misma senda. Para finalizar este repaso de los museos, mencionar el cierre provisional del Museo San Telmo de Donostia-San Sebastián; además de construir un nuevo edificio, los responsables del museo quieren dar un giro a su trayectoria y ofrecer un proyecto nuevo, en principio más atractivo, y no limitado únicamente a una relación con las bellas artes; habrá que ver.
Centros de arte
Pero en la actualidad, al referirnos a la relación entre arte y sociedad, además de los museos, han surgido nuevos centros de arte, sin colección permanente y que organizan exposiciones provisionales junto con otras actividades. Desde la perspectiva de la educación artística, el pionero entre este tipo de centros fue Arteleku (Donostia-San Sebastián) y posteriormente se fundó en Bilbao Bilboarte, siguiendo la misma línea. Y aunque no haya relación directa entre ambos, la situación que viven en este momento es bastante similar, ya que después de que los directores que impulsaron y crearon los centros hayan abandonado su cargo –Santi Eraso en el caso de Arteleku–, si bien tanto Arteleku como Bilboarte continúan con su actividad diaria basada en la educación, ambos han perdido su influencia pasada a la hora de iniciar nuevas tendencias artísticas y se percibe en ambos falta de personalidad, como si hubieran perdido su valiente dirección inicial.
Sin embargo, y una vez más por desgracia, dicha falta de identidad no se percibe únicamente en estos dos centros; en la propia ciudad de Donostia-San Sebastián, aunque el Centro Internacional de Cultura Contemporánea creado en el edificio de Tabacalera ha dado sus primeros pasos este año, aún tiene más cuestiones por definir que lo que ha definido hasta ahora. Ejemplo de ello es que hasta el momento sólo tiene confirmados tres proyectos –Instituto Etxepare, Filmoteca Vasca y Biblioteca Nacional– y todo lo demás continúa en una nebulosa y, aunque el tiempo pasa, las pocas noticias que surgen en torno al centro son confusas y contradictorias. En el año 2007 la noticia más relevante ha sido la decisión de rechazar la colección Ordóñez-Falcón, siendo como es centro de artes audiovisuales, ya que las explicaciones ofrecidas han sido oscuras y contrapuestas. Pero en el mundo del arte suceden estas cosas y, por curioso que pudiera parecer, aunque la Fundación Ordóñez-Falcón ha visto roto su acuerdo en Donostia-San Sebastián –con las consecuencias que ello ha acarreado, la desaparición del Espacio DV y el final de la feria DFoto, entre otras–, la propia Fundación Ordóñez-Falcón ha asumido la gestión del centro de arte contemporáneo ubicado en el municipio navarro de Huarte y han comenzado la temporada con una programación interesante. Lo mismo ha sucedido con el centro cultural Montehermoso de Vitoria-Gasteiz, que con el nombramiento del nuevo director –Xabier Arakistain– inicia, en principio y teoría, un camino más valiente e interesante.
Tabacalera. |
Pero este año pasado se han organizado exposiciones interesantes en muchos otros lugares, ya que afortunadamente en el País Vasco hay numerosas casas de cultura, salas de exposiciones y otro tipo de espacios consagrados al arte. En primer lugar, y subrayando el carácter público del arte, debemos subrayar especialmente la labor desarrollada por el Centro Cultural Koldo Mitxelena, que organiza exposiciones de gran interés y la mayoría, además, son producciones autóctonas. La sala Rekalde de Bilbao, por su parte, aunque ha intentado seguir la misma línea, no ha conseguido resultados tan buenos y, aunque las intenciones originales de las exposiciones eran buenas, los resultados no han sido redondos. Sin embargo, y otra vez desgraciadamente, la falta de interés ha sido evidente en las programaciones expositoras organizadas este último año en salas similares de otras ciudades del país Vasco –por ejemplo en las salas municipales de Iruña/Pamplona– y, sobre todo, en las salas gestionadas por las cajas de ahorro vascas; en aras de una gran asistencia de público, estas salas están perdiendo la capacidad de presentar una oferta de calidad, pensando erróneamente que la calidad de una exposición artística es incompatible con una gran asistencia de público, que son conceptos contrapuestos.
Galerías de Arte
Por último, la situación no es mucho mejor en lo que a las galerías de arte se refiere. En términos generales, en el País Vasco hay pocas y, además, aún son menos las que ofrecen realmente una programación interesante y atractiva ligada al arte contemporáneo. Si en este aspecto los cambios habidos han sido pocos, los habidos tampoco han sido especialmente buenos. Destacar dos: la muerte de Gonzalo Sánchez, fundador y director de la galería donostiarra Dieceseis, y que la presencia vasca en Arco es cada vez menor a pesar de que su directora sea la donostiarra Lourdes Fernández. Es verdad que a menudo la labor de nuestras galerías podía haber sido mejor, pero estas, al igual que cualquier otra iniciativa empresarial, merecen una ayuda mayor por parte de las instituciones. En última instancia, no podemos olvidar que su labor es fundamental para afianzar la relación entre el arte y la sociedad; aunque sean iniciativas privadas, tienen una gran importancia a la hora de introducir el arte contemporáneo en la sociedad y, además, no tenemos ninguna duda de que constituirán activos económicos importantes en el futuro.
Para finalizar, mencionar que aunque al comienzo afirmábamos no tener intención de mencionar a artistas autóctonos, debemos subrayar la importante exposición titulada “Cada uno a su gusto” recién clausurada en el museo Guggenheim, ya que consideramos que es significativa de la situación actual. Los artistas participantes en dicha exposición, además de marcar un relevo generacional, nos han presentado una nueva forma de entender y crear arte contemporáneo desde nuestro propio territorio, mezclando con las características propias de la inevitable globalización ciertos elementos de una necesaria glocalización. Aunque aún es difícil analizar los resultados de dicha combinación, lo que es evidente es que la dirección y la trayectoria del arte futuro deberá surgir de entre ambos fenómenos.
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